En esta escena de Cantando bajo la lluvia, curiosamente, están en una gruta metafórica, que es un salón de rodaje para el cine.
Gene Kelly juega con la magia del cine, y elige el fondo de naturaleza que quiere para preparar su escenario para su posterior declaración de amor.
Aquí no va a haber tormentas, Kelly elige un cielo despejado, el amanecer, clores y algo de viento para que agite el traje volandero de Debbie Reynolds.
La lluvia vendrá escenas después. Su relación ya está consolidada, Kelly ve conseguido su logro, que su amor es mutuo, y tan satisfecho que está por ello, una tarde que la acompaña a su casa, se despiden en el portal, se besan y Reynolds le dice ten cuidado, parece que va allover.
Cierra la puerta del edificio y deja solo a Kelly frente a la puerta recién cerrada.
En lugar de entnar el canto de los clásicps, el paraclausythiron, el canto o lamento ante la puerta cerrada a cal y canto de una amada ingrata, este canto se podría decir que es el anti-para clausitron.
Kelly, ciertamente, comprueba que ha empezado a llover, baja unos escalones del edificio y la lluvia arrecia. Se apresta a a brir el paraguas y da comienzo a la famosa escena.
Hay que observar, 1, que la escena es solo interpretada por él, la amada está a salvo de la lluvia y no participa físicamente, sí en espíritu, de la escena; 2, la lluvia ocurre después de que se han despedido, no antes, es decir, no tienen que buscar efugio por la lluvia, pues han llegado tan tranquilamente a la casa de ella; y 3, es una canción, un poema musicado. Además, tanmbién hay elisis pues ese canto-baile lo podemos interpretar en clave sensual.
Y, por último, aquí si que, como en el verso de la Eneida,
fulsere ignes et conscius aether
conubiis summoque ulularunt uertice Nymphae.
brillaron los fuegos y cómplice el aire del casamiento
en su alta cumbre ulularon las Ninfas.
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