RETOMANDO LOS ARGUMENTOS:
EN CUANTO A LOS LOS VIENTOS … .
El relato vuelve a retomar los argumentos referidos hasta ahora, de forma insistente y como un estribillo que se repite con variaciones. Ya había apuntado antes que muchos dudaban de que la fuerza de los vientos fuera la razón para no seguir con la expedición. Ahora lo vuelve a repetir, dando algunas argumentaciones nuevas.
LOS VIEJOS MARINOS:
En cuanto al viento, los viejos marinos afirmaban que no era tanto para justificar aquella calamidad.
De nuevo poniendo en cuestión, en esta versión de Kadaré, que de forma anacrónica, nos interroga de modo racional sobre las verdades del mito. Y con argumentos verosímiles, como es el testimonio que aduce de los viejos y experimentados marinos, que conocen de las incidencias del clima para la navegación, y dudan de que no se pueda navegar en esas circunstancias..
Así pues, queda en cuestión y casi descartada, el hecho de que los vientos impidieron la navegación.
Y con ello, de paso y en consecuencia, niega el papel de los dioses en el relato. En verdad esto no lo revela de forma clara, pero se deja ver que en esta versión de Kadaré está ausente, aparentemente, el elemento religioso y sobrehumano. Al rechazar la potencia de los vientos, está negando al mismo tiempo el poderío divino. Pues la diosa Artemis ha impuesto este castigo supremo a los aqueos por el agravio de Agamenón contra su sacra persona.
¿SE CALMARÍAN LOS VIENTOS CON EL SACRIFICIO?
Siguiendo con la deducción lógica y de género forense que emplea el personaje, si los vientos fueran, a pesar de todo, son la razón para justificar el acto de aplacarlos, si esto es así, y dando un paso más en este cuestionamiento total de la leyenda, con respecto a la solución dada, el sacrificio de la joven, y con una actitud algo anacrónica,
… ¿cómo podías estar seguro de que realmente se calmaría después de aquello (del sacrificio)?
Es como si dijéramos que dos mil quinientos años de tradición literaria artística habría que lanzarlos por la borda, es tal este descreimiento al que se llega, tal desconfianza en los valores e ideas aceptadas por tradición hasta el momento.
CALCANTE, UN PERSONAJE DUDOSO
Y, todo ello en el mismo párrafo, en apenas unas líneas, el tercer punto de crítica y el más importante a todo esto que se plantea esa voz de un anónimo aqueo, desde dentro de la leyenda y que nos habla de ella, el tercer punto clave, definitivo y en cuestión, el adivino Calcante.
Es, quizás, adonde quería llegar la argumentación desde el primer momento en que empieza. En el campo de la retórica, utiliza como refuerzo, si no nos equivocamos, el argumentum ad hominem, este recurso lingüístico y persuasivo de todos las épocas:
A fin de cuentas, era el adivino Calcante quien había pronunciado el augurio, …
Y, a continuación, el gran cuestionamiento del mandato por la personalidad de quien lo pronunciaba,
… pero era cosa sabida que se trataba de un hombre dudoso.
Y, en consecuencia, el augurio también lo era, dudoso, cuestionable, y las verdades y mandatos emanados por los dioses, pudieran serlo en gran medida también, si su mediador lo era.
Pero hasta aquí, hasta el cuestionamiento de la creencia sagrada, por otra parte desapercibida en el relato, hasta allí no entra. Se detienen ante su intérprete y mediador, el adivino Calcante.
Calcante en el fresco de Pompeya.
Un inciso antes de seguir. En verdad, en la tragedia clásica los que traman el engaño de las bodas de Ifigenia con Aquiles son Menelao y Odiseo. Estos serían, en verdad, los consejeros del rey, tal como lo entendemos hoy. Calcante no tienen ese papel de asesoramiento e intriga, es, como si dijéramos, mero instrumento. Y manipulado por los otros.
En la versión de Kadaré, se unifica a todos estos personajes, de modo que Calcante es el consejero que trama cualquier cosa por muy reprobable que sea, para mantener la primacía en el poder de sus mandatarios.
Y así, con ese estado de trance hipnótico con el que el personaje de Kadaré consigue viajar en el tiempo y en el espacio de forma inmediata, y al igual que su Suzana llega a a ser la Ifigenia del mito, ahora es la figura del consejero del dirigente el que inmediatamente evoca la figura de Calcante el augur.
Busqué con la mirada al consejero del padre de Suzana …
A continuación, llegado a donde parecía llegar su mente trastocada, a localizar un culpable a su ruptura, hará un pequeño excurso de la figura y persona del augur Calcas o Calcante, especie de espíritu redivivo en la figura del consejero político. Luego llegará a una conclusión bastante sorprendente, que ya comentaremos, aunque en la línea desmitificadora, y reconstruida en nuevas claves, de la leyenda de Áulide.
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