La recién publicada novela Y
Julia retó a los dioses es interesante, muy basada en las fuentes históricas, y amena de leer, sobre todo por la
permanente sucesión de acontecimientos y personalidades históricas que por allí
aparecen sin cesar y de forma casi vertiginosa.
No olvidemos que su autor, Santigo
Posteguillo, busca atraer al lector en todo momento, como afirma en una de sus
últimas entrevistas.
Estamos en
el centro del poder imperial, donde se cuecen todas las intrigas y resortes de poder
del imperio más grande del mundo hasta entonces.
La tal sucesión y acumulación de episodios y peripecias se explica por
la síntesis que aplica el autor a este largo periodo histórico, y por ser otro de los
momentos críticos del imperio, cuando se debate sobre la sucesión de un
emperador o de una dinastía.
El autor no escatima recursos en encumbrar a Julia
Domna en lo más alto de la cúspide de personalidades, y en este caso
mujeres, más difícil aún, que influyeron en el mundo de entonces. O pudieron influir, pues
muchos de sus proyectos se vieron truncados por la realidad familiar, en
particular, la rivalidad de sus hijos, Caracalla y Geta.
La tal rivalidad se inicia a partir de rivalidades personales, ya forjadas desde su infancia, y seguramente están más que documentadas, pero son potenciadas, el autor lo relata también, de rivalidades políticas en los círculos de
poder, entre la rivalidad permanente entre el poder imperial, representado por Severo y
después Caracalla, y el Senado, representado por varios senadores que intrigan a favor de Geta para conseguir
subvertir el poder, acabar con el imperio, cambiar de emperador, no se sabe.
(De Caracalla se nos cuenta el origen de este nombre, su apodo, un tipo de capa de ese nombre que utilizaban los celtas y que el emperador adoptó como vestimenta con regularidad)
Así y todo, por encima de todos
brilla la inteligencia, la visión alta y elevada, la capacidad de intriga y
manejo de situaciones, de Julia emperatrix.
La novela, como todas las
de SP, y éstas dos últimas centradas en torno a la dinastía de los Severos,
tiene un ambiente parecido a las intrigas malévolas de la serie Juego de
Tronos. Como ya manifestaron los guionistas de la encumbrada serie, ellos
han sido los que se habían inspirado en personajes, sucesos y acontecimientos
de la agitada vida de los emperadores romanos.
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