El motivo de unos seres humanos en peligro en el mar y que son salvados milagrosamente, y así demostrando las misteriosas relaciones que nos unen a los seres vivos entre sí, es un tema muy frecuente en mitos, relatos y leyendas.
En la Balada del Mar Salado, ambientada en los exóticos mares del Sur en el periodo de la Primera Guerra Mundial, con personajes europeos perdidos y desorientados en un mundo aborígen enmarcado en la Polinesia y las zonas del mundo austral, nos evoca historias atractivas y románticas realizadas por su autor Hugo Pratt.
En un episodio de este libro, se relata el salvamento de un pez de uno de los protagonistas del la historia, la señorita Pandora Grosvenor, acompañada de un aborigen que no son todo lo simple que nos quieren parecer, llamado Tarao.
Éste protege a la damisela europea, al tiempo que por boca suya conocemos relatos y tradiciones locales que se nos antojan bellas y exóticas.
Y una de ellas es la que viene a cuento en la situación de los dos muchachos, perdidos en el océano, y próximos a una muerte segura, con la historia de un pez salvador.
Sin embargo, como solemos estar acostumbrados, no se trata de un delfín, elevado a la gloria por sus formidables cualidades sociales, filantrópicas y lingüisticas ya referendadas por la ciencia.
En este caso es un denostado y vilipendiado tiburón, el Mau como nos cuenta el indígena Tarao que se denomina a este tiburón salvador.
EL PEZ SALVADOR: ARIÓN Y EL DELFÍN EN HERÓDOTO (y otros autores)
El relato y la historia de Tarao y la srta. Grosvenor en los Mares del Sur nos lleva mucho atrás en el tiempo y en el espacio, a la antigua Grecia y a los relatos legendarios que incluye el padre de la historia, Heródoto, en sus investigaciones históricas. Es la historia del músico Arión, acosado y a punto de ser muerto por unos marineros que resultaron ser piratas, en el barco en el que viajaban. Sin otro remedio que saltar al mar para salvar la vida, un delfín lo acoge y lo conduce sano y salvo hasta Corinto, donde revela toda la historia.
Como hemos dicho, en la obra de H. Pratt se trata de un tiburón, animal más frecuente en aquellas zonas del pacífico, y no un amistoso tiburón en el mediterráneo.
Los protagonistas, ambos mitad ficción, mitad leyenda popular, son un músico mítico griego, y dos personajes de siglo XX, Pandora, casi una Nausícaa, y Tarao, jóvenes y en apuros.
Además, el fondo de las dos historias puede tener ciertas leyendas locales asociadas a pueblos marineros e isleños, como lo son el griego y el mundo polinésico.
PD: Por otro lado, y saliendo un poco del tema, la isla donde se refugia el Monje en la Balada... es llamada La Escondida, nombre que se puede asociar con la de Ogigia donde vive la ninfa Calipso, de kalipto, esconder. Es, también, la misma tradición de pueblos marinos e isleños con islas la que se da en una y otra zona geográfica.
XXIII.
[1] Περίανδρος δὲ ἦν Κυψέλου παῖς οὗτος ὁ τῶι Θρασυβούλωι τὸ χρηστήριον μηνύσας· ἐτυράννευε δὲ ὁ Περίανδρος Κορίνθου· τῶι δὴ λέγουσι Κορίνθιοι (ὁμολογέουσι δέ σφι Λέσβιοι) ἐν τῶι βίωι θῶμα μέγιστον παραστῆναι, Ἀρίονα τὸν Μηθυμναῖον ἐπὶ δελφῖνος ἐξενειχθέντα ἐπὶ Ταίναρον, ἐόντα κιθαρωιδὸν τῶν τότε ἐόντων οὐδενὸς δεύτερον, καὶ διθύραμβον πρῶτον ἀνθρώπων τῶν ἡμεῖς ἴδμεν ποιήσαντά τε καὶ ὀνομάσαντα καὶ διδάξαντα ἐν Κορίνθωι.
Ἀρίων
XXIV. [1] τοῦτον τὸν Ἀρίονα λέγουσι, τὸν πολλὸν τοῦ χρόνου διατρίβοντα παρὰ Περιάνδρωι ἐπιθυμῆσαι πλῶσαι ἐς Ἰταλίην τε καὶ Σικελίην, ἐργασάμενον δὲ χρήματα μεγάλα θελῆσαι ὀπίσω ἐς Κόρινθον ἀπικέσθαι.
[2] ὁρμᾶσθαι μέν νυν ἐκ Τάραντος, πιστεύοντα δὲ οὐδαμοῖσι μᾶλλον ἢ Κορινθίοισι μισθώσασθαι πλοῖον ἀνδρῶν Κορινθίων. τοὺς δὲ ἐν τῶι πελάγεϊ ἐπιβουλεύειν τὸν Ἀρίονα ἐκβαλόντας ἔχειν τὰ χρήματα. τὸν δὲ συνέντα τοῦτο λίσσεσθαι, χρήματα μὲν σφι προϊέντα, ψυχὴν δὲ παραιτεόμενον.
[3] οὔκων δὴ πείθειν αὐτὸν τούτοισι, ἀλλὰ κελεύειν τοὺς πορθμέας ἢ αὐτὸν διαχρᾶσθαί μιν, ὡς ἂν ταφῆς ἐν γῆι τύχηι, ἢ ἐκπηδᾶν ἐς τὴν θάλασσαν τὴν ταχίστην·
[4] ἀπειληθέντα δὴ τὸν Ἀρίονα ἐς ἀπορίην παραιτήσασθαι, ἐπειδή σφι οὕτω δοκέοι, περιιδεῖν αὐτὸν ἐν τῆι σκευῆι πάσηι στάντα ἐν τοῖσι ἑδωλίοισι ἀεῖσαι· ἀείσας δὲ ὑπεδέκετο ἑωυτὸν κατεργάσασθαι.
[5] καὶ τοῖσι ἐσελθεῖν γὰρ ἡδονὴν εἰ μέλλοιεν ἀκούσεσθαι τοῦ ἀρίστου ἀνθρώπων ἀοιδοῦ, ἀναχωρῆσαι ἐκ τῆς πρύμνης ἐς μέσην νέα. τὸν δὲ ἐνδύντα τε πᾶσαν τὴν σκευὴν καὶ λαβόντα τὴν κιθάρην, στάντα ἐν τοῖσι ἑδωλίοισι διεξελθεῖν νόμον τὸν ὄρθιον, τελευτῶντος δὲ τοῦ νόμου ῥῖψαί μιν ἐς τὴν θάλασσαν ἑωυτὸν ὡς εἶχε σὺν τῆι σκευῆι πάσηι.
[6] καὶ τοὺς μὲν ἀποπλέειν ἐς Κόρινθον, τὸν δὲ δελφῖνα λέγουσι ὑπολαβόντα ἐξενεῖκαι ἐπὶ Ταίναρον. ἀποβάντα δέ αὐτὸν χωρέειν ἐς Κόρινθον σὺν τῆι σκευῆι, καὶ ἀπικόμενον ἀπηγέεσθαι πᾶν τὸ γεγονός.
[7] Περίανδρον δὲ ὑπὸ ἀπιστίης Ἀρίονα μὲν ἐν φυλακῆι ἔχειν οὐδαμῆι μετιέντα, ἀνακῶς δὲ ἔχειν τῶν πορθμέων. ὡς δὲ ἄρα παρεῖναι αὐτούς, κληθέντας ἱστορέεσθαι εἴ τι λέγοιεν περὶ Ἀρίονος. φαμένων δὲ ἐκείνων ὡς εἴη τε σῶς περὶ Ἰταλίην καί μιν εὖ πρήσσοντα λίποιεν ἐν Τάραντι, ἐπιφανῆναί σφι τὸν Ἀρίονα ὥσπερ ἔχων ἐξεπήδησε· καὶ τοὺς ἐκπλαγέντας οὐκ ἔχειν ἔτι ἐλεγχομένους ἀρνέεσθαι.
[8] ταῦτα μέν νυν Κορίνθιοί τε καὶ Λέσβιοι λέγουσι, καὶ Ἀρίονος ἐστὶ ἀνάθημα χάλκεον οὐ μέγα ἐπὶ Ταινάρωι, ἐπὶ δελφῖνος ἐπὲων ἄνθρωπος.
LA TRADUCCIÓN:
XXIII. A Periandro... siendo señor de Corinto, le sucedió la más rara y maravillosa aventura: quiero decir la de Arión, natural de Metimna, cuando fue llevado a Ténaro sobre las espaldas de un delfín. Este Arión era uno de los más famosos músicos citaristas de su tiempo, y el primer poeta dityrámbico de que se tenga noticia; pues él fue quien inventó el dityrambo, y dándole este nombre lo enseñó en Corinto.
XXIV. La cosa suele contarse así: Arión, habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje a Italia y a Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y después de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volverse a Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio, porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nación. Pero los marineros, estando en alta mar, formaron el designio de echarle al agua, con el fin de apoderarse de sus tesoros. Arión entiende la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustosa con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos a sus ruegos, solamente le dieron a escoger entre matarse con sus propias manos, y así lograría ser sepultado después en tierra, o arrojarse inmediatamente al mar. Viéndose Arión reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar antes de morir una canción sobre la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luego de haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar un buen rato oyendo cantar al músico más afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron a oirle en medio del barco. Entonces el astuto Arión, adornado maravillosamente y puesto el pie sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composición melodiosa, llamada el Nomo orthio, y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos continuaron su navegación a Corinto, mientras un delfín (según nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al célebre cantor y lo condujo salvo a Ténaro. Apenas puso Arión en tierra los pies, se fue en derechura a Corinto vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder. Periandro, que no daba entero crédito al cuento de Arión, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Luego que ésta se verificó, los hizo comparecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arión. Ellos respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que lo habían dejado sano y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente comparece a su vista Arión, con los mismos adornos con que se había precipitado en el mar; de lo que, aturdidos ellos, no acertaron a negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los corintios y lesbios; y en Ténaro se ve una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arión bajo la figura de un hombre montado en un delfín.
Heródoto. Historia. Libro I
No hay comentarios:
Publicar un comentario