sábado, 15 de marzo de 2025

EL SACRIF..., MEJOR, EL FEMINICIDIO DE IFIGENIA

 LAS CARIÁTIDES Y EL “SACRIFEMINICIDIO” DE IFIGENIA

La mitología, los mitos clásicos, las leyendas grecolatinas que la Antigüedad grecorromana nos ha dejado como herencia, no terminan de desaparecer, y casi que por el contrario, de una manera u otra, hacen su aparición, ocasional, menor o de mayor importancia, en la literatura actual. Su agonía goza de perfecta salud, como se diría.

En este caso que tratamos, quizás no tenga tanto de extraño, tratándose de un autor  heleno, y actual, para más señas, por lo que le atañe más directamente.

Pero quiza sí sea algo peculiar, tratándose de novelas del género negro, en una serie, la del comisario Járitos en la que, que recordemos por el momento, no suelen aparecer referencias a la mitología. 

En este caso la referencia al mito es un elemento más, mínimo, dentro de la trama más compleja de la novela. Un elemento más que acompaña a las circunstancias y episodios de la misma.

Nos referimos a la última novela de Petros Márkaris, de la serie del comisario Járitos, de título tan sonoro como mítico, La revuelta de las Cariátides.



La trama de la novela, de forma breve, es como sigue: un grupo de inversores extranjeros llega a Grecia con la intención de desarrollar unos proyectos turísticos en torno a los lugares arqueológicos patrimoniales del país heleno. Las autoridades alertan a la policía y, entre ellas, al comisario Járitos, de los riesgos que puedan haber, si a parte de la población esta idea de explotación turística ha de desarrollarse sobre su orgullosa y sentida herencia cultural.

Digamos que este es el punto de partida sobre el que se va a desarrollar la trama.

Pues bien, entrando en la parte en que se hace mención a la razón del título de la novela, al poco de la llegada de estos inversores, en esos días, empieza a circular por internet una proclama de un grupo de activistas, autodenominadas Las Cariátides.

LAS ACTIVISTAS CARIÁTIDES.

En esa proclama, que es leída por el comisario, se revela el motivo de atribuirse de ese nombre, Cariátides, como denominación del colectivo. Además, se manifiesta su vinculación con estos nuevos proyectos promovidos por los inversores de la trama de la novela.

Este grupo de féminas activistas, que en este caso está dirigiendo sus acciones contra el saqueo y uso expoliador de templos y el patrimonio arqueológico, en verdad es un grupo de activistas feministas. De ahí su nombre, las Cariátides, en alusión a las famosas estatuas, al tiempo que columnas, del templo del Erecteion, en la sagrada Acrópolis de Atenas.

Y de ahí la nueva recalificación sobre esta tradicional calificación de la arqueología clásica, recalificación en clave feminista. 

Pues ellas, como se ha considerado siempre, no son bellos pero meros adornos artísticos para enaltecer la estética apariencia de las edificaciones. 

En la tradición mítica y cultural, como dicen, las mujeres han sido meros adornos, o sufridas víctimas. Es la dualidad que en la realidad también experimentaban las mujeres. 

Pero esto no ha sido así realmente. Como explica enfáticamente la proclama, las mujeres, como las estatuas-columnas Cariátides, han desempeñado una verdadera función a lo largo de los siglos, desconocida y, lo que es todo lo que es una reivindicación, una función desvalorizada y no reconocida.

En efecto, como las esculturas, han dado soporte y sustento a la estructura de la sociedad, ya en la misma antigüedad y, en verdad, a lo largo de la historia. Y esta misma sociedad se ha desarrollado y se mantiene gracias a ese sostén invisible que las mujeres, como las columnas escultóricas de las jóvenes carias, proporcionan a la sociedad en general.


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