sábado, 30 de julio de 2022
RIO GRANDE | Col. Yorke speak with his son for the first time: VIRTUDES CASTRENSES EN EL OESTE Y EL MUNDO CLÁSICO
lunes, 25 de julio de 2022
p. sellers - la fiesta inolvidable - Zapato
EL GUATEQUE. ESCENA DEL ZAPATO.
El muy torpe Peter Sellers, Hrundi V. Bakshi, protagonista de la película El guateque (1968), es invitado por equivocación a una fiesta, un guateque, de artistas, productores, y otras personalidades del mundo del cine, de la película que acaban de terminar.
Mal que a su pesar, pues este personaje, actor extra de películas, es un personaje despistado y con el don de la inoportunidad.
Por su culpa casi que no terminan la película, pues donde quiera que aparecía, hacía algún estropicio.
Como decíamos, es invitado por equivocación a la fiesta de los productores de la película.
Llega a la fiesta en un coche minúsculo, y aparca como puede.
Cuando le abren la puerta, es recibido por una sensual camarera.
Después de saludarlo, lo primero que hace ésta es mirarle a los pies.
En uno de ellos, de un blanco despampanante, luce una ostentosa mancha.
Sellers se sorprende, pues tampoco se la había visto hasta ahora.
Le pide la invitación, comprueba que está bien, a continuación.
Es claro que aquí tenemos una marca del héroe, esta vez
cómico, a través de una marca en el pie, en el zapato y su anomalía deambulatoria.
Desde el comienzo va haciendo una exhibición de sus
patosidades.
Cuando la camarera se marcha, Sellers vuelve a mirar al zapato. Intenta
salir otra vez, pero no lo hace.
Entonces, caminando cómicamente sin pisar el suelo con la
planta completa, se acerca a un canalito con agua que tiene la villa a la
entrada.
Apurado para no ser visto, mete el zapato en el agua. En seguida empieza a
perder el color negro de la suciedad que tenía.
Mientras mira para atrás por si acaso alguien le descubre, el zapato se le desliza rápidamente del pie y es llevado por la corriente hacia una boca que conduce el agua a la planta baja. Por allí se va el zapato blanco. Sellers corre rápidamente para recuperarlo, pero no llega a tiempo, y el zapato se escurre por un pequeño salto de agua hacia más abajo.
En eso levanta la vista, y ve a la demás gente ya en la
fiesta, algunos mirándolo sorprendidos.
Se da cuenta, se levanta y, sin saber qué hacer, vuelve pasos atrás hacia donde había venido, la entrada. Pero entonces llega entrando por allí la pequeña orquesta, los músicos que va animar la velada, y es casi obligado por ellos a caminar es su sentido.
De esta forma tan patosa, digamos, es como entra este
héroe cómico en la fiesta.
Es todo una antelación de los que va a pasar después.
Es una caracterización del personaje a través de sus pies, de su zapato.
En una de ellas, pierde uno de sus zapatos.
Un poco después, a todas estas a estado semicalzado todo el tiempo. Además, presenta una anomalía deambulatoria en versión de alta comicidad.
Intenta camuflar el zapato que le falta con un papel,
pero no es suficiente, y todo es ridículo.
Cuando por fin lo ve, el zapato está trabado en unos
mojones de adorno en la piscina de la mansión-villa donde hacen la fiesta.
Peter Sellers hace toda una exhibición de gags cómicos para volver a
conseguirlo.
Este gag es uno de los muchísimos de la película.
Ni siquiera el más destacable.
Penetra como un bólido por la puerta de la cocina, que en
ese momento se abría. Al poco, vemos a un estirado y muy digno camarero que
sale ignorante de todo, con una bandeja de canapés.
Sobre los espléndidos canapés, luce el rutilante zapato blanco de
Sellers.
El camarero pasea por la sala bandeja de canapé en mano y
con el zapato encima.
Los invitados, desinteresados, rechazan el aperitivo sin
darse cuenta del enorme zapato.
Un grupo, otro, todos ignorantes del cantoso zapato que
se destaca exageradamente sobre los canapés.
Por último, como si fuera una versión de humor absurdo de la Cenicienta, el camarero que sigue circunspecto y estirado, llega hasta Sellers. Le ofrece de la bandeja. Sellers dice algo, con esa sonrisa bobalicona que tiene en toda la película.
Y entonces recoge el zapato.
El camarero sigue sin inmutarse.
Solamente cuando se da la vuelta para seguir con su ruta, muestra una
expresión de sorpresa, como si algo inexplicable, que no sabe que fue, hubiera
sucedido.
Como si fuera algo sin importancia, hace como se lo quita
de la cabeza, y sigue la ronda bandeja en mano.
Poco después, un perrito, mascota de uno de los invitados, se le pega a los pies y empieza a mordérselos. Entonces con la risa nerviosa, dice una cosa absurda sobre los pies, como que en algunos pueblos los animales se comen a los humanos, excepto a los pies. Y lo dice con esa sonrisa y algo lela que tiene.
domingo, 24 de julio de 2022
EL LEJANO PAÍS ADONDE MARCHAN LOS RECUERDOS (LALAGUN, 1)
Miró al lugar de siempre, de toda la vida, a ese rinconcito inadvertido, y se había esfumado. Ya no estaba.
¿Cómo?
Pues ..., como la sucursal del Banco Hispano-Americano, la de la canción de Sabina.
Se trataba de un rincón, rincones, de la vetusta ciudad de Aguere, que encuentrabas aquí y allá, abandonados, con la maleza recubriéndolos, resistiendo con su planta el paso del tiempo.
Abandonados a su suerte, dejados de años, no era tanto su imagen de abandono lo que le llamaba la atención a uno.
Más bien era la conciencia de tiempo detenido, intemporal, resistente al paso aplastante de los años.
Latía allí, en esos rincones, rincones convertidos ya en estampas, algo vivo, aunque languideciente. Apenas viviendo con un hilillo de vida, con un soplo de aire.
Son, eran, esos rincones de la antigua ciudad del hablar al ves-re.
llegando por la carretera de Tejina.
De pronto, una límpida acera, un diseño de tiralíneas, una nueva edificación, lo había barrido del lugar, lo había fulminado. Como quien se quita los cascos de un juego de realidad virtual.
¿Cómo?
Pues..., la sucursal del Banco Hispano-Americano.
Al poco tiempo, ni siquiera recordaremos que allí hubo esa estampa, esa fotogenia, esa imagen impávida al paso del cemento y los ladrillos de los tiempos.
Seguramente, a estas horas, algún aficionado a la fotografía, protector de los recuerdos, guarde en sus memorias estos rincones que aún quedaban, vivos aunque inadvertidos, convertidos en imágenes, iconos, mudos testigos del tiempo.
Han ido poco a poco, sin que nadie fuera el responsable, desapareciendo, de incógnito, sin alzar ninguna voz. Silenciosos. Como seres de otro mundo.
Y quizás sea esa la única verdad. El mundo de los recuerdos, el de las nostálgicas imágenes. Han pasado a ese etéreo mundo de las imágenes.
Y, ahora, en los tiempos que corren, van formando parte de ese mundo virtual, el que recrea la memoria desde hace un tiempo, en el que poco a poco todos nos vamos diluyendo cada vez más.
Se han marchado de la anciana laguna por la puerta del ensueño. Ni siquiera ahora han
hecho otra cosa que permanecer inmóviles, ocultando su desdicha.
Muretes orlados de enredaderas verdes y rosas, puertas vencidas y oxidadas, van desapareciendo uno tras otro ante la apelmazante masa del tiralíneas y el plano ortodoxo aplicado al desaprovechado espacio.
Una tapia de siempre, de tierra y arcilla, decrépita, con su vegetación contenida tras ella, descubre ahora un pomposo cartelón, anunciando una promoción de adosados dúplex o tríplex.
Vamos, eficaz y óptimamente, hacia la concreción del proyecto urbanístico perfecto.
Los ramajes molestos asomando detrás de aquel solar de siempre, el murito terroso y sin pulir, han de ser reutilizados, rentabilizados, aplicando el máximo óptimo de uso y aprovechamiento al que se debe el lugar.
En La Laguna ahora mismo no hay espacio para vivir. Ese espacio, rincón, esquina, son una opción interesante, técnicamente hablando.
Ese rincón, esa esquina, los muretes, …, van viviendo, a su manera una vida de santurrones, eremitas y beatos.
Y allí, pues, más allá de este mundo devorador de espacios, omnívoro, estos rincones de la memoria viven ahora, silentes, de piedra, en el mundo el de los justos, un más allá siempre junto a nosotros, invisible siempre.
Han pasado a otra vida, inmortal ella, al otro lado de la Estigia. Van las imágenes hacia allí, calladas, silenciosas.
Han desaparecido, en verdad, de su existencia física, terrenal. Quizás desaparezcan del todo cuando el último visionario de estos santos y arrinconados lugares desaparezca también. Y ya nada será de ellas, ya nada de nosotros.
sábado, 23 de julio de 2022
She Wore a Yellow Ribbon/John Ford. (PIE, cont.)
EL
MONUMENTAL VALLEY
Las
espectaculares instantáneas del Monumental Valley inundan toda
la escena de este film, La legión invencible, y funcionan casi como un
personaje más de la película.
Si
no el principal
En
verdad que al ver la película, una del oeste, por así decir, queda uno de nuevo
efectivamente impactado por las esplendorosas imágenes que allí se ofrecen. Vistas
generales y panorámicas, estampas casi icónicas de aquellas fortalezas en
ruinas de piedra colorada, toscamente en pie, elevadas en rígida verticalidad
sobre un paisaje mayormente llano, crean una atmósfera, un ambiente
paisajístico inigualable.
En Centauros y
en otras películas encontramos los mismos lugares y las mismas estampas por las
que cabalgan los personajes. Sin embargo, parece ser en esta donde se condensa
la esencia, donde riscos colorados mudos y amenazantes cobran todo su
esplendor.
Y
si nos ponemos a ello, casi que la película cobra su valor por ellos. El
ambiente humano del film, los personajes, Nathan hablando con su mujer, la
historia de amor entre el teniente Flint y Joanne Dru, las luchas con los
indios, la trama, es la que primero nos atrapa.
Ahora
cuando la ha revisto uno, impacta más este paisaje. Contra él, las cabalgadas
del confederado Ben Jonson, los cheyenes, adquieren su verdadero contraste y su
verdadera dimensión
“¡DARÍA
LAS GRACIAS PORQUE ALGUIEN ME PIDIERA HERRAR LOS CABALLOS!”
Al coronel Nathan Britten le llegó el tan recontado como temido día de su licencia. Ha servido prácticamente toda su vida en el ejército, en la caballería.
Ya
en la última parte de la película, la partida del ejército que había salido
días atrás de expedición y ara acompañar a unas damas, regresa derrotada,
cansados y casi sin moral. Además, una patrulla ha quedado expuesta para defenderlos,
y están pendientes de regresar para socorrerlo.
Ya
en la cabaña del general, éste le dice s Britten que se olvide de volver a
salir. Lo hará su lugarteniente. Él se acaba de licencias rrd del ejército. Hy
que deja que lo nuevos cargos se breguen en la lucha.
Por
fin, Nathan Britten asiente, se rinde ante la evidencia, y se declara ya oficialmente
licenciado.
Al
salir del despacho, le dice a las dos mujeres que estaban allí, Abby y Olivia,
su sentimientos desolados en ese momento.
- Toda la vida al mando de soldados
y batallones, todo el mundo pendiente de mí. Y ahora, de golpe, paso a no ser
nada, a que nadie me reclame.
Y,
a continuación, exclama totalmente abatido:
¡Ahora hasta suplicaría a cualquiera
porque me llamara para ponerle las herraduras a un caballo!
Esta
frase, exagerando mucho mucho todo, cambiando casi todo, recuerda el aquel
lamento del Aquiles sombra del Hades. Aquel Aquiles ufano de la gloria
en vida, reniega de ella en el inframundo y suplica por volver a ella, aun
siendo el más mísero servidor y esclavo sobre la tierra.
Es
claro que Aquiles ha muerto y se encuentra en el Hades. Su estruendosa
afirmación es evidente que resalta por ello.
En
una traducción más libre, Aquiles le responde de esta manera a Ulises (Od., XI,
487-491):
que
se revuelcan en los estercoleros sobre la tierra,
que
ser el gran rey Aquiles en este mundo de sombras subterráneas”.
El texto en griego:
(Odiseo) ὣς
ἐφάμην, ὁ δέ μ' αὐτίκ' ἀμειβόμενος προσέειπε·
«μὴ δή μοι θάνατόν γε
παραύδα, φαίδιμ' Ὀδυσσεῦ.
βουλοίμην κ' ἐπάρουρος ἐὼν θητευέμεν ἄλλῳ,
ἀνδρὶ παρ' ἀκλήρῳ, ᾧ μὴ βίοτος πολὺς εἴη,
ἢ πᾶσιν νεκύεσσι καταφθιμένοισιν ἀνάσσειν.
Así hablé, y él al punto,
respondiendo, me dijo:
‘¡Vamos, no quieras dorarme la
muerte, ilustre Odiseo!
Preferiría, estando en la tierra,
trabajar a sueldo para otro,
para un hombre sin suerte, que no
tuviera muchos recursos,
más que reinar entre todos los
muertos, que han perecido.
HERRADURAS-PIE.
Y,
en esta misma expresión con la que Wayne expresa lo que estaría dispuesto a
hacer con tal de seguir siendo útil, valioso, lo expresa con la imagen del
herraje de los caballos.
Como
siempre, andamos estirando la cuerda con esto del PIE y su simbolismo.
En
fin.
Siguiendo,
pues, con ello, no es menos cierto que la visión de herrar los caballos, labor
menesterosa que Nathan escoge para expresar su aferrarse a la vida digna, viene
a equivaler, mutatis mutandis, a la de calzar los pies, cuidar de los pies,
lavarlos, etc.
Es
decir, una operación muy humilde a la que es capaz de llegar. Y directamente relacionada
con el simbolismo de los pies en general.
En
este caso, con las patas equinas, con la labor menesterosa que implica ese
trabajo humildísimo
EN
CIERTO MODO, She wore a yellow ... es un western crepuscular.
Aunque no como Liberty Valance, del mismo John Ford. Liberty Valance
significa dejar a todo el género del western en el borde del abismo.
En
La Legión invencible, Nathan-Wayne cruza con una línea,
torpemente, los pocos días que le faltan para su jubilación, apenas cuatro o
cinco al inicio de la película.
Wayne
está perfectamente caracterizado y avejentado. Tienen una mirada ya lánguida,
necesita de lentes, los emplea discretamente para leer de cerca, todo su rostro
muestra cansancio, y en su cabello peinan canas.
En
verdad que parece cansado. En un momento, ante una matanza de los piel rojas
exclama “¡Ya no estoy para estas cosas!”.
Lo
curioso es que en Liberty Valance, u otras posteriores a She wore …,
la figura de Wayne en estos films se muestra joven, madura, en absoluto con
esta vejez prematura con que aparece en el film.
EL
CENTAURO QUIRÓN-WAYNE:
Como
en muchas otras películas, y sin que uno penas lo advierta, (Centauros, El
Dorado, ...), Nathan-Wayne desempeña el papel de educador, del mítico
centauro y educador de héroes Quirón.
Aquí
si le vendría bien su caracterización centaurea, pues pertenecen a la
caballería.
A
lo largo del film, Nathan irá ejerciendo su función de educador, al tiempo que
jefe y comandante del batallón. Principalmente sobre su inmediatamente segundo,
Flint, y sobre otro oficial novel, Pennell.
Todo
esto, y es un rasgo característico del director, todo eso lo mezcla con un
humor dosificado. que hace la visión del film ininterrumpida. Sin darte cuenta,
la película ha avanzado sin demoras cuando te das cuenta.
NATHAN
Y GLADIATOR:
Nathan-Wayne
es un hombre de firmes principios y valores religiosos.
Su
relación con el más allá, con el que se comunica diariamente para hablar con su
fallecida esposa unos años ha, se muestra en la película con cierta
regularidad. Nathan visita el humilde cementerio, de cruces de madera, en el que
yace su esposa. Tiene conversaciones particulares con ella, como si estuviera
junto a él todavía.
Es allí donde lo sorprende por primera vez Joanne Dru, que va al lugar para encontrarse con él y pedirle disculpas por una acción anterior.
En
esto nos recordó el sentimiento piadoso y familiar de Máximo Décimo Meridio en Gladiator.
Salvando las distancias, claro. Pero coinciden es esa Vinculación con el más
allá, la comunicación, las ofrendas y el deseo de unirse a sus familiares.
LAS PLANTAS EN GRIEGO
LAS CABALGADAS DE BEN JONSON.
Nathan Brittles
(Wayne),
mayor Mac Allshard
(George O'Brien),
esposa de Allshard,
Abby (Mildred Natwick),
su sobrina Olivia
Dandridge (Joanne Dru)
Flint Cohill (John
Agar)
Pony-That-Walks (Jefe
John Big Tree).
Segundo teniente
Ross Pennell (Harry Carey Jr.)
miércoles, 13 de julio de 2022
EL FLASH-BACK DE RANSOM STODDARD: LA DILIGENCIA OVERLAND (LIBERTY VALANCE)
RANSOM EN EL PERIÓDICO.
"ÉSE ES MI BISTEC, VALANCE" (PIE, CONT.)
En principio, ahora nos viene a la cabeza, podría ser como la
novela breve Crónica de una muerte anunciada.
Ransom, pues, sale de la cocina con la comanda, un bistec con
patatas, de Doniphan.
Aún en el suelo el abogado, vemos entrar en el plano a Doniphan-Wayne, harto del rufián, dispuesto a lo que sea.
SIMBOLISMO
La zancadilla travesera refleja y delata la ruindad y maldad de Valance-Marvin, unido a la risotada suya y sus secuaces.
-
Fábulas de Esopo analizadas y traducidas por la profesora Clara Álvarez. Esopo, 221: Zeus y la serpiente. from Clara Álvarez la ra...
-
Me hallaba en un aula, viendo por enésima vez Gladiator , en nuestra opinión la mejor película de romanos hasta la fecha, habrá que ...