sábado, 25 de julio de 2020

NON OMNIS MORIAR Y A PROÓSITO DE NADA (7)

     Horacio, en su Oda XXX del libro tercero, hace una loa a su trabajo de poeta y una reivindicación de la poesía como in arte digna de otras construcciones humanas. De ahí esas comparaciones que pueden parecer un tanto altisonantes, y esa expresión que ya ha formado parte de los tópicos literarios, Non omnis moriar.
Aquí dejamos un fragmento y una traducción.

Exegi monumentum aere perennius
regalique situ pyramidum altius,

quod non imber edax, non Aquilo inpotens

possit diruere aut innumerabilis
annorum series et fuga temporum.
Non omnis moriar multaque pars mei
uitabit Libitinam; usque ego postera
crescam laude recens, ...

Un monumento me alcé
más duradero que el bronce,
más alto que las pirámides
de regia, fúnebre mole.
Uno que ni el Aquilón
ni aguaceros roedores
vencerán, ni cuantos siglos
rápido el tiempo amontone.

Yo no moriré del todo:
gran parte de mí a los golpes
vedada está de la Parca;
e irá creciendo mi nombre,
fresco entre coros de aplausos
de nuevas generaciones,
...


Q. HORATI FLACCI CARMINVM LIBER TERTIVS, XXX

File:Non omnis moriar (3557442639).jpg - Wikimedia Commons

   En la autobiografía de W. Allen, la última frase con la que concluye el libro, como buen poeta clásico, la dedica precisamente a este sentimiento de recuerdo o fama futura que dejará el autor para la posteridad. En esto, igual que Horacio y la mayoría de aurores y artistas que han existido, da respuesta a ese sentimiento común en todos.
   Es curioso que efectivamente, deja la última frase del libro para esta cuestión, tal como hace Horacio cuando reivindica su obra con tanta contundencia en estos versos de su oda XXX del libro III

   Las palabras de Allen son las siguientes:

" ... Y, en serio, ¿es verdad que no me interesa dejar un legado? Ya me han citado antes al respecto, de modo que lo expresaré de la siguiente manera: más que vivir en los corazones y en las mentes del público, prefiero seguir viviendo en mi casa".

   Como siempre, siguiendo su esquema del chiste cómico, pero no por ello menos serio, empieza la frase con la cuestión decisiva, la impresión que dejará su obra en la posteridad, "¿es verdad que no me interesa dejar un legado?". Cuando uno espera alguna reflexión a la altura de tal pregunta, se va por la tangente y nos sorprende, nos hace sonreír, dando su particular giro sorpresivo y su particular y chocante visión a este tópico literario, "más que vivir en los corazones y en las mentes del público, prefiero seguir viviendo en mi casa". 
   Es decir, concluye su relato, su autobiografía, repitiendo el esquema cómico que ha prodigado a lo largo de todo el relato y que es el esquema básico de la comedia y el chiste. Y lo hace, además, como conclusión y telón de fomdo, y acerca de una cuestión nuclear en la vida de todo un artista. En esto ha seguido la misma trayectoria con la que se ha mantenido en todo el relato.
   Aunque cambiando la respuesta, sigue un tópico o molde que ya venía desde los clásicos y es un lugar común en el mundo del arte y los artistas, el valor de su obra, su relevancia, cuál será su fortuna y recepción en los tiemos futuros.
   La respuesta de Allen es todo lo contrario a la horaciana, aunque no lleguemos a crérenosla del todo, sin embargo. Pero, aun así, lo importante no es ya la respuesta, sino la formulación de la misma pregunta.
   La respuesta que da Allen parece semejarse más al tópico de la áurea mediocritas, del que se ha ido dejando retazos a lo largo del libro, y parece coincidir más con su ideal de vida que el de Horacio con el suyo. Con un golpe de efecto cómico y una visión escéptica de toda, responde a esta cuestión principal de todo artista con un golpe de efecto cómico, de paso respondiendo a una de las preocupaciones con las que comienza el libro y su vida, la cuestión de la vida del hombre y el sinsentido de la muerte.
   Parece querer decir que por encima de la gloriosa fama y gloria, lo que él prefiere es la vida, dolorosa o sonriente, anónima o renombrada, pero la vida por encima de todo.
   Hace un juego de palabras con el sentido del verbo preferir, y cambia el complemento que va con el verbo, oponiendo algo abstracto y elevado, glorioso e inmortal, "vivir en los corazones y en las mentes del público...", por un preferir terrenal y humano, "seguir viviendo en mi casa", cual Odiseo cuando la ninfa divina Calipso le propone la inmortalidad y él, consciente de su condición humana y mortal, prefiere regresar a su Ítaca natal con su familia.
   El efecto cómico y la variatio personal de Allen consiste, pues, en jugar con los valores del verbo preferir con sus complementos, y oponer a un preferir con valores elevados y gloriosos otro preferir de significado opuesto, simple y llano,  y contradictorio al valor del anterior.

   Al mismo tiempo, escéptico, materialista o epicúreo, después de la muerte cree que no hay nada, de ahí el descreimiento de todo aquella retahíla de glorias que pueda traer consigo una posible fama o renombre posterior a ella. Como antes con Odiseo, también recuerda en algo al Aquiles desolado, sombradel Hades, que termina por aceptar el valor superior de la vida y a cualquier precio, aún siendo el más mísero porquero que transitara por ella.


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