Subiendo por la carretera hoy, día veinticinco, día del Sol Invictus, de la Natividad del Niño Divino, iba viendo entre la somnolencia, figuras de madrugantes spinners an bicilinners, al tiempo que oía los programas que ofrecía la radio en un día como hoy.
Uno, en la SER tocaba el tema, muy apropiado para el día, de la fuente de la eterna juventud, tema que ya figura en la primera epopeya literaria, la de Gilgamesh. Alguien, no sé quién era, si científico o periodista divulgador, contaba los avances que en los últimos tiempos se han hecho, algunos disparatados, como reconocía.
Uno de los que dijo, de estos avances, me recordó a la película La Isla, donde una clase adinerada y también en búsqueda de la prolongación eterna de la vida, el mito de ..., reproduce por ingeniería genética reproducciones exactas de ellos mismos. Cuando los auténticos tienen alguna enfermedad, necesitan algún órgano vital o cualquier necesidad de su salud, sacrifican a uno de sus gemelos ectoplásmaticos, y se regeneran.
Estas réplicas de la eternidad, ectoplasmas, como en el mito de la caverna, viven en lo que creen una isla, pero sin mar, es decir, aislados, falsamente creídos de que son los únicos seres vivientes y fuera de ese lugar subterráneo donde viven no se puede vivir.
Pero, a lo que íbamos, en RNE tocaban, por su parte , el tema del regreso a casa, al hogar. En seguida le viene uno a la mente el gran poema de La Odisea, que es eso, un largo, accidentado y experimental regreso al hogar.
Para ilustrar el tema, hacían un recorrido a través de canciones de distintas épocas. Como lo cogí ya empezado, no sé por dónde habían hecho el recorrido anterior.
En el momento que lo oía, creo que subía por Las Canteras, o ya descendía la pequeña cuesta que abre la vista de La laguna, una La Laguna cálida y casi a punto de ser acogida por una calima oriental, ponía a Serrat y alguna canciones dedicadas a la niñez, entendida esta como lugar del hogar de siempre. Luego pasaron, hablo de memoria, no sé exactamente, hablaron y pusieron canciones de los Beatles, She´s living home, Simon and Garfunkel y Homeward bound, y otras más que ya no oí, pues en eso estaba cuando al meter el coche en el garaje, oí un taponazo y era que sin darme cuenta, había calculado mal y había lanzado al coche contra la puerta mecánica cuando esta ya se cerraba.
De Homeward bound dieron una precisa aclaración de su mensaje, la querencia del protagonista de estar en la situación, idea, posición, de querer volver a casa, ...
Home, where my thought's escaping
Home, where my music's playing
Luego, como un comentarista dice, el último deseo es un poco cursi, lo del amor que le espera a uno en casa ...
home, where my love lies waiting
Silently for me.
Pero, en fin, hasta en estas pocas palabras se puede ver la figura de Penélope tejiendo la tela infinita, también si no silenciosa, si callada de sus verdaderas intenciones con respecto a los pretendientes.
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