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miércoles, 20 de junio de 2018

Menéndez Pidal, R. La epopeya castellana

La epopeya castellana a través de la literatura castellana.


       Se trata de un libro con una erudición inmensa pero, al mismo tiempo, con una claridad de exposición y una sencillez en su redacción, que hacen de él una lectura agradable y enriquecedora. Son la redacción de unas conferencias dadas por el profesor Menéndez Pidal en 1909 en la Universidad John Hopkins, y luego editado en Austral en 1945 y 1974

Como otras veces, haremos algunas anotaciones sueltas de lo que se ha ido leyendo.
Algunas características de Mío Cid y la epopeya castellana:

- los orígenes de la epopeya castellana: según cuenta MP, es clara la influencia francesa de toda la epopeya castellana, el poema del Cid y otros poemas del s. XII y XIII,  a través de los contactos que tuvieron en la corte de Alfonso VI con la llegada de gentes y cultura francesa

- Pero, y esto es lo importante, ya antes del siglo XII había poemas épicos circulando por Castilla, como el Fernán González, los Infantes de Lara o el Infante García, que evidentemente tienen que tener otros orígenes e influencias.
- Estos orígenes son la épica germánica, los mismos que también tiene la épica francesa.

Por lo tanto, los orígenes de la épica castellana proceen de la épica germánica del pueblo visigodo. A partir del siglo XII entran en la corte dcastellana de Alfonso VI influencias francesas y a partir de entonces la épica castellana tendrá muchas influencias de ésta.

- A continuación, MP toma como referente algunas noticias relativas a la épica de los germanos tomadas de Tácito.
- uno, según cuenta Tácito, los puebos germanos tenían antiguos cantos donde hablaban de las leyendas y la historia de su pueblo.
- tenían cantos etnogónicos, de los orígenes de su pueblo
- incluso, curioso, tenían cantos históricos, como uno dedicado a la famosa derrota de los romanos en la arboleda de Teotoburgo liderados por Arminio, una epopeya histórica, aunque a saber lo transformada que podría estar.
- estos cantos narrativos están atestiguados en las diferentes ramas de los pueblos germanos instaladas en el resto de Europa, como los francos y los godos.
- después cita a Jordanes, historiador del pueblo godo. Cita referencias de este pueblo a relatar en cantos sucesos históricos y luego algo transfigurados de hechos acaecidos en sus migraciones.
- con los godos llegamos a los visigodos, pueblo que interesa por su relación con su llegad a España. El propio Jordanes es el que dice que los visigodos tenían recogidos en sus cantos los hechos y hazañas de sus principales caudillos.
- algunos estudiosos, como F. Wolf, pensaban que los visigodos no pudieron traer cantos épicos a España por su temprana cristianización, lo cual explicaba la aparente falta de épica en España. En los cuarenta años escasos que llevaban de cristiniazación no podían olvidar de golpe sus costumbres e instituciones, así como sus cantos y leyendas épicas, así como el hecho de cantar los aconteciminetos históricos que le iban sucediendo.
- el problema es que estos relatos eran cantados, no puestos por escrito, por lo que no se han conservado. Sin embargo, los romances del rey don Rodrigo cuando es derrotado por los árabes tienen que haber provenido de estos cantos de los propios visigodos.
- y otra prueba de la existencia de cantos épicos entre los visigodos es la existencia de unhéroe, un tal Walter, Walterio o Gaiferos, de España y Aquitania, que tuvo gran resonancia en el mundo germánico en esos siglos. Es, según MP, este poema restos de la épica visigótica que la emparentan con la epopeya castellana posterior.

       Algunas características de las instituciones y costumbres visigóticas se nos muestran en estos poemas, y pueden aparecer luego en los cantos de la epopeya castellana.

- así, por un lado, en la épica castellana el rey o señor, antes de tomar una decisión, la consulta con sus vasallos, cosa propia del mundo germánico y visigos.
- y, anotamos también, de la épica griega, cf. la asamblea de los griegos frente a Troya , al principio de la Ilíada, para decidir qué hacer ante la epidemia de peste que asola el campamento griego a causa del ultraje de Crises, asamblea donde se refleja el primer enfrentamiento entre Agamenón y Aquiles.
- Por otro lado, el duelo singukar como forma de resolver un conflicto, la batalla o la guerra. Es una tradición germánica que se mestra en la épica castellana y, también, en la épica griega, en la Ilíada, que está repleta de duelos singulares.
- la base del duelo es que , se supone, revela el juicio de Dios ( o de las divinidades???)
- por ejemplo, el combate entre Paris y Menelao por Helena se supone que es una forma de resolver la guerra entre griegos y troyanos, como se ve en la Iliada.
- el papel de la espada: esto si que, en principio, no encontramos paralelo en la épica griega. Allí la espada no tiene ese valor militar que tiene entre los germanos. Tiene más importancia la lanza, y el arco se le mira con cierto desdén.
- con relación a la mujer, se la avergüenza públicamente cortándole las faldas. Esto tampoco lo vemos en la épica griega.
- hay otros rasgos señalados también por Tácito que se reflejan en los pueblos visigodos, como su propensión al juego y a la bebida, su pereza, suciedad, ... Estos elementos tampoco aparecen en la épica griega.
- Tácito señala otro rasgo importante de los germanos y la épica castellana, esto es, la organización del ejército no por alistamiento, sino agrupados en bandas alrededor de un señor o líder, que es acompañado por familiares, vasallos y seguidores.
- Este rasgo si se refleja en la épica griega, pues allí también los griegos están agrupados por bandos y pueblos, y sujetos al ejército por una autoridad no muy fuerte, la de Agamenón, y por el jurament de Tindáreo cuando las bodas de Helena. De ahí que nos llame la atención ese aparente ejñericoto griego, que lo es para nuestar mentalidad, y al mismo tiempo no lo es.
- Así también es la mesnada del Cid cuando debe abandonar sus tierras y es seguido por sus seguidores y vasallos, que abandonan las suyas también, por ese vínculo de vasallaje que les une a su señor.
- Y eso parecido vemos en los aqueos, dánaos y argivos, una comunidad de señores cada uno con sus seguidores, que siguen a otro señor a su vez, que es Agamenón, por cierto víinculo de lealtad, que parece ser el juramento de Tindáreo.
- aunque estos lazos de fidelidad no se nos muestran tan claros en la Iliada, quizás, por ejemplo, la vinculación de ... con Aquiles.
- Además, la Il. muestra rasgos complejos de aquella sociedad, por ejemplo, la vinculación entre Aquiles y Patroclo, la relación con las mujeres, el raprto de los botines, etc., que parece hacen algo más compleja la organización el mundo de los aqueos frente al castellano, al menos aparentemente.

La épica castellana se caracteriza por su valor histórico frente a otras:

- la epopeya suele ser considerada una creación de los pueblos arios o indoeroeos.
- la historicidad de Mío Cid.- M.P. señala este rasgo como una característica fundamental de la epopeya castellana, que la diferencia de otras como la francesa, donde tredomina la fabulación que llega a alcanzar extremos que se pierden en la exageración abusiva.
- esta historicidad que presenta M.C. pasa a formar parte de las características generales de la literarura española.
-la épica francesa está mucho más desarrollada, es más elegante, fabulosa, presenta enanos, hechiceros, etc., que la hacen superior a la castellana. Sin embargo, como reconocen los erduditos de la època de MP, el mayor estudioso Gastón Paris, reconoce una superioridad y una originalidad de motivos de la epopeya castellana.
- una de las razones de la historicdad en la epopeya castellana es casi obvia: la redacción del M.C. es cuarenta años posterior a la vida y andanzas del héroe castellanao. 
- por el contrario, la Chanson de Roldán relata acontecimientos sucedidos a finales del 700, pero los pone en poesía trescientos años después, con lo que todo ese tiempo transcurrido ha desfigurado la realidad histórica y ha dado la posibilidad de mayor enriquecimiento literario y fabulador.
- recordemos que en la escena de Odiseo en la corte de los feacios, el héroe griego oye justo en ese momento poetizados los hechos del caballo de Troya, del que ha sido el propio protagonista. Por lo que hay que suponer una práctica común en el género de la épica, el de pasar a versión poética hechos casi contemporáneos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Óscar Pistorius, ὠκύς ποδάς Ἀχιλλεύς.






Óscar Pistorius (Johannesburgo), el velocista paralímpico, el velocista "sin piernas", como titula la periodista del artículo, es la contrapartida física del héroe homérico, por una parte; sin embargo, en él se conserva el mismo espíritu competitivo y heroico de los antiguos héroes griegos, mutatis mutandis. Claro que a él ya no le vale ser "el mejor de los aqueos", triunfar sólo por el hecho de estar por encima de los demás; en su lugar, conserva la frase que le decía su madre de pequeño, aunque se ríe cuando lo recuerda: "Mi madre estaba loca", se ríe. "Me enseñó que no debía compararme a los demás, que siempre habría gente mejor y peor que yo, que debía centrarme en ser la mejor versión de mí mismo".
Si pensamos, además, lo que hubieran hecho los espartanos con un bebé así, no sabríamos lo que nos habríamos perdido de conocer casos como éste.
El artículo completo El País está aquí.

domingo, 24 de octubre de 2010

GRIEGO 2: Troya en romance carnavlesco.

Aquí les dejo los textos y vídeos presentados por el profesor Ricardo en su blog HELLENIKA. Es una versión de la Guerra de Troya con mucha gracia. El enlace directo es aquí. Es muy interesante y ameno visitarlo, siempre tiene cosas interesantes.


Ante ustedes me presento:/Buenas noches, soy Homero,/de los que viven del cuento/ éste de aquí fue el primero.

Me llaman el poeta ciego,/ que no se extrañe la gente,/ después de un whisky con hielo/ me pongo muy impertinente.

Soy famoso en Occidente / por la batalla de Troya,/ la conté divinamente,/ porque estuve allí en persona.

De la guerra y los desfiles/ guardaba un vago recuerdo,/ pero la he visto en el cine,/ y ahora sí que no me acuerdo.

No íbamos tan elegantes,/ no había tanta gente allí,/ la playa no era tan grande,/allí no estaba Brad Pitt.

Aquiles no era un portento,/ Aquiles era…normal,/ y Aquiles…, cuento al momento/ lo que sucedió en verdad.

Menelao, rey de los griegos,/ y Helena, su bella esposa/ dieron un festín palaciego,/una cenita amistosa.

Invitaron al evento/ al jefe de los troyanos,/ su enemigo hacía tiempo,/ el ambiente no era sano.

Mientras su esposo fardaba/ de armamento de alucine,/ Helena con sus esclavas/ se acercó por los jardines.

Allí conoció a un troyano,/ con su casco y su peñacho/ de esos que besan la mano,/ muy agradable el muchacho.

“Soy Paris, digno herededo [a alguien del público se le cae un vaso al suelo, y el narrador dice: "Cójanlo, cójanlo"]/¿podríamos dar un paseo?”/ Se la llevó de crucero/ por islas del Mar Egeo.

El marido de la hermosa,/ pronto recibió un papiro,/ un mensaje de su esposa:/ “Aún te quiero…como amigo”.

Menelao llamó furioso/ a Aquiles, Patroclo, Ulises/ que eran héroes musculosos/ y guapos como sanluises.

Se moría por combatir,/ y, usando razones necias,/ convenció a todo el país,/ le dio coba a toda Grecia.

No es sólo por mi mujer,/ invadiremos su estado/ para así echar del poder/ a un tirano que es muy malo.

Mandaré a la 6ª. flota,/ les ganaré en media hora,/ pero la historia fue otra/ frente a las puertas de Troya.

Actitud desafiante,/ en su estandarte advertí,/ un cayetano rampante/ y una leyenda [irreconocible].

“He venido desde Esparta,/ porque esa mujer es mía./ ¡Helenita, pa´ la casa,/ que no tengo todo el día!”

Salió Paris, el troyano,/ a su lado estaba Helena,/ cogiditos de la mano: imaginadse la escena.

Respondió en tono sumiso:/ “Yo seré Helena de Troya”./ Y firmó su compromiso/ dándole un beso en la…espada.

“No quisera ser injusta,/ aunque me encanta tu estoque,/ la que de verdad me gusta/ es la espada de Damocles.

La batalla era el remedio/ para liberar a Helena,/diez años duró el asedio:/ ¡fíjate si estaba buena!

Construimos la fortaleza,/ en la playa de nudistas,/ y, para tan alta empresa,/ me ofrecí de contratista.

Carpinteros, albañiles/ y mi propia comisión/ lo pagó el amigo Aquiles,/ que nos extendió un talón.





Mal viviendo en esa playa,/ diez años de resistencia,/ no acababa la batalla,/ se acababa la paciencia.

Menelao clamaba al cielo,/ “¡No consigo lo que quiero!/ ¡Zeus mío, cómo hecho de menos/ las croquetas del puchero!”

Se puso el casco, la espada/ y la armadura de cobre,/ una vez fue consumida,/ la última sopa de sobre.

“Paris, la guerra cruel/ para ambos es un suplicio,/ devúelveme a mi mujer,/ firmemos un armisticio”

Cuando escuchó en la ladera/ la respuesta de un cateto,/ comprendió que Troya entera/ le había perdido el respeto.

“Ya han pasado diez inviernos/ y Helena no se está quieta./ Menelao, tienes más cuernos/ que el Minotauro de Creta.

“Tengo que acabar con esto./ Lo arreglaremos luchando./ Nuestro Aquiles contra Héctor:/ un héroe por cada bando.”

Héctor saludó elegante,/ Aquiles lanzó de frente,/ y acertó a su contrincante,/ dándole en el bajo vientre.

Casi no nos enteramos,/ ¡qué breve fue la disputa/ entre Héctor, hijo de Príamo/ y Aquiles, hijo de…Tetis.

Sucedió lo más probable,/ porque nuestro campeón/ era todo invulnerable,/ todo menos el talón.

Si ahí le daban un flechazo,/ acababan con su vida,/ y se coló el mamonazo/ con dos sandalias de Adidas.

La [irreconocible] y sus tonterías,/ el talón al descubierto,/ al verlo no lo creía,/ yo me voy a cagar en sus muertos.

Paris desde la muralla/ cogió el arco de Artemisa,/ viendo el fin de la batalla/ el pueblo le metía prisa.

“Aciértale en el puntillo,/ en uno de los talones”./ “Anda, mira qué sencillo,/ dale tú con los cojones”.

Disparó bajo presión/ y, aunque parezca increíble,/ acertó en pleno tendón,/ a Aquiles el invencible.

Toda su fuerza al garete,/ por un pie, yo me lo explico,/ si me pisan el juanete,/ lloro como un niño chico.

Abatido junto al mar/ se oyó su último monólogo:/ “Cuando lleguéis a mi hogar,/ pedidme hora en el podólogo”.

Daban saltos de alegría,/ se las prometían felices,/ pero les sorprendería,/ toda la astucia de Ulises.

Ulises era un tío serio,/ de esos nobles de Itaca,/ que agudizan el ingenio/ cuando de joder se trata.

“Entraremos a por ellos,/ en algo…ande o no ande”./ Se acordó del refranero:/ “En un caballo muy grande”.

Sólo verán una jaca./ Celebrarán la victoria./ Le pondremos una placa,/ con una dedicatoria.

La placa decía, en resumen:/ “Con cariño va un regalo/ para el pueblo que presume/ de afición por el caballo.

Escondido en esa mole,/ apiñado con mi gente,/ no me aguanté y dije:/ “¡Olé, olé, vámonos, valientes!”

Por fin entramos en Troya,/ no importó la manera,/ yo iba dentro de la polla/ del caballo de madera.

Hasta la noche esperamos/ y cuando todos dormían,/ salimos y los matamos,/ derrochando valentía.

Un paraje desolado,/ cien mil víctimas mortales,/ que engrosaron el listado/ de daños colaterales.

No quedó en pie un solo muro,/ ni una piedra, desde luego/ les dimos bien por el culo,/ de esos sabemos los griegos.

El gran caballo incendiado,/ sentí una pena muy honda./ “¡Con lo que bien que habría quedado/ en medio de una rotonda!”

Regresamos a las naves/ cuando subió la marea./ Por si alguien no lo sabe,/ la vuelta fue una odisea.

[Hace el toque de una trompeta] Me llaman, ese es el toque,/ me reclaman con trompetas:/ “¡Ulises, no te `sofocles´,/ que me quedan tres cuartetas”.

No soy griego ni espartano,/ no pertenezco a esa casta,/ en verdad soy gaditano,/ vivo en la calle Sagasta.

Cuanto dije aquí es mentira,/ todo esto fue una estafa,/ ¿cuándo se ha visto en la vida/ a un espartano con gafas?

Aunque hablé sobre el pasado,/ la guerra es una desgracia/ y el cuento no ha terminado./ Buenas noches, muchas gracias.