LA VERSIÓN DEL MITO DE IFIGENIA EN LA GUERRA DE TROYA, DE EDICIONES MARVEL (2012).
Se trata del cómic "La Guerra de Troya" de Roy Thomas y Miguel Sepúlveda, editado por Clásicos Ilustrados Marvel. Se editó en 2012. La obra reproduce los acontecimientos épicos contenidos en las obras homéricas, la Ilíada y la Odisea, en versión de cómic. Y del cómic de Marvel, con un diseño y una iconografía particular.
En el desarrollo de la historia de Troya, viene incluido el episodio del sacrificio de Ifigenia, a raíz de la inmovilidad de la flota aquea en Áulide, por la súbita inexistencia de vientos que los guiaran hacia la ciudad troyana.
Como es característico de esta colección de cómics, el diseño gráfico y los dibujos son identificables por su brillo, el color y los dibujos estilizados de los personajes. Tiene, como el cómic en general, influencia del cine, utilizando con frecuencia los primeros planos y por el contrario, enfoques más amplios.
La historia de Ifigenia, dentro del relato general, es muestra de este estilo propio y característico de Marvel.
Tal como cuenta el relato, Ifigenia junto con su madre son reclamadas por el rey Agamenón a la bahía de Áulide, donde se encuentra varada la flota griega. Se las llama para unas inminentes bodas con el héroe Aquiles. Es un engaño y un vil fraude.
Así pues, nos encontramos con Ifigenia junto a su madre Clitemnestra, tal como aparece en la versión de Eurípides, llegando a la ensenada de Áulide, para esas falsas bodas. Al poco, se descubre el engaño, se arma un revuelo, el supuesto novio, Aquiles, se pone del lado de la joven y se opone a aquel sacrificio.
Sin embargo, la decisión ya está tomada, y nada puede oponerse a ella. Ifigenia acepta finalmente su rol de víctima propiciatoria, y se dispone para su autoinmolación, entre los llantos y la desesperación de su madre Clitemnestra.
EL MOMENTO PREVIO AL SACRIFICIO presenta unas viñetas impresionantes, especialmente desde la perspectiva de la joven. Hay una vista de espalda, con su manto inmaculadamente blanco, rumbo al ara de sacrificio y flanqueada de hileras de guerreros oscuros e impersonales, paradójicamente armados frente a la inerme joven.
Hay un contraste buscado por el lienzo blanco, cual novia, del traje que lleva la joven.
Parece que hay algún eco del mosaico de Ampurias. El cuerpo de la joven, ataviada de novia para, precisamente eso, resaltar esa crueles “bodas de sangre”, es el mismo traje con el que aparece vestida en el mosaico romano. A esta referencia ha querido asemejarse la viñeta.
Ese detalle de Ifigenia ataviada de novia, con traje blanco y velo, no es representado, sin embargo, en otros cómics, como en La Edad de Bronce, por ejemplo.
Ifigenia, rumbo al altar, le dice a su padre, de forma inesperada y corajuda, que, ya que ella ha aceptado entregarse en sacrificio, que sea él mismo y no un sacerdote, quien ejecute el ritual.“… ASÍ QUE NO PERMITAS QUE NINGÚN OTRO AQUEO PONGA SUS MANOS SOBRE MÍ …”
EL SACRIFICIO.
El momento del sacrificio se presenta en una hoja, en cinco viñetas alargadas que se superponen una a otra. La viñeta del lugar central muestra a la bella joven, semiinconsciente y resignada, ofreciendo su garganta al filo del cuchillo sacrificial.
La primera viñeta es continuación de la impresionante viñeta previa en que se veía a la joven rumbo al altar. La joven termina de decir lo que manifestaba allí, y llora escondiendo su rostro “… pues entregaré mi cuello sin decir una palabra”, con las palabras de la joven.
Un asistente le ofrece la venda para ocultar su vista, venda que ella evita.
A continuación, un primer plano muestra el cuchillo sacrificial que se le ofrece a Agamenón, quien empieza una plegaria a la diosa Ártemis, “¡Oh, Artemis …”, que es la diosa ofendida y la que pide el sacrificio.
Todo es muy ceremonioso, dramático y con ralentización de las imágenes.
En la tercera, ya se ve el rostro del rey de los aqueos, que sigue su imploración.
… hija de Zeus, … que sacrificas las bestias salvajes …
La cita es un remedo de las plegarias de los antiguos griegos, aludiendo a la diosa, su parentela y descendencia divina, y a la labor que ocupa en su función y dominio.
La viñeta central, como decimos, se escoge para el momento culminante. En primer plano, el rostro de la joven a punto de ser inmolada, con los ojos semiabiertos y una lágrima que le resbala por una mejilla.
El bocadillo muestra las palabras de Agamenón, del que solo hay una sombra ahora, y el cuchillo a punto de la ejecución.
Agamenón continúa la plegaria, pidiendo de la diosa que acepte el sacrificio.
… ACEPTA ESTE SACRIFICIO DE SANGRE PURA DEL CUELLO DE UNA HERMOSA DONCELLA …
A continuación, dice la fórmula por la que se pide el deseo a cambio del sacrificio. El mercadeo religioso, el conocido do ut des:
“… Y concédenos un periplo seguro con nuestros barcos …”,
Lo que se pide a la divinidad, el deseo, es lo que grita el atormentado rey en el siguiente dibujo.
A su derecha, unas relampagueantes y claras salpicaduras de sangre delatan que ha sido ejecutado el cruel sacrificio.
En esto coinciden con otros cómics, como luego La Edad del Bronce, que llevan a cabo la ejecución del rito. La versión tradicional, como sabemos, evita este derramamiento de sangre en la joven, al aparecer la diosa Ártemis justo antes de que se ejecute la acción.
La mano sin vida de la joven se recorta sobre el brillo del sol, mientras Agamenón concluye la plegaria
“… ¡y el saqueo de las torres de Troya con nuestras lanzas!”,
que se le oye decir de fondo al sacrificio. Y es como si este sea el deseo salvaje y violento, el verdadero deseo, que lo ha tenido siempre presente. En el sacrificio, esto que había guardado se revela al final y lo delata, según parece.
LA EPIFANÍA INDIGNADA DE ÁRTEMIS.
En la última página del episodio, por fin encontramos la epifanía de la diosa Ártemis.
De un blanco celestial, ubicada en lo alto y entre las nubes, la diosa recoge y se lleva por los aires a una inanimada y exangüe Ifigenia, claramente fenecida, y parece llevársela a un lugar divino. Ártemis , bella y estilizada, sensual, ha bajado hasta el altar para recoger a la joven.
De espaldas y en movimiento de ascenso hacia el cielo, con la mano izquierda tira de Ifigenia a la que lleva agarrada firmemente. Con la derecha estirada, porta su arco atributo, señalando a lo alto del éter.
La joven, exánime, con el sueño de la muerte, bella, es arrastrada por la diosa, entre los velámenes al viento que delimitan el altar.
Es curioso que este dibujo, mucho más estilizado, recuerde a la viñeta, más optimista, de Joyas Mitológicas de los años setenta
El relato nos cuenta en retrospectiva, por tanto, los hechos admirables sucedidos entonces. Ha habido una elipsis de lo ocurrido, pero el efecto deus ex machina cumple aquí su tradicional función de epílogo.
La página completa está dividida en dos partes, por su contenido y dos planos, el divino y el humano..
En la mitad superior, el narrador nos relata acontecimientos inexplicables en torno a Ifigenia que sucedieron inmediatamente al ejecutarse el sacrificio.
Los soldados miraban al suelo, nada pudieron ver, pero oyeron un duro sonido. Cuando levantaron la vista, asombrosamente, el cuerpo inerte de la joven no se encontraba allí.
En su lugar, un ciervo adulto, sacrificado, ocupaba su lugar, algo inexplicable para los aqueos.
“ En días posteriores, historias extrañas y maravillosas surgieron alrededor del sacrificio de Ifigenia.
Todos los aqueos oyeron, mientras miraban avergonzados al suelo, el sonido de un golpe …
Pero después, el cadáver de la joven había desaparecido
y en su lugar, el cadáver sanguinolento de un gran ciervo.”
Como se ve, esta versión no tiene el happy end de la versión del mito, y se afana por mostrarnos en toda su crudeza, de forma casi realista, el desenlace fatal del episodio.
Ártemis no llega a intercambiar la cierva, en este caso un ciervo adulto ya sacrificado, no parece haber sido su intención, parece, pues ya señala que “... el cadáver de la joven había desaparecido”.
En la mitad inferior de la viñeta, en colores variados para contrastar con el blanco y el azul pálido de la superior, dos curtidos soldados hablan entre ellos.
Uno de ellos habla confiado en el resultado del sacrificio. Por fin la diosa ha aceptado el sacrificio, y les va a proporcionar una travesía segura que les llevará a la Troya, a cumplir la venganza contra ella.
“El viejo Calcas dice que el ciervo es más bienvenido por ella que la doncella, que no profanará su altar derramando sangre noble …
Me alegro de que lo aceptara, y que nos concede un próspero viaje para nuestro ataque contra Ilión …
¡Así que cobrad ánimos y marchad a vuestros barcos!”
El último bocadillo, ubicado en la parte inferior y aislado, es la respuesta descreída y resabiada del otro guerrero con quien habla. Es revelador de todo lo que ha pasado, pues nos muestra, quizás anacrónicamente, una interpretación racionalizadora e interesada de estos sucesos.
El que va con el guerrero y le responde ahora se llama Tersites. No es muy agraciado, medio calvo y algo contrahecho su figura. Coincide, parece ser, y no parece casuaidad, con el personaje de la Ilíada, del mismo nombre. Es conocido sobre todo porque es de las pocas c¡veces que un elemento popular, vulgar ciertamente, tiene su aparicion en los poemas aristocráticos de Homero. Es un guerrero de la masa soldadesca, de origen humilde, además caracterizado como feo y algo deforme, ya decimos.Y en la escena es vejado de forma despectiva y señorial por el rey Agamenón, dejando patente el sesgo aristocrático del poema.
Este Tersites que aparce en la viñeta alude ciertamente a este otro de la Ilíada. Su comentario cínico y descreído, su crítica sagaz y provocadora a lo que el confiado commilitón le ha contado, manifiesta su ubicación en el orden social del poema, y su carácter rebelde y desconfiado con los poderosos.
“¡Bah! ¡Yo, Tersites, digo que Agamenón mató a la chica,
y no sólo en nombre de Menelao!”
Un comentario tal que parece mismamente sacado de un personaje de alguna obra del crítico y racionalista Eurípides.
En conclusión, tanto en el guión como en el diseño y las imágenes, se ve que los autores ha tenido como referentes la tradición de los textos, empezando por la misma tragedia de Ifigenia en Áulide, de Eurípides, y siguiendo por la tradición mitológica clásica.
Y lo mismo ocurre con la iconografía, pues muchos de los dibujos se aprecia las referencias a la tradición iconográfica anterior.
Finalmente, el cómic presenta su propia recreación del episodio, presentando una versión particular del sacrificio, ofreciendo la presencia divina en la vida de los simples humans, y haciendo guiños a un público actual de la interpretación de la historia..
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