En el libro de E.R. Curtius, se hace una clasificación de los motivos que suelen aparecer en los prólogos o presentaciones del autor y la obra. Uno de ellos es de el de la falsa modestia, a su vez subdividido en subtipos. Uno de éstos corresponde al modelo "alguien me dijo, me contó tal historia, me pidió, ..., que contara tal historia", dicho de forma aproximada.
El comienzo de Fortunata podría quizás encuadrarse en este subtipo, de alguna forma.
Dice así:
"Las noticias más remotas que tengo de la persona que lleva este nombre me las ha dado Jacinto María Villalonga, y alcanzan al tiempo en que este amigo mío y el otro y el de más allá, Zalamero, Joaquinito Pez, Alejandro Miquis, iban a las aulas de la Universidad. No cursaban todos el mismo año, y aunque se reunían en la cátedra de Camús, separábanse en la de Derecho Romano: el chico de Santa Cruz era discípulo de Novar, y Villalonga de Coronado..."
Aquí el narrador nos dice que no va a hablar de conocimientos directos suyos, sino a través de lo que le contaba un amigo intermedio, el tal Jacinto María Villalonga. Es decir, acude a un intermediario ficticio, relator, para no mostrarse el mismo como el autor de las informaciones. se presenta así de forma "humilde", como diría Curtius, o simplemente utilizando el recurso mencionado, el de "alguien me dijo ...", que aparece en muchas obras literarias, desde Platón a Don Quijote.
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