sábado, 8 de marzo de 2025
martes, 4 de marzo de 2025
SORTES VERGILIANAE CON ROBERT GRAVES. (IFA-3)
Volviendo a la novela de Kadaré, ya decimos que desde el comienzo se desvela y manifiesta claramente el asunto central o, más bien, desencadenante, del relato. Se trata de la ruptura, por parte de Szana, de la relación íntima que mantiene con el protagonista.
Éste, el día después, anonadado y rememorando aquella escena final, deambula totalmente noqueado por su casa. De casualidad, aquellos días había estado leyendo un conocido y divulgado libro del novelista y gran clasicista británico Robert Graves, nada ,emos.
Nos encontramos con el recurso del libro dentro del libro, o el mito dentro del libro.
Sin saber cómo, atolondrado por ese desánimo, parece que sus pasos le llevan a la estantería y coger de nuevo ese libro. Ya decimos que todo esto sucede, al parecer, de forma aleatoria, como si se tratara del antiguo mecanismo de adivinación conocido como sortes vergilianae.
Durante horas enteras, después de que se marchara, deambulé triste por la habitación, hasta que me encontré a mí mismo frente a los estantes de la biblioteca.
Y añade, como decíamos antes, que se encontraba en un estado trastornado.
Como en sueños, saqué del estante el libro de Graves Mitos y leyendas griegas, que había estado leyendo aquellos días, y comencé a hojearlo.
Realmente, no es un método de adivinación, como queremos ver, el que cuenta Kadaré aquí. No utiliza las sortes v. para adivinar su futuro. El mecanismo que le lleva a este juego es casi el mismo, sin embargo.
Pues, en un estado de trastorno emocional, sus pasos, sin saber cómo, lo dirigen a los estantes de su librería, que tienen el papel ahora de bibliomancia, como si su colección de libros fuera al tiempo un verdadero oráculo.
Más que otra cosa, su acción funciona por asociación inconsciente de ideas. Realmente, no, aunque casi que sí, realmente no se trata de adivinar su futuro. Éste ya está claro y decidido. Quizás lo que puede ser es el encontrar un sentido, un significado a esta ruptura, a este sufrimiento.
Tras la brusca ruptura, el protagonista queda trastornado y tocado personalmente. El hecho entonces de que su mente, de modo inconsciente, le lleva a los estantes de su librería, y de ahí extraiga un libro en concreto. no la Eneida o la Biblia, ejemplares reservados para las sortes, sino uno de Robert Graves, precisamente Mitos y leyendas de la antigua Grecia, se podría interpretar no como un caso de adivinación, aunque casi, sino un episodio de confirmación y de búsqueda de un sentido a lo que le ha ocurrido.
Nota: en el relato, el libro de Graves citado aparece como Mitos y leyendas griegas. Pero este título, como tal, no aparece en las obras de Graves. Tenemos los dos títulos que, como tales, se han publicado, Los mitos griegos, así a secas, de carácter más erudito y especulativo, y Dioses y héroes de la antigua Grecia, con narraciones directas y divulgativas, de obligada lectura en las escuelas inglesas, de los principales episodios.
En efecto, por un mecanismo de asociación, la ruptura de Susana de la relación ilícita que mantienen, a instancias y obediencia sumisa de su padre, un político en proyección que debe guardar las apariencias, le hace llevar inmediatamente al personaje a la palabra y la noción que entonces le surge, sacrificio.
No se explica cómo pudo entablar esa asociación de mundos distintos a través de la palabra sacrificio., en ese estado trastocado,
“Ni en ese instante ni tampoco más tarde me encontré en condiciones de comprender por qué misteriosas vías el mecanismo de mi cerebro despojó la palabra “sacrificio” de su acepción banal y cotidiana (camaradas, el momento requiere sacrificios en el frente del petróleo …) para remontarse lejos, muy lejos, a su mismo origen…”
Es decir, Suzana, su entusiasta amante, ha aceptado renunciar a su felicidad y su visas, en aras de la proyección política de su padre. Y, de forma casi inmediata, su mente, a su libre albedrío. le ha llevado a los estantes de los libros. Casi como un autómata, escoge el de R. Graves, que había estado leyendo esos días casualmente.
Una vez instalado en ese mundo de los orígenes, el del mito , el mito clásico, la conexión con el sacrificio de Ifigenia se manifestaba por sí sola.
“A partir de aquí y hasta llegar a la analogía entre el sacrificio del que me acababa de hablar Suzana y el de la Ifigenia de los griegos no había más que un paso”.
Evidentemente, la palabra “sacrificio” le ha llevado directamente a buscar el mismo episodio del sacrificio de Ifigenia en Áulide en el libro de Graves.
Y así, casi sin darnos cuenta, el autor nos lleva y traslada a otro espacio, el espacio mítico de la tradición clásica. El protagonista está reviviendo e insertando su dolorosa situación en el marco intemporal y cíclico del tiempo mítico. De forma artificial y literaria, la ruptura de Suzana se eleva y se alcanza una vivencia mítica intemporal.
Al igual que la expedición aquea hacia Troya no puede partir sin la sumisión de Ifigenia, el futuro de Albania en manos del Sucesor depende de la obediencia y el sacrificio, no cruento, claro, aunque desgarrador, de Suzana.
El deambular del protagonista hacia la estantería, y la elección del libro de mitos nos traslada en aras de la fantasía de la realidad opresiva de Albania al espacio de la mítica Áulide.
La situación extraordinaria en la que se encuentra el personaje la confirma cuando dice que buscó el episodio de Ifigenia y lo releyó en un estado de excitación nerviosa.
Sin que se me ocurriera siquiera sentarme, ardiendo de impaciencia, releí febrilmente todo lo que se decía acerca de la famosa inmolación de la hija de Agamenón.
No sabemos si esto en verdad le produce cierto consuelo o, por el contrario, una mayor desazón. Lo cierto es que el paralelismo forzado entre las dos situaciones deja escapar por unos momentos de su verdadera y desoladora situación emocional.
En tal estado psíquico, sin tener noción de lo que le pasa, pero identificado de forma total con el relato mítico, el personaje no da razón alguna de lo que le pasa, es incapaz.
¿Se gestó en mi interior esta analogía porque Suzana había utilizado precisamente ese término, …, o sencillamente porque el libro de Graves me había sumergido todos aquellos días en una atmósfera mitológica?
… No me encontraba en condiciones de discernirlo…
Casi que entra en éxtasis. En esos momentos, como un vate divino, a caballo entre dos mundos, el real y el mítico, inspirado por lo de Ifigenia, unos versos surgen sin saber de dónde.
Así los transcribe en el relato, fusionando Albania y Áulide, Suzana e Ifigenia, en su mente extasiada:
Los griegos a la hija de Agamenón
por la campaña de Ilión sacrificaron.
A tí te sacrifiqué yo
en la Ilíada de la revolución.
Donde se funde al tiempo el gran mito patrio de Troya, y la devoción militante del régimen revolucionario en Albania.
Termina esta escena de la asociación entre Suzana e Ifigenia reiterando el estado diferente, fuera de sí, en el que se encontró en esos momentos. Sin saber a ciencia cierta lo que hacía.
¿Había compuesto yo mismo esos versos …, o mi memoria los extrajo de alguna lectura? La tristeza profunda..adormecimiento. Así me sentía aquel día: aletargado e incapaz de precisar lo sucedido…
domingo, 2 de marzo de 2025
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