Otra novela de A. Indridasson, esta más reciente, de 2015, Hipotermia, ha caído en las manos de uno estos días de convalecencia úrica, estomacal, febril e insomne. Aunque el tema quizás no era el más apropiado para el insomnio.
Una mujer aparece colgada de una soga en su casa junto a un lago. Las pesquisas iniciales confirman lo que parece ser desde el principio, un caso de desgraciado suicidio. A partir de ahí, el detective Erlendur trata de averiguar cómo la víctima pudo llegar a tan drástica decisión.
Algunos temas que aparecen en la novela:
- la falsa muerte: un recurso característico de las primeras novelas europeas, la novela griega o bizantina,
es el de la falsa muerte. Uno personaje de la historia resulta muerto
para luego reaparecer tiempo después y explicar la falsa atribución de ese
fallecimiento. Con este procedimiento se le da un giro a la obra y aumenta
las peripecias de la novela.
Este tema se mezcla en la novela Hipotermia con el
mundo de las creencias psico y parapsicológicas, qué hay más allá de la muerte,
las visiones tenidas por personas que han estado en ese trance, túneles,
luces, ... En estos casos se mezclan conocimientos de todo tipo, científicos y
pseudocientíficos, testimonios personales de experiencias vividas que a más de uno le
habrá llegado a oídas.
En la novela, en un determinado
momento, unos personajes, mitad frivolidad, mitad experimentación, pues son
médicos, intentan algo parecido con un sujeto.
La novela juega con este tipo de
experiencias traumáticas experimentadas por personas concretas,
con todo lo que rodea a este mundo, incluyendo a médiums que se mueven en este ambiente.
Sobre este asunto gira uno de los ejes de
la investigación de Erlendur.
El paisaje seco, frío, montañoso, de
Islandia.- Ya se sabe que el islandés, después de la mundialmente famosa
erupción de aquel volcán innombrable, es de las lenguas más complicadas de
aprender y pronunciar. Estos nombres abundan en la novela, especialmente topónimos de lugares, montañas, lagos, barrancos, ...
La novela se inicia con el aviso a la policía del hallazgo de un cadáver en una casa junto al lago Þingvallavatn.
En otro momento, el detective y su hija Eva Lindt hacen una gira por el entorno natural de los alrededores de Reikiavik. Ambos quedan sorprendidos de la cantidad de lagos que había. El autor hace entonces una exhibición de nombres de lugar, a cual más original.
"...comenzaron por el Ellidavatn..., dieron la vuelta al Raudavatn... y al Reynisvatn...luego siguieron rodeando el Langavatn y vieron gran cantidad de lagunas en ... Middalsheidi... Mosfellsheidi. Contemplaron el Leirvogsvatn, así como el Stíflisdalsvatn y el Mjóavatn...pasaron junto al Sandkluftavatn, ...al norte de Hofmannaflöt, en la carretera que atravesaba los altos de Uxahryggir y bajaba al lago de Lundarreeykjadalur. Merendaron junto al Litla-Brunnavatn, justo al lado de la carretera de Biskupsbrekka..." (p. 253).
En otra parte, la acción se desarrolla en zonas de montañas donde transcurrió la infancia de Erlendur y allí se hace otra enumeración de topónimos islandeses.
A propósito de los lagos especialmente, pues es un lugar especial en el relato, se habla de un libro que recoge esta abundancia de lagos de aguas gélidas. El paraje que uno suele asociar a ese país aparece con su gélida característica.
La novela se inicia con el aviso a la policía del hallazgo de un cadáver en una casa junto al lago Þingvallavatn.
En otro momento, el detective y su hija Eva Lindt hacen una gira por el entorno natural de los alrededores de Reikiavik. Ambos quedan sorprendidos de la cantidad de lagos que había. El autor hace entonces una exhibición de nombres de lugar, a cual más original.
"...comenzaron por el Ellidavatn..., dieron la vuelta al Raudavatn... y al Reynisvatn...luego siguieron rodeando el Langavatn y vieron gran cantidad de lagunas en ... Middalsheidi... Mosfellsheidi. Contemplaron el Leirvogsvatn, así como el Stíflisdalsvatn y el Mjóavatn...pasaron junto al Sandkluftavatn, ...al norte de Hofmannaflöt, en la carretera que atravesaba los altos de Uxahryggir y bajaba al lago de Lundarreeykjadalur. Merendaron junto al Litla-Brunnavatn, justo al lado de la carretera de Biskupsbrekka..." (p. 253).
En otra parte, la acción se desarrolla en zonas de montañas donde transcurrió la infancia de Erlendur y allí se hace otra enumeración de topónimos islandeses.
A propósito de los lagos especialmente, pues es un lugar especial en el relato, se habla de un libro que recoge esta abundancia de lagos de aguas gélidas. El paraje que uno suele asociar a ese país aparece con su gélida característica.
En este paisaje, montañoso y salpicado de lagos, duro y frío, se suceden episodios de desapariciones, que afectan incluso al propio detective, y, en general, a otros casos no
resueltos por la propia policía, todos relacionados con esa naturaleza fría y
al mismo tiempo peligrosa de ese país.
Apariciones de fantasmas, relacionado con el asunto de las falsas muerte: evidentemente, no se trata de una novela
de fantasmas, y las apariciones tienen una presencia totalmente, o
aparentemente, lógica en el transcurso de los hechos. La mente racional actual quizás
nos calme atribuyendo estás apariciones como consecuencias de estados de ánimos
especiales, depresiones, nervios, angustias varias. De esta forma se va colando
en el transcurso sin que su presencia nos parezca algo extraño e inverosímil
La miasma o culpa agobiante,
y su necesidad de redención o purificación, es un tema muy presente en el relato. En algún momento de la novela, que
se incluye en la serie del detective Erlendur, una saga con más de quince veinte
años, se revela en primera persona esa culpa personal o miasma que
persigue a Erlendur.
De todas formas, este sentimiento siempre
está presente en sus demás novelas, es mencionada y conocida. Aquí aparece,
quizás porque el tema lo reclamara, con una presencia más explícita. La culpa,
casi viene a decir, le acompaña casi permanentemente en su vida.
Extendiendo un poco el término, miasma
se entiende en el mundo griego como una culpa en sentido de la que afecta a una
comunidad. Así, por ejemplo, la del comienzo de la Ilíada, o la del
comienzo de Edipo rey, cuando se anuncia que una plaga o epidemia
ha caído en la ciudad, Tebas, por una culpa contraída y no purificada por el
anterior rey de la ciudad.
En Hipotermia, este sentido
colectivo de la miasma o culpa colectiva se puede observar si miramos la
cantidad de personajes de la novela, salvo los ajenos a ella, que viven con
ella.
Excepto los que carecen de ella, decíamos,
y en esto quizás radique el cierto valor humano, aunque doliente, de este
sentimiento culposos, sobre todo en las familias.
La tienen los familiares que han perdido a
hijos por causas desconocidas, como las desapariciones súbitas de las que nunca
se ha sabido más. Está en la propia familia del detective por la desaparición
de su hermano cuando joven. Luego en la familia formada por Erlendur, rota al
poco de tener a sus hijos, y con el sentimiento de fracaso a cuestas por el
derrotero de sus hijos. Los familiares de la otra joven desaparecida, el
personaje víctima en la novela, y, en fin, un reguero de personas que aparecen
cargando con ese sentimiento.
Correlativamente con ello, está la
necesidad de purificación, de redención, de conciliación que este sentimiento
provoca con las personas afectadas. De conseguir un perdón, también, aunque no en
el sentido puramente religioso, sino humano, como se ve en Eva Lindt.
Desde este punto de vista, esta novela, y
otras de la serie, tienen un trasfondo ético, no tanto religioso, que actúa
sobre los personajes.
De ahí que los que carezcan de estos
sentimientos, por hartazgo o puro egoísmo, carezcan de este sentimiento más
humanos.
Erlendur rebusca, en su función policial,
también en estos sentimientos, y no en la parte puramente delictiva y penal del
crimen, que también. De hecho, el final clásico de la novela, con la captura de
los responsables, se da por entendido y queda en un segundo plano ante la parte
ética y moral de la trama.
La novela, en realidad, se lee casi de un tirón por las tramas y subtramas q ue tiene,y cómo el detective va desentrañando el ovillo de la situación. Los acompañantes habituales, Oli y Elingborg, apenas tienen aparición en el relato, que es llevado casi exclusivamente por el detective. La presencia familiar es mayor, pues, como se ha dicho, y en paralelo con la misma tragedia griega, los asuntos de familia cobran un mayor protagonismo si cabe en las novelas policíacas.