jueves, 26 de octubre de 2023

LA XYSTON DE ALEJANDRO: EL ALEXANDROS DE V.M. MANFREDI

 LA TRILOGÍA DE ALEJANDRO DE V.M. MANFREDI: EL CONFÍN DEL MUNDO.

   

A finales de los noventa, y después de una latga carrera como autor exitoso del género histótico ambientado en la antigüedada, el autor italiano valerio M. manfredi decide acometer una gran obra, la que presenta en forma de trilogía. El título y la figura novelesca a la que va a dedicar su trabajo es Alejandro Magno.

La obra se titulará Alexandros, y tuene cada una de sus partes un subtítulo. En el se se relata la batalla de Gaugamela es el tercero, subtitulado El confín del mundo, en clara alusión a la última parte del extraordinario viaje del rey guerrero.

En cuanto a las páginas que le dedica a la batalla a la que nos referimos, Manfredi da una descripción detallada y documentada de toda la batalla de Gaugamela, sus prolegómenos, y el desarrollo de la misma, implicando no solo a Alejandro, sino a los principales generales que lidera el ejército, como Crátero, Filotas o Parmenión.

Cuando describe el ataque de los carros falcados,  

En algunos puntos la formación se abrió y los carros pasaron sin problemas, pero en otros cayeron en plena carrera en medio de las filas en marcha segando a los soldados como espigas, haciendo rodar por el suelo cabezas separadas de sus troncos limpiamente, con los ojos desorbitados y estupefactos aún.

Es curioso que Manfredi utilice el mismo símil segando a los soldados como espigas que Curcio segaba muchos batallones de persas, como con su hoz cortan los campesinos las espigas de su campo para referirse a la mortífera actuación de los carros falcados sobre la infantería helena. Es una símil literario muy gráfico e impactante, evidentemente.

En otros párrafos, dedica líneas muy gráficas a la montura de Alejandro y a la impresión feroz que podría dar en la batalla.

… Bucéfalo piafó, relinchó y, empujado por los gritos cada vez más fuertes del rey, se lanzó a una carga furibunda martilleando la tierra con sus cascos de bronce, resoplando como una fiera.

            Cuando llegan los momentos decisivos, una vez avanzada la contienda, recobra el protagonismo de Alejandro

Las tornas de la batalla comenzaban a cambiar: Alejandro avanzaba cada vez más amenazante hacia el centro enemigo y Darío aparecía ya a la vista montado en su carro de guerra. El rey macedonio desató de la trabilla una jabalina y apuntó. Protegido por sus compañeros, lanzó con gran fuerza pero falló, golpeando sin embargo de lleno al auriga, que cayó al suelo muerto.

         Ya hemos visto que la lanzada de Alejandro, famosas por los dos films que la representan, no tienen fundamento en los textos de Plutarco ni Arriano. Ellos se refieren, quizás lógicamente, a la carga de la caballería, Alejandro al frente, contra el carro de Darío y la guardia real. Solamente Quinto Curcio aventura que hubo una lanzada, sin decir por pare de quién, que mata al auriga y desmanda los caballos, y es el inicio del descalabro persa. Pero ninguna de las fuentes habla de este protagonismo de Alejandro, que sí se deja ver, ciertamente, en el mosaico.

Manfredi recoge estos testimonios documentales, especialmente el de Curcio, además del mosaico donde Alejandro carga contra Oriartes, y la película de Rossen de 1956, pero no la de Stone, posterior a su novela,  y conforma la escena en su relato. Es cierto también que el autor dedica varias líneas muy descriptivas al caballo Bucéfalo, su apariencia y su fiero empuje., como también cita Plutarco.

Más bien parece que Stone se inspiró en Manfredi para componer estas escenas centrales de la batalla, si es que se puede decir

Es decir, frente a las fuentes documentales más fidedignas, que lo que hacen hincapié es en la carga de la caballería macedonia y Alejandro al frente de ella, Manfredi, como el mosaico y Rossen, singulariza en Alejandro, en su cabalgadura y el xystón, la lanza, todo el golpe de mano que efectúa en el momento clave de la contienda, añadiendo de su composición narrativa estos hechos que nunca se podrá saber tal como ocurrieron.

LOS CABALLOS SE DESBOCAN Y DARÍO EMPRENDE LA HUIDA.

Los caballos echaron a correr ya sin guía hacia el borde norte del campo y Darío, tras aferrar las riendas, los fustigaba empujándoles al galope fuera de la batalla.

Aquí está el otro momento clave, cuando muerto el auriga, DaRÍO, QUE EN Rossen se deshace del guerrero de cualquier manera, se hace con las riendas del carro. Es curioso que Manfredi no mencione el icónico carro real, falcado además, como señalaba Ps. Calístenes, que en el resto de las fuentes, y en el mosaico, se toma como imagen manifiesta de la huida. Las expresiones como hizo girar el carro y similares, la pintura del mosaico y los films lo exhiben muy gráficamente.

Los Inmortales, despreocupados de la huida del rey, siguieron batiéndose con increíble encarnizamiento aun a sabiendas de que no iban a tener escapatoria, y sólo mediada la tarde comenzaron a ceder, extenuados por el cansancio.

         Se menciona aquí a la guardia real de Darío, que Manfredi identifica con los Inmortales, cosa que no sabemos. El dato que da a continuación tiene su refrendo también en Quinto Curcio, quien exalta la valentía y la conducta suicida de estos guerreros reales,

Otras muchas unidades, habiéndose difundido la noticia de que el Gran Rey había muerto, habían huido.

         Aquí Manfredi vuelve a seguir a Curcio, quien da este dato de la falsa muerte del Gran Rey y la huida que esto provoca en parte del ejército.

LAS LANZAS DE LOS HETAIROI.

El armamento de los hetairoi incluía una larga lanza arrojadiza, el xyston. Llama la atención lo de larga, pues suponemos que para ser arrojadiza no lo debería ser. Además de la lanza o xyston, llevaban también una espada kopis, en el cuerpo a cuerpo, coraza, brazaletes y yelmo. Además, los caballos también llevaban algunas protecciones.

HAY    QUE SUPONER, por lo tanto, que la lanza con la que aparecen Alejandro y los hetairoi en el mosaico, en los films y en este relato de Manfredi, es esta lanza propia del equipamiento de la caballería macedonia, la llamada xyston, Ξυστόν.

Como dice la información, podía ser asida por debajo o por arriba, dependía del guerrero. En el mosaico Alejandro lleva el xyston agarrado por abajo y ataca, con él asido, a un guerrero persa. Detrás del propio Alejandro y al mismo tiempo, adivinamos, pues está fragmentario, a otros hetairoi que llevan por su parte la lanza en alto.

Ya se especifica que también servía como arma arrojadiza, a pesar de que era una lanza larga. Como tal arma, es como la vemos utilizada en los films y en la novela de Manfredi, y Quinto Curcio también señala una lanzada anónima que cae sobre el auriga.

Tenemos el testimonio de Flavio Josefo, en La guerra de los judíos, que identifica el xyston con el pilum de las legiones romanas, lanza esta que si era empleada como arrojadiza.

En Manfredi y los films, por tanto, es donde encontramos esa lanzada, la que arroja Alejandro contra Darío, la de esa lanza propia de los hetairoi, la llamada xystón. A diferencia del mosaico, donde Alejandro aferrada a ella, ataca a un persa, los films y Manfedi la ubican como momento álgido de la figura de Alejandro y de la batalla.

 

LA ESTRATEGIA DE GAUGAMELA.

          Una vez enfrentados los dos ejércitos, la caballería de Alejandro hace un movimiento lateral y se aleja del centro de la batalla.

         En un determinado momento, Alejandro y sus hetairoi dan un giro, se percatan que su movimiento ha hecho que el centro del ejército persa, donde se encontraba Darío, quede un hueco y aparezca desguarnecido. Es entonces cuanso avanza directamente hacia el centro donde se encuentra el carro real de Darío y su guardia.


Alejandro enfila por el centro y va directamente a por Darío al frente de su caballería. Darío, con lanzada o sin ella, muerto el auriga o tampoco, advertido del peligro personal e impresionado ante la llegada repentina del macedonio, parece desistir de la lucha, aunque por lo que parece, la batalla aún estaba por decidir, y parece emprender la huida en ese momento.



De Mushii - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3204215

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