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lunes, 23 de marzo de 2020

MTV NADIE Y PENÉLOPE: EL HOMBRE DEL LAGO, de ARNALDUR INDRIDASON


Resultado de imagen de EL HOMBRE DEL LAGO
INDRIDASON, ARNALDUR, EL HOMBRE DEL LAGO, RBA, 2016, Barcelona, (2004).
MTV: Nadie y Penélope.
En la novela de A. Indridason El hombre del lago, el taciturno comisario Erlendur tiene que investigar un caso de una persona desaparecida hace varios años. Parece que, como en varios momentos de la novela se repite, el tormento de su hermano perdido en la nieve y nunca encontrado le hacen mas sensible ante los casos de desapariciones.

Entre los miembros policial del cuerpo reina cierto escepticismo sobre lo ocurrido. El comisario, sin embargo, sigue buscando información sobre el caso, y provecha una reunión para informarse sobre el comisario, del que no tiene muy buena opinión, que llevó el caso en ese entonces.
En la conversación, un fragmento de la cual la ponemos aquí, se muestra, por una lado, cierta dejadez en el comisario que llevó el caso, que adopta la postura más fácil. El hombre la dejó colgada a la mujer con la que vivía, quizás se suicidó, o tenía una doble vida. Erlendur piensa que tienen que haber alguna otra razón.
En la conversación sale a la luz el motivo de Nadie y el de Penélope.
El hombre desaparecido y que convivía con la mujer se llamaba Leopold, pero los policías que primero investigaron el caso descubrieron que no existía nadie con ese nombre. Ni siquiera la mujer tenía una foto de su hombre. Era, pues Nadie, otro Nadie de los que van apareciendo por aquí y por allá.
Como parece, el tema de la personalidad desconocida es un elemento muy habitual en los libros y películas del género policíaco, especialmente. En otro comentario anterior también se habló de esto a propósito de la película Bourne.
Por otro lado, la mujer, como dice Erlendur “sigue esperándole”. Aquí tenemos el motivo de Penélope, la mujer que queda separada de su hombre o esposo, por el motivo que fuera, y queda a la espera de que un día vuelva.
- “No se lo dijimos.
- ¿No le dijisteis el qué?
- Que no teníamos ningún registro de su Leopold.
- ¿Por qué no le dijiste nada?
- Probablemente, por simple delicadeza.
- Ella sigue esperándole -dijo Erlendur-. Iban a casarse.”

El hombre ya no es un marino que anda perdido por los mares del Mediterráneo enfrentándose a criaturas terribles y con la ira de un dios sobre él. En este caso, y tal como cuenta la novela, quizás fuera un hombre también como Ulises, e igualmente enfrentado a fuerzas superiores a él. La novela se ambienta en la época de la Guerra Fría, en Islandia, y las intrigas entre los dos bloques parecen sobreponerse a la vida individual de personajes vinculados de un modo u otro en esa contienda larvada de los sesenta.

- La mujer dijo que se llamaba Leopold, pero no encontramos a nadie con ese nombre y con la edad que ella nos dijo que tenía, no encontramos a nadie, nie nuestros archivos ni en el regoistro Civil. Ni partida de nacimiento. Ni carné de conducir. No existía ningún Leopold que pudiera ser ese hombre.
- ¿Qué quieres decir?
- O bien se perdieron todos los registros sobre él, o…
- ¿O estaba engañando a la mujer?
- Al menos no podía llamarse Leopold -dijo Niels.
- ¿Y qué contestó ella? ¿Qué dijo la mujer cuando la interrogasteis sobre este punto?
- Tuvimos la sensación de que le había estado tomando el pelo…La pobre no sabía nada sobre su hombre.
- ¿Y?
- No se lo dijimos.
- ¿No le dijisteis el qué?
- Que no teníamos ningún registro de su Leopold.
- Por consideración hacia ella – seguró Níels.
- ¿Y sigue sin saberlo?
- Supongo
- ¿Por qué no le dijiste nada?
- Probablemente, por simple delicadeza.
- Ella sigue esperándole -dijo Erlendur-. Iban a casarse.
 Indridason, A., El hombre del lago, p. 95 ss.


       A medida que avanza la novela, este personaje de la mujer que aguarda se va quedando en un papel bastante secundario, de hecho, apenas tiene aparición en lo que sigue del libro. Sin embargo, el comisario Erlendur se encargará de visitarla al final de la investigación para comunicarle las conclusiones y se destaca el aspecto humano de la situación.

LA DOBLE HISTORIA: LA ISLANDIA ACTUAL vs. LEIPZIG DE LA GUERRA FRÍA.
       La novela se desarrolla en dos ámbitos y dos épocas diferentes, recurso frecuente en este autor y en las obras también de H. Mankell.
Un lugar es la propia Islandia donde se descubre un cadáver por casualidad, al bajar el nivel de un lago por motivos casuales. El cadáver presenta signos de violencia, y el crimen tuvo que ocurrir hace bastante tiempo.
Por otro, el espacio es la ciudad universitaria de Leipzig, en plena época de la Guerra ría, con un ambiente opresivo e intrigante dominada por la Stasi, la temible policía política alemana, y sus intentos de convertir la vida de los ciudadanos en una continua sospecha y espionaje de quiénes eran buenos o malos socialistas.
El autor rescata la anécdota de las relaciones que había en esa época entre Islandia y la Alemania Oriental. Por un lado, intercambios comerciales, por otro, jóvenes universitarios islandeses de ideas socialistas que iban a la prestigiosa universidad para formarse académicamente y reforzar sus convicciones ideológicas. Esto, claro, potenciado por la Stasi y un fuerte control de la vida cotidiana de las gentes.
Algunos de los islandeses, y algunos de origen húngaro se dan cuenta de que el paraíso socialista no era tal. Además, están recientes la represión militar de Checoslovaquia, y está en el aire los movimientos sociales en Hungría.
En este contexto se desarrolla una historia de amor entre dos estudiantes, él islandés, ella húngara, en el mundo viciado  traicionero de Leipzig.
Al final, las dos historias convergen, después de la paciente labor de reconstrucción de Erlendur, Oli y Elingborg, en la presente innvestigación que narra la novela.
El desenlace no se desvela hasta casi el final.
       
EL MACGUFFIN: UN TAPACUBOS O CUBIERTA DE COCHE.

Las mejores ofertas en Tapacubos para Ford Falcon | eBay       Hay algún macguffin, si está uno en lo correcto, con la historia del tapacubos, el tabacubos que le falta al coche, un Ford Falcon de la época,  que deja abandonado la víctima antes de desaparecer.
Lo cierto es que hasta ese detalle, que puede parecer menor, tal vez no lo sea, tien al final su solución.
Por lo visto, los tapacubos son loque lamamos cubiertas de los neumáticos, los de estos coches eran muy vistosos, y hoy se venden como vintage.
Este es el famoso por las películas ambientadas en la Guerra Fría del Ford Falcon del los años sesenta:
Sabías qué...? El 15 de julio de 1963 salió de la planta de ...
Imagen de un Ford Falcon de los sesenta.

       Al final de la novela, no se sabe si en un gesto de ironía, el comisario tendrá un detalle para con el ahora ya vintage Ford Falcon.



lunes, 12 de marzo de 2012

Lisístrata en Islandia: las mujeres toman el poder

Este pasado domingo, John Carlin publica un curioso artículo sobre Islandia. Como indica en el encabezamiento,el país está empezando a salir del oscuro túnel en el que lleva metido desde hace unos años gracias, entre otras cosas, a que las mujeres están en los cargos políticos importantes. Sin ir más lejos, la presidente y varias ministras son mujeres.
Por eso, que menos que recordar de nuevo la fantasiosa comedia de Aristófanes Lisístrata. Si en ésta los hombres han metido a Grecia y los griegos en una larga y costosa guerra, aquí han sido banqueros y políticos ambiciosos los que han destrozado el país con el nivel de vida más alto hasta entonces.
El artículo completo se puede leer aquí.

Aquí dejamos un fragmento de la comedia donde se habla de problemas tan actuales como los que nos encontramos al oír las noticias de todos los días. Lisístrata, con el ejemplo del trabajo de la lana, explica cómo va a resolver la administración de Atenas:

LISÍSTRATA.- También vosotros si tuvierais cabeza haríais toda vuestra política tomando el manejo de la lana como modelo.
CONSEJERO.- ¿Cómo es eso, vamos a ver?
LISÍSTRATA.- Ante todo, como se hace con los vellones, habría que desprender de la ciudad en un baño de agua toda la porquería que tiene agarrada, quitar los nudos y eliminar a los malvados, vareándolos sobre un lecho de tablas, y a los que aún se quedan pegados y se apretujan para conseguir cargos arrancarlos con el cardador y cortarles la cabeza; cardar después en un canastillo la buena voluntad común, mezclando a todos los que la tienen sin excluir a los metecos y extranjeros que nos quieren bien y mezclar también allí a los que tienen deudas con el tesoro público y además, por Zeus, todas las ciudades que cuentan con colonos salidos de esta tierra, comprendiendo que todas ellas son para nosotros como mechones de lana esparcidos por el suelo cada cual por su lado. Y luego, cogiendo de todos ellos un hilo, reunirlos y juntarlos aquí y hacer con ellos un ovillo enorme y tejer de él un manto para el pueblo.
CONSEJERO.- Ya tiene narices que ovillen y vareen esto las que no participan en absoluto de la guerra.
LISÍSTRATA.- Pues bien, grandísimo canalla, soportamos más del doble de su peso que vosotros. Ante todo pariendo hijos y dejándolos ir lejos a servir como hoplitas.