ROCK´N ROLL: LAS DANZAS DIONISÍACAS DE ELVIS (2022)
El novel Elvis y su pequeña banda se presentan por primera vez en un concurso de música.
Desde el principio se le ve a Elvis
nerviosos.
Lo más llamativo es que no deja de mover
uno de sus pies, rítmicamente. El dios, la divinidad, lucha por manifestarse a
través de la danza.
Tras los titubeos nerviosos, algún grito, córtate el flequillo, marica, que lo aproxima aún más a una figura ambigua,
andrógina, es decir, el dios Dionisos en persona en su naturaleza ambivalente,
Elvis arranca con fuerza a cantar.
Al tiempo que se lanza a cantar, irresistiblemente
empieza a danzar, a mover su cuerpo de forma estrambótica, sobre todo, a mover
los pies.
Ese baile, ese movimiento a espasmos de sus
pies, y que le recorre todo el cuerpo, hace que parezca transido de fuerza y
magia divina.
Como dice el coronel, acababa de ver la
transformación de aquel chivo algo afeminado en un superhéroe.
Con mayor ánimo, cada vez se entusiasma
más, y la música es cantada al ritmo de un movimiento y un baile sincopado y
excitante.
No pasa mucho antes de que las chicas, las
chicas evidentemente, no dejen de sentir esa fuerza transida que manifiesta el
cantante a través de las emanaciones de sus pies y su cuerpo, cuando empiezan
los primeros delirios y arrebatos emocionales.
Las chicas, imbuidas al contacto del
cantante de la majestuosidad de l evento, salen de sí misma y en un paroxismo
que los demás miran con asombro, no dejan de saltar, gritar, llorar como si
nunca hubieran vivido una experiencia parecida.
- A LAS CHICAS LES GUSTA CÓMO
TE MUEVES. MÁS, MUÉVETE MÁS.
“Era la fruta prohibida”,
dice la voz en off recogiendo los pensamientos del coronel, atónito, que asiste
a la presencia del joven músico. “Se lo habría comido entero”, sigue
reafirmándose en lo que está viendo, refiriéndose al fervor que despierta en
las jóvenes.
El músico estrella con el que empezó la gira, un tal Hank Snow, que hacía la música tradicional y melódica que se estilaba entonces, ve cómo el chico va ganando mayor audiencia y éxito que él, supuesta estrella de la gira. Por eso le espeta al coronel “Nada de hacer movimientos lascivos ni espasmos repentinos.”
El baile provocador para la
sociedad tradicional americana de entonces, muy anclada en unos valores
asociados en cierto racismo y una conducta tutelada por la familia y la
religión, ataca directamente a sus fundamentos.
Pero no debía de ser muy estables
estos principios, pies en cuestión de poco tiempo, el rock de Elvis se propaga
como una llama por dondequiera que va.
Otra vez la nueva religión, el dionisismo
camuflado bajo el disfraz de la nueva música blanca, pero de raíces totalmente
negras
La situación alcanza tintes
elevados y de enfrentamiento social. La nueva música adoptada por Elvis
subvierte las bases de la hasta ahora tradicional y estable sociedad norteamericana.
Llegan a prohibirle conciertos,
llevárselo del escenario, acusarlo de lujuria y perversión.
Es el nuevo Dionisos, tal y como
lo pinta Eurípides en Las Bacantes, quien anida en esa nueva y
renovadora figura cultural.
Si no me muevo, no puedo cantar, le dice el joven Elvis a los del estudio de grabación. No te muevas ni contonees mientras cantas. Pero para Elvis música y danza son uno y lo mismo.
Donde quiera que va, hay revuelo de jóvenes. El chico conocía a los adolescentes. El Coronel relata admirado todo lo que está ocasionando la figura de su pupilo.
El nuevo – viejo dios Dionisos, personificado en el rock´n roll, en la figura de Elvis, la nueva religión dionisíaca que subvertía las normas y reglas de conducta establecidas, revive de nuevo.
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