miércoles, 21 de diciembre de 2011

Ira (que no Furia) de Titanes (2).




Furia de Titanes 2 continúa la línea de la primera parte. El guión de la nueva película parece ser el siguiente:
"... Una década después de su heroica derrota del monstruoso Kraken, Perseo –el hijo semidiós de Zeus– intenta llevar una vida más tranquila como pescador en una aldea y como padre soltero de su hijo de diez años, Helio.
Mientras tanto, se desarrolla una dura lucha por la supremacía entre dioses y titanes. Peligrosamente debilitados por la falta de devoción de la humanidad, los dioses pierden el control de los titanes encarcelados y de su feroz líder, Kronos, padre de los hermanos, Zeus, Hades, y Poseidón, que llevan mucho tiempo en el poder.
El triunvirato había derrocado a su poderoso padre tiempo atrás, abandonándole hasta pudrirse en el lúgubre abismo del Tártaro, un calabozo situado en las profundidades de los infiernos.
Perseo no puede ignorar su verdadera vocación cuando Hades, junto con el hijo piadoso de Zeus, Ares (Edgar Ramírez), cambian sus lealtades y hacen un trato con Kronos para capturar a Zeus.
La fuerza de los titanes aumenta a medida que los poderes divinos de Zeus disminuyen, desatándose el infierno sobre la tierra.
Tras obtener la ayuda de la guerrera Reina Andrómeda (Rosamund Pike), del hijo semidiós de Poseidón, Argenor (Toby Kebbell), y del dios caído Hefesto (Hill Night), Perseo se embarca valientemente en una peligrosa búsqueda en los infiernos para rescatar a Zeus, derrocar a los Titanes y salvar a la humanidad..."
(Tomado de cine y letras. Para más información, mirar aquí.
       Como se ve, entre mezcla de nombres, personajes mitológicos y cruces de historias sin mucha fidelidad a las versiones originales, vemos que reaparece el episodio de la Titanomaquia (aquí sí realmente recuperaría la película el auténtico sentido de su título), esto es, la lucha entre los titanes y los dioses olímpicos. Curioso es que este episodio también aparezca en la otra película que se estrena estas Navidades, Inmortales, siendo como era un episodio apenas nombrado y actualizado en el cine y las novelas de recreación mitológica hasta la fecha.
       Otra referencia a las fuentes clásicas es la debilidad de Zeus, también un tema frecuente en los mitos. Después de su llegada al Olimpo, Zeus tuvo que defender siempre su supremacía, unas veces contra Tifón, otra contra los Gigantes, y en alguna ocasión, contra los propios dioses olímpicos, su propia familia. Este mundo caótico y desalmado de los dioses griegos, tan ajeno a la omnipotencia y majestuosidad de las religiones monoteístas, es el aprovechado por estas películas, está en la base de novelas como Señores del Olimpo, de Javier Negrete, y es, suponemos, uno de los recursos a los que se agarran los guinostas para dar emoción, intriga y aventura a estas historia de dioses demasiado humanos como los de la mitología clásica


martes, 22 de noviembre de 2011

El comisario Járitos en plena crisis griega

El escritor griego de novela negra Petros Márkaris ha sacado una nueva obra. Como las anteriores, su protagonista es el Kostas Járitos, comisario de policía en Atenas. Sus novelas, de tema policíaco, suelen ser al mismo tiempo uuna pequeña crónica de la situación social en Atenas y Grecia. En esta ocasión, no queda más remedio, la novela se ambienta en la penosa sitación que lleva padeciendo el país griego desde que empezó la crisis del euro.
"Estoy indignado y furioso contra el sistema político griego y lleno de rabia. Es imposible no estar enfurecido con Europa", afirma el escritor griego (aunque nacido en Estambul en 1937). Queda patente en Con el agua al cuello (Tusquets), quizá su novela negra más política. A sus páginas, llenas de su inconfundible estilo de maestro de la novela negra europea, ha trasladado la rabia que embarga a sus compatriotas ante las noticias económicas. Y lo ha hecho sin perder un ápice de su característico humor.
En esta nueva entrega, la crisis se ceba en el comisario Kostas Jaritos, su inolvidable personaje. Le han rebajado el sueldo, como a todos sus colegas funcionarios, y además debe pagar los plazos del Seat Ibiza con el que ha sustituido su viejo Mirafiori. Adrianí, su esposa, que hace milagros con la cesta de la compra, dice en la ficción: "Nos hundimos sin remedio". "Es así", explica el escritor en la realidad. "Los griegos han perdido el control de su sistema político, están secuestrados por un sistema al que no se pueden enfrentar y no pueden cambiar...
Fragmento de la entrevista realizada en El País a raíz de la publicación de la novela; más información aquí.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Grecia, Atenas hoy: crónica de un viajero.

El geógrafo y viajero  Pedro Millán del Rosario publica en El Diario de Avisos  una crónica de la vida de Atenas en esta dura época de crisis:

crónicas desde Atenas; reverso del país heleno
Grecia o cómo intentar ser feliz al borde del abismo

Pedro Millán del Rosario

Elena es taxista en Atenas. Me conduce hacia el centro de la ciudad por la flamante autopista construida al albur de los Juegos Olímpicos, en los momentos de euforia económica, en los tiempos de vino y rosas. Conduce con lentitud, sin apenas tráfico. Lleva cinco horas en la interminable cola de taxis del aeropuerto para poder trabajar. Los atenienses -se queja- ya no tienen dinero para viajar en taxi; por ello opta por lo seguro: llevar viajeros que llegan a Atenas por 35 euros hasta el centro. No es mucho lo que queda, una vez descontados el peaje, la gasolina y el 23% de IVA, pero al menos consigue ingresar euros en un momento en el que el país se hunde en la bancarrota, a pesar de los continuos esfuerzos del resto de la Unión Europea. En la radio suena el cambio de gobierno: a Papandreu lo sucede un tecnócrata, Lukas Papademos. No despierta ninguna ilusión, y las esperanzas hace tiempo que se marchitaron en este bello país, maltratado por la crisis.
Cuando hace menos de dos semanas el dimisionario primer ministro Papandreu anunciaba la convocatoria de un referéndum para consultar a la población sobre los nuevos recortes sociales y económicos que debería aplicar Grecia para acceder al segundo rescate financiero, el resto de Europa se echaba literalmente las manos a la cabeza.
Sin embargo, tiene una explicación plausible desde la óptica griega: el país se encuentra al borde del colapso no solo por la posible bancarrota que todo el mundo trata de evitar, en especial Alemania y Francia, sino también por el efecto devastador sobre la economía y la sociedad griegas que las medidas impuestas por las instituciones europeas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial están causando desde que comenzó este proceso. La enorme presión fiscal desarrollada en estos últimos dos años está estrangulando lenta pero inexorablemente al país.
La deuda pública griega representa el 150% de su Producto Interior Bruto; es decir, 340.000 millones de euros para una población de 11,3 millones de habitantes. En la actualidad un bebé recién nacido en este país debe la friolera de 30.000 euros. No hay futuro. Así lo ven los griegos, que ya han comenzado a emigrar de forma masiva, los que tienen esa posibilidad gracias a la diáspora de compatriotas por todo el mundo, en especial hacia Australia y a otros países de Europa.

Vivir allí, hoy
La vida es dura y cada día lo es más para la gran mayoría de los griegos. Los salarios han experimentado un fuerte retroceso en un país que no es nada barato, ni mucho menos. Hay que tener en cuenta que Grecia ha sido el segundo país donde más ha aumentado el coste de la vida desde la entrada en vigor del euro (14,5%), sólo precedida por España (14,8%). En ocasiones, analizar la situación griega es como ver lo que puede ocurrir en nuestro país a poco que nos descuidemos. Y da miedo, para ser sinceros.
De los recortes tampoco se han librado las pensiones, que han llegado a sufrir una reducción superior al 50% (por ejemplo, una pensión normal de 580 euros se ha convertido tras los ajustes en 280). Como en España, también en Grecia existía un consenso entre los partidos políticos de que las pensiones “eran intocables”. Una de las cosas que sorprende al visitante recién llegado es que, a pesar de la crisis, los precios se mantienen a unos niveles extremadamente altos: un café no cuesta menos de 3 euros, la ropa está más cara que en España, los transportes públicos se han encarecido más del 40%, sólo en el último año, etcétera.
Las carreteras, no sólo las del aeropuerto, están vacías de coches. Grecia tiene el dudoso honor de tener la gasolina más cara de Europa (1,75 euros/litro), y fruto de ello han cerrado 1.500 de las 9.000 gasolineras con que contaba el país. Conducir un fin de semana por una autovía griega es como transitar por un país fantasma.
En buena medida todo esto es el resultado de la creciente fiscalidad aplicada por el Gobierno griego, siguiendo las recetas dictadas desde Bruselas. Está presión fiscal incide, en especial, sobre las cada día más depauperadas clases medias, que reciben el impacto no sólo de la reducción salarial en todos los sectores (públicos y privados), sino también por el cobro de nuevos impuestos: como el impuesto solidario, una tasa extra sobre la renta anual (dependiendo de los ingresos).
Nuevos impuestos a los autónomos, lo que explica la creciente cantidad de locales en alquiler o en venta, cerrados o en trance de liquidación; más impuestos para los propietarios en función de la superficie; nueva tasa para los propietarios de vehículos de cilindrada superior a 2.000 cc; subida del IVA en bares y restaurantes del 13% al 23%, etc. Se necesitaría demasiado tiempo para enumerar todos los impuestos de nueva creación a los que tiene que enfrentarse la población griega y que la empobrecen día a día, sin remedio.
El efecto de estas medidas ha generado que el consumo interior se restrinja hasta límites insospechados. Quizás el sector que más lo está notando es el turismo, que no recibe ya el aporte del turismo interior, con el subsiguiente aumento del paro. Hasta 700.000 personas, el 16% de la población activa se encuentra sin trabajo, lo que -por otro lado- no los libra de pagar las nuevas tasas extraordinarias, etcétera. Tampoco el ambiente de conflictividad social y las frecuentes huelgas generales generan una publicidad beneficiosa de cara al turismo internacional y, por tanto, la afluencia de visitantes también ha descendido notablemente en un país con una acuciante necesidad de recibir ingresos del exterior.
Los griegos viven esta situación con resignación, preguntándose qué va a ocurrir la semana que viene. No esperan nada de la clase política, que acumula un descrédito secular, salpicado regularmente de casos de corrupción. Crece de forma paulatina un movimiento similar al 15-M en España, que aboga por declarar el temido default; es decir, su incapacidad para pagar las deudas, “encarcelar a los políticos y financieros que propiciaron esta situación, redactar una nueva Constitución y comenzar de nuevo…”
Por otro lado, nadie es capaz de decir a ciencia cierta quién es el culpable de esta situación. Los empresarios le echan la culpa al inflado sector público; los funcionarios acusan a los empresarios de no pagar impuestos y de evadir divisas, y todos, absolutamente todos, culpan a los políticos… A pesar de todo lo descrito, o quizás por ello, se aprecia aún más en los griegos la alegría de vivir propia de los pueblos mediterráneos, la solidaridad y la capacidad, la necesidad de disfrutar de la vida, sin falsas ilusiones, pero con ahínco.
Sin duda, también el peso de la familia como soporte tradicional de la sociedad griega permite que muchas personas sin sustento sobrevivan en una tiempos tan difíciles y precarios.
Ahora, mientras llega el atardecer en Atenas y el taxi callejea hacia el hotel, tengo la impresión de estar entrando en una ciudad triste, desangelada, reflejo de un país consciente de que la pesadilla aún durará mucho tiempo, y de que requerirá muchos sacrificios para poder volver a vivir el sueño que fue un día Grecia.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El Hierro

Dejamos aquí un párrafo de un artículo de Alfonso González Jerez publicado hoy. En él relata las consecuencias dramáticas que está teniendo la erupción del volcán en El Hierro sobre la economía y las personas de la isla.

Burbujeando
Alfonso González Jerez
noviembre 10, 2011
...  en El Hierro no se está viviendo ningún maldito espectáculo de luz, piroclastos y sonido, sino una durísima y mortificante crisis que amenaza con destruir una parte sustancial de la economía de la Isla. Ya no se puede faenar. Ya no se puede ofrecer pescado y alojamiento a los miles de turistas que recalaban en El Hierro a lo largo del año. Cientos de personas duermen fuera de sus hogares con el impacto consiguiente en su vida cotidiana, y sin saber si este paréntesis exasperante y ruinoso durará semanas, meses o años. Pero el espectáculo debe continuar. Ha erupcionado nuestra imbecilidad colectiva, nuestra metódica confusión y algarabía, nuestra entrañable y extreñida ineficacia. Y cómo burbujeamos.
(Tomado de aquí)

jueves, 10 de noviembre de 2011

La Madre Tierra está pariendo un hijo en El Hierro.


La mitología siempre está abierta a numerosas interpretaciones, unas más fundadas que otras. Se ha comentado muchas veces que la zona de Grecia y Oriente Próximo es un área de movimientos sísmicos y volcánicos por su propia situación geológica. En los mitos griegos se puede ver reflejada esta realidad geográfica. Las luchas entre los primeros dioses, Urano y los Titanes, Cronos contra los Olímpicos, la existencia de criaturas monstruosas y potentísimas que habitan en el interior de la tierra y luchan por salir a la superficie, a la luz, es uno de los temas repetidos en estas primeras historias.
Cuando vemos los temblores y las manifestaciones sísmicas de la isla de El Hierro, le vienen a uno a la cabeza este combate gigantesco que parece librarse desde siempre entre las potencias terrestres y naturales, y que nunca parece acabarse.
De hecho, desde cualquier conversación en una cafetería hasta los propios científicos recurren, para explicar lo que ocurre de una manera natural, a la comparación inconsciente con el nacimiento, el parto de un hijo por parte de la madre tierra
"Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente con su malvada acción. La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña."



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Código de leyes de Gortina, Creta.

J’observe :
1. ¿Qué letras reconoces?
2. ¿En qué sentido están escritas?
3. Qu’est-ce qui pourrait rendre la lecture difficile ?

Te doy mis ojos, 25 de noviembre y mitología.

En la primera y en una de las últimas escenas de la película Te doy mis ojos se identifica a los personajes por su calzado. Realmente, al comienzo de la historia se ve a una mujer, Pilar, corriendo apresuradamente por las calles. Sólo al llegar al piso de su hermana y encontrar refugio allí, se da cuenta que lleva como calzado unas zapatillas de casa. En una de las últimas escenas, en un hospital, reconocen por el mismo calzado, unas zapatillas, a otra mujer que ha escapado también de casa.
La señal del pie, del calzado o de algo referido a esta parte muchas veces ha servido para identificar a dieferentes personajes en la historia de la literatura, en los cuentos populares, etc. Aquí la directora Icíar Bollaín añade otra referencia más al símbolo del pie en su película.
Uno de los personajes literarios más famosos fue Edipo. Como en otras ocasiones, Edipo conoce su verdadera personalidad cuando un anciano servidor le recuerda la señal de sus pies. El propio nombre, Edipo, significa "pies hinchados", según se dice, pues sus miembros fueron atravesados con un metal cuando se le dejó abandonado, recién nacido, en el monte para que fuera devorado por las fieras. Así, Pilar y la otra mujer también ven sus zapatillas y se reconocen, de pronto, en su situación anómala.
Además del símbolo del pie, en la tragedia de Edipo también se habla del sentido de la vista. De forma muy general, cuando Edipo tenía ojos, no sabía nada, no sabía quién era. Al final, cuando se ciega, es cuando alcanza la verdadera sabiduría, conoce quién es realmente.
En la película, Pilar le ha dado todo a su marido, hasta sus ojos. En la última escena, le dice a su hermana que no se ve a sí misma, que lleva mucho tiempo sin verse, esto es, sin conocerse; de ahora en adelante, tratará de redobrar su vista, su persona, tantos años puesta en otro.

viernes, 21 de octubre de 2011

Una nueva tarea para Atlas: la deuda griega





Historia de la letra a: del buey fenicio (aleph) a la simple "a".

Un breve vídeo donde se nos muestra la eolución de la letra "a": su origen fenicio, su llegada a Grecia y, por último, su adaptación por los latinos hasta llegar a nosotros.


Soportes de la escritura: en este pequeño vídeo podemos ver algunos de los primeros soportes para la escritura, como la piedra, las tablillas de arcilla o el antepasado del libro, las tablilas de cera.


El papiro:


El papiro, souvenir actual de Egipto:

jueves, 20 de octubre de 2011

El impacto de la escritura. La carta y los melones.

Para ver el impacto que puede suponer la escritura en una sociedad que aún no la conoce, se puede leer esta pequeña narración del Inca Garcilaso de la Vega, ambientada en el cruce de la cultura española con la indígena del Perú, en los años siguientes a la conquista y colonización de América.

La narración del Inca GARCILASO DE LA VEGA
"Un conquistador, apellidado Solar, avecindado en Los Reyes (Lima), tenía una heredad en Pachacamac. El capataz español que miraba por ella envió, por intermedio de dos aborígenes, diez melones, fruto de las primeras semillas plantadas en esta tierra, y una carta, advirtiendo a los nativos al entregársela que no comieran ningún melón pues si lo hicieren, ésta lo habría de decir. A media jornada uno de los aborígenes quiso saber a que sabía la fruta del amo. El otro, temeroso, dijo que no debían hacerlo porque la carta lo diría. El primero puso la carta detrás de un paredón; así, al no ver lo que se disponían a hacer, no podría decir nada. Garcilaso recuerda que los aborígenes del Perú no sabían lo que eran las letras. Imaginaban que las cartas que los españoles se escribían unos a otros eran una suerte de mensajeros y espías que decían de palabra lo que veían por el camino. Comido el primer melón decidieron que era conveniente emparejar las cargas y para ocultar su delito comieron un segundo melón. Llegados a la localidad de los Reyes presentaron los ocho melones al encomendero. Este, luego de leer la nota, preguntó por los melones que faltaban. Dado que negaron la falta, les señaló que mentían pues la carta decía que fueron diez los melones y que "habían comido dos". Al ver que el amo les dijo lo que habían hecho a escondidas, no supieron contradecirlo y salieron diciendo que con mucha razón llamaban a los españoles con el nombre de Viracochas, "pues alcanzaban tan grandes secretos".

La escritura ideográfica

La escritura china: pictogramas, ideogramas y fonogramas. (solo comentaremos lo relativo a los dos primeros, aunque los fonogramas es la cantidad mayor de signos de la escritura china).

Los caracteres más antiguos son pictogramas, esto es, dibujos del concepto que representan. Por ejemplo:
El primer carácter, pronunciado rén en mandarín moderno, significa "persona", y procede del dibujo de un perfil humano. Este carácter es una auténtica palabra monosilábica y se utiliza en chino moderno. El segundo ejemplo, pronunciado mù, significaba "árbol" en la antigüedad, y representa, de manera estilizada, el tronco, la copa y las ramas del árbol. En chino moderno, este carácter ha pasado a significar "madera", mientras que árbol se dice shù (樹 /树).
El segundo tipo de caracteres son los llamados ideogramas. En estos casos los pictogramas se combinan para sugerir ideas por asociación. Por ejemplo:

Estos dos ideogramas se basan en los pictogramas anteriores. El primero, pronunciado qiú, significa "prisionero", significado sugerido por la imagen de una persona encerrada. En chino moderno, la palabra normal para decir prisionero es qiúfàn (囚犯), forma bisílaba que aún contiene este carácter. El segundo carácter de la imagen significa "bosque", idea sugerida por la repetición del árbol. En este caso, el chino moderno también ha acabado dándonos una forma bisílaba: La palabra actual es sēnlín (森林), donde aparece también otro ideograma similar con tres árboles. (...)

(tomado de la wikipedia. El enlace para el artículo completo es éste.)

miércoles, 19 de octubre de 2011

sistemas de escritura

Vamos a dejar algunos vídeos sobre sistemas de escritura. Sobre la escritura ideográfica china se puede ver el siguiente, donde se aprecia el origen representativo de los signos de la escritura china.


Para la escritura cuneiforme sumeria, este pequeño vídeo:

martes, 18 de octubre de 2011

Las lenguas indoeuropeas: algunos vídeos de Punset y otros.

Hasta el propio Eduardo Punset tocó el tema en sus entrevistas:


Otros vídeos donde se muestra el parentesco de diferentes palabras en las lenguas indoeuropeas:
La palabra HERMANO-FRATERNO:


La palabra que se ha visto en clase, MADRE:


Del mismo tipo hay otros vídeos. Curiosa es la iniciativa de un grupo de entusiastas del indoeuropeo, pues tratan de recuperar esta lengua hipotética y elevarla a categoría de lengua común para una mayoría de países, sustituyendo al inglés y a otras lenguas creadas con el mismo fin, como el esperanto.

viernes, 7 de octubre de 2011

La guerra de Troya también ayuda a vivir

ALMUDENA GRANDES ( ESCALERA INTERIOR ) (25/9/2011)
El triunfo del profesor Salgado
Cuando se quedó viuda creyó que nunca podría volver a interesarse por la vida.
"No podía ir con sus setenta y dos años a jugar en público con unos críos, aunque ardiera Troya"
Era eso lo que había perdido, no a su marido, porque sin él no tenía ganas de nada, desde el zumo del desayuno hasta el sueño de cada noche. Le sobraban todos los segundos de cada día, y así fue durante semanas, luego meses, por fin un año entero. Sus hijos, su hermana, sus amigos no lo entendían. Ya había perdido la cuenta de todos los gimnasios, todos los balnearios, todos los viajes que la habían aconsejado, cuando aquel icono apareció en la pantalla de su ordenador. ¡Que arda Troya! Y esto, ¿qué será?
Era un juego, un juego de estrategia, en apariencia tonto, en realidad dificilísimo, y fue su salvación. Su marido, Miguel Salgado, catedrático de Filología Clásica, traductor y editor de La Ilíada, habría estado orgulloso de ella, porque no fue fácil. Tardó dos semanas en lograr que Agamenón se rindiera, pero salvó Troya y, entretanto, volvió a comer, a pasear, a acostarse a su hora. Miguel y ella siempre habían ido con los troyanos. Por eso, cuando tuvo que ponerse un nombre, escogió Andrómaca.
Después, volvió a empezar. Perdió su segunda guerra, ¡maldito Aquiles!, y se juró a sí misma nunca más volvería a ver los muros de Troya ardiendo en la pantalla de su ordenador. El juego se hizo famoso. Aparecieron artículos en los periódicos, reportajes en la televisión y un nuevo reclamo en el menú principal. Modo torneo, decía, ¡Que arda Troya! Ahora puedes enfrentarte con jugadores de todo el mundo...
Y todos iban con los griegos, menos uno, que se llamaba Héctor, pero a ella le daba igual. A la hora de la partida, cogía una foto de Miguel, le daba un beso, la colocaba a su lado, sobre la mesa, y... ¡Toma ésta! ¡Y ésta, aqueos del demonio...! Una noche, después de su enésima victoria, se abrió una ventana inesperada en la pantalla. Era una invitación a un torneo presencial que se celebraría en un hotel de la Gran Vía. Se puso tan nerviosa que salió a la calle, caminó hasta cansarse y, al volver a casa, se excusó. No podía ir con sus setenta y dos años a jugar en público con unos críos, aunque ardiera Troya. Pero, por fortuna, Troya no ardió, porque Héctor ganó el torneo.
Seis meses más tarde perdió ante Aquiles para que las llamas redujeran a cenizas el palacio de Príamo en millones de pantallas de todo el mundo. ¡Héctor, qué has hecho!, musitó con los ojos llenos de lágrimas. Pues al Campeonato Nacional voy, se dijo. Y fue.
-Perdone, señora, no puede pasar, aquí se celebra un torneo de videojuegos y... -cuando volvió a mirarla ya se había colgado del cuello la identificación que había recibido por correo-. ¿Andrómaca? -y aquel chico estaba tan pálido como si llevara una túnica blanca y al nieto de Príamo en los brazos-. ¿Usted es Andrómaca?
-Sí, yo soy Andrómaca.
-¡Arturo! -entonces salió corriendo-. No os lo vais a creer...
Una semana después, en la final, le llegaría a ella el turno de la palidez y el asombro. No había perdido ninguna batalla, pero tampoco se había quedado ningún día a celebrarlo, porque, a su edad, irse con aquellos muchachos a tomar unas cañas... La otra manga se jugaba en una sala diferente, y no conocía a su contrincante, pero tampoco le tenía miedo. Ocupó su silla frente a la pantalla gigante, sacó la foto de Miguel del bolso, la besó y la puso a su lado. Un segundo después, alguien la cogió y no se la devolvió.
-Hola, abuela -su nieto le sonreía con la foto en la mano.
-¡Héctor! -le miró y sintió sobre todo miedo-. ¿Qué haces aquí? Tú...Tú... ¿Lo sabe tu madre?
-Abu, ¿por quién me tomas? -él se echó a reír, se acercó a ella, la besó-. Por supuesto que no.
Héctor era el mayor de sus nietos. Tenía 26 años, una novia japonesa y una licenciatura en Informática. Además, tocaba el acordeón, pero nada de eso le importaba al juez que se acercó a darles una mala noticia.
-Tenemos un conflicto -proclamó.
-¡Uy!, si fuera sólo uno... -apuntó ella.
-Ya -Héctor sonrió-. No pasa nada, yo seré Grecia.
-De ninguna manera, yo tengo mucho gusto en cederte...
-Que no, abuela. Tú tienes mejor historial que yo. Tú eres Troya.
Cuando cesaron los aplausos, antes de que comenzara la batalla, Héctor se acercó a Andrómaca y le habló al oído.
-¿A que estás pensando en dejarme ganar, abuela? -ella negó con la cabeza-. Como lo intentes, me suicido.
-Pero, Héctor, si a mí me da igual...
-¿Y a él? -señaló la foto que estaba entre los dos-. Troya no puede arder, abuela, no puede arder, ¿entendido? No tengas piedad.
-Tranquilo, cariño -ella se inclinó hacia él, le besó en la mejilla-. No la tendré.
Tres horas más tarde, los griegos se rindieron. Héctor nunca había celebrado tanto una derrota.

(Tomado de el periódico El País aquí.)

Inmortales 2011

Nueva película inspirada en la mitología griega, pero con mezcla de personajes e historias que la confunden bastante. La estética de la película es del tipo de 300 o Thor. Aquí dejamos un enlace bastante documentado sobre la película y sus diferencias con la mitología griega.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Españoles en el mundo: Atenas, Grecia.

En Españoles en el mundo podemos ver una visión de la Atenas de hace un par de años, antes de que la crisis que están padeciendo transformara las cosas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Alfabeto griego

En este enlace del blog helleniká encontrarán una buena colección de recursos interesantes y amenos sobre el alfabeto griego. Como siempre, hay que darle las gracias al profesor Ricardo, que lleva la publicación del blog y desearle un buen curso.

lunes, 8 de agosto de 2011

César y El origen del Planeta de los Simios:

Como si de una vuelta hacia atrás en el tiempo, lo mismo que, en su día, provocó  la película originaria, El Planeta de los Simios, la precuela recién estrenada tiene algunos elementos que se pueden comentar.
Algunos elementos de la película:
- el mito de Urano, Cronos y Zeus: de nuevo volvemos a encontrarnos con uno de los temas míticos por excelencia, el de la lucha por la sucesión en el poder. En la sucesión mítica griega esta lucha se va produciendo recién nacidos los hijos y casi sin período de crianza. Quizás así podríamos entender la primera exterminación de los primeros simios en el laboratorio. En un segundo momento, y como en  todas las sagas míticas, desde Zeus y Edipo hasta  Rómulo y Remo (aquí se da lo contrario, unos humanos crían a un animal) y otros, en la película un simio recién nacido es también salvado en el último momento de las garras del poder y criado a escondidas.
- la profecía: Siempre tenemos la advertencia de ese oráculo según el cual "el hijo arrebatará el poder al padre", pero en la película esta profecía ya la sabenmos casi todos los que la vamos a ver y conocemosla historia. Sin embargo, a pesar de esto, la atmósfera creciente de que esa sucesión va a pasar de un momento a otro va creando la tensión suficiente en el espectador, que asiste, como en una buena tragedia, a un desenlace  conocido pero angustioso y dramático.
- Prometeo: otra vez nos encontramos al nuevo Prometeo, al ser humano jugando a modelar o crear otras nuevas criaturas a su imagen y semejanza. Como el titán Prometeo, que roba el fuego para dárselo a la humanidad en precario, aquí el científico (como en el doctor Frankestein) entrega ese rayo de luz y energía a los simios en forma de fármaco. El fármaco potenciará la inteligencia el simio y lo hará superior al propio ser humano que lo creó.
 Por otro lado, dejando estos temas que se repiten en los mitos, a poco de comenzar la película vemos la ceremonia clásica romana de reconocimiento de un recién nacido en la familia por parte del pater familias. Así, el rito de recoger al recién nacido y cogerlo en brazos (tollere) se ve al poco de llegar el simio recién nacido al hogar del científico Will Rodman (James Franco).(Quizás no sea más que un gesto normal, sin esa referencia, pero lo mencionamos de todas formas).
Y por último, para añadir un toque más clásico y romano a estas referencias clásicas, al pequeño chimpancé lo bautizan con el nombre de César.

martes, 2 de agosto de 2011

"Cuartos cerrados", tablillas y arqueología en Agatha Christie: Asesinato en Mesopotamia

La famosa escritora de novelas policíacas Agatha Christie utilizó este recurso, el del "cuarto cerrado", muy propio de la novela de intriga, en esta novela titulada Asesinato en Mesopotamia.
No diremos, está claro, quién fue el asesino. Lo que sí señalamos es el recurso del "cuarto cerrado" que aparece en la novela. Se ha cometido un crimen en una habitación y el problema está en averiguar cómo se pudo entrar en ella, estando los accesos a la misma vigilados y no pudiendo acceder porningún sitio sin ser visto, aparentemente.
Éste es un recurso clásico y casi patentado por la novela de intriga y misterio (cf, El misterio del cuarto amarillo), aunque también puede tener algún antecedente clásico (cf. el Tesoro de Rampsinito, en las Historias de Herodoto)
La arqueología como tema literario: De todas formas, interesa en la novela otra cosa, el ambiente de una excavación arqueológica en Irak. La acción se sitúa en Hassanieh, en el Tell Yarimjah, cerca de Mosul, nada menos que en lla excavación del palacio de Nínive. La arqueología aparece como elemento literario y, además, de intriga policíaca.
Tampoco es de extrañar, pues ya desde los comienzos de esta disciplina, sus descubrimientos han estado casi siempre rodeados de cierto romanticismo, cuando no se han producido acontecimientos de lo más novelescos e intrigantes (la tumba de Tutankhamon, Troya o Machu-Pichu).
La arqueología desde el punto de vista de una simple aficionada: lo curioso de la novela es el enfoque que le da a la excavación y al mundo de la arqueología la narradora y protagonista principal de la novela, una enfermera llamada Amy Leatheran. En muchos aspectos, coincide con la primera impresión que nos producen la visión de los restos arqueológicos, en estado ruinoso, fragmentados, reducidos los antiguos edificios a poco más que escombros. Sin embargo, la escritora hace contrastar la visión decepcionada de la enfermera con la más o menos apasionada de los arqueólogos, que la van guiando por sus trabajos una vez se presenta  ella en la excavación.
Las tablillas: especial atención tienen las tablillas. Hay que recordar que la fuente principal del griego micénico está en tablillas de barro. En la obra se trata de tablillas supuestamente encontradas en los archivos del palacio de Nínive, como se señala al inicio de la obra. Sin embargo, nada se dice de forma directa. De hecho, uno de los personajes, el filólogo, se aburre porque no tiene trabajo que hacer ni textos que descifrar.
Esto último contrasta con la realidad arqueológica. Uno de los hallazgos arqueológicos más importantes en Nínive es la biblioteca de Assurbanipal, con muchísimas tablillas en sumerio y acadio sobre leyes, astrología y otras materias. El Poema de Gilgamesh también fue encontrado aquí.
Los primeros ejercicios escolares: En la novela la propia enfermera tiene en sus manos estas tablillas, muy antiguas, probablemente los primeros testimonios de la escritura (cuneiforme, como señala más adelante) en esa zona y en la cultura de la humanidad.
Llama la atención el detalle de unas tablillas que le presentan a la enfermera Son unas tablillas, de las primeras en la humanidad, que reflejan simple y llanamente ejercicios escolares de alumnos para aprender la práctica de la escritura. (Quizá algunas como éstas desaparecieron tras el saqueo del Museo de Bagdad en la guuera de Irak)

En fin, la sra. Christie conocía muy bien el ambiente de las excavaciones, pues es sabido que su segundo marido fue arqueólogo, y ella lo acompañó en multitud de ocasiones, aunque, sgún dice, para trabajos de ayuda e intendencia. Sin embargo, es curioso ver como detalla en esta novelita aspectos interesantes de las excavaciones, el contraste entre la visión decepcionada de una aficionada y el austero ambiente científico, y, especialmente, el detalle que hace al presentarnos a estas tablillas de barro de ejercicios escolares, primeras actividades colegiales, allá en los principios de la humanidad y vinculada al nuevo mundo de la escritura.

Captatio benevolentiae: como en muchísimas obras antiguas y modernas, la novela utiliza el recurso de captar la atención del lector al inicio de la novela. Así, un personaje, el doctor Reilly,  le pide a otro, la enfermera protagonista, que cuente la historia porque estuvo presente en los acontecimientos y confía en su capacidad. De esta forma se consigue atraer la atención al principio de la obra emplendo un recurso literario conocido.

Enlaces: aquí se puede leer la novela, aunque no de forma seguida.
En cine se puede ver esta versión de la novela, sacada de en una serie de películas sobre las novelas de A. Christie.


jueves, 28 de julio de 2011

Polifemo, una versión del mito clásico según A. Palacio Valdés

En el reciente XIII Congreso de la Sociedad de estudios Clásicos, celebrado en Logroño la semana pasada, hubo un auténtico aluvión, un tsunami diríamos, de charlas, comunicaciones, ponencias, intervenciones varias, aclaraciones, debates, en fin, una verdadera orgía de exposiciones sobre los distintos campos que abarca, y cada vez abarca más, la Filología Clásica y el mundo de la antigüedad.
Una de las secciones más animadas por sus temas y comunicaciones, era la de Tradición Clásica. Allí se podía encontrar exposiciones que iban de la novela fantástica anglosajona (El Señor de los Anillos) hasta la novela policíaca española de F. García Pavón, todo, claro está, relacionado con el mundo clásico y sus referentes.
Una de las exposiciones estuvo dedicada a los cuentos de A. Palacio Valdés, especialmente a uno de ellos, Polifemo, del que aquí dejamos una versión Es un breve relato que enfrenta a un personaje temible y severo, apodado Polifemo, con el mundo inocente y temeroso de los niños vecinos.
Puede tener también relación con otro famoso relato de Oscar Wilde y, llevando las cosas al cine y estirando la relación, con la película Matar a un ruiseñor, basada en la novela del mismo título de Harper Lee.
De momento dejamos aquí el breve relato de Palacio Valdés.

Polifemo



El coronel Toledano, por mal nombre Polifemo, era un hombre feroz, que gastaba levita larga, pantalón de cuadros y sombrero de copa de alas anchurosas, reviradas; de estatura gigantesca, paso rígido, imponente; enormes bigotes blancos, voz de trueno y corazón de bronce. Pero aun más que esto, infundía pavor y grima la mirada torva, sedienta de sangre, de su ojo único. El coronel era tuerto. En la guerra de África había dado muerte a muchísimos moros, y se había gozado en arrancarles las entrañas aún palpitantes. Esto creíamos al menos ciegamente todos los chicos que al salir de la escuela íbamos a jugar al parque de San Francisco, en la muy noble y heroica ciudad de Oviedo.

Por allí paseaba también metódicamente los días claros, de doce a dos de la tarde, el implacable guerrero. Desde muy lejos columbrábamos entre los árboles su arrogante figura que infundía espanto en nuestros infantiles corazones; y cuando no, escuchábamos su voz fragorosa, resonando entre el follaje como un torrente que se despeña.

El coronel era sordo también, y no podía hablar sino a gritos.

_Voy a comunicarle a usted un secreto _decía a cualquiera que le acompañase en el paseo_. Mi sobrina Jacinta no quiere casarse con el chico de Navarrete.

Y de este secreto se enteraban cuantos se hallasen a doscientos pasos en redondo.

Paseaba generalmente solo; pero cuando algún amigo se acercaba, hallábalo propicio. Quizás aceptase de buen grado la compañía por tener ocasión de abrir el odre donde guardaba aprisionada su voz potente. Lo cierto es que cuando tenía interlocutor, el parque de San Francisco se estremecía. No era ya un paseo público; entraba en los dominios exclusivos del coronel. El gorjeo de los pájaros, el susurro del viento y el dulce murmurar de las fuentes, todo callaba. No se oía más que el grito imperativo, autoritario, severo, del guerrero de África. De tal modo, que el clérigo que lo acompañaba a tal hora, sólo algunos clérigos acostumbraban a pasear por el parque, parecía estar allí únicamente para abrir, ahora uno, después otro, todos los registros que la voz del coronel poseía. ¡Cuántas veces, oyendo aquellos gritos terribles, fragorosos; viendo su ademán airado y su ojo encendido, pensamos que iba a arrojarse sobre el desgraciado sacerdote que había tenido la imprevisión de acercarse a él!

Este hombre pavoroso tenía un sobrino de ocho o diez años, como nosotros. ¡Desdichado! No podíamos verle en el paseo sin sentir hacia él compasión infinita. Andando el tiempo he visto a un domador de fieras introducir un cordero en la jaula del león. Tal impresión me produjo, como la de Gasparito Toledano paseando con su tío. No entendíamos cómo aquel infeliz muchacho podía conservar el apetito y desempeñar regularmente sus funciones vitales, cómo no enfermaba del corazón o moría consumido por una fiebre lenta. Si transcurrían algunos días sin que apareciese por el parque, la misma duda agitaba nuestros corazones. “¿Se lo habrá merendado ya?” Y cuando al cabo lo hallábamos sano y salvo en cualquier sitio, experimentábamos a la par sorpresa y consuelo. Pero estábamos seguros de que un día u otro concluiría por ser víctima de algún capricho sanguinario de Polifemo.

Lo raro del caso era que Gasparito no ofrecía en su rostro vivaracho aquellos signos de terror y abatimiento, que debían ser los únicos en él impresos. Al contrario, brillaba constantemente en sus ojos una alegría cordial que nos dejaba estupefactos. Cuando iba con su tío, marchaba con la mayor soltura, sonriente, feliz, brincando unas veces, otras compasadamente, llegando su audacia o su inocencia hasta hacernos muecas a espaldas de él. Nos causaba el mismo efecto angustioso que si le viésemos bailar sobre la flecha de la torre de la catedral. “¡Gaspaar!” El aire vibraba y transmitía aquel bramido a los confines del paseo. A nadie de los que allí estábamos nos quedaba el color entero. Sólo Gasparito atendía como si le llamase una sirena. “¿Qué quiere usted, tío?” Y venía hacia él ejecutando algún paso de baile.

Además de este sobrino, el monstruo era poseedor de un perro que debía de vivir en la misma infelicidad, aunque tampoco lo parecía. Era un hermoso danés, de color azulado, grande, suelto, vigoroso, que respondía por el nombre de “Muley”, en recuerdo sin duda de algún moro infeliz sacrificado por su amo. El “Muley”, como Gasparito, vivía en poder de Polifemo lo mismo que en el regazo de una odalisca. Gracioso, juguetón, campechano, incapaz de falsía, era, sin ofender a nadie, el perro menos espantadizo y más tratable de cuantos he conocido en mi vida.

Con estas partes no es milagro que todos los chicos estuviésemos prendados de él. Siempre que era posible hacerlo, sin peligro de que el coronel lo advirtiese, nos disputábamos el honor de regalarle con pan, bizcocho, queso y otras golosinas que nuestras mamas nos daban para merendar. El “Muley” lo aceptaba todo con fingido regocijo, y nos daba muestras inequívocas de simpatía y reconocimiento. Mas a fin de que se vea hasta qué punto eran nobles y desinteresados los sentimientos de este memorable can, y para que sirva de ejemplo perdurable a perros y hombres, diré que no mostraba más afecto a quien más le regalaba. Solía jugar con nosotros algunas veces (en provincias, y en aquel tiempo, entre los niños no existían clases sociales) un pobrecito hospiciano llamado Andrés, que nada podía darle, porque nada tenía. Pues bien, las preferencias de “.Muley” estaban por él. Los rabotazos más vivos, las carocas más subidas y vehementes a él se consagraban, en menoscabo de los demás. ¡Qué ejemplo para cualquier diputado de la mayoría!

¿Adivinaba el “Muley” que aquel niño desvalido, siempre silencioso y triste, necesitaba más de su cariño que nosotros? Lo ignoro; pero así parecería serlo.

Por su parte, Andresito había llegado a concebir una verdadera pasión por este animal. Cuando nos hallábamos jugando en lo más alto del parque al marro o a las chapas, y se presentaba por allí de improviso el “Muley”, ya se sabía, llamaba aparte a Andresito, y se entretenía con él largo rato, como si tuviera que comunicarle algún secreto. La silueta colosal de Polifemo se columbraba allá entre los árboles.

Pero estas entrevistas rápidas y llenas de zozobra fueron sabiéndole a poco al hospiciano. Como un verdadero enamorado, ansiaba disfrutar de la presencia de su ídolo largo rato y a solas.

Por eso una tarde, con osadía increíble, se llevó en presencia nuestra el perro hasta el Hospicio, como en Oviedo se denomina la Inclusa, y no volvió hasta el cabo de una hora. Venía radiante de dicha. El “Muley” parecía también satisfechísimo. Por fortuna, el coronel aún no se había ido del paseo ni advirtió la deserción de su perro.

Repitiéronse una tarde y otra tales escapatorias. La amistad de Andresito y “Muley” se iba consolidando. Andresito no hubiera vacilado en dar su vida por el “Muley”. Si la ocasión se presentase, seguro estoy de que éste no sería menos.

Pero aún no estaba contento el hospiciano. En su mente germinó la idea de llevarse el “Muley” a dormir con él a la Inclusa. Como ayudante que era del cocinero, dormía en uno de los corredores, al lado del cuarto de éste, en un jergón fementido de hoja de maíz. Una tarde condujo el perro al Hospicio y no volvió. ¡Qué noche deliciosa para el desgraciado! No había sentido en su vida otras caricias que las del “Muley”. Los maestros primero, el cocinero después, le habían hablado siempre con el látigo en la mano. Durmieron abrazados como dos novios. Allá al amanecer, el niño sintió el escozor de un palo que el cocinero le había dado en la espalda la tarde anterior. Se despojó de la camisa:

_Mira, “Muley” _dijo en voz baja mostrándole el cardenal.

El perro, más compasivo que el hombre, lamió su carne amoratada.

Luego que abrieron las puertas lo soltó. El “Muley” corrió a casa de su dueño; pero a la tarde ya estaba en el parque dispuesto a seguir a Andresito. Volvieron a dormir juntos aquella noche, y la siguiente, y la otra también. Pero la dicha es breve en este mundo. Andresito era feliz al borde de una sima.



Una tarde, hallándonos todos en apretado grupo jugando a los botones, oímos detrás algo como dos formidables estampidos:

_¡Alto! ¡Alto!

Todas las cabezas se volvieron como movidas por un resorte. Frente a nosotros se alzaba la talla ciclópea del coronel Toledano.

_¿Quién de vosotros es el pilluelo que secuestra mi perro todas las noches, vamos a ver?

Silencio sepulcral en la asamblea, i El terror nos tiene clavados, rígidos, 'como si fuéramos de palo.

Otra vez sonó la trompeta del juicio final.

_¿Quién es el secuestrador? ¿Quién es el bandido? ¿Quién es el miserable ladrón... ?

El ojo ardiente de Polifemo nos devoraba a uno en pos de otro. El “Muley, que le acompañaba, nos miraba también con los suyos, leales, inocentes, y movía el rabo vertiginosamente en señal de gran inquietud.

Entonces Andresito, más pálido que la cera, adelantó un paso, y dijo:

_No culpe a nadie, señor. Yo he sido.

_¿Cómo?

_Que he sido yo _repitió el chico en voz más alta.

_¡Hola! ¡Has sido tú! _dijo el coronel sonriendo ferozmente_. ¿Y tú no sabes a quién pertenece este perro?

Andresito permaneció mudo.

_¿No sabes de quién es? _volvió a preguntar a grandes gritos. _Sí, señor. _¿Cómo... ? Habla más alto.

Y se ponía la mano en la oreja para reforzar su pabellón.

_Que sí, señor.

_¿De quién es, vamos a ver?

_Del señor Polifemo.

Cerré los ojos. Creo que mis compañeros debieron hacer otro tanto.

Cuando los abrí, pensé que Andresito estaría ya borrado del libro de los vivos. No fue así, por fortuna. El coronel lo miraba fijamente, con más curiosidad que cólera.

_¿Y por qué te lo llevas?

_Porque es mi amigo y me quiere _dijo el niño con voz firme.

El coronel volvió a mirarlo fijamente.

_Está bien _dijo al cabo_. ¡Pues cuidado con que otra vez te lo lleves! Si lo haces, ten por seguro que te arranco las orejas.

Y giró majestuosamente sobre los talones. Pero antes de dar un paso se llevó la mano al chaleco, sacó una moneda de medio duro, y dijo volviéndose hacia él:

_Toma, guárdatelo para dulces. ¡Pero cuidado con que vuelvas a secuestrar al perro! ¡Cuidado!

Y se alejó. A los cuatro o cinco pasos ocurriósele volver la cabeza.

Andresito había dejado caer la moneda al suelo, y sollozaba, tapándose la cara con las manos. El coronel se volvió rápidamente.

_¿Estás llorando? ¿Por qué? No llores, hijo mío.

_Porque lo quiero mucho... Porque es el único que me quiere en el mundo _gimió Andrés.

_¿Pues de quién eres hijo? _preguntó el coronel sorprendido.

_Soy de la Inclusa.

_¿Cómo? _gritó Polifemo.

_Soy hospiciano.

Entonces vimos al coronel demudarse. Abalanzóse al niño, le separó las manos de la cara, le enjugó las lágrimas con su pañuelo, lo abrazó. y lo besó, repitiendo con agitación:

_¡Perdona, hijo mío, perdona! No hagas caso de lo que te he dicho... Yo no lo sabía...Llévate el perro cuando se te antoje... Tenlo contigo el tiempo que quieras, ¿sabes...? Todo el tiempo que quieras...

Y después que lo hubo serenado con estas y otras razones, proferidas con un registro de voz que nosotros no sospechábamos en él, se fue de nuevo al paseo, volviéndose repetidas veces para gritarle:

_Puedes llevártelo cuando quieras, sabes, ¿hijo mío...? Cuando quieras. .. ¿lo oyes?

Dios me perdone, pero juraría haber visto una lágrima en el ojo sangriento de Polifemo.

(Tomado de http://www.jesusfelipe.es/palaciovaldes.htm)
Aquí también hay unas actividades: http://asensio-estrellasfugaces-asensio.blogspot.com/2011/02/2-e-eso-el-cuento-de-la-semana-polifemo.html

jueves, 14 de julio de 2011

miércoles, 13 de julio de 2011

Teseo y el Minotauro

Del blog Hellenika, siempre agradecido, aquí dejamos estos vídeos.
De Teseo y el Minotauro.

Age of Heroes : Theseus and the Minotaur from Firestep Films on Vimeo.

Otro del mismo tema:

Vida d'Asterió, anomenat Minotaure from pepon meneses on Vimeo.

Sobre Ícaro:

ICARUS from Mayki on Vimeo.

Troya en versión televisiva

Tomado de la página de culturaclasica.com, aquí dejamos los dos vídeos de Troya, serie televisiva inspirada en la famosa guerra. Aunque le falta algo de ritmo, tiene la ventaja de ser más fiel que otras versiones a la historia troyana.



Y la segunda parte.

miércoles, 22 de junio de 2011

Rampsinito y el enigma del cuarto cerrado

Sobre el tema del enigma (o misterio, crimen) del cuarto cerrado se han construido numerosas obras literarias. Casi todas pertenecen al género de intriga y misterio. Suele afirmarse que los primeros que emplean este recurso son E. A. Poe y G. Lerroux, en sus obras Los crímenes de la calle de la Morgue y El misterio del cuarto amarillo.
Abusando algo de la imaginación, nos vino a la mente la historia del tesoro de Rampsinito, del historiador Herodoto, en el s.V aC. Es un relato con fines de entretenimiento, surgido del cuento popular. Sin embargo, por buscar un antecedente a este tema del "cuarto cerrado" propio de la novela de intriga, quizás podíamos encontrarlo en esta pequeña y amena narración del historiador, insertada en el amplio marco de su libro dedicado a Egipto.
Dejamos una versión de la historia extraída de aquí, donde está la obra completa. El autor de la traducción, Bartolomé Pou, vivió en el siglo XVIII y la versión responde a los usos de esa época.

HISTORIA DE RAMPSINITO (HERODOTO, LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA)
CXXI. A Protéo, según los sacerdotes, sucedió Rampsinito[92], quien dejó como monumentos de su reinado los propileos que se ven en el templo de Vulcano a la parte de Poniente, y dos estatuas delante de ellos erigidas, de 25 codos de altura, de las cuales la que mira al Mediodía la llaman los egipcios el Invierno, y la que mira al Norte el Verano, adorando y venerando a ésta con mucho respecto, al contrario de lo que hacen con la primera. Cuéntase de este rey un caso singular[93]. Poseyendo tantos tesoros en plata, cuales ninguno de los reyes que le sucedieron llegó a reunirlos, no digo mayores, pero ni aun iguales, y queriendo poner en seguro tanta riqueza, mandó fabricar de piedra un erario, de cuyas paredes exteriores una daba afuera de palacio. En esta el artífice de la fábrica, con dañada intención, dispuso una oculta trampa, colocando una de las piedras en tal disposición, que quedase fácilmente levadiza con la fuerza de dos hombres o con la de uno solo. Acabada la fábrica, atesoró en ella el rey sus inmensas riquezas. Corriendo el tiempo, y viéndose ya el arquitecto al fin de sus días, llamó a sus hijos, que eran dos, y les declaró que, deseoso de su felicidad, tenía concertadas de antemano sus medidas para que les sobrara el dinero y pudieran vivir en grande opulencia, pues, con esta mira había preparado un artificio en la casa del tesoro que para el rey edificó: dioles en seguida razón puntual del modo como se podría remover la piedra levadiza, con la medida de la misma, añadiendo que si se aprovechaban del aviso serían ellos los tesoreros del erario y los dueños de las riquezas del rey. Muerto el arquitecto, no vieron sus hijos la hora de empezar: venida la noche, van a palacio, hallan en el edificio aquella piedra filosofal, la retiran de su lugar como con un juego de manos, y entrando en el erario, vuelven a su casa bien provistos de dinero. Quiso la negra suerte que por entonces al rey le viniese el deseo de visitar su erario, abierto el cual, al ver sus arcas menguadas, quedó pasmado y confuso sin saber contra quién volver sus sospechas, pues al entrar, había hallado enteros los sellos en la puerta y ésta bien cerrada. Segunda y tercera vez tornó a abrir y registrar su erario, y otras tantas veces fue echando menos su dinero; pues a fe no eran los ladrones tan desinteresados que supieran irse a la mano en repetir sus tientos al tesoro. Entonces el rey urdió, dicen, una trampa, mandando hacer unos lazos y armárselos allí mismo junto a las arcas donde estaba el dinero. Vuelven a la presa los ladrones como las moscas a la miel, y apenas entra uno y se acerca a las arcas, cuando queda cogido en la trampa. No bien se sintió caído en el lazo, conociendo el trance en que se había metido, llama luego a su hermano, dícele su estado, y pídele que entre al momento y que de un golpe le corte la cabeza; no sea, añadía, que pierdas la tuya si quedando aquí la mía, soy por ella descubierto y conocido. Al otro parecióle bien el aviso; y así entró e hizo puntualmente lo que se le decía, y vuelta la piedra movediza a su lugar, fuese a casa con la cabeza de su hermano. Apenas amanece entra de nuevo el rey en su erario, ve en su lazo al ladrón con la cabeza cortada, el edificio entero y en todo él rastro ninguno de entrada ni de salida, y quédase mucho más confuso y como fuera de sí. Para salir de suspensión, añaden que tomó el expediente de mandar colgar del muro el cuerpo decapitado del ladrón, y poner centinelas con orden de prender y presentarle cualquier persona que vieran llorar o mostrar compasión a vista del cadáver. En tanto que éste pendía, la madre del ladrón, que moría de pena y dolor, hablando al hijo que le quedaba, le mandó que procurase por todos medios hallar modo como descolgar el cuerpo de su hermano y llevárselo a su casa; y que cuidara bien del éxito, y entendiera que en otro caso ella misma se presentaría al rey y sabría revelarle que él era y no otro el que metía mano en sus tesoros. El hijo, en vista de las importunaciones de su madre, quien no le dejara respirar con sus instancias ni se persuadía de las razones que aquél alegaba, arbitró, según dicen, un medio ingenioso: busca luego y adereza unos juramentos, llena de vino sus odres, y cargando con ellos la recua, sale tras de ella de su casa. Al llegar cerca de los que guardaban el cadáver colgado, él mismo quita las ataduras de dos o tres pezoncillos que tenían los odres, y al punto empieza el vino a correr y él a levantar las manos, a golpearse la frente, a gritar como desesperado y aturdido sin saber a qué pellejo acudir primero. A la vista de tanto vino, los guardas del muerto corren luego al camino armados con sus vasijas, aplicándose a porfía a recoger el caldo que se iba derramando, y no queriendo perder el buen lance que les ofrecía la suerte. Al principio fingióse irritado el arriero, llenando de improperios a los guardas; pero poco a poco pareció calmarse con sus razones y volver en sí de su cólera y enojo, terminando, en fin, por sacar los jumentos del camino y ponerse a componer y ajustar sus pellejos. En esto íbase alargando entre ellos la plática; y uno de los guardas, no sé con qué donaire, hizo que el arriero riera de tan buena gana que recibió por regalo uno de sus pellejos. Al verse ellos con un odre delante, tendidos a la redonda, piensan luego en darse un buen rato, y convidan a su bienhechor para que se quede con ellos y les haga compañía. No se hizo mucho de rogar el arriero, el cual, habiéndose llevado los brindis y los aplausos de todos en la borrachera, dióles poco después con generosidad un segundo pellejo. Con esto, los guardas, empinando a discreción, convertidos en toneles y vencidos luego del sueño, quedaron tendidas a la larga donde la borrachera les cogió. Bien entrada ya la noche, no contento el ladrón con descolgar el cuerpo de su hermano, púsose muy despacio a rasurar por mofa y escarnio a los guardas, rapándoles la mejilla derecha, y cargando después el cadáver en uno de sus jumentos, y cumplidas las órdenes de su madre, se retiró. Muchos fueron los extremos de sentimiento que el rey hizo al dársele parte do que había sido robado el cadáver del ladrón; pero empeñado más que nunca en averiguar quién hubiese sido el que así se burlaba de él, tomó a lo que cuentan una resolución que en verdad no se me hace creíble, cual es la de mandar a una hija suya que se prostituyera en el lupanar público, presta a cuantos la brindasen, pero que antes obligara a cada galán a darle parte de la mayor astucia y del atentado, mayor que en sus días hubiese cometido; con orden de que si alguno le refiriese el del ladrón decapitado y descolgado, lo detuvieran al instante sin dejarla escapar ni salir afuera. Empezó la hija a poner por obra el mandato de su padre, y entendiendo el ladrón el misterio y la mira con que todo se hacía, y queriendo dar una nueva muestra de cuánto excedía al rey en astuto y taimado, imaginé una traza bien singular, pues cortando el brazo entero a un hombre recién muerto, fuese con él bien cubierto bajo sus vestidos, y de este modo entró a visitar a la princesa cortesana, hácelo ésta la misma pregunta que solía a los denlas, y él contesta abiertamente la verdad: que la más atroz de sus maldades había sido la de cortar la cabeza a su mismo hermano, cogido en el lazo real dentro del erario, y el más astuto de los ardides haber embriagado a los guardias con el vino, logrando así descolgar el cadáver de su hermano. Al oír esto, agarra luego la princesa al ladrón; mas éste, aprovechándose de la oscuridad, le alargaba el brazo amputado que traía oculto, el cual ella aprieta fuertemente creyendo tener cogido al ladrón por la mano, mientras éste, dejando el brazo muerto sale por la puerta volando. Informado del caso y de la nunca vista sagacidad y audacia de aquel hombre, queda de nuevo el rey confuso y pasmado. Finalmente, envía un bando a todas las ciudades de sus dominios mandando que en ellas se publicase, por el cual no sólo perdonaba al ladrón ofreciéndole impunidad, sino que le prometía grandes premios, con tal que se le presentara y descubriese. Con este salvo conducto, llevado de la esperanza del galardón, presentóse el ladrón al rey Rampsinito, quien dice quedó tan maravillado y aun prendado de su astucia, que como al hombre más despierto y entendido del universo le dio su misma hija por esposa, viendo que entre los egipcios, los más ladinos de los hombres, era el más astuto de todos.
NOTA: en esta dirección también se puede consultar y ampliar la información sobre la novela de intriga y sus antecedentes.

martes, 21 de junio de 2011

Baudolino

Sería imposible hablar y comentar cualquier cosa de las que aparecen en Baudolino, la novela de Umberto Eco. Como gran especialista de la Edad Media que es, su libro es un compendio general de esta época de la cultura europea, en gran parte olvidada y difícil de seguir por lo fragmentado de la situación política de entonces. Sin embargo, podemos ir comentando pequeñas cosas que nos han aparecido a lo largo de su lectura.

Hipatia: la tristemente célebre Hipatia de Alejandría tiene una transformación en la obra de Eco. De ser un personaje singular y muy conocido, entre otras cosas, por las circunstancias de su muerte y el símbolo que supuso su desaparición, Eco la ha convertido en un ser semidivino, bello, puro, hermoso, casi eterno. A través de ella, el inquieto y engañoso Baudolino alcanzará algo parecido a la felicidad en su grado pleno.
Aquí dejamos una pequeña muestra de lo que pudo haber sido esta nueva Hipatia creada por U. Eco.(La imagen está tomada de http://sticknballoon.wordpress.com/2008/09/10/hypatia/)





El crimen ( o  misterio, enigma) del cuarto cerrado: en claro homenaje a la literatura de intriga, un misterio alberga la novela, el asesinato de un importante personaje, ocurrido en unas circunstancias especiales: su muerte ocurre en un cuarto cerrado al que no se puede acceder por ningún lado.
El tema del crimen del cuarto cerrado aparece en la literatura de intriga desde E. A. Poe (Los crímenes de la calle de la Morgue) o G. Lerroux (El misterio del cuarto amarillo). Es un recurso que aparece en muchísimas obras, más de cien, casi todas del género de misterio e intriga.  Incluso hay alguna publicación, de la que no sabemos su referencia concreta, que trata sobre este tema en la literatura. En las Jornadas sobre Literatura Negra de Arona de este año se mencionó en alguna ocasión, y se nos vino a la cabeza su aparición en la obra de Baudolino. Un claro homenaje a la literatura de intriga, como gusta de hacer al autor en otras obras suyas (cf. El nombre de la rosa y Guillermo de Baskerville).


OBSERVACIÓN: aunque nos salgamos de la novela de Baudolino, pero ya que tocamos este tema del enigma del cuarto cerrado, quizá podríamos englobar dentro de este recurso una reciente película, Código fuente: En este caso, dentro de una trama futurista e irreal, el cuarto cerrado se convierte en el vagón de un tren en el que se comete un asesinato. La película, inspirada en los relatos de Ph. S. Dyck, juega con las coordenadas espacio-temporales, la física cuántica y los universos paralelos, dando a este tema clásico una dimensión más amplia y atractiva.

Riña de gatos y la mitología clásica

Riña de gatos. Madrid 1936 es la última novela de Eduardo Mendoza. Ganó el premio Planeta del año 2010 y su lectura es muy interesante. Trata de un tema de constante presencia en estos últimos años en España, la Guerra Civil y todo lo que hay alrededor suyo. Según nuestro conocimiento, es la primera obra en la que el autor se sale de su marco de referencia natural, Barcelona,ciudad que ha sido el lugar de acción y personaje propio ya desde su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, pasando por Sin noticias de Gurb, hasta una de sus última obras, Mauricio o las elecciones primarias ( ¿A qué me sonará este título ahora?).
De Riña de gatos se podrían hacer multitud de comentarios y estudios, ya sea por su estilo, su trama, el ambiente histórico, la caracterización del Madrid a pocos meses de la declaración del golpe de Estado, la importancia de la Falange, la figura de José Antonio, los generales golpistas, o el papel de la aristocracia en aquellos momentos. Junto a este fondo histórico, surge el mundo de la pintura de Velázquez de la mano de su protagonista principal, un importante estudioso inglés de dicho pintor. Las reflexiones sobre la pintura, las descripciones (écfrasis, técnica literaria ya procedente del mundo clásico, que están muy presentes en la novela) de cuadros, el papel de Velázquez, , en fin, un sin fin de temas y personajes aparecen por la obra y que dan a pie a muchos comentarios sobre ellos y su integración en la novela.
En este plano, y muy metido en la trama que elabora la novela, aparece una pintua de tema mitológico, La muerte de Acteón. Aunque no juega un papel importante en la obra, sirve como momentos de reflexión y espera en la trama que desarrolla la novela. Como se ha dicho, se hace una écfrasis de este cuadro en una primera visión del mismo. A medida que avanza la novela, la visión del cuadro se repetirá en unas cuantas ocasiones, tantas como las que tiene que visitar el protagonista la casa del aristócrata español que lo ha contratado.
Quizás es demasiado suponer, pero poco a poco, la propia acción de la novela va envolviendo al protagonista en una serie de situaciones que pueden parecerse a la que se narra en el cuadro. Hay que recordar que el mito cuenta la historia de Acteón, un famoso cazador, que sorprende en el profundo del bosque a la diosa Artemis-Diana junto a su séquito de ninfas. En castigo, el cazador será transformado en uno de esos ciervos a los que antes perseguía.
En gran medida, la situación del protagonista a lo largo de la novela lega a derivar en ese estado de "cazador cazado". Por múltiples razones, una de ellas la de su indefinida historia de amor con la hija del aristócrata.
En fin, habría que releer algunas partes de la novela y consultar otras informaciones para saber las conexiones entre el asunto mitológico de Acteón y la trama de la novela. Es  una de las muchas referencias que se pueden hacer en esta novela, y que la enriquecen de alguna manera.
Este cuadro de Tiziano, "Diana y Acteón", representa el momento en que Acteón sorprende en su baño íntimo a la diosa Ártemis-Diana. Inconscientemente, pensamos en esta obra cuando leíamos la novela, quizá porque era más conocida para nosotros.
Sin embargo, el cuadro del que se habla en la novela es el que relata el episodio siguiente, el de su transformación en ciervo y su muerte final a manos de sus propios perros. Se titula  "La muerte de Acteón", el cuadro que aparece dentro de Riña de gatos. Madrid 1936.

Aquí dejamos el fragmento, la écfrasis, donde se describe el cuadro la primera vez que lo ve el protagonista:

Al quedarse solo Anthony pasó revista a los cuadros que colgaban de las paredes. La mayoría eran escenas de caza, entre las que una llamó poderosamente su atención. La muerte de Acteón pasa por ser una de las más importantes obras de madurez de Tiziano. El cuadro que ahora contemplaba era una hermosa copia del original, que Anthony nunca había tenido ocasión de contemplar, aunque había visto muchas láminas y había leído lo suficiente como para reconocer la obra de inmediato. El asunto provenía de varias fuentes, aunque la más conocida era Las Metamorfosis de Ovidio. Yendo de caza con unos amigos, Acteón se extravía y vagando por el bosque sorprende a Diana cuando ésta se ha despojado de su ropa para bañarse en un estanque. Irritada, la diosa transforma a Acteón en ciervo y es despedazado por sus propios perros. Sin que parezca relevante, Ovidio da el nombre de todos los perros que integraban la jauría de Acteón, y en varios casos el de sus progenitores, indica su procedencia y enumera sus cualidades. La acumulación de detalles acaba por hacer más angustiosa una matanza en la que todos los participantes se conocen, pero no se reconocen ni se pueden comunicar. Cuenta Ovidio que los primeros en dar alcance a su amo convertido en ciervo son dos perros que iban a la zaga pero habían tomado un atajo. De este suceso luctuoso, dice el poeta, no se debe culpar a nadie, porque no es un crimen haber equivocado el camino. Otras versiones dicen que Acteón había querido seducir a la diosa, de palabra o por la fuerza. Otras minimizan la causa: nadie puede avistar una divinidad, con o sin ropa, y salir indemne. Tiziano representa la escena de un modo incoherente: Diana todavía conserva su ropa y en vez de maldecir a Acteón parece como si se dispusiera a lanzarle una flecha o se la hubiera lanzado ya; la transformación del desdichado cazador no ha hecho más que empezar: todavía conserva su cuerpo de hombre, pero le ha salido una cabeza de ciervo desproporcionadamente pequeña; esto no impide que los perros ya le ataquen con la ferocidad que habrían puesto en una pieza de caza ordinaria, aunque en rigor deberían haber reconocido el olor de su amo. A primera vista, estos fallos podrían atribuirse a la precipitación o la desgana del artista ante una obra de encargo. Tiziano, sin embargo, la pintó al final de su vida y en su ejecución invirtió más de diez años. A su muerte, el cuadro todavía estaba en poder del pintor. Pasó por varias manos y recorrió varios países hasta acabar en una colección privada en Inglaterra. La copia que ahora examinaba Anthony tenía un tamaño algo menor que el original y había sido hecha, según pudo colegir, a finales del siglo XIX, por un copista competente. Cómo había llegado hasta el vestíbulo de aquel palacete madrileño era una incógnita que trataba de resolver cuando le interrumpió una voz a sus espaldas.


AAl terminar la novela, el lector puede encontrar bastantes parecidos en la historia del cuadro y lo que le ocurre al protagonista durante su estancia en el Madrid previo ala inicio de la Guerra Civil.

NOTA. en esta dirección hay una buena reseña sobre el libro. También se comenta el papel del cuadro de Tiziano en la obra, refiriendo la comparación que algunos autores han hecho entre Azaña y la República (como Acteón), devorada por sus propios perros (los políticos y los partidos de entonces).