En Fortunata se puede ver este ejemplo:
"... La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo."
El contexto es el siguiente: encontramos este pequeño párrafo al comienzo de la obra, puesto el pensamiento en uno de los protagonistas con el que empieza el libro, la vida y persona de Juanito Santa Cruz.
Indica en unas cuántas y precisas líneas la evolución personal e intelectual del personaje. Después de pasar unos años en la Universidad para licenciarse en la facultad de Derecho,dedicándole todo su empeño en enfrascarse libros y obras de filosofía, metafísica, historia y lo que hubiera menester, lo cual era un orgullo para su familia y madre especialmente, al finalizar sus estudios se ve licenciado y, además, de familia rica, guapo por más señas, con gran atractivo, seducido por el ambiente mundanal, da un giro radical en su persona.
En este fragmento se explica con claridad el acontecimiento:
"Conocida la persona y sus felices circunstancias, se comprenderá fácilmente la dirección que tomaron las ideas del joven Santa Cruz al verse en las puertas del mundo con tantas probabilidades de éxito. Ni extrañará nadie que un chico guapo, poseedor del arte de agradar y del arte de vestir, hijo único de padres ricos, inteligente, instruido, de frase seductora en la conversación, pronto en las respuestas, agudo y ocurrente en los juicios, un chico, en fin, al cual se le podría poner el rótulo social de brillante, considerara ocioso y hasta ridículo el meterse a averiguar si hubo o no un idioma único primitivo, si el Egipto fue una colonia bracmánica, si la China es absolutamente independiente de tal o cual civilización asiática, con otras cosas que años atrás le quitaban el sueño, pero que ya le tenían sin cuidado, mayormente si pensaba que lo que él no averiguase otro lo averiguaría... «Y por último -decía- pongamos que no se averigüe nunca. ¿Y qué...?». El mundo tangible y gustable le seducía más que los incompletos conocimientos de vida que se vislumbran en el fugaz resplandor de las ideas sacadas a la fuerza, chispas obtenidas en nuestro cerebro por la percusión de la voluntad, que es lo que constituye el estudio. Juanito acabó por declararse a sí mismo que más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir, o sea aprendiendo en los libros y en las aulas. Vivir es relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud. Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería."
Incluso el autor se permitía jugar con esta idea clásica, y hacer la irónica comparación entre vida y literatura con la más rupestre de comerse una chuleta o contar cómo se la come otro, que no por sí deja de ser menos gráfica y expresiva.
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