Aunque con un año de retraso desde su publicación en España (más vale tarde que ciento volando), vamos a hacer un pequeño comentario de esta obra que acabamos de leer.
Marco Flavio Aquila, un joven centurión romano, destinado a un puesto fronterizo del sur de Britania, se embarca en la aventura de conocer el destino final de su padre, muerto cuando él apenas era un niño. Su padre, centurión también como él, desapareció junto con toda la novena legión y, lo más importante para Roma, el estandarte de la misma, su águila, veinte años atrás, en una incursión en tierras de los pictos, la actual Escocia.
Sobre la base histórica de la desaparición de esta legión, la autora monta su novela
El águila de la novena legión. La acción transcurre en la Britania semiromanizada del siglo II dC. La primera parte se sitúa en un puesto fronterizo, aunque supuestamente romanizado, del sur de Britania. Hasta allí se dirige el joven centurión Marco, para relevar a la unidad que ha estado el tiempo anterior en el puesto. Cuando se va, el anterior centurión le advierte sólo de una cosa, de los druídas.
La descripción del puesto fronterizo romano recuerda un poco lo que debería ser todos los lugares del imperio en esa situación. Nos viene a la cabeza la visión del puesto fronterizo de la película
Braveheart, unas míseras y humildes casa, con techos de turba, apiñadas en la falda de un pequeño promontorio, en lo alto del cual se halla instalada el campamento inglés en la película, y en el libro romano... Allí tiene lugar un primer enfrentamiento entre la guarnición romana y la población indígena, apaciguada pero no por ello sin ansias de sublevación.
De resultas de este enfrentamiento, el centurión Marcus queda herido en una pierna y debe abandonar la legión. Al cabo de un tiempo de recuperación en casa de un tío suyo, también romano pero afincado ya en esos confines remotos del imperio, se le otorga como esclavo a
Esca, un britano. Entre ellos se entabla una misteriosa pero franca amistad, aunque a veces parece más propia de una novela juvenil (como esta novela es, en realidad, a pesar de ser editada como una novela histórica más).
Los dos personajes se verán envueltos, ya en la segunda parte de la novela, en la parte no romana del mundo conocido, en las tierras altas de Escocia, habitadas por los misteriosos y pintarrajeados pictos, los “pintados”. Allí entramos en el mundo opuesto a la civilización mediterránea y romana (mundo urbano éste por excelencia que, aunque no aparece nunca físicamente en la novela, está como referente continuo en la mente de los personajes romanos).
En esas tierra tratarán de encontrar el águila de la novena legión, el tema en el que se inspira la novela. En ese territorio vivirán aventuras peligrosas, verán ritos de paso secretos de los jóvenes pictos, costumbres incivilizadas pero más humanas que las urbanas, un mundo en el que viven siempre al filo de ser descubiertos.
Algunas curiosidades:- l
os legionarios romanos también desertaban.- en el libro aparece un personaje curioso, un legionario que ha desertado y, a pesar de la supuesta superioridad del modo de vida romano, ha adoptado las costumbres familiares y la forma de vida de los pictos, aunque con reservas.
- Los temibles
carros de guerra de los britanos: en una de las escenas de batalla, aparecen en escena estas armas de guerra.
- El
modo de vida romano en las
fronteras del imperio: hasta el más lejano confín, las agrupaciones urbanas de los romanos tratan de reproducir el mundo urbano del que proceden. Imprescindible, un anfiteatro, rústico y todo, pero anfiteatro.
- El mundo tenebroso y enigmático más allá del muro de Adriano, donde está marcado el límite entre
barbarie y civilización: como ejemplo, los ritos de paso de los pictos, las ceremonias iniciáticas de los jóvenes bárbaros; la enfermedades como algo divino, …
- de sobrenombre,
Hispana: como casi todas las legiones, por motivos de procedencia, cada legión tenía su particular apodo. El de la nuestra era Hispana, en atención al reclutamiento de origen de sus legionarios. Tenía fama de pendenciera y aguerrida pero, así y todo, desapereció entre las brumas del misterio y las tierras escocesas.
El muro de Adriano, antiguo y nuevo recurso para frenar el acceso de los "bárbaros", quienequiera que sea, a los "civilizados" (aquí cerquita tenemos el muro del Sáhara, algo más allá el de Palestina), y suma y sigue.En conclusión, muy entretenida novela, dirigida, a mi parecer, a un público juvenil, pero no exclusivamente, que encontrará muy ameno el relato. En ocasiones, especialmente en la parte que transcurre en las tierras altas, la novela, es claro, recrea esos ambientes y paisajes con tanto atractivo del norte de Escocia, y recuerda obras de Stevenson como
David Balfour y su continuación,
David y Catriona, ambientadas en esos mismos parajes.
Un punto especial merece la personalidad de la autora, Rosemary Sutcliff. Muy conocida en su país, una enfermedad la mantuvo desde joven impedida en silla de ruedas y sin poder moverse. Gran lectora, es conocida por las adaptaciones de la
Ilíada (
Naves negras ante Troya) y la
Odisea para un público juvenil editadas por Vicens Vives. Es considerada una de las escritoras más famosas y leídas en Inglaterra, aunque en España no lo sea, a no ser por esas ediciones adaptadas de la
Ilíada y la
Odisea.Continuación de la novela: al parecer, y para los que les haya gustado su lectura, El Águila de la Novena Legión forma parte de un ciclo escrito por la misma autora y ambientado en la antigüedad romana, aunque con ligeros saltos en el tiempo. El hilo de unión es la familia Aquila, la del centurión Marcus. Las otras novelas del ciclo son
La rama de plata (titulada en español
El usurpador del Imperio) y
Los Portadores de Lámparas (también traducida como
Aquila, el último romano).
Más información en
http://www.hislibris.com/el-usurpador-del-imperio-rosemary-sutcliff/
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