lunes, 24 de julio de 2023

OPPENHEIMER: RELATO IN MEDIAS RES.

 EL RELATO IN MEDIAS RES.

Como uso habitual que es, por el atractivo que tiene para el lector o espectador, la historia que narra el film Oppenheimer recurre al referido recurso de in medias res o flash back.


Claro que, como se trata de un film potente, épico, solemne, al tiempo que novedoso, por el carácter del director, en el relato en flash back se introducen algunos elementos novedosos.


Por ejemplo, se mezclan al mismo tiempo que el relato en tiempo real, del relato, visiones subjetivas y extrañas que el protagonista tiene de en ocasiones a lo largo de su actuación.


Pero lo que lo diferencia es el auditorio que ha escogido el texto de la biografía, y el director del film mantiene, pues es un comité, un simulacro de auditoría, no un verdadero tribunal, por el que decide pasar el científico Oppenheimer.

¿Por qué? Una vez acabada la guerra, ya instalada la Guerra Fría, se constituye, por obra del senador Macarthy, un comité de actividades antiamericanas.

Este comité es conocido sobre todo por las repercusiones que tuvo en el cine y en los estudios de Hollywood de la época. Muchos artistas tuvieron que optar entre delatar a sus propios compañeros, y sufrir las consecuencias, en el sentido del anonimato, quedar excluido de los contratos, marginación profesionaletc.


Oppenheimer se defiende.
Ulises ante los Feacios


Esto ocurrió en el mundo del cine, y es bastante conocido, pero como se ve en este film, tocó e invadió a todas las esferas de la sociedad.

Llega a un asunto de la máxima importancia nacional como el exitoso, entre comillas, proyecto Manhattan, proyecto que, para los efectos, fue el responsable de la victoria final de EEUU y los aliados sobre los países del Eje.

Este comité y estas sospechas llegan, lo más sorprendente, ante lo que se podría denominar un héroe nacional, el propio Oppenheimer.

Este es el auditorio, por lo tanto, ante el cual Oppenheimer se presenta, una auditoría, una especie de tribunal, inclemente tribunal, no de justicia, repetimos, que es el que solicita el propio científico para demostrar que no es un riesgo para la seguridad del país, tal como algunos ya lo acusaban. 

Eneas ante Dido


Así pues, a diferencia de Odiseo ante los Feacios, o su continuador, Eneas ante Dido, el espacio ante el que el físico relata su historia es un lugar de reunión austero, desafiante, hostil. Ha llegado allí para defenderse, no solo para relatar su pasado. Es, además y por tanto, una apología de su obra y persona. Viene a convertirse, parece, en un Sócrates rechazado por la misma sociedad que lo ha aupado a la gloria, llevado a juicio y forzado a defenderse de sus acusadores.

Sócrates ante la Heliea


El lugar no es un ágora abierta de la Heliea y al aire libre, ni mucho menos. Se trata de un cuarto de paredes grises, en un edificio gris de la administración. Sin decoración, las paredes vacías, con una larga mesa ante la que se sienta el personaje, ante el que saca unos papeles que desdobla, dispuesto a leerlos y justificarse. 

Al final de la mesa se apiñan una serie de caras largas y serias, es donde se realiza el relato in medias res, en flash back. Oppenheimer, como un relator cualquiera, como Odiseo y tantos otros, vuelve la vista hacia el pasado y empieza el relato de sus experiencia vital de sus últimos años.

El relato de su biografía coincide con los hechos trascendentales para la Humanidad, sucedidos durante la Segunda Guerra Mundial: el proyecto Manhattan, la conmoción mundial de las bombas atómicas y los años posteriores en los que vivió el mundo los años de la llamada Guerra Fría.

El científico, como un personaje de ficción, relata de vueta a trás un relato plagado de episodiosy peripecias, de alcance humano, al tiempo que épico y que cambió la realidad mundial, diríamos, desde entonces.


El físico a la salida de la auditoria de Seguridad Nacional



viernes, 21 de julio de 2023

OPPENHEIMER: EL TITÁN PROMETEO vs. AL PRÍNCIPE ARJUNA.


OPPENHEIMER: EL TITÁN PROMETEO vs. AL PRÍNCIPE ARJUNA.

LA BIOGRAFÍA del padre de la bomba atómica, J.R.  Oppenheimer,  escrita por K. Bird y M.J. Sherwin, tiene un tratamiento y unos referentes literarios, al menos de entrada, en la literatura clásica occidental. Lo es en el sentido de vincularse a la literatura, personajes y motivos que tienen sus inicios en la literatura y la tradición grecolatina. 

El título, El Prometeo Americano, hace referencia a un personaje principal y, aunque no sea de los Olímpicos, crucial, de la mitología, el titán Prometeo.

Su figura es crucial, decimos, pues es e único de las divinidades que apoya a los humanos y roba el fuego vital para ellos.

El subtítulo, Triunfo y tragedia de J. Robert Oppenheimer, alude a los géneros clásicos y tradicionales de la literatura antigua: triunfo, épica; tragedia, el teatro clásico geiego. El esquema de épica y tragedia, pues, en el sentido clásico de la literatura griega, está bien presente desde el título, y es el que domina toda la obra.

También hace referencia este subtítulo a un esquema clásico en la historiografía clásica, el ascenso y caída de grandes personalidades.

No hay que rebuscar mucho en la historia clásica, es más, parece un motivo temático del que no se priva siempre que puede, para encontrar ejemplos del ascenso y posterior caída de célebres y renombradas personalidades.

Es un lugar común en la historiografía clásica, desde Temístocles y Alejandro Magno en la griega, hasta Escipión o César en la latina.

La tragedia ática no cesa de repetirnos, por su parte, es una de las máximas más omnipresentes en el mundo antiguo, la realidad del drama humano. 

Píndaro, en la Pítica … ἐπάμεροι: τί δέ τις; τί δ᾽ οὔ τις; σκιᾶς ὄναρ ἄνθρωπος, ¡Seres de un día! ¿Qué es cada uno? ¿Qué no es? El hombre es el sueño de una sombra.

Sófocles, πολλὰ τὰ δεινὰ κοὐδὲν ἀνθρώπου δεινότερον πέλει. (Antígona, 334), hay muchas cosas maravillosas (y terribles), pero nada más grande (y más terrible) que el hombre… 

Este mismo pensamiento, esta vez en boca del poeta lírico Simónides, Dado que eres un hombre no te he de decir lo que ocurrirá mañana; ni si ves a uno feliz, por cuánto tiempo lo será: veloz es el cambio, como el zumbido de una mosca.

En esto el modelo del film y, por lo que deducimos, también en la biografía, sigue este esquema tan clásico grecorromano. Oppenheimer, convertido en referente literario, ha venido a confluir con el arquetipo mítico que nos proporciona el mundo antiguo, el de Prometeo, y otros personajes histórico-literarios, en su ascenso y posterior .

 

Pero y sin embargo, al menos en el film, las referencias literarias o citas, al menos aquella que se repite hasta convertirse en una profecía y un mantra autocumplido, no es de un clásico griego, sino de una obra clásica de la literatura espiritual oriental, hindú, el Bhagavad-Gita. Escrita en sánscrito, es uno de los textos sagrados de la India.

En setecientos versos, se narra la conversación entre el príncipe Arjuna, apesadumbrado por entrar en batalla contra sus parientes y amigos, y Krishna-Visnú, su auriga. Ante la desazón del príncipe, Krishna-Visnú desvela este pensamiento de destrucción.

Allí, el Oppenheimer que está en la carrera por la realización de la bomba atómica se identifica más con ese referente, que se llama o dice destructor del mundo, a raíz del desarrollo de la energía atómica. Energía atómica que, podríamos decir, es la actualización, podríamos decir, tecnológica y energética, del primigenio fuego, en su vertiente bélica, como identifican los autores de la biografía y el film.

Sin embargo, y según las referencias clásicas grecolatinas, el fuego es un símbolo de la tecnología y el uso eficiente de la energía. Según el mito, Prometeo, lo roba del entorno de Zeus, dueño y guardián celoso del rayo, porque les da pena de los hombres, a los que ve indefensos en comparación a los recursos y fortaleza con que ha dotado la naturaleza a las otras especies.

El fuego va a ser el elemento complementario y vital que le permitirá a la raza de los mortales convivir y realizarse en competencia con el mundo y la hostil naturaleza.

Este mito de Prometeo humano es el de Hesíodo, y que se continúa en  la versión de Platón en el Gorgias.

Es este Prometeo un benefactor, para quien el fuego, si, energía potencialmente ambivalente, este fuego, al menos en esta tradición mítica griega, es un dador de vida y un recurso absolutamente vital para los humanos.

Sin embargo, el mismo fuego en el film, que se visualiza en imágenes bellas y al tiempo terribles, que se entremezclan en la narración, el fuego aquí, actualizado en la energía atómica, es el verdaderamente destructor de la humanidad.

https://www.youtube.com/watch?v=e2DFd0kh-Tw&ab_channel=ElPa%C3%ADs

https://www.smashmexico.com.mx/trend/oppenheimer-frase-destructora-de-mundos-bhagavad-gita/

Justo lo contrario que el Prometeo griego.

Al parecer, Oppenheimer, intelectual curioso no solo en las ciencias sino en las artes, dotado para las lenguas, era conocedor del sánscrito y el Bhagavad-Gita, se estaba identificando con el este príncipe Arjuna de la tradición hindú, este destructor del mundo, antes que con cualquier otro referente del mundo clásico, que sepamos.


lunes, 10 de julio de 2023

CAPITANES INTRÉPIDOS Y LA ISLA DEL TESORO. EL LIBRO DENTRO DE LA PELÍCULA.

EL LIBRO DENTRO DEL LIBRO o PELÍCULA.

CAPITANES INTRÉPIDOS Y LA ISLA DEL TESORO.

             La película Capitanes intrépidos, 1934, de Victor Fleming, es una emotiva película de aventuras, inspirada en la novela homónima de R. Kipling. Sin embargo, presenta varios añadidos a la novela original, el más patente es esa pequeña primera parte con que se inicia y se da muestras de la personalidad malévola del engreído Harvey Cheyne, jovencito hijo de padre millonario al que su permisividad lo ha convertido en un pequeño monstruo.

En las escenas iniciales en la que se conoce al joven protagonista, lo vemos desenvolverse con unos amigos en su casa una noche que los invita a dormir, y luego al día siguiente en el colegio.

Harvey y los amigos pasan una noche en la casa de su padre Harvey, y se hacen patentes sus caprichos de niño soberbio.

Después de pasar la noche y desayunar, donde se va viendo los caprichos, como decimos, y el engreimiento del niño, se encuentran en la biblioteca, esperando a marchar al colegio.

Allí uno de sus amigos, el inocente Charles, encuentra una edición muy cuidada de La Isla del Tesoro entre los estantes. Ante la calidad, le dice a Harvey admirado.

             Charles: ¡Esta Isla del Tesoro no es como la que tengo yo!

Harvey: Es que esa Isla del tesoro es una edición muy especial

Ch: ¡Vaya! ¡Debe ser muy valiosa!

H: Ya lo creo. ¿Te gustaría tenerla?, le pregunta Harvey con malévolas intenciones, de control a sus amigos, a su asombrado amigo.

Ch: Pero, ¡si es de tu padre!

H: De eso nada. Es un regalo que me hizo mi padre para cuando fuese mayor. Te lo regalo.



En eso entra el estirado mayordomo, anunciando que el coche está listo para trasladar a los chicos al colegio.

Charles: ¡Es precioso!

Al marcharse, Harvey le hace un guiño cómplice a otro de sus amigos que pasaron allí la noche.

Ya en el coche, Harvey sigue jugando a manipulador con el amigo ingenuo.

H: ¡Me alegra que te guste!

A: Oye, Harvey, quizás no deba aceptarlo, dice preocupado el amigo, consciente de lo valiosa que es la edición de la novela.

H: ¡No digas eso! Así te demuestro mi amistad. Tal vez algún día hagas tú algo por alguno de nosotros.

            Es entonces cuando se revela las verdaderas intenciones de Harvey. Charles es el presidente de uno de los clubs prestigioso del colegio, el Club de los Búfalos, al que quiere pertenecer Harvey y sus amigos. Pero el amigo le dice que no es decisión exclusiva suya el que pueda introducirlo, sino de la junta del club, que también dan su opinión.

A continuación, Harvey sigue presionado al amigo, esta vez como un auténtico matón, aprovechando que su padre es un cliente muy importante de la empresa del padre de Charles, y lo amenaza con despedirlo. 

Ya en el colegio, Charles, preocupado y con el libro en la mano, va a buscar al profesor, de latín para más señas, y le cuenta asustado lo que le ha dicho Harvey.

- ¡No sé qué hacer con esto!, dice, refiriéndose al libro. Es muy valioso. Me lo dio Harvey.

El profesor, más tarde, va en busca de Harvey. Lo primero que le dice es lo del libro

Profesor: he dejado La isla del Tesoro en tu habitación.

Harvey: Ah, ¿sí? Gracias.

Prof.: Es un regalo precioso, pero Charles opina que no debe aceptarlo, y yo soy de la misma opinión.

H: No tiene importancia. Es mejor que se lo quede.

Prof.: ¿Por qué?

H: No lo necesito...

Prof.: Esa es una contestación tonta.

H: Bueno, por amistad.

Prof.: ¿Por amistad? Querrás decir un soborno.

H: ¿Qué es un soborno?

Prof.: Hacer un regalo deshonesto. Quien lo acepta sabrá que tendrá que hacer algo en compensación.

             Como decimos, en el texto de Kipling no aparece esta escena ni ninguna de este largo preámbulo con el que se muestra y da noticia de la maleada personalidad del joven Harvey. Por ello mismo, la presencia de la novela del tesoro de Stevenson tiene también su significado.

Harvey desconoce el valor de la novela. De hecho, no la ha leído todavía, pues, como él dice, su padre se la ha regalado para que, cuando se mayor, entonces la lea.

De todos es conocido que el protagonista de la novela, Jim Hawkins, es también un joven, algo mayor que Harvey, claro, pero que es huérfano de padre, vive con su madre que regenta una humilde posada y él se encarga ya de hacerse responsable de muchas tareas.

Es la otra cara de Hawkins.

No en vano hay que recordar que unos años antes, el propio V. Fleming, director de capitanes I., había dirigido la versión de 1934 de la misma Isla del Tesoro, por lo que probablemente le viniera bien, si es fue así, esta alusión novedosa a la novela de aventuras en su nuevo film, basado en la obra de Kipling.

         

 A partir del episodio con el libro de piratas, y unas acciones más, el caso es que Harvey es expulsado durante la primavera del colegio. Es entonces cuando el padre, por consejo de los profesores, se va de viaje con él, viaje que se convertirá en una verdadera escuela de aprendizaje, una vez caiga al mar y sea rescatado a continuación por una austergoleta de pesca donde madurará de forma irremediable

sábado, 1 de julio de 2023

SHANE, RAÍCES PROFUNDAS (1953): LA IMPUREZA DEL PISTOLERO

RAÍCES PROFUNDAS (SHANE, 1953).

 

    Raíces profundas, Shane, 1953, de G. Stevens, es un film clásico y de sobra conocido hasta hace unos años. Sobre todo, y por lo que ha pasado a la memoria del cine, porque, a diferencia de los westerns clásicos, en éste resalta una rareza, pues adquiere un protagonismo en todo el film, y hasta las última escena, la estrecha relación entablada entre un pistolero solitario, Shane, y un niño, Joey,́el hijo de unos granjeros de Wyoming, donde llega a trabajar durante un tiempo.

    En el lugar donde transcurre la película, hay la eterna lucha entre unos honrados campesinos y un ganadero poderoso que trata de expulsarlos de cualquier forma. Para ello contratará a facinerosos, uno de ellos, un tal Wilson, con fama de ser un peligroso pistolero. 


    Para lo que nos viene a nosotros aquí, interesa sobre todo la escena final, la del tiroteo y la despedida de Shane y el niño. Vemos cómo se reproduce el esquema del delito de sangre, la impureza consiguiente, el temor del contagio o miasma clásico, y el subsiguiente destierro.

    

    Todo ello, claro, representado en una peculiar escena final donde se deja uno llevar más por el diálogo del niño y el pistolero, más que de la verdad social y legal de los hechos.



TIROTEO FINAL ENTRE SHANE Y WILSON:

 

 DESPEDIDA EMOTIVA DEL NIÑO JOEY Y SHANE. DESTIERRO Y MIASMA.

  


DIÁLOGO FINAL ENTRE JOEY Y SHANE:

     

                                                                                               

JOEY:  ... ¿Ése era él? ¿Era Wilson?

SHANE: En efecto. Era Wilson, sí. Rápido, muy rápido en disparar. Pero, ¿a qué has venido?


J.- A pedirte perdón.

SH.- No tienes por qué. Corre, vuelve a casa.

- ¿No podrías llevarme a la grupa?

- No, Joey.

- Pero, ¿por qué no?

- He de marcharme.

- ¿Por qué, Shane?

- No puede uno dejar de ser lo que es, torcer su destino. Ya lo he intentado inútilmente.

- Te apreciamos todos, Shane.

- No gusta convivir con un asesino. No hay que darle vueltas, Joey. Por suerte o por desgracia, yo llevo esa mancha ... imborrable. Ahora, corre a casa y dile a tu madre que ya está todo arreglado y que ya no queda ningún revólver en el valle.


- Shane ... ¡Esto es sangre! ¡Estás herido!

- Sí, sin importancia, Jowy. Vuelve con tus padres, aprende a ser un campesino trabajador y honrado. Y cuida de ... los dos. ¿Lo harás?

- Sí, Shane. No te hubieran dado si hubieras visto al que te disparó.

- Adiós, Joey.

- ¡No hay quién te gane a tirar con revólver, Shane! ¡Papá te espera para que le ayudes! ¡Y mamá te aprecia! ¡Sé que te aprecia! ¡Shane! ¡Shane! ¡Vuelve! ¡Adiós, Shane!


    En este emotivo y raro final, raro para un film de pistoleros, pues narra la relación de admiración y afecto que un niño siente por un solitario pistolero que llega un día al pueblo, Wyoming, donde vive con su familia, en este emotivo final, decimos, encontramos el tema de la impureza de los sujetos  que han cometido delitos de sangre, no importa si justificados o no, o si incluso ha sido en buena lid.

Como se ha dicho en otros lugares, y a pesar de la sociedad moderna y bajo el estado de la ley en el que vivimos desde hace tiempo, el rechazo que producen los delitos de sangre, de cualquier tipo, tiene una base antropológica que se remonta siglos atrás, a sociedades pre-estatales.

Y, de esta forma, como si aún estuviéramos en la Grecia Arcaica y sus principios legales-religiosos que imperaban en las relaciones sociales, los delitos de este tipo provocan impureza, rechazo y un castigo o culpa.

En el breve diálogo, el pistolero no le explica al niño las implicaciones legales y con la justicia que iba a tener que solventar. El niño no lo entendería y, además, ni le interesaría, como tampoco al público, que sigue alelado la conversación y escucha arrobado como el chiquillo al penitente pistolero.

El cual lo tiene bien claro. Por eso, como si estuviéramos en la Grecia Arcaica de belerofonte y tantos otros, Shane tiene que marcharse. 

Esto es, debe desterrarse, como era la solución en aquellos tiempos, y, es más, lo dice con sus mismas palabras, He de marcharme.

En segundo lugar, como un héroe arcaico, pre legalista, predemocrático, es consciente del rechazo de su presencia, el efecto de contagio o miasma y del alejamiento que produciría, No gusta convivir con un asesino.

Pues estos actos es claro que conlleva, a pesar de que el niño insistan en que todos lo aprecian, estos delitos llevan asociados una impureza, o, como el mismo Shane dice, No gusta convivir con un asesino. 

Se supone que, como los héroes griegos, a continuación debería sufrir una purificación o catarsis para expurgar ese delito. Lo que en aquel entonces se solía saldar con el destierro.

Y así vemos, de tal manera, a Shane abandonando al niño  que finalmente lo despide. Las últimas imágenes son del destierro del personaje, cabalgando, eso sí, en una estampa romántica aunque doliente, cabalgando solitario y ajeno a la sociedad, por los desolados y tristes parajes naturales por los que le lleva su montura.

  Así, y mutatis mutandis, vemos cómo se repite ese esquema humano-antropológico de los delitos esta clase, en un estado semisalvaje, donde la ley no rige como tal, y las conductas siguen un patrón religioso-punitivo que los hombres cumplen de forma irremisible, tal como lo leemos en las leyendas e historias del mundo antiguo.