LA FLOTA DISPUESTA A ZARPAR.
En la siguiente viñeta, ya estamos en el puerto, con todo el ejército esperando a zarpar. Sin embargo, hay aviso de tormenta, quizás sea mejor aplazar la salida para el día siguiente.
LA FLOTA AQUEA, ATRAPADA EN MICENAS (por ÁULIDE) POR LA IRA DIVINA.
Sin embargo, el clima tormentoso que se avecina no es simple fenómeno meteorológico.
Además, irrumpe en escena una aparición monstruosa, un monstruo serpentiforme, aviso de que hay algo por encima que se opone a los designios de los aqueos.
Una presencia extraña y amenazadora se avecina en las aguas. ESTO NO ES NORMAL, HERMANO, barrunta menelao a su empecinado hermano. LOS DIOSES ESTÁN CONTRA NOSOTROS, termina de sentenciar.
Un leviatán, serpiente-dragón marino, arrambla contra una de las naves. Agamenón por fin ha caído en la cuenta de que es la manifestación divina que le impiden zarpar, y por fin la detiene.
LOS DIOSES, EN CONTRA DE LOS GRIEGOS. SE HA DE CONSULTAR AL ORÁCULO.
A diferencia de las versiones tradicionales, la flota no puede zarpar por una fuerte y contínua tormenta que las impide salir al mar. No es por la ausencia de viento.
Con todo, es una manifestación divina de que los dioses, por algún motivo, se oponen a la expedición.
Hay que consultar a un oráculo, pero, según Agamenón, desde que la pitia de Delfos, ha de suponerse, ha fallecido, no hay ningún centro oracular.
Menelao le avisa de que todavía uno permanece activo, al sur de Argos. Y entonces deciden ir hacia allá.
Toda esta conversación ha sido observada por la niña Ifigenia, en silencio, apoyada en un lado de la gran sala.
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