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UNA VEZ EN LAS LLANURAS DE GAUGAMELA
EN LAS LLANURAS DE GAUGAMELA.
Darío reunió las fuerzas que decidirían su futuro en una planicie al este del Tigris, a poca distancia del villorrio de Gaugamela. Todos hemos oído hablar de las huestes que Jerjes trajo para humillar a Grecia en tiempos de Pericles: su ejército, sostiene Heródoto, sumaba cinco millones de hombres. Pero la cifra que usamos para ennoblecernos a ojos de nuestros hijos no tiene por qué engañarnos ahora. Jerjes no trajo más de cuatrocientos mil soldados a Grecia, y a la
La trascendental y decisiva batalla de gaugamela la narra Nicastros en el mismo capítulo en el que está relatando el avance hacia el interior de Asia y, por lo tanto, no le dedica ningún espacio destacado y especial en atención a su importancia, como un capítulo en particular para la sola batalla.
Hay una elipsis clara, de hecho, y, sin solución de continuidad, pasa enseguida del episodio de Estatira y sus funerales, a las llanuras de Gaugamela y a Darío con su ejército en preparación del combate.
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Hay en la novela una intención de realismo y afán de veracidad, por parte del propio narrador. Esto se ve a la hora de evaluar las fuerzas que se van a enfrentar. Aunque parece algo anacrónico para nosotros, el narrador, como un historiador actual que analizara críticamente las fuerzas que se daban, cuantifica las fuerzas del ejército persa, pero lejos de exageraciones interesadas y con mente analítica. Alude para ello, como ejemplo de esas distorsiones, al testimonio de Herodoto en la Guerras Médicas, el relato de las batallas y lo exagerado que se han considerado siempre sus cifras.
Parece, pues, más crítico de lo que se supondría para entonces, pues es evidente que la propaganda engrandecía el número de los enemigos, para lógicamente realzar más la victoria.
El enemigo, procedente de todos los rincones del Imperio persa, dispuesto alrededor del Gran Rey, no sumaba más de doscientos mil efectivos.
Sin embargo, fueran millones o miles, la impresión sobrecogedora era la misma para los macedonios allí presentes.
Al mirar el terreno que Darío había alisado para la confrontación, veíamos una hueste multicolor que se erguía como una cordillera y se extendía hasta el horizonte.
El autor da el dato de que Darío había preparado el terreno, alisado, para que sus carros falcados pudieran manejarse a su antojo y sin tropiezos. Aunque esto no lo precisa en el texto, deja en el aire el por qué de ese alisamiento del terreno.
LOS PERSAS EN FORMACIÓN.
Sigue a continuación un catálogo de combatientes persas, que muestra la múltiple y hasta exótica procedencia diversa de todos los lugares del gran imperio, especializados cada grupo en armas y recursos guerreros. Hay lanceros, guerreros con arcos, portadores de hachas, … La enumeración es llamativa y colorista, y se recrea en ella, y una cantidad de pueblos que aparecen citados en una colección multiétnica y exhibicionicsta casi.
… lanceros medos con sus túnicas… hacheros escitas con sus cascos puntiagudos, y jinetes bactrianos, partos y masagetas … arqueros persas … con sus gorras… con crest,... sirios, albanos, capadocios, … sarangos con sus botas de caña alta, … paricanos, corasmianos y cisios con turbantes, y aracosios, cadusianos, arios, …, sogdianos, colquidios, sitacenos y etíopes y árabes vestidos con pieles de leopardo.
caballería, arqueros, lanceros
Luego, como no podía faltar nombra a los Inmortales, de guardia junto al rey. Añade el dato etimológico de cómo los llamaban en griego,
Algunos enemigos (como el batallón de Inmortales llamado «Portador de Manzanas», que defendía a Darío) …
De la formación persa, se indica, como ya era su posición de referencia, el lugar central de todo su vasto y extenso ejército.
LA FORMACIÓN MACEDONIA.
La formación de batalla de los macedonios es la ya establecida y documentada por los textos y las novelas históricas. Esto es, Alejandro a la derecha con sus Compañeros, Parmenión con las falanges a la izquierda. Además, añade el dato estratégico, siempre presente en estas batallas de la antigüedad, del temor a la posible maniobra envolvente por parte del ejército persa, superior en número cuatro veces al macedonio, por las alas y extremos de Alejandro.
En cambio, Alejandro cumplió la promesa hecha a Egocéfalo y se limitó a presentar batalla, con una doble falange de Compañeros en el centro, Parmenión y la caballería tesalia a la izquierda, y los hipaspistas y los Compañeros a caballo junto a él, a la derecha. Estiró hacia atrás las restantes líneas de caballería, para impedir que lo envolvieran.
Alejandro estaba al frente de sus tropas de forma preparada y dispuesta, ningún temor aparentaba e irradiaba confianza. Así ocurre también en las fuentes, en que esa mañana hubo que ir a por él a su tienda, pues no estaba dispuesto a primera hora, y confesó haberse quedado dormido en un día como aquel.
Alejandro … estaba jovial hasta el delirio, como si al fin se cumpliera su deseo y pudiera evitar para siempre el puñal del magnicida. También noté que no corría el riesgo de estropear la armadura de Aquiles usándola en esta probable derrota.
Como Macón está relatando esto en sus recuerdos, dentro del juicio que sufrió en Atenas, alude a la intervención de su oponente Esquines también a propósito de Gaugamela, deformada por parte de éste y que él rebatió en su momento. Esta versión, por otra parte, digamos que es el relato sesgado y aceptado casi sin revisar de lo que ocurrió en la batalla.
Recordaréis que no pude guardar silencio ante las mentiras de Esquines cuando os habló de Gaugamela.
Al citar esto, sigue este autor en su empeño de mostrar otra versión paralela o distinta de la tradicionalmente aceptada por el bando heleno, vemos que es un elemento que se repite.
CAMINO A GAUGAMELA. EL ECLIPSE Y EL EPISODIO DE ESTATIRA, LA ESPOSA CAUTIVA. (3)
CAMINO A GAUGAMELA.
EL ECLIPSE DE LUNA.
Los macedonios cruzaron el Tigris sin la pérdida de un solo hombre. Una vez que el ejército acampó en la margen oriental, ocurrieron dos sucesos significativos. Primero, hubo un eclipse total de la luna, … Los macedonios no estaban asustados por la aparición, sino preocupados por el sentido que podía tener en vísperas de una batalla tan importante.
Alejandro y los Hetairoi. Connelly.
Nicastros narra los episodios del avance de Alejandro hacia el interior de Persia. Después de semanas, cruzan el Tigris, y, en esos días, se produce el suceso del eclipse.
Aristandro interpretó el eclipse como prueba de que en el Cielo se libraba una gran contienda. En las alturas, pues, la luna era aliada de Darío y la tierra de Alejandro. Esa visión presagiaba la victoria definitiva de los macedonios.
Aparece también Aristandro, hay una interpretación particular en la explicación del adivino. identifica, como según parece, a la luna con el mundo persa, pero luego habla de la tierra, no del sol y del dios heleno del astro, Apolo, identificado con los griegos.
Aunque el eclipse generaba miedo en ambos ejércitos, la interpretación tradicional era esta, la luna-Persia, el sol-Apolo-Grecia. Por lo tanto, el presagio, que el sol engullía a la luna, era funesto para los persas y su estado moral.
Pero aquí el autor deja fuera la participación del dios Apolo, por tanto, e introduce el elemento terrenal.
LA TRAGEDIA DE ESTATIRA, LA ESPOSA CAUTIVA.
El segundo suceso fue el eclipse de Estatira, la esposa de Darío. Aunque Parmenión había aconsejado que dejaran a la familia del Gran Rey en Sidón o Damasco, Alejandro había retenido a Sisigambis, Estatira y el resto. Para él, era una garantía de su honor como heredero de la casa real de los Aqueménidas. A pesar de su protección, la reina quedó encinta, y su embarazo estaba muy avanzado cuando llegó el final. No sé nada sobre las circunstancias de su violación, salvo que sucedió. Una noche vi su silueta curva perfilada contra la tela de la tienda. Una vez que enfermó, decayó rápidamente, a pesar de los esfuerzos de Filipo, médico personal del rey. Alejandro lloró esa muerte, y decretó que las exequias se realizaran según la más rancia tradición persa.
Este otro episodio al tiempo del eclipse, el del embarazo de Estatira y su posterior muerte en el parto, tampoco, aunque habría que revisar con detalle, suele aparecer en otros textos.
El autor habla de una posible explicación de este imprevisto embarazo, afirmando directamente que fue una violación de la esposa de Darío. Pero ya no se dice nada más, por si fuera algo insignificante semejante acción.
El historiador Lloyd Llewelyn, Los Persas, reeditado en 2024, incluso se atreve a insinuar que pudo ser el propio rey macedonio.
Pero en la novela, Alejandro llora el suceso y realiza unas exequias reales por la esposa de Darío y rehén suyo al mismo tiempo.
Es claro que en la mayoría de las novelas no se suele mencionar esta posibilidad, pues, sea el Alejandro que se presente, más o menos orgulloso, más o menos ambicioso, está fuera de toda duda su honor y dignidad. Una acto así de violencia sexual, aunque justificado en aquellos tiempos, sería imposible de admitir. Por eso llama aún más la atención que aparezca esta noticia en la novela.
Ahora bien, el autor, una vez relatada, disipa cualquier duda que pueda recaer sobre el rey.
… indujeron a algunos a especular que Alejandro profesaba ciertos sentimientos afectuosos por la difunta. Nadie le habría negado su derecho a adueñarse de ella. Pero en la carta que envió para informar a Darío sobre la muerte de su esposa, el rey negó semejante relación… Los mal intencionados pueden creer lo que quieran.
Aquí, en este párrafo comenta, es decir, está muy bien documentado, comenta que pudo ocurrir que el rey macedonio fuera el responsable del embarazo, pero lo considera al tiempo obra de mal pensados y tergiversadores de su figura.
Alejandro niega a Darío que él haya tenido nada que ver, pero, claro, en su situación, cómo se podría comprobar que en verdad no hubo nada.
Manfredi, en El confín del mundo, la tercera parte de su trilogía Alexandros, relata el mismo episodio del parto frustrado y el fallecimiento de estatura. En su relato, Alejandro le ofrece toda la ayuda posible, sus médicos, de forma desinteresada y generosa, a la reina madre Sisigambis. Pero ésta, en tono solemne y de tragedia, le dice que nada se puede hacer., pues
Mi nuera no quiere dar a luz un rey prisionero y ningún médico tiene el poder de cambiar su decisión. Es ella quien retiene al niño dentro de sí, para morir junto con él.
Y, en breve, cuando fallece la reina y el nacido, sentencia de forma paradójica y enigmática.
—Ha sucedido —dijo entonces Sisigambis—. El último Rey de Reyes ha muerto, antes de nacer.
En ningún caso, y sirve este pasaje como contrapunto del de Nicastros, hay ninguna sospecha e insidia que pueda arrojarse sobre la figura legendaria del rey macedonio, ni se menciona las posibles habladurías, como si se hace en Imperio de cenizas. Por otro lado, y como se ha dicho, la versión de Nicastros tiene sus bases en referencias e historiadores.
De cualquier manera, este episodio del embarazo y muerte de Estatura es confuso, las versiones en las fuentes antiguas no son claras. Algunos dicen que murió a consecuencia del traslado en los carromatos, otros que quedó embarazada, pero no se sabe de quién, ni que Alejandro pudiera haberlo permitido. Se duda de la fecha de su fallecimiento. Plutarco y Justino relatan que Alejandro, para evitar la tentación ante la afamada belleza de la reina, la mujer más bella de Asia, dicen que solo la vio una vez, cuando Issos, y no quiso más.
Por lo tanto, historiadores y narradores recrean lo ocurrido, pero no hay que olvidar las dudas históricas de todo aquello.
Nicastros, como hace en el resto de la novela, adopta un punto de vista negativo y crítico con los macedonios, y no deja de ensombrecer, como otros historiadores, ya decimos, la figura del rey macedonio en el episodio de Estatira.
LA VOZ DE LOS PERSAS EN IMPERIO DE CENIZAS (N. NICASTRO) (2)
Comentaremos algunos de estos episodios brevemente.
LA CAPTURA DE LA FAMILIA REAL PERSA DESPUÉS DE ISSOS. LA CONFUSIÓN DE SISIGAMBIS.
Este episodio llamativo se ha recogido desde las fuentes clásicas hasta el film de O. Stone. La familia real persa ha sido capturada por los macedonios después de Issos. Se trata de la reina madre Sisigambis, la esposa de Darío, Estatura, y la parentela. La batalla ha terminado a favor de los griegos, y esperan la llegada de Alejandro y su estado mayor.
La familia real de Persia ante Alejandro y Hefestión, Charles Le Brun.
Cuando finalmente llegan a la tienda real en la que se encontraba, se produce la tan repetida confusión. Sisigambis, intuyendo por el mayor porte que Alejandro era Hefestión, se dirige a él y como si fuera el rey. Alejandro resuelve la confusión a continuación de manera amistosa.
Entre los tesoros capturados estaban los integrantes de la casa de Darío, incluidas sus esposas y concubinas y su hijo de cuatro años. La madre del Gran Rey, Sisigambis, con sus ojos oscuros, se presentó para ponerse a merced de Alejandro … Entró en la cámara y apoyó la frente en la alfombra, no ante Alejandro, que aún estaba acostado, sino ante Hefestión.
Este desliz provocó un jadeo … Alejandro se sintió obligado a tranquilizarla:
—Poco importa. Hefestión también es Alejandro.
EL INTERVALO ENTRE ISSOS Y GAUGAMELA.
MENSAJES ENTRE DARÍO Y ALEJANDRO. LA VOZ DE LOS PERSAS.
En esa época Darío envió un emisario a Alejandro. Era un griego llamado Egocéfalo…
… El emisario empezó por sugerir que no había motivos para que Darío y Alejandro fueran enemigos. ¿Acaso la paz no había reinado entre sus pueblos durante generaciones, hasta que su padre Filipo envió un ejército al Asia? … Ante la súbita agresión de Alejandro, Darío se había levantado para defender a su pueblo, como cuadraba a un rey.
Una cosa que destaca a partir de ahora es la voz que el autor otorga a los persas en la narración. En este párrafo, el autor pone en boca de los orientales, de los perdedores, las justificadas razones del rey persa, al sentirse, lógicamente, agredido y guerreado en su propio imperio por una fuerza invasora, los macedonios. La figura de Alejandro queda como agresor y expansionista militar, frente a un Darío que responde en defensa propia.
Claro, todo esto si olvidamos los conflictos y las agresiones persas en terreno griego en la época clásica.
Pues desde el mundo heleno, las razones y también la propaganda greco-macedonia, justificaba esa invasión como un lucha en venganza por la agresión persa en las Guerras Médicas, además de presentar a los persas como bárbaros, y su rey como un tirano y a Persia como un mundo oscurantista y mistificador. Ésta, digamos, es la versión que, de un modo u otro, subyace generalmente en las recreaciones literarias sobre Alejandro y, en general, en toda la tradición occidental, la versión helenocéntrica.
…A partir de entonces, Alejandro gobernaría todas las tierras que había entre el río Eufrates y la costa del Egeo. Darío pagaría a los macedonios un tributo anual razonable, además de un rescate de diez mil talentos de oro por la liberación de su hijo, su esposa y su madre. Para sellar la alianza, Darío entregaría a su hija mayor en matrimonio a Alejandro.
Aquí hay una recreación de uno de los varios ofrecimientos, que también parece que son discutidos por la historiografía, de Darío a Alejandro antes de Gaugamela, después de la derrota de Issos.
La opinión general se afirma en estas cesiones de Darío, pero otros historiadores la ponen en cuestión, pues hablan de una resistencia y una lucha feroz y activa por parte de Darío en la retaguardia del ejército macedonio, para enfrentarse con los avances macedonios.
… El rey despidió al griego para reflexionar sobre el ofrecimiento. En verdad, jamás lo tuvo en cuenta, pues Alejandro ya había tomado su decisión. Parmenión sacudió la cabeza.
—Si yo fuera tú —le dijo al rey—, aceptaría lo que él ofrece.
—Y si yo fuera Parmenión, también lo aceptaría. Traed de vuelta a ese hombre.
Ha pasado también a la tradición y se repite habitualmente en las recreaciones, otra vez acudimos al film de Stone como ejemplo, es la figura y postura de Parmenión, el veterano general de Filipo, que actúa como contrapunto y confrontación con el joven y ambicioso rey. Siempre conservador y prudente en los asuntos bélicos, frente a la de Alejandro, siempre arriesgado y buscando situaciones límite. Así ha quedado reflejado también en la mayoría de las recreaciones sobre Alejandro, como decimos, igual que hace esta novela.
Este corto diálogo entre Alejandro y Parmenión es una muestra representativa de la relación entre estos dos personajes, el ambicioso Alejandro sobreponiéndose en sus decisiones a su prudente y conservador general. Y dejando a las claras el talante con que ambas figuras han quedado retratadas desde las fuentes antiguas.
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