Ἀλώπηξ καὶ δρυτόμος. La zorra y el leñador .
Ἀλώπηξ κυνηγοὺς φεύγουσα, ὡς ἐθεάσατό τινα δρυτόμον, τοῦτον ἱκέτευσε κατακρύψαι αὐτήν.
Ὁ δὲ
αὐτῇ παρῄνεσεν εἰς τὴν ἑαυτοῦ καλύβην
εἰσελθοῦσαν κρυβῆναι. Μετ' οὐ πολὺ δὲ
παραγενομένων τῶν κυνηγῶν καὶ τοῦ δρυτόμου
πυνθανομένων εἰ τεθέαται ἀλώπεκα τῇδε
παριοῦσαν, ἐκεῖνος τῇ μὲν φωνῇ ἠρνεῖτο ἑωρακέναι,
τῇ δὲ χειρὶ νεύων ἐσήμαινεν ὅπου κατεκρύπτετο.
Τῶν δὲ οὐχ οἷς ἔνευε προσσχόντων, οἷς δὲ ἔλεγε
πιστευσάντων, ἡ ἀλώπηξ ἰδοῦσα αὐτοὺς
ἀπαλλαγέντας ἐξελθοῦσα ἀπροσφωνητὶ ἐπορεύετο.
Μεμφομένου δὲ αὐτὴν τοῦ δρυτόμου, εἴγε
διασωθεῖσα ὑπ' αὐτοῦ, ἀλλ' οὐδὲ διὰ φωνῆς αὐτῷ
ἐμαρτύρησεν, ἔφη· "Ἀλλ' ἔγωγε ηὐχαρίστησα ἄν σοι,
εἰ τοῖς λόγοις ὅμοια τὰ ἔργα τῆς χειρὸς καὶ τοὺς
τρόπους εἶχες."
Τούτῳ τῷ λόγῳ χρήσαιτο ἄν τις πρὸς
ἐκείνους τοὺς ἀνθρώπους τοὺς χρηστὰ μὲν σαφῶς
ἐπαγγελλομένους, δι' ἔργων δὲ φαῦλα δρῶντας.
La zorra y el leñador.
Una zorra que huía de unos cazadores, al ver a un leñador, le pidió que la escondiera. Éste le sugirió que entrase en su cabaña y se ocultase. No mucho después, se acercaron los cazadores y preguntaron al leñador si había visto a una zorra pasar por allí. Aquél negó haberla visto, pero haciendo un gesto con la mano, les indicó dónde se ocultaba. Pero, como ellos no entendieran lo que se les apuntaba por señas y creyeran lo que decía, la zorra, al verlos retirarse, salió y se marchó sin decir nada. Cuando el leñador le reprochó que, aunque la había salvado, no le había dado ni las gracias, dijo: «Te las habría dado, si hubieses tenido las mismas actitudes y gestos con las manos que con tus palabras».
De esta fábula se podría uno servir contra aquellos hombres que proclaman sin duda su honradez, pero con sus acciones cometen maldades.
Una zorra que huía de unos cazadores, al ver a un leñador, le pidió que la escondiera. Éste le sugirió que entrase en su cabaña y se ocultase. No mucho después, se acercaron los cazadores y preguntaron al leñador si había visto a una zorra pasar por allí. Aquél negó haberla visto, pero haciendo un gesto con la mano, les indicó dónde se ocultaba. Pero, como ellos no entendieran lo que se les apuntaba por señas y creyeran lo que decía, la zorra, al verlos retirarse, salió y se marchó sin decir nada. Cuando el leñador le reprochó que, aunque la había salvado, no le había dado ni las gracias, dijo: «Te las habría dado, si hubieses tenido las mismas actitudes y gestos con las manos que con tus palabras».
De esta fábula se podría uno servir contra aquellos hombres que proclaman sin duda su honradez, pero con sus acciones cometen maldades.
(EDT. GREDOS)
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