ZAPATOS Y ESPÍAS. EL ZAPATO-ESCONDRIJO
NOVELA CLÁSICA DE ESPIONAJE
John Le Carré
crea al particular, antiheroico, antiépico, antihéroe, George Smiley, miembro
singular del Circus, nombre con el que se conoce o conocía al servicio de
inteligencia británico.
Como
antagonista, no sólo en el espionaje, sino casi en lo moral, ético,
especialmente personal y casi íntimo, crea s su antagonista de los servicios
secretos soviéticos, de extraño nombre Karla.
Casi también,
por otro lado, en las antípodas del occidental Smiley.
Karla
representa el otro, lo otro, en sus métodos, vida, experiencia profesional.
Es frío, duro,
sin sentimientos, cerebral,
En fin, algo
casi inhumano, en comparación con lo que representa Smiley. Éste se presenta
frío, duro, pero también vulnerable, sentimental, cosa que no debería
corresponder con su trabajo de espía…PIE
EL PIE-ZAPATO COMO ELEMENTO O LUGAR DE ESCONDRIJO DE UN MENSAJE CIFRADO.
En La
gente de Smiley, el flemático espía, casi ya retirado, ve como uno de
sus antiguos colaboradores pone en marcha una nueva pista para cazar a su
sempiterno enemigo, Karla, o una de sus ramas.
Cuando le
llega las noticias a Smiley, Vladimir, conocido como el General, ya se
encuentra cadáver. En oposición a lo que le dicen sus superiores, Smiley decide
investigar el origen de la muerte, el asesinato, de un antiguo colaborador
suyo.
La
investigación, silenciosa, callada, metódica, va conduciendo al personaje a una
especie de revival de antiguas emociones y sucesos ya pasados.
Con el deseo
de impedir que Karla siga aniquilando a otros miembros de su antigua red,
tienen que desplazarse a Hamburgo donde residía por última vez otro de
sus colaboradores, un tal Leipzig.
Este hace
tiempo que lleva una vida rota y desastrada, viviendo de cualquier manera en
cuchitriles de tres al cuarto. Para cuando Smiley logra conocer su paradero, ha
llegado tarde. Encuentra el cadáver de su antiguo miembro amordazado y
torturado.
Sin otra cosa
que encontrar en el barracón donde llevaba una mísera existencia, se dispone a
regresar, cuando, a la salida del lugar, ve una señal de tiza, que ha
pasado inadvertida a los matones que lo perseguían. La casa donde vivía estaba
en la orilla de un lago.
La señal
indica el lugar donde hay una cuerda o nylon sobre el agua. Smiley la recoge, y
empieza a tirar de ella desde la superficie. La cuerda mojada va subiendo
paulatinamente, hasta que finalmente llega al final con lo que había atado en su
extremo. Una zapatilla, una inocente e inofensiva zapatilla de bailarina.
Smiley la desata,
palpa en su puntera y descubre que en ella hay algo oculto.
Desenrolla la puntera y encuentra
la mitad de una postal, deliberadamente rota.
“… (Smiley) Tuvo que bajar la cabeza y mirar por
encima de las gafas para verla. Una marca de tiza nítida y amarilla. Una
línea trazada cuidadosamente sobre el óxido de la borda y, a treinta
centímetros, un carrete de sedal asegurado con un nudo marinero… Tiró del sedal
y descubrió que pesaba. Lo recogió acompasadamente, una mano tras otra, hasta
que el sedal pasó a ser cuerda de tripa, de la que también tiró. La cuerda de
tripa se tensó repentinamente. Siguió recogiéndola con cuidado. La gente de la
orilla se mostraba ahora expectante: Smiley percibía su curiosidad… De repente,
con un paf, lo pescado surgió del agua y los espectadores lanzaron una
carcajada irreverente y regocijada: una vieja
zapatilla de gimnasia, verde, con el cordón todavía pasado y,
además, el anzuelo que la unía a la cuerda era lo bastante grande para capturar
un tiburón. Las risas se apagaron lentamente. Smiley separó la zapatilla
del anzuelo. Después, como si tuviera que ocuparse de otros asuntos, anduvo
lentamente hacia el camarote hasta desaparecer de la vista de los demás y de la
puerta entreabierta para tener luz.
Llevó consigo la zapatilla, con aire distraído.
Alguien había cosido a mano un paquete de hule
en la puntera de la zapatilla. Smiley lo arrancó. Se trataba de una
bolsa para tabaco, con la parte superior cosida y doblada varias veces. Reglas
de Moscú, pensó fríamente Reglas de Moscú hasta las últimas consecuencias. ¿De
cuántos muertos más he de heredar?, se preguntó Smiley. Aunque a ninguno
valoramos salvo al horizontal. Quitó las puntadas de la bolsa. En su interior
había otra envoltura, esta vez una funda de goma con un nudo en un extremo.
Oculto en el interior de la funda, un duro taco de cartón más pequeño que un
sobre de cerillas. Smiley lo desplegó. Era la mitad de una tarjeta postal.
En blanco y negro, ni siquiera de color. Media postal opaca del paisaje de
Schleswig-Holstein con medio rebaño de ganado de las islas Frisias que pastaba
bajo la luz de un sol gris. La tarjeta estaba rasgada con deliberada
irregularidad. En la parte de atrás no había nada escrito, ni señas ni sello.
Sólo era media postal trivial que nunca se había enviado; ellos le habían
torturado y después le mataron por la postal, pero ni siquiera entonces la
encontraron, como tampoco descubrieron ninguno de los tesoros a los que
apuntaba...
NOTA: También, cf. https://elpais.com/cultura/2015/09/22/actualidad/1442915154_956908.html , se pueden ver zapatos, no ya como de la bailarina, con el mismo uso, un compartimento oculto para lo que se necesite.
Ésta, bajo su
apariencia indefensa, esconde un arma mortífera. Y la esconde en uno de sus zapatos.
Éste tiene una cuchilla, infestada de un tóxico mortal, con el que intentará
eliminar a un Bond perplejo y asustado, a la defensiva. a utilizar a gusto para
enfrentarse con oponente. La escena del enfrentamiento entre Bond y el zapato
mortífero es llamativa.
El zapato asesino de la agente
La agente de Spectre Rosa Klebbe.
Desde Rusia con amor
En la noticia del HufPost, se dice que la CIA copió a raíz del film este zapato criminal para uso de sus agentes profesionales, junto con otros elementos cotidianos, aunque más proclives a ello, como el paraguas asesino.
Lo tenemos
visto en Maxwell Smart, el superagente 86, la serie famosa de los ´70.
Y en el cómic, al polivalente e industrioso Mortadelo, que lo bautiza con este nombre ya de todos conocido, el zapatófono,
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