La tendencia natural de uno es a dispersarse y conectar cosas que, en un principio, no tendría que ser.
Así, el asunto de AMORES Y TEMPESTADES, amores y tempestades que hemos encontrado como primera referencia en la Eneida de Virgilio, hemos visto su reflejo en algunas películas del ´septimo arte.
Es decir, del género épico y la literatura, en latín, siglo I a.C., hasta el género romántico cinematográfico del siglo XX.
La referencia era la de la vinculación de tempestades, lluvias y otros fenómenos atmosféricos, conel inicio de una relación amorosa, aproximadamente.
Como decíamos, uno tiende a agolpar todo.
Por eso, entre otros, recordamos también otra escena de lluvia y tempestades, pero en este caso no es de l inicio de la relación sentimental, sino de su, aparente, ruptura.
Es célebre esta escena de la también célebre Casablanca.
Se encientra esta escena en el flash-back romántico que un derrotado Rick-Bogart hace a mitad de la película, sumergido en el alcohol, en una habitación a oscuras, con la mirada embotada, y rechazando la compañia y los consejos de los otros.
Al final del flash-back, que es esta escena de la estación de tren, es cuando se justifica el lamentanble estado an el que se encuentre el duro Rick-Bogart.
Empatando con el asunto AMORES Y TEMPESTAD, podríamos hacer un subgrupo que se titularía RUPTURAS Y TEMPESTAD.
En la abarrotada estación de tren, arrecia la lluvia y los pasajeros sufren una buena mojada de una lluvia pertinaz y a goterones. Entre algún que otro funcionario feroocarrilero, sobresalen grandes paraguas que intentan evitar la mojada.
De entre la muchedumbre empapada y que atesta la terraza previa al andén, entre sale como puede Rick-Bogart con gesto molesto y preocupado. Incluso se detiene a mirar el reloj impaciente.
La imagenes de la estación nos devuelve al otras estaciones en las que, por desgracia, recuerda las que hemos vistos estas semanas atrás en el país, eslavo.
Vemos gente impaciente, asustada y presurosa, en el París previo a la llegada inminenete de las nefastas tropas alemanas.
Rick y Sam el pianista que acompaña a Ricl dondequiera que este vaya, han quedado con Ingrid Bergman, que han quedado allí para salir y escapar los tres juntos de la ciudad a punto de caer.
Al poco aparece un Sam también luchando con el gentío y cargando maletas con gesto angustiado. Se encuentran ambos y Sam le da una mala noticia, Elsa, su amada, no va a venir, no la encuentra. En su lugar, han dejado una carta de ella para Rick.
Rick, desalentado ya, baja la cabeza y desdobla agitado la carta.
La carta se muestra en un primer plano, con las letras desdibujándose por la lluvia.
La música sube de tensión, y la lluvia le es indiferente a Rick. Elsa no va a venir.
La imagenes de la estación nos devuelve al otras estaciones en las que, por desgracia, recuerda las que hemos vistos estas semanas atrás en el país, eslavo.
Vemos la estación abarratoda de gente impaciente, asustada y presurosa, en el París previo a la llegada inminenete de las nefastas tropas de las SS alemanas, vemos a estos dos personajes esperando por Ingrid Bergman, con a que han quedado allí para salir y escapar juntos de la ciudad a punto de caer.
Este es también, de paso, otro motivo repetido en la literatura y las artes.
Rick se queda conmocionado , sin saber qué hacer, tras leer la carta. En eso
toca el pitido anunciando la salida inminete del tren. Sam no se lo piensa dos
veces, agarra a su jefe, y amigo, del brazo y se lleva a Rick, que camina
irresoluto como un zombie, hacia el tren.
Rick se gira una última vez y por fin se sube al tren. Allí,
ya convencido de que Elsa no llegará, arroja el cigarrillo con gesto amargado
y se queda en la puerta del vagón sin esperanza, con la vista perdida en el
vacío, entre el humo del tren que justo entonces se pone en marcha lejos de
Paris
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