miércoles, 23 de diciembre de 2020

EL NOSTOS DE UN DISIDENTE CUANDO LA PERESTROIKA

    Desde el principio, que costó coger el tino al libro, al relato de No será la tierra lo encontraba uno demasiado previsible, simple, obvio del todo, absolutamente. Luego que nos dimos cuenta que el libro tienen esa estructura, ese recurso, el relatar y hacer crónica de lugares comunes, llámense acontecimientos, noticias o sucesos, que han ocurrido y modelado el mundo entero, en concreto y especialmente los acontecimientos que se desarrollaron en a antigua URSS, unido a que la trama se animaba, enconramos un hilo conducor a la historia..

    Tiene, por tanto, esa estructura, esa técnica de basarse en los acontecimientos y sucesos notoriamene coocidos que han sucedido a lo largo de  siglo XX, casi más en concreto en la segunda mitad.

    Por eso no es de extraño y rocambolesco que sus protagonistas aparezcan mezclados en los acontecimientos de todos conocidos de aquella ´decadas, pues es una forma de novelar como si de una crónica periodística se tratara, enhebrando hechos históricos con una estructura literario-novelística.

    En eso se parece, nos viene  a la mente, esa técnica que ya usara, y con acierto y manipulación de imágenes que aún lo hacía más creóible, decíamos, que nos recordaba a Forrest Gump. Su protagonista apareece entremezclado con sucesos y personajes de los años sesenta estadounidense (Elvis Presley se aloja en la caa-pensión de su madre antes de ser famosos, aparece en una recepción con el presidente Kennedy en la Casa Blanca, la lucha en Vietnam, su idealizada novia está en los arranques de la movida musical y psicodélica de los esesenta, ...)

    De igual manera, uno de los personajes aparece en el Zaire intentando reflotar la corrupta economía de aquel país cuando Mubutu gobernaba, su hermana acontece ubicada en el Rainbow Warrior en los días dell atentado en el atolón de Muroroa; Oksana, la infeliz adolescente rusa, ve por la tele el viral aterrizaje de la avioneta del alemán en la plaza Roja de Moscú, barruntando los nuevos tiempos que se avecinaban, etc.

Así pues, utilizando esta técnica de ubicar a sus personajes en los acontecimientos y noticias más llamativas de esta época, no hay que olvidar que la novela tienen como eje y foco de atención primordial, que no único, los suscesos que llevaron al mayor y más insospechado acontecimiento político con el que se podría decir que concluía antes del año el siglo XX, la caída del régimen social comunista en la URSS y el necesario y susbsiguiente reequilibrio en el mundo entre las nueva situación. 

EL NOSTOS DE ARKADI, EL DISIDENTE POLÍTICO    

    Casi sin quererelo, el eminente ingeniero y científico Arkadi, dueño de una ilustre y prometedora carrera científica, bien situado profesional y políticamente en la administración soviética y en la industria, de repente siente una crisis de conciencia ante el tipo de armas que está produciendo. Sin querer convertirse en un objetor político a lo Sajarov, por aquellas fechas ya con varios años represaliado, debido a la férrea y obcecada administración del penamiento burocratizado del Soviet, viene a dar con sus huesos en las cárceles más penosas, miserables y destructivas del mundo penal soviético.

    Tras pasar allí varios años, los nuevos tiempos de la Perestroika, con Gorbachov liderando aún timidamente los nuevos rumbos, se consigue excarcelarlo y devolverlo a su familia y, quizás, a su vida anterior.

    El nostos del personaje aquí está cargado de toda la ira, la tensión, frustración, sentimiento de culpa y rabia que acumula el personaje y su irrecuperable y destrozada carrera profesional. El momento del reencuentro entre Arkadi y su mujer Irina, cual Ulises y Penélope, está muy cargado de sentimiento y emociones contenidas y contarias, que vienen a eclosionar, en un colectivo abrazo entre los tres,  segundo reencuentro, con el de su hija Oksana, del mismo cariz.

    A partir de ese momento, y es verdad que esto ya no se nos cuenta tampoco en la Odisea, novelas o películas, el qué ocuurirá después de que los amantes se reúnan y reemprendan su cortada vida, en esta historia la evolución de la relación no puede ser más triste y desasosegante. Ulises-Arkadi ha perdido en esos años destructivos y autodestructivos su anterior talante comprensivo y estable, y se ha convertido en un ser ególatra que solo vive por y para su causa, su sufrimiento y sus propias ideas.

Penélope-Irina, por su parte, ve como toda la lucha que tuvo ella mientras su marido sufría en la cárcel, su lucha con esos pretendientes que ya no eran tales, sino los dueños reales del gran palacio de la URSS, la nomenklatura, esto es, su lucha infatigable no ha sido reconocida por Arkadi, ve como su esposo ya no es él, aunque físicamente quede algo de lo que fue, y se desilusiona ante el rumbo que va tomando su vida.

    Y su hija Oksana, la Telémaco de la historia, entra en una de sus fases críticas y depresivas, autodestructivas y solitarias, hasta que va encontrando el amparo y refugio del que carece en su familia en la poesía y la escritura.

LOS EPÍTETOS FORMULARES.

    Desde el primer momento en que leyendo caímos en una de estas expresiones, aposiciones calificativas sintácticas pero que, a la luz de la literatura, carente de todo fundamento y función artística y estilística, nos dijimos que aquello era como un remedo en prosa del epíteto formular del género èpico en su fase oral. 

    Al seguir con la lectura, hemos ido viendo como seguían apareciendo estos sintagmas, aposiciones, entre comas, a la hora de referirse a un personaje, a una ciudad, y que, en relaidad, no aportaban prácticamente nada al estilo de la novela ni tampoco, como en la poesía oral, donde era, a pesar de los sofistacado que podía llegar a ser, un recurso básicamente aliado de la mnemotecnia, cumplía ninguna función de ésas.

    Incluso en un caso, igual hay más, utiliza uno y el mismo que se haya en la Ilíada, en la épica homérica. El conocido epíteto formular dedicado a Agamenón, y a veces a él y a su hermano Menelao conjuntamente, el epíteto de "pastor de hombres", kosmetore laon, surge de repente y varias veces en el texto. En este caso, y quizás no casual, esta formula que le corresponde a Agamenón en la Ilíada, aquí se lo adjudica el autor, nada más y nada menos, que a Mijail Gorbachov.

    Además, en clara oposición al otro eminente líder de aquellos momentos, luego derruido por sus propios afanes y maneras, Boris Yeltsin, parece que quiso otorgarle ese superior epíteto en demérito de este otro dirigente político en rivalidad de aquellos años.

ALGUNOS EPÍTETOS "FORMULARES".

- Sájarov, "hacedor de luz". Consultando en internet, parece ser un epíteto de tipo religioso, de un himno sacro.

- Gorbachov, "pastor de hombres". En la Ilíada aparece la expresión tal cual, "pastor de hombres", κοσμήτορε λαῶν, aplicada normalmente al rey Agamenón, y también, como al principio de la Ilíada, a él junto con su hermano Menelao, en dual. Agamenón recibe otro epíteto similar, rey de hombres, además de otros muchos (cf. wikipedia, epítetos en Homero). Este epíteto no es exclusivo del Atrida, también se le adjudica a algún que otro personaje, como al ardoroso Aquiles y a cierto Briareo 

- Boris Yéltsin, "de fuertes brazos".

- Moscú, "ciudad de anchas calles". Esta es un calco de la expresión adjudicada a Troya en el canto II, 29-30, de la Ilíada, πόλιν εὐρυάγυιαν  Τρώων· Hemos de pensar que si Roma fue la nueva Troya fundada por Eneas y el designio de los dioses, Constantinopla es la segunda Roma y, por tanto, tercera Troya. Y es cierto y conocido de siempre que Moscú es conocida como la tercera Roma, la que hereda el renombre de la ciudad original una vez que Constantinopla cae en manos del imperio turco. Sería, por tanto, la cuarta Troya.

- Washington, "eje del cosmos".

- Leonid Brézhnev, "momia artera".
- Ismet, su juguete, epíteto que sale a relucir cada vez que Eva menciona a su joven amantee turco durante su estancia en berlín, al que conoce desde el primer día que llegapor casualidad, admite en su apartamento en principio por un día, y a la mañana siguiente acaba aceptando que la estancia se va a prolongar más alá de lo que tenía pensado. Y esa relación puramente casual y su aceptación se traduce en el uso del epíteto 2jugeuet" con el que acaba normalizando esa situación largamente transitoria.
- Curiosamente, en otro pasaje de la novela, cuando Oksana le confiesa a Anna la intención de emularla en su carrera literaria, dice esto en relación con los epítetos: "San Petersburgo - ante tí no me atreveria a balbucir el epíteto que le impuso la venganza-...". Que no abemos exactamente a que se refiere esa venganza, pero parece haber una renuncia en este pequeño truco estilistico de los epítetos formulares de la novela.

OTROS ELEMENTOS CLÁSICOS

    - El tema de Pigmalión: el conocido mito de Pigmalión, llevado al cine en la famosa My Fair Lady, basada en la obra de G. Bernard Shaw  e inspirada en un mito clásico, , trata el tema de cómo las personas podemos ser por voluntad de otros ser modeladas a voluntad y convertirnos en lo que aquella su creador quiera. Es el famoso asunto de la obra de Bernard Shaw, quien se propone , mediante sus artes y la educación, convertir a una joven del arrabal londinense en una dama de alta alcurnia en cuestión de semanas.
En la obra de Volpi es sólamente un breve frase que aparece a final de la reflexión frustrada del personaje de Éva. Y ello a raíz de su ingenua confianza en que una vez entablada una relación sentimental con Philip, aquellas cosas que le disgustaban podría irlas modelando poco a poco.
hasta que llega el momento de la revelación y el descubrimiento de que no ha podido, y se pregunta por qué. es cuando piensa sobre sí y se saca esa concluyente frase, en el momento de la separación. Así dice al final del párrafo, cuandos se percata de su evidente equivocación: 
"... Si de pronto las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas no fue por decepción, tampoco porque se sintiese traicionada, ni siquiera por ver quebrantado su orgullo, sino por darse cuenta de que la estúpida era ella, no Philip. Él era como era: guapo, soso, intrascendente. Ella había querido transformarlo. Qué idiotez, Éva Pigmalión".

    Curiosamente, nos viene a la mente ahora que este síndrome de Pigmalión en Éva no es exclusivo de ella, sino, al parecer, propia, en según que casos, del género femenino. Así lo entnde Luis Racionero en sus memoria-alegatos que escribe en los últimos años de su vida, con setenta años ya cumplidos y cuando ya, según él, puede contar lo que le parezca llegado a esa edad. En su varia y compleja relaciones sentimentales con otras tantas mujeres, parece elevar a categoría efectiva el este síndrome Pigmalión que anida en cada mujer, al menos con las que él estuvo, operando en ella como un mecanismo controlador y eficiente de las relaciones de pareja. En su caso, con esta digamos estrategia femenina  chocaba de continuo y quizaás fuera causa de alguna de sus rupturas.

- CIBERNÉTICA:  se narra en la novela los primeros comienzos de la disciplina tecnológica de la cibernética, cuando aún no se sabía qué era ni que podía llegar a ser. El escenario es una confernecia en la que el científico Rosenblueth habla de ella por primera vez.

"Los aplausos no se hicieron esperar, por más que aquellos científicos no pudiesen saber que allí, en ese caluroso salón de conferencias, Rosenblueth les había anticipado el nacimiento de una nueva disciplina, la cibernética, un término acuñado por Wiener del griego Kibernetes, piloto o timonel".

tal como lo describe en el libro, Wiener y sus precursoras ideas fueron marginadas por otros científicos más espabilados que quisieron allegarse toda la fama del nuevo conocieminto a su provecho. Parece que era el prottipo de sabio ensimismado y distraído, soo preocupada por las más altas esferas del pensamiento.

Lo que , de toda formas, hay que agradecerle es que haya encontrado y empleado esta palabra del archivo léxico griego, Kubernetes, del arsenal general para los innovaciones en el campo científico-técnico. 

Ciertamente, kubernetes significa timonel o piloto de las antiguas naves de remeros griegas. Es una palabra compuesta de kuber, gobernar, dirigir,  y naus, nave, más el sufijo de agente -tes.

Norbert Wiener
¿Por qué la utilizó? Habría que remirar en algun lado, en la novela se contenta con indicarnos como de pasada y en medio del ambiente científico-técnico con el que suele dotar Volpi a sus logradas novelas, a veces rozando la aparencia de un documental por lo fundadas que estan y los emas cientificos en los que se contextualizan. Se ve que Wiener estaba preocupado por las relaciones entre el ser humano y la máquina, el principio de control y retroalimentación, y quizás de ahí le viniera la idea de emplear esa término griego que ejemplifica el mando humano , el timón, sobre un aparato o máquina, una nave, ahora un ordenador.

 

EL JUEGO DEL NARRADOR.

"... Quince años para desovillar la madeja que me unió a ella y a las mujeres que la rodearon. Quince años para escribir un libro, el único libro que valdría la pena, no una novela ni un reportaje, tampoco una confesión o unas memorias, sino un ajuste de cuentas. Quince años para escribir No será la Tierra". (p. 45)

        fragmentos sueltos y desmembrados que poco a poco, utulizando no sé como se llamara esa técnica, la de la disonnancia cognitiva la llamaban en algún curswo de psicología al auq e asistí, y que uno simplificaba en la cuestión de presentar la historia, la labor, el trabajo, cualquiera que s¡fuese, de forma distinta, creando una confusión inicial que luego poaultinamente se ira disipando. e esa manera se capta y mantiene, en teoría, la atención del otro en el transcurso de la acción.

        Así pues, los personajes principales, tan dispares y residentes en ditintos continentes y con historia profesionaes y particulares bien distintas, van suscediéndose en la trama de forma inconexa totalmente desde el principio para ir poco a poco encontrándose en algún momento al que, voy por la trescientas y pico, todavía no hemos llegado.

        Se supone que el hilo conductor es este Cide Hamete Benengeli que todavía no sabemos bien quién es, , un este recluso que en sus quince años de celda y prisión redadcta el este manuscrito que ahora el lector lee. 

    Además de este primer testimonio en primera persona del narrador de la novela, en lo que vamos leyendo de vez en cuando hace algún que otro paréntesis para regresar a la primera persona e ir exlicando su particular implicación en la historia y su escritura.

LA LITERATURA COMO FÁRMAKON

"Querida Ánniushka, me disculpo por no haberte escrito antes, aunque desde hace años me salvan tus poemas..."

MENIN AEIDE THEA, LAS MUSAS DEL HELICÓN VISITAN A OKSANA.
        Ya en otro momento anterior, justo cuando Oksana descubre el poder sanador y benéfico de la literatura en medio de una de sus crisis depresivas y autolesivas, es cuando se verifica el tiempo en que elige dedicarse a ella con plena vocación, cuando tiene esa autorevelación.
        Unas decenas de páginas más adelante es cuando tiene, digamos, su autoconsagración en manos de las musas del arte literario. es cuando conoce a A..., quien adivina la especial sensibilidad de la niña para las letras y se convierte en algo así como su mentora, le aconseja autoras, sobre todo autoras, y lecturas, y desde ese momento Oksana tien un camino a seguir.
        Ahora, hacía las página trescientos y tantas, escuando esa incipiente iniciación alcanza el momento álgido de convertirse en un bautizo sacro, un reconocimiento del carácter numinoso y sagrado de la tarea literaria., al estilo del encuentro de hesíodo con las muas del monte Helicón. Es, al ismo tiempo, la reivindicación de la labor literaria que todo autor o poeta alberga en su interior, el horaciano Non omnis moriar.
        "Leí una anécdota de tu adolescencia: ...tu madre te llevó a Bolshói Fontán, tu caa natal en las cercanías de Odessa, y en cuanto volvite a ver aquel sitio idílico y cai olvidad, dijiste: algún día habrá una placa aquí con mi nombre".

    En este caso es la revelación visual y la autoafirmación de perseguir esa gloria literaria, en este caso emulanado a su maestra Anna...., a la que ella va a querer parecerse , ".. yo también quiero que algún día haya una placa en mi sucia casa de Sverdlovsk que cante mi nacimiento".
        A continuación, estas palabras con las que se reafirma seen su labor de vate sagrado, "renuncio al mundo y a sus placeres y aspiro a convertirme en una vestal idéntica a ti, en sibila.", es decir, se consagra como una sacerdotisa, y convierte su labor en arte literario y sacro-profético.
        Y, para reafirmarse, recibe su bautizo formal, más bien su autoabautizo con el que entra en es otro mundo con un nombre exclusivo y propio, "Al terminar, firmó: Oksana  Gránina. Insatisfecha, tachó el nombre de su padre y lo sustituyó por el seudónimo que habría de llevaradherido a su piel desde esa tarde: Oksana Gorenko".
        La labor literaria se ve, como en los primeros aedos, fruto del arranque poético, la labor poético se identifica a un rapto emocional e irreflexivo: "Compartimos un delirio semejante: voces alzadas ..."
Sigue en ese afán de la labor poética no sólo como de rapto artístico, sino de función sagrada y religiosa. por eso trata de comunicarse con Anna, que acaba de morir, para que con una comunicación transcendente, la convierta en su guía, su fuente, su memoria, su Musa, aunque de tintes trágicos y dolorosos: "Cuéntame tus secretos y muéstrame tus secretos (parece la peticiónde las musas a hesiodo, dsabemos contar verdades y muchas mentira s con apariencia de verdades...) qué vías he de tomar, cuáles han de ser mis pasos, cómo transmutarme en escritira, no: en profeta".

        El Helicón de esta Musa no es el prado y el bosque frondosos e idealizado de un poeta Hesíodo, más bien todo lo contrario, transmutado por los años de un régimen autoritaria, burocratizado, fósil, en el que las almas poéticas han de sufrir censuras, represiones y marginaciones sociales: "Ahora que reparo tu itinerario- tu juventud soñada, tu soledad, el asesinato de Gumiliov, la persecución de tu hijo, tu carácter de paria..., los años de hambre y de pobreza, los celos y el odio del tirano, tu vejez y tu muerte- me descubro atraída hacia tí como una polilla..." 
        Es decir, nada más lejos de la visión idílica y sagrada que tien el poeta en el helicón ante las graciosas y divinas musas, sino la viva representación de un vate que no por ello menos sagrado, el mundo en el que se desenvuelve la visión es desolador y totalmente patético. Y totalmente distinto a aquella visión deslumbradora que tien W. allen la primera vez que viaja de Brooklyn a Nueva york y descubre Broadway, sus cines y el mundo pasmoso del espectáculo.

TROYA Y MOSCÚ
Quizás la caída de la URSS venga a equipararse, no por otra cosa sino por la conmocion que produce, con la de la famosa ciudad de Troya, y el autor quiere parangonarse como su cronista oficial, al menos el narrador dentro de la obra, y utiliza este mínimo recurso estilístico, el epiteto formular, como un guiño a esta comparación entre Troya y Moscú, quizás, o por lo mismo, nada de esto, que sea lo más probable.

EL ÓBITO TRANQUILO Y SERENO DE SÁJAROV
LA INAUGURACIÓN DEL MACDONALD´S EN LA PLAZA PUSHKIN, 31 DE ENERO DE 1990

sábado, 5 de diciembre de 2020

LA RATONERA, EDIPO Y EL CAZADOR CAZADO

EN ESTOS DÍAS previo a este puente tan deslucido, esperemos que todo mejore, cayó en nuestras manos un librito clásico de Agatha Christie, La ratonera, que leímos en una edición destinada para el público y el ámbito didáctico.… probablemente tenga antecedentes.

ADVERTENCIA ANTES DE LEER: Si no la han leído, mejor no sigan leyendo pues aquí desvelamos la resolución de la obra.


En esta obra teatral se introduce el motivo policíaco, el de que el culpable al final es el propio investigador o policía, que nos lleva claro al motivo del cazador cazado, que tienen uno de sus primeros representantes en el mito de Acteón y sus ciervos, y que, si queremos situar también al referente clásico en general de la novela policiaca, habría de mencionarse, claro, a la tragedia de Edipo. Y es que, además, entre los múltiples temas y motivos que toca, está también el del cazador cazado.

            Esto también está, en cierto modo, recogido en la obra representativa del expresionismo alemán, El gabinete del doctor Caligari. El relato, incomprensible en su mayor parte, se resuelve al final al hacerse evidente que quien narra la historia, el supuesto protagonista, es un trastornado que vive en un manicomio…

    También, y mezclado con  otros temas, como el de Medea, o Los Otros, en versión cinematográfica, donde la acción vuelve a estar narrada por la propia culpable, en este caso también trastornada por el suceso que le afectó en su propia familia y psique.

    En La ratonera, las sospechas, como bien suele hacer la autora Christie, se van repartiendo entre todos los miembros presentes en esa casa, esa casona alejado del pueblo, aislado por la niebla en un día de nevada e incomunicado del exterior por la desconexión, a posta o no, del medio telefónico…

Es otro caso del tema o motivo del cuarto encerrado, aunque aquí se refiera a la casa, que es otro motivo en sí mismo.

La autora recurre también al mismo esquema de una de sus primeras y más conocidas, de las que le dio reconocimiento al comienzo de su carrera como escritora, El asesinato de Roger Ackroyd.

Aquí va repartiendo las sospechas a lo largo de los tres actos entre todos los personajes allí encerrados, creando un cierto ambiente claustrofóbico y de tensión donde empiezan a salir tensiones, problemas, temores e indecisiones que alteran casi por completo la aparente estable vida de sus protagonistas…

Hay también un mosaico de personajes típicamente británicos y de sus conductas y temperamentos consecuentes: un militar retirado que ha pasado parte de su vida en la India, una señora jubilada, protestona y recalcitrante, un joven de elegantes maneras pero inseguro e indefenso, … Como se ve, se juntan profesiones y características personales y psicológicas bien variadas, y todas ellas sujetas de ser posibles candidatos al crimen.

Pero, como íbamos diciendo cuando lo del motivo del cazador cazado, el detective que dirige y se hace cargo de la operación, aparecido misteriosamente por la ventana de la casona, se hace cargo inmediatamente de la situación, se arroga la dirección de la investigación en localidad que su cargo oficial le otorga, y va dirigiendo los pasos y pesquisas de la trama a lo largo de la mayor parte de la obra.

Resulta que este personaje, cual aquel referente trágico, el Edipo autorrealizado, eficiente y que se pone a cargo de la investigación de la peste en la ciudad de Tebas, igual que este Edipo ensoberbecido, se descubre al fina como el responsable y verdadero culpable de la historia.

No ocurre un proceso gradual de desvelamiento de la personalidad del sujeto, como sucede en la tragedia, sino tal vez por mor de las características del género policiaco, hay que esperar al momento fina en el que se desvela el misterio se hilan los sucesos y acontecimientos, y se revela la verdadera identidad de los protagonistas.

Como en Edipo, se produce también el desvelamiento del protagonista. En la tragedia, es claro, el propio tirano lo desconocía, en La ratonera, el criminal es consciente de su identidad oculta para poder realizar su venganza

En ambos casos, un suceso ocurrido en el pasado, en la infancia de los personajes cuando infantes y en el seno de su propia familia, deja marcados de por vida a los sujetos. En Edipo, el abandono a causa de la maldición que arrastra su familia; en La ratonera, el maltrato y crimen en el seno de una familia cruel

El deseo de venganza y el odio y resentimiento trastornan al personaje, quien en gran parte desconoce la totalidad de la o sucedido y aquello se le convierte en un trauma del que solo cree salir, como en una buena tragedia, además, a base de violencia y crimen.

La catarsis final es claro que es más brusca, reveladora y universal en la tragedia, en La ratonera todo el suceso queda circunscrito al trastorno enfermizo del criminal, cuya resolución exige comprensión y tratamiento médico antes de enfrentarse a la realidad de lo acontecido.

En fin, una novela como todas las de la autora, amena, tensa, con variedad de recursos, giros en la trama, retratos personales, que sigue los motivos, entre otros, de la habitación o casa cerrada, y especialmente, el del cazador cazado, cuyos referentes clásicos están en Acteón y Edipo, y que a lo largo de la novela policíaca, especialmente a partir de Poe y otros, reutiliza estos motivos en clave ya de este género literario.

 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

PECCATA MINUTA (CONT.)

LATINISMOS

Coloca los latinismos correspondientes en las frases siguientes:
- Sebia consideró TOTUM REVOLUTUM (x referéndum) la declaración de independencia de Bosnia y le declaró la guerra.
- Me salió todo redondo en un santiamén: TOTUM REVOLUTUM (por veni, vidi, vici).
- Las parejas que conviven marialmente, aunque SENSU LATO (por de facto) no sean un matrimonio, CASUS BELLI (por de iure) lo son.


EVOLUCIÓN FONÉTICA: 
Explica los fenómenos fonéticos y la palabra o palabra resultantes de los siguientes vocablos latinos:

- dominicum: ... la -m del acusativo cae por ACOPOPE
- apiculam: ... la -m del acusativo cae por ACEPOPE
- dominicum: ... la -m del acusativo cae por Ácopope
- populum: POPULMUM, la m del acustativo cae por Ápocope (populmu), la intervocálica desaparece (poulmo), lm pasa a bl (poublo), y las vocales se abren (pueblo).
- porcum: cerdo


LITERATURA
CARACTERÍSTICAS DE LA ÉPICA:
- ... el particular uso de APODOS, como Aquiles el de los pies DE PLUMA

OVIDIO: VIDA Y OBRAS:

- ... Publio Ovidio Naso nació en Sulmona ... Estudió CIENCIAS POLÍTICAS pero las abandonó rápidemante...
- Ovidio ... el padre lo obligaba a estudiar ALGO que él no quería...

TRADUCCIONES:

Interim nostri milites impetum hostium sustinuerunt atque amplius horis IIII fortissime 

pugnaverunt et, paucis vulneribus acceptis, complures ex iis occiderunt. Postea vero quam 

equitatus noster in conspectum venit, terga verterunt magnusque eorum numerus est occisus. 


Mientras tanto, nuestros soldados sostuvieron al enemigo (POR SOSTUVIERON EL ATAQUE DE LOS ENEMIGOS) ... y un gran número de ellos murieron o no. (se ve que no se supo bien)


sábado, 21 de noviembre de 2020

STEVENSON, HORACIO, EPICUREÍSMO Y OCIOSIDAD

 Una vez leído algunos libros de Stevenson, una vez que , además, años ha que recibía la sanción legítima de escritor de talento por parte de J.L. Borges, después de que también F. Savater lo incluyera en su selección literario-crítica de Recuperar la infancia, corrían allá por finales de los ochenta y principios de los noventa, nos quedamos leyendo los libros digamos menores o menos conocidos. También pasamos a las crónicas de su  vida en los mares del sur.

    En el ebook , hace unas semanas, descargamos unos libros que encontramos por internet: Fábulas, Escritos sobre literatura, Bajamar y Elogio o En defensa de los ociosos.


    De este último, apenas empezamos a leer sus primeras páginas, irónicas, simpáticas y agradables y al mismo tiempo inteligentemente críticas, de una crítica moral y social que uno no esperaba de un escritor ubicado en el incierto mundo de la fantasía, es decir, en esta nueva faceta, creemos descubrir allí a un horaciano y epicureísta y crítico también de pro, de la piara de Epicuro, como bien decía el poeta latino.

    No es de extrañar, pues, que a los relatos que su nodriza le contara en su infancia, se añadieran más tarde las lectura y la disciplinada educación británica en algún colegio, donde el conocimiento de los clásicos grecolatinos, Horacio entre ellos, debía ocupar un lugar preeminente.

    Es lógico, por lo tanto, que encontremos en estas primeras páginas un elogio encendido y clamoroso, con sus propias giros, expresiones y pensamientos, de algunos de los tópicos preferidos por el poeta augústeo.

Desde luego, uno de los primeros y que, en verdad, ha de ser tomado no como yn tópico más, uno de esos a cazar en los comentarios de textos, sino toda una declaración filosófica de principios y llevada a sus últimas consecuencias en la mayoría de las facetas de la vida, no tan solo un rótulo o título más, es el archiconocido de la aurea mediocritas.

Que, ya decimos, no hay que entenderlo,  o así al menos nos lo hace entender y ver de una forma renovada y cierto, el autor Stevenson en estas líneas del Elogio a la ociosidad.

    "Él (se refiere al ocioso que está elogiando),... Tendrá siempre una gran comprensión por todo tipo de gentes y opiniones. Del mismo modo que no halla verdades irrefutables, tampoco se indentificará con flagrantes falsedades. Su camino lo lleva siempre por vías laterales,... muy llanas y placenteras, que a menudo se las llama el Belvedere del Sentido Común. Desde allí contemplará un paisaje, si no noble, al menos agradable. Mientras otros contemplan el Este y el Oeste, el Demonio y la Aurora, él observará contento una suerte de hora matutina que se posa sobre todas las cosas sublunares,..."

"Epicureísta" que ya encontramos en el mismo título y en la precisión que hace antes de empezar, y para deshacer malentendidos. Y, es claro, todo en la línea epicúrea que, probablemente, llegó a Stevenson y a toda la educación europea durante siglos vía latina y de Horacio especialmente. 

Pues a esta concepción filosófica también añadía la del Horacio de las Sátiras, la crítica moral y de costumbres a la sociedad de la época, los tipos sociales, personajes, conductas, con las que tropezaba y vislumbraba el poeta con indulgencia unas veces, otras de forma mordaz.

"Lo que suele llamarse ociosidad, que no consiste en no hacer nada, sino en hacer mucho de lo que no está reconocido en los formularios dogmáticos de la clase dominante; tiene derecho a mantener su posición al igual que la industriosidad".

Aquí tenemos, por otro lado, una sátira social, en paralelo a otras de Aristófanes en relación a los paliduchos y ojerosos nuevos discípulos de los sofistas, que bien retrata en Las nubes, y que se parece a estas palabras de Stevenson:

"Muchos que se han aplicado a los libros con diligencia y lo saben todo a propósito de esta u otra rama de la sabiduría aceptada, terminan sus estudios con un aire de búhos viejos, y se muestran secos, rancios y dispépticos en los aspectos mejores y más brillantes de la vida".

    También, leyendo ahora y recordando, Stevenson hace una pequeña lista o catálogos de profesiones y oficios, a cual más loable, al modo que Horacio lo hace en algunas de sus odas, por ejemplo, en la Oda ...

"Muchos que se han aplicado a los libros con diligencia y lo saben todo a propósito de esta u otra rama de la sabiduría aceptada, terminan sus estudios con un aire de búhos viejos,... Algunos llegan a amasar grandes fortunas sin que por ello dejen de ser vulgares y patéticamente estúpidos hasta el final de sus días.

    Inserta también una breve fábula en la que como los clásicos, personifica a una divinidad muy en boga y a la que critica Stevensosn en esta obra, y a la que llama Don Mundanal Prudencio, con una buena carga de sátira e ironía, esto es, la voz social que aconseja y teledirige a los jóvenes a ubicarse allí o aquí en su camino de vida.

 "Podemos imaginar a Don Mundanal Prudencio, acercándose al muchacho y sosteniendo la siguiente conversación: 

-Vamos muchacho, ¿qué haces aquí?..."

viernes, 13 de noviembre de 2020

LOS VIGÍAS

VIGÍA:
Pido a los Dioses que me libren de estas fatigas, de este velar sin fin que todo el año prolongo, como un perro, en el punto más alto del techo de los Atridas, contemplando las constelaciones de los Astros nocturnos, que traen a los vivos invierno y verano, reyes resplandecientes que en el Éter destellan, y se levantan y presentan ante mí. Y ahora espero la señal de la antorcha, el esplendor del fuego que ha de anunciar, desde Troya, la toma de la ciudad. 

  ΦΥΛΑΞ      

Θεοὺς μὲν αἰτῶ τῶνδ' ἀπαλλαγὴν πόνων,

φρουρᾶς ἐτείας μῆκος, ἣν κοιμώμενος

στέγαις Ἀτρειδῶν ἄγκαθεν, κυνὸς δίκην,

ἄστρων κάτοιδα νυκτέρων ὁμήγυριν,

καὶ τοὺς φέροντας χεῖμα καὶ θέρος βροτοῖς    5

λαμπροὺς δυνάστας, ἐμπρέποντας αἰθέρι

[ἀστέρας, ὅταν φθίνωσιν, ἀντολάς τε τῶν].

- los dioses, Θεοὺς μὲν αἰτῶ, en la tragedia clásica, aquí soo aparecen en el bando nacional, y de la forma más ..., esto es, mirando las cosas desde muy lejos, sirviendo de consuelo o falso alivio, del que pronto uno se olvida, tal como se cita en algún momento, una vez se entra en combate en esto es parecido a Sidi); en el bando republicano, marcado en general por su escepticismo y ateísmo militante en otros casos, figura a modo de un remedo divino las directrices que desde la lejana unión Soviética, envía el camarada, que no ser divino, pero casi, Stalin. Y son llevadass a cabo no por querubines precisamente, sino por ejecutores ángeles comisarios, que cumplen con una labor inexorable pero plenamente humana, s diferencia de aquella otra providencia cristiana , que también, de otra forma, también lo era) 

- que me libren de estas fatigasτῶνδ' ἀπαλλαγὴν πόνωνes la versión poética de ese hastío que experimenta Gorguel por la vigilancia y la inútil espera a la que les han obligado a cumplir.

contemplando las constelaciones de los astros nocturnos, ἄστρων κάτοιδα νυκτέρων ὁμήγυρινes claro que esta, a pesar de todo visión poética de la obra griega encuentra su opuesto en la de P. Reverte, más mundana, humana y escéptica.

καὶ νῦν φυλάσσω λαμπάδος τὸ σύμβολον,/ αὐγὴν πυρὸς φέρουσαν ἐκ Τροίας φάτιν/ ἁλώσιμόν τε βάξιν·

    El lenguaje poético y transido de misterio hacia el cosmos nocturno que lorodea no existe en el mundo del soldado del bando nacional, aunque a la fuerza, de Gorguel. Sus preocupaciones son muy otras, están en la misma tierra, el mundo eterno y transido de belleza y misterio del cosmos nocturno ha sido suplantado por la realidad más mundana e inmediata. Estamos en la edad de hierro, más bien, la que sucede a esta, aún más mísera y terrible. 

    En la Orestíada aún estamos en la edad de los héroes y Esquilo, un autor con una carga de profunda y solemne reif¡giosidad, como era en la época, no desaprovecha esa soledad en la torre del vigía para alzar la vista hacia el cielos nocturno y poblado de estrellas, y dar como una oración a los misteriors de la vida frente al minúsculo ser humano.

    Y ahora espero la señal de la antorcha, el esplendor del fuego que ha de anunciar, desde Troya, la toma de la ciudad, καὶ νῦν φυλάσσω λαμπάδος τὸ σύμβολον,/ αὐγὴν πυρὸς φέρουσαν ἐκ Τροίας φάτιν/ ἁλώσιμόν τε βάξιν·- la señal de la antorcha, en Línea de ..., es el apenas perceptible entrechocar de maderas, suponemos que la de los pontones, que es la que pone sobrealaerta al vigía Gorguel. No es el telégrafo ígneo triunfal que avisa de de la llegada victoriodsa del rey Agamenón, no, es un pequeño ruido que delata el comienzo de una verdadera ofensiva sorpresa.. la guerra no ha acabado, como en La Orestíada, sino que está en curso. 

    En verdad la antorcha, el fuego anunciador serán las bombas Laffites que Gorguel lanzará al aire para deltar la funesta llegada del enemigo.

    En Línea de ..., Gorguel y sus únicos cinco compañeros de vigía cubren rutuinariamente doscientos metros de río, sin casi ninguna preocupación de que vaya a pasar nada esa noche, una de tantatas como las anteriores: 

Entre él y otros cinco cubren doscientos metros de orilla, lo que prueba la sangre gorda con que se lo toman los mandos de la agrupación —medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión situada como reserva— que guarnece el sector de Castellets. Con tanto sueño y aburrimiento, imagina, como él mismo. El frente está tranquilo y los rumores sobre una ofensiva enemiga son más propios de radio macuto que de una fuente seria...

- las mismas desdichas que persiguen a Gorguel las tiene también el vigía micénico, una vez que ha dejado de lado su ensoñadora contempalcion de las estrellas:

...Aquí y allá, durante la noche, en mi lecho húmedo de rocío y no frecuentado por los Ensueños, la inquietud me mantiene en vela, y tiemblo por que el sueño me cierre los párpados. Alguna vez me pongo a cantar encontrando así un modo de no dormirme, y gimo por las desdichas de esta casa, tan menoscabada en su antigua prosperidad. ¡Acabe ya de llegar la venturosa liberación de mis fatigas! 

εὖτ' ἂν δὲ νυκτίπλαγκτον ἔνδροσόν τ' ἔχων
      εὐνὴν ὀνείροις οὐκ ἐπισκοπουμένην
      ἐμήν–φόβος γὰρ ἀνθ' ὕπνου παραστατεῖ,
      τὸ μὴ βεβαίως βλέφαρα συμβαλεῖν ὕπνῳ–    15
      ὅταν δ' ἀείδειν ἢ μινύρεσθαι δοκῶ,
      ὕπνου τόδ' ἀντίμολπον ἐντέμνων ἄκος,
      κλαίω τότ' οἴκου τοῦδε συμφορὰν στένων
      οὐχ ὡς τὰ πρόσθ' ἄριστα διαπονουμένου.
      νῦν δ' εὐτυχὴς γένοιτ' ἀπαλλαγὴ πόνων    20
      εὐαγγέλου φανέντος ὀρφναίου πυρός.
Desde luego, el vigía griego tiene más inquietud que el bueno y complaciente de Gorguel. Apenas se da cuenta de que esta será otra noche más, cuando se apresta a acomodarse en su hoyo y liarse un pito. El de la tragedia, en cambio, no puede relajarse y teme que el sueño le venza. 
Es verdad que Gorguel está preocupado, por qué esta guerra, él que no tiene ningún comprosmiso y solo fabrica muebles. pero ha llegado a una especie de calma, su objetivo, y esto lo sabe hacer bien, es pasar lo más inadvertido que pueda, escurrir el bulto a la menosr ocasión, y esperar que este trance de la guerrra pase cuanto antes.
El vigía griego no ha alcanzado esta calma, y todo en él es inquietud. de ahí el contraste con la cintempalción casi mística de os astros en la noche con su mísera situación actual.

jueves, 12 de noviembre de 2020

SOLILOQUIO DEL VIGÍA EN LÍNEA DE FUEGO

    Acaba uno de leer la trepidante, intensa, didáctica, patética y envolvente última novela de A. Pérez-Reverte, Línea de fuego. El País como promoción de la novela, publicó sus primeras páginas.

    El comienzo no puede ser más tenso e impactante. Es de noche, oscura y silenciosa, y el ejército republicano, en un intento de recuperar posiciones, trata de recobrar territorios de Aragón, para lo que empieza una ofensiva sorpresa cruzando por la noche el río Ebro. 

    Esto del cruce de los ríos parece un tópico en las escenas de literatura histórica. En César es muy frecuente encontrar batallas junto a los ríos, por mencionar alguna referenecia. 

    En este caso es el ejército republicano, y la acción se fija en un grupo de milicianas, mujeres soldados encargadas de las comunicaciones entre las diferentes secciones de la avanzadilla. 



    Para mayor paralelismo, ya que nos referimos a Los Persas, todavía se sigue utilizando en esta batalla (y en otras) el pontón sobre barcazas, como el mismo Jerjes cuando cruza el Helesponto, o tantos otros episodios a lo largo de la historia.



Ya confirmó el autor, en sus repetidas entrevistas de promoción, que este grupo de milicianas nunca existió, pero desde luego que muchas mujeres lucharon en el bando republicano y en ellas se ha inspirado.

    Para lo que viene al caso, la referencia al vigía de la obra de Esquilo y el vigía nacional de la orilla conraria del Ebro, aquí tenemos la secuencia que sigue a esta primera con la que empieza la novela. El soldado, de nombre Gorguel, hace la vigilia una noche más, como otros soldados de su batallón. La hace con cierta displicencia y de forma rutinaria. Han oído el rumor de que los republicanos planean una ofensiva desde hace semanas, y ese temor y la alerta se ha ido diluyendo con los días.

    Además, reflexiona Gorguel, el ni siquiera es un soldado, y menos franquista o falangista. Como señala en su monólogo personal, es de Albacete, zona roja, pero el 18 de julio lo pilló en Sevilla y lo reclutaron en el bando nacional sobre la marcha. Él, se reafirma, sólo es carpintero y fabricante de muebles, y lo que quiere es que acabe esta guerra cuanto antes para poder seguir trabajando y hacer mucho mobiliario para quien sea. Ni se acuerda de a quién votó, o si lo hizo, la última vez.

    Pero ahí está, liando un pitillo para matar el tiempo auqnue ya sabe que está prohibido. la oscuridad y el silencio es tan grande y profundo, y no hay ningún mando cerca. sólo elruido de los grillos, que además le producen tranquilidad y le dicen que esa noche no va a aocurrir nada nuevo, será otra más.

    De repente, cree oir un ruido, se inquieta un poco, se alonga desde su hoyo, aguza el oído. nada, faklsa alarma. Aún así, la inquietud no se le va. y cae en la cuenta de que hay un silencio total, y lo que es más llmativo, no se oyen los grillos. Entonces vuelve a orir el mismo ruido anterior, esta vez ya no tiene dudas. lanza al aire una bombas luminarias que tenía preparadas, estas, como el teléfono ígneo, iluminan la noche y las sombras negras de soldados que avanzan desde la orilla.

    Ya ha cumplido con su deber y a rengón seguid, se levanta de su nicho y salee con los pies en polvorosa en una desasegante huída.

ëste es el tenso y angustioso comienzo de Línea de fuego.

Como dijimos antes, tiene algún parlaelismos con el prólogo del igía en Los persas.

1. ambos son vigías, soldados en este caso de guardia y vigilia.

2. están expectantes ante una inmimnente señal, la que anuncie la llegada de un acontecimiento.

3. en Línea de ..., es la llegada de la ofensiva republicana, en Los Persas, la llegada del rey Agamenón de vuelta de la guerra de Troya.

4. ambos están cargados de negros presagios que anunciean que el relato siguiente va a estar presidido por estas tensiones, sombras y vuiolencia.

5. el vigía no se siente comprometido, es un personaje anónimo, aunque en la obra de Reverte tendrá un papel protagonista que en en la tragedia no va a tener. 

6. el vigía de Los Persas no es nombrado, el de Línea ... sí, Gorguel.

7. en la obra griega el relato es narrado en primera persona por el vigíia, en P.R. alterna la tercera persona narrativa con la primera de Gorguel.

8. el soloiloquio de LP tiene cierto tono elevado, casi místico, asombrado sobre la noche, el ëter y los astros como si todavía tuvieran una consideración divina y cósmica. En Gorguel la noche es ya un fenómenos natural y hasta casi vulgar, no hay ese abismo de la inmendsidad cuasi divina de l griego

 ... Sentado en su pozo de tirador con el Mauser apoyado en el borde y el casco de acero en el suelo, a un centenar de pasos de la orilla del río, el soldado de infantería Ginés Gorguel Martínez lía a tientas un cigarrillo con la picadura que guarda en la petaca, pasa la lengua por el filo del papel, lo hace girar entre los dedos y se lo lleva a la boca. La noche es tan oscura que sólo ve las manchas claras de sus manos.
Está prohibido fumar en los puestos avanzados, pero tiene por delante más de tres horas de centinela y ningún oficial ni suboficial cerca. Tampoco es un soldado ejemplar, de los que cumplen a rajatabla; más bien lo contrario. Tiene treinta y cuatro años, sabe leer y escribir, conoce las cuatro reglas. En su hoja de servicios, si es que alguien la tiene al día, constará su intervención en las batallas de Brunete y Teruel; pero en ambos episodios procuró mantenerse lejos del tomate, actitud para la que posee un especial talento. Según dicen los médicos, cuyos consejos sigue al pie de la letra, los tiros van fatal para la salud.
Gorguel saca del bolsillo el chisquero, se agacha cuanto puede para ocultar el chispazo, frota con la palma la ruedecilla y enciende el pitillo con la brasa humeante. Tras darle una larga chupada ocultándolo en el hueco de una mano, se pone el casco, se incorpora un poco y echa un vistazo al paisaje negro como la tinta, sin escuchar otra cosa que el canto de los grillos ni ver más que las estrellas. No hay ni un soplo de brisa. Todo sigue en calma, de modo que vuelve a sentarse en su agujero, vuelta la espalda al río.
Aunque no puede verlos, Gorguel sabe que los compañeros más próximos están repartidos a izquierda y derecha, en agujeros similares al suyo. Entre él y otros cinco cubren doscientos metros de orilla, lo que prueba la sangre gorda con que se lo toman los mandos de la agrupación —medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión situada como reserva— que guarnece el sector de Castellets. Con tanto sueño y aburrimiento, imagina, como él mismo. El frente está tranquilo y los rumores sobre una ofensiva enemiga son más propios de radio macuto que de una fuente seria. Además, el río constituye una defensa natural estupenda. También hay tendida una línea de alambradas. Así que bien acurrucado, el capote sobre las piernas para abrigarse del relente que empieza a calar la ropa, atento a que nadie de los suyos ni de los de enfrente advierta la brasa del cigarrillo, se dispone a disfrutarlo.
Mientras fuma, Gorguel piensa en si se pasaría al enemigo de no mediar el río entre él y los rojos. Si tendría valor para eso.
La idea le cruzó más de una vez por la cabeza, pues él es de Albacete, y eso queda en zona de la República. Allí tiene esposa, hijo, madre viuda y una hermana, y a estas horas estaría en el ejército enemigo de no haberse encontrado trabajando en Sevilla el 18 de julio de 1936, donde lo reclutaron: loterías de la vida. En realidad, carpintero de oficio como es, no entiende de política ni nunca se afilió a nada, ni siquiera a un club de fútbol; y en tal sentido, lo mismo le dan unos que otros. Una vez votó a las izquierdas, pero ya ni se acuerda. Gane quien gane, cuando acabe la guerra todos necesitarán que alguien fabrique puertas, ventanas y nuevos muebles, de los que en los últimos tiempos se han roto unos cuantos. Por eso, al pensar en la familia —las cartas que manda a través de un pariente en Francia no llegan o no tienen respuesta— le viene una negra melancolía. Son muchos los que se encuentran en idéntica situación, tanto en un bando como en el otro.
De haberse atrevido, Gorguel habría cruzado las líneas hace tiempo. Lo disuadió que cuatro compañeros que quisieron pasarse, sin lograrlo, fueron fusilados. De cualquier modo, ahora ya no vale la pena correr riesgos, pues todos dicen que al asunto le queda poco, que los rojos no levantan cabeza y que van de derrota en derrota. De culo y cuesta abajo. En tal caso, alguna ventaja tendrá haber estado con los nacionales, cuando vuelva a Albacete. O eso supone. Incluso para un oficial de carpintería.
Acaba de apagar la colilla, y la guarda cuidadosamente en la petaca —media docena de colillas suman un pitillo entero—, cuando le parece escuchar un ruido procedente del río: algo semejante a un suave entrechocar de madera. Incorporándose en el pozo de tirador dirige un largo vistazo a la orilla sin ver otra cosa que oscuridad. Luego mira a derecha e izquierda, pero no advierte nada entre él y el lugar donde se encuentran los compañeros más próximos. Sólo noche y silencio.
Detesto las jodidas guardias, piensa.
Está a punto de agacharse de nuevo cuando repara en que el silencio es más absoluto que antes: no se oye el rumor de los grillos que canturreaban entre los matorrales. Eso lo sorprende un poco, y durante un rato escudriña otra vez, con mucha atención, las tinieblas entre él y el río. Sigue sin advertir nada inquietante —las noches de un centinela están llenas de sonidos extraños—, pero no se decide a relajarse. El mutismo repentino de los grillos lo tiene mosca.
Tras pensarlo un momento, saca de las cartucheras dos bombas de mano Lafitte y las coloca en el borde del pozo de tirador, junto a la culata del fusil. Las Lafittes son granadas de percusión que estallan al golpear el suelo, y se activan en el aire durante el lanzamiento, desenrollándose una cinta de cuatro vueltas que extrae el pasador del seguro. Son caprichosas de juzgado de guardia, y matan más a quien las usa que al enemigo, porque a veces estallan a medio vuelo. Por eso las llaman las Imparciales. Pero es lo que hay, y también los rojos las usan y las sufren. Pesan casi medio kilo y pueden ser arrojadas, según la fuerza de quien lo haga, a una distancia de veinte o treinta metros. Por si acaso, les quita a las dos la horquilla de alambre, dejándolas listas para su uso.
A pesar de todo, Gorguel se lo piensa bien. Montar jarana por una falsa alarma a esas horas de la noche significa que los puestos cercanos empezarán a disparar a tontas y a locas, y toda la línea, oficiales incluidos, se despertará de malas pulgas. Eso supone chorreo seguro. Complicaciones, a las que él no es aficionado en absoluto. Así que más vale asegurarse antes de empezar un combate imaginario por su cuenta y riesgo. Una de sus habilidades es pasar inadvertido; eso ayuda a escurrir el bulto y sobrevivir. La prudencia, según dicen los sabios, es madre de la ciencia. O algo parecido. Y él, dos años de guerra sin un rasguño ni por Dios ni por la patria, tiene el rabo más pelado que un gato de callejón.
Aun así, espabila, Ginés, se dice. No vayan a madrugarte por la cara.
De momento, lo que hace es cuanto puede hacer, granadas aparte: asegurar el barboquejo del casco y echar mano al Mauser. El arma ya tenía acerrojada una bala de las cinco del peine que le introdujo al entrar de guardia, así que se limita a quitarle el seguro y meter el índice en el guardamonte. Luego estira un poco más el cuello y fuerza la vista para penetrar algo la oscuridad. Aguzando el oído inquieto.
Nada.
Ni luz, ni ruido. Silencio.
Pero los grillos siguen sin cantar.
Y ahora sí lo oye, otra vez el mismo ruido leve de maderas, como tablones que se tocaran. Lejano, proveniente de la orilla negra. Puede ser cualquier cosa, claro. Pero también pueden ser los rojos. Por esa parte sólo están las alambradas y la orilla, y nadie del bando nacional se pasearía por allí a oscuras. Eso hace inútil un quién vive o la demanda de un santo y seña —esa noche es Morena Clara—. Así que, sin darle más vueltas, Gorguel deja el fusil, coge una Lafitte, se incorpora a fin de tomar impulso y la arroja lo más lejos que puede, en dirección al río. Y aún está la primera granada en el aire cuando hace lo mismo con la otra.
Pum-bah. Pum-bah.
Dos estampidos con un intervalo de dos o tres segundos. Dos breves llamaradas naranjas que recortan las madejas de alambre de espino sujetas en piquetes de hierro. Y su resplandor ilumina un instante docenas de siluetas negras en movimiento: un espeso hormiguero de hombres que avanzan despacio desde la orilla del río.
Entonces, dejando atrás el fusil y el capote, Ginés Gorguel abandona el pozo de tirador y corre aterrado hacia la retaguardia.

domingo, 25 de octubre de 2020

PÉREZ REVERTE, ESQUILO Y LA ESPERA DEL VIGÍA

¿Por qué será que cuando lee uno algunas páginas de algún libro de P. Reverte, le sobreviene y le recuerda algún pasaje de literatura clásica?

Aquí dejamos algunos ejemplos, que no dejan de ser simples relaciones ebntre fragmentos del épico y arriesgado escritor con otros tantos fragmentos, los pocos que uno recuerda, que tiene con la literatura clásica.

    Línea de fuego, la última novela de Pérez Reverte, acaba de salir a las librerías. Siguiendo con su tono épico, aventurero y ..., narra, mitad ficción, mitad realidad, la cruenta batalla del bro durante la Guerra Civil española.

    Como ya ha adelnatado en las presentaciones de su libro y en el mismo texto en su prólogo, las historias que se relatan en su libro son ficticias y reales a la vez. Ficticias pues se inventa un cuerpo de transmisores del ejército rojo formado exclusivamente oor mujeres, salvo el teniendo que las manda; real pues todos los sucesos y peropecis, que se adivinan tristes y funestos, los ha recogido de su investigación en fuentes documentales, y de, lo que es más atractivo, de la memoria oral allá donde la ha oído, sea en su entorno familiar, sea de otros conocidos.

    La novela, que la empezamos a leer el otro día, y sin mucho entusiasmo, ésa es la verdad, pues barruntábamos un relato triste, funesto, dolorosamente èpico, ha arrancado con tanta acción que de momento nos han hecho olvidar esos presagios iniciales 8aunque pornto empiezan a aparecer algo de eso que predecíamos).

    A lo que íbamos, al poco de empezar las primeras líneas y páginas, hete aquí que nos encontramos con un vigilante, un soldado de guardia en una oscura y muy silenciosa noche, que barrunta para sí pensamientos rutinarios y simples acorde a su situación, la de una noche de vigilia más de las tantas que llevan apostados, él y sus otros compañeros, en la margen del Ebro, cubriendo un posible y en verdad hipotético ataque enemigo, anunciado desde hace ya algunas semanas.

    En esto que, acordándose uno de otros tiempos más antiguos, una de las tragedias, de las pocas conservadas de los clásicos griegos, la Orestíada, comienza de la misma manera, con un soliloquio del vigía o guardían, soliloquio nocturno en una noche silenciosa pero cuajada de estrellas. Con el mismo recurso que P. Reverte, el guardián, recurso típico de esquilo y la tragedia, ya presagia los sucesos funestos que vn a venir y que ya desde un principio cubren de fatalismo y negro ambiente el desarrollo del relato. 

    Pues el vigilante espera la señal de la llegada de su señor Agamenón, dueño y poderoso caudillo de Micenas, de vuelta a su hogar tras unos ya larga decena de años luchando frente a las murallas de la opulenta Troya. Esta escena es nombrada como la del telégrafo ígneo que luego, como ya se ha comentado, veremos en la película El Señor de los Anillos.

    El guardían se debate en su monólogo interior en negros presagios de lo que pueda acontecer ante la llegada de su señor, y marca ya desde el inicio el ambiente general de la obra.

    De igual manera, Reverte, aunque coloca a su vigía no sobre la azotea de palacio, que para los efectos podría ser, sino en los altos de una zona de la ribera del Ebro, desde donde llevanlas tropas nacionales varios dias esperando un aqtaque del que ya casi que han dejado de creer. Pero, aún así, la sombra de sospecha y peligro, de tensión y estado alerta que se deja entrever en su soliloquio delata el desarrollo osterior, y así es en efecto, en el que se va a desearrollar la novela.

    Y así es, en efecto, porque al poco un sospechoso ruido se deja oír en el mutismo de la noche, sospechoso roce de madera, que despierta todas las alertas que su interior anidaba. El vigía se debate entre lo que debe hacer, duda, mira a su lado por si ve algún movimiento entre sus compañeros, y or fin se decide a actura.

    Es en ese momento cuando la tensión acumiulada por el vigía se desata y pone en movimiento la misma tensión contenida de los dos bandos en cuestión, tensión que se supone se desencadena y desarrolla en el resto de la novela.

    Como ya predice el vigía y, antes de él, las notas y citas que Reverte intorduce previo al relato, la historia estará cargada de dolor, sufrimiento y desgracia. Todo esto lo barrunta, como en el monólogo de la Orestíada de Esquilo, este soldado, de apellido Pelorio, que al poco, y empeleando como telégrafo ígneo no ya las antorchas de las montañas griegas, sino dos bombas de mano, las arroja hacia algún lugar sobre eñ río, delatando las siluetas de los soldados republicanos moviéndose en la sombras y desvelando con ello la tan penosa noticia del ataque que no por esperado se temía que sucediese.

 

COMIENZO DE LA OBRA AGAMENÓN (LA ORESTÍADA) DE ESQUILO. SOLILOQIO DEL VIGÍA SOBRE EL TEJADO DEL PALACIO DE ARGOS:

ΦΥΛΑΞ
      Θεοὺς μὲν αἰτῶ τῶνδ' ἀπαλλαγὴν πόνων,
      φρουρᾶς ἐτείας μῆκος, ἣν κοιμώμενος
      στέγαις Ἀτρειδῶν ἄγκαθεν, κυνὸς δίκην,
      ἄστρων κάτοιδα νυκτέρων ὁμήγυριν,
      καὶ τοὺς φέροντας χεῖμα καὶ θέρος βροτοῖς    5
      λαμπροὺς δυνάστας, ἐμπρέποντας αἰθέρι
      [ἀστέρας, ὅταν φθίνωσιν, ἀντολάς τε τῶν].
      καὶ νῦν φυλάσσω λαμπάδος τὸ σύμβολον,
      αὐγὴν πυρὸς φέρουσαν ἐκ Τροίας φάτιν
      ἁλώσιμόν τε βάξιν· ὧδε γὰρ κρατεῖ    10
      γυναικὸς ἀνδρόβουλον ἐλπίζον κέαρ.
      εὖτ' ἂν δὲ νυκτίπλαγκτον ἔνδροσόν τ' ἔχων
      εὐνὴν ὀνείροις οὐκ ἐπισκοπουμένην
      ἐμήν–φόβος γὰρ ἀνθ' ὕπνου παραστατεῖ,
      τὸ μὴ βεβαίως βλέφαρα συμβαλεῖν ὕπνῳ–    15
      ὅταν δ' ἀείδειν ἢ μινύρεσθαι δοκῶ,
      ὕπνου τόδ' ἀντίμολπον ἐντέμνων ἄκος,
      κλαίω τότ' οἴκου τοῦδε συμφορὰν στένων
      οὐχ ὡς τὰ πρόσθ' ἄριστα διαπονουμένου.
      νῦν δ' εὐτυχὴς γένοιτ' ἀπαλλαγὴ πόνων    20
      εὐαγγέλου φανέντος ὀρφναίου πυρός.
        ὦ χαῖρε λαμπτήρ, νυκτὸς ἡμερήσιον
      φάος πιφαύσκων καὶ χορῶν κατάστασιν
      πολλῶν ἐν Ἄργει, τῆσδε συμφορᾶς χάριν.
      ἰοὺ ἰού.    25
      Ἀγαμέμνονος γυναικὶ σημαίνω τορῶς
      εὐνῆς ἐπαντείλασαν ὡς τάχος δόμοις
      ὀλολυγμὸν εὐφημοῦντα τῇδε λαμπάδι
      ἐπορθιάζειν, εἴπερ Ἰλίου πόλις
      ἑάλωκεν, ὡς ὁ φρυκτὸς ἀγγέλλων πρέπει·    30
      αὐτός τ' ἔγωγε φροίμιον χορεύσομαι.
      τὰ δεσποτῶν γὰρ εὖ πεσόντα θήσομαι
      τρὶς ἓξ βαλούσης τῆσδέ μοι φρυκτωρίας.
      γένοιτο δ' οὖν μολόντος εὐφιλῆ χέρα
      ἄνακτος οἴκων τῇδε βαστάσαι χερί.    35
      τὰ δ' ἄλλα σιγῶ· βοῦς ἐπὶ γλώσσῃ μέγας
      βέβηκεν· οἶκος δ' αὐτός, εἰ φθογγὴν λάβοι,
      σαφέστατ' ἂν λέξειεν· ὡς ἑκὼν ἐγὼ
      μαθοῦσιν αὐδῶ κοὐ μαθοῦσι λήθομαι.

https://el.wikisource.org/wiki/%CE%91%CE%B3%CE%B1%CE%BC%CE%AD%CE%BC%CE%BD%CF%89%CE%BD

Traducción: 

http://www.hermanosdearmas.es/wp-content/uploads/2017/12/esquilo-la-orestiada.pdf

 La escena en la plaza de Argos. En el fondo, el palacio de Agamenón. 

EL VIGÍA 

 Pido a los Dioses que me libren de estas fatigas, de este velar sin fin que todo el año prolongo, como un
perro, en el punto más alto del techo de los Atridas, contemplando las constelaciones de los Astros nocturnos, que traen a los vivos invierno y verano, reyes resplandecientes que en el Éter destellan, y se levantan y presentan ante mí. Y ahora espero la señal de la antorcha, el esplendor del fuego que ha de anunciar, desde Troya, la toma de la ciudad. He aquí lo que el corazón de la mujer imperiosa manda y desea. Aquí y allá, durante la noche, en mi lecho húmedo de rocío y no frecuentado por los Ensueños, la inquietud me mantiene en vela, y tiemblo por que el sueño me cierre los párpados. Alguna vez me pongo a cantar encontrando así un modo de no dormirme, y gimo por las desdichas de esta casa, tan menoscabada en su antigua prosperidad. ¡Acabe ya de llegar la venturosa liberación de mis fatigas! ¡Ojalá aparezca el fuego de la buena nueva en medio de las sombras! ¡Ah! ¡Salve, lucero nocturno, luz que traes un día feliz y fiestas a todo un pueblo, en Argos, por tal triunfo! ¡Oh, Dioses, Dioses! Voy a decírselo todo a la esposa de Agamenón, para que, alzándose pronta de su lecho, salude a esa luz con gritos de júbilo, en las moradas, ya que la ciudad de Ilión ha caído, como lo anuncia esa luminaria brillante. Yo mismo voy a conducir el coro de la alegría y proclamar la feliz fortuna de mis señores, pues tuve tan propicia suerte de verla. ¡Séame concedido que el Rey de estas moradas una, al volver, su mano a mi mano! Lo demás callaré, un gran buey pesa sobre mi lengua. Si esta casa tuviese voz, claramente hablaría. Yo hablo de buen grado con los que saben; mas no con los que nada saben.