POR EL VALLE DE LAS SOMBRAS, NOX ATRA CAVA CIRCUMVOLAT UMBRA...
Este verso, que aparece en el capítulo X. LA TREGUA, justo en el momento en que la escuadra secreta de Alatriste y los hugonotes huye en plena noche, efectuada la misión encomendada, me sonaba, me quería sonar de algo...
Pero no, como debía de ser, no me sonaba de Virgilio, al que cita ahora Íñigo, ni de la Eneida, que no la cita pero se le supone. Más bien me sonaba de uno de los artículos, de los tantos que ha escrito y escribe, y en los que buena parte de ellos, significativamente, no se cansa de repetir una y otra vez el valor que encierran la lectura, la de los autores clásicos, y en concreto, de los clásicos grecolatinos. Buen, más latinos que greco.
Y, en efecto, este verso, que aparece en las mientes del joven Íñigo en plena huída de las tropas reales, a oscuras, en una noche impenetrable que se diría, de ahí el verso, este hexámetro es precisamente el que protagonizó hace años uno de los artículos del novelista.
El artículo en cuestión del año 2004, se encuentra con facilidad en la red, y lleva por título Retorno a Troya. Y allí, como ahora Íñigo, Reverte rememora el año del PREU en el que le tocó traducir la Eneida, y este verso en concreto quedó en su memoria como uno de sus favoritos.
Igual que Íñigo con Quevedo, Reverte habla y rememora con aprecio de su profesor de Latín, d. Antonio Gil.
Es el verso 360. P. Reverte hace una evocación y un recuerdo de emoción al recordar ese verso y su traducción. Se ha despertado, escribe, con la matraquilla del verso, Nox atra ..., y de inmediata le viene también su traducción, la que hizo en aquel dia, la que guarda en la traicionera memoria.
La noche negra nos rodea con su envolvente sombra.
Pero entonces, a saber por qué, y es el origen del artículo, le sobreviene la inevitable duda al pasar los años. ¿Envolvente? Tradujo cava por envolvente, pero ¿es correcto? Se pudo equivocar?
La duda lo atosiga tanto, parece que está de nuevo en el aula de PREU con el profesor, que empieza a buscar en diferentes ediciones que tienen en su biblioteca, pero se encuentra conque ninguna le satisface.
Finalmente, opta por volver al baúl de los recuerdos, allí donde tiene todavía algunos libros del instituto, llenos de polvo y algo descuajeringados. La Ilíada, la Odisea y, también la Eneida.
Y confirma lo que hasta entonces había dudado, en su cuaderno de clase conserva la traducción, y corroborada por los casi siempre exigentes profesores de latín, la traducción del vocablo y del verso: La noche negra nos rodea con su envolvente sombra.
Y, ahora más tranquilo, elogia a su lengua materna por su capacidad de expresar realidades, y de seguido da un merecido recuerdo a todos aquellos maestros y profesores que le enseñaron a apreciarla. Y, de paso, para no variar, lanza sus pullas de siempre de todos estos años, contra políticos y sobre todo, psicólogos, que han desvirtuado en gran parte las bondades de la enseñanza tradicional).
Cierra el artículo in crescendo, su hija regresa de la Facultad de Historia. Hablan un poco de griegos y troyanos, pero en sus estudios no ha espacio para la enseñanza de las lengua clásicas.
hede rabia e indignación, cierra el artículo volviendo a citar los veros, Nox atra cava ..., pero en un sentido completamente distinto , con una indignación y abia sin límites ante el destrozo de los estudios.
Volviendo a Misión en París, se puede decir que, igual ya lo ha hecho otras veces antes, se puede decir que, años después del artículo, P. Reverte se desquita un poco de esa rabia justificada contra la desaparición de las lenguas clásicas en la formación actual. Su hijo de la ficción, Íñigo Balboa, de él y del capitán, sí que tiene bien presente estos versos famosos y perfectos de la Eneida.
Se los enseñó esta vez no su preocupado y sublime poeta F. de Quevedo, quien le había contado el episodio de talassa, talassa, sino un maestro o dómine que tuvo por suerte tener, un tal dómine Pérez..
Como decíamos cuando recordamos el episodio de thalassa, thalassa, quizás es un poco llevado al extremo la equiparación de la huida de Eneas y los suyos en el saqueo ilustre y legendario e Troya, con esta escapada o huída desesperada de un grupúsculo de espías en territorio enemigo en el asedio de la Rochela.
Pero, bueno, nunca está de más el que aquí y allá se recupere el recuerdo inmortal de aquellas leyendas y aquellos versos eternos. Íñigo, hijo de una educación parca, pero suficiente de algunos episodios modelos que le dejan huella, alude o, mejor, ellos solos, las palabras, los versos, le vienen a su cabeza en esta situación y trance, aunque lejanamente parecida, que le vienen a las cabeza.
Evidentemente, Íñigo no es el piadoso Eneas, cargando a su padre a hombros.
La retirada de la Rochelle, y estás evocaciones, es como en pequeño homenaje, al citar estos versos, a la cultura y literatura clásica.
Pues estos versos se narran cuando Eneas y los suyos, arrasada Troya, no tienen otra solución que huir, vendiendo cara su vida si es preciso.
Por eso en el artículo cita también un verso algo anterior, el 354, en el que se refleja lo desesperado de la situación de Eneas, y que bien podía servir también para haberlo recordado el joven Balboa en esos moments: una salus uictis nullam sperare salutem.
La oscuridad de la noche, en aquellos descampados y lagunas en las afueras de la Rochela, y la hostilidad de los enemigos en su persecución es tal, pues, que a Íñigo el subconsciente le trae este verso irremisiblemente. Así lo cuenta el joven narrador.
Así me sentía yo en ese momento, caminando pistola al cinto y acero desnudo en la mano, apretados los dientes mientas escudriñaba la oscuridad ...
no sabemos en verdad si ya es Íñigo o es el propio Reverte el que ahora mismo está corriendo por los marzales y entre las sombras de aquellos peligrosos parajes.
Quizás sean los dos, probablemente.
Lo cierto es que la misma oscuridad reinante y envolvente que cubría a Eneas a la salida de Troya incendiada es la misma que aquel pasaje leído en la academia que le viene a la memoria ahora a Balboa, en un misión digamos que inigualable con aquella, pero no por eso menos peligrosa.
Un detalle, a fuer de quedar como un repetido un tiquis miquis. En el artículo de 2004, P. Reverte da una mini lección o clase del acto de traducción que supone, además, cómo identificar la palabra adecuada que cuadre mejor con lo que se quiere expresar y la riqueza expresiva que posee la lengua.
Y así, en el fragmento de NOX ATRA ... recuerda que estuvo dudando al traducir CAVA como ENVOLVENTE o como CÓNCAVA. En la clase del profesor Gil, la traducción final que hizo resultó ser envolvente, con todos aquellos matices, con la aprobación del estricto magister .
Cincuenta años después, en el texto de Misión..., Reverte ha rectificado la traducción del vocablo, y ha optado por la otra palabra, cóncava, más literal, ya lo decía entonces, pues es la misma palabra latina cava.
Como ya había dicho en el artículo, y ante la duda de escoger una u otra palabra, ... "Cóncava, la verdad, es más literal que envolvente. (Pero) Sólo literal, ojo. Pues lo cóncavo, si estás dentro, envuelve. Y vista la cosa desde la perspectiva de los guerreros, ...lo que se ven es envueltos, claro. La imagen no es casual. Caminan envueltos en la noche negra de sus vidas y su ciudad (Troya), hacia la muerte"
Pues se ve que el aprendiz de bachiller Balboa no tenía la sensibilidad literaria tan afinada como su padre literario P. Reverte. Pues en el texto de Misión..., la traducción que muestra es la más literal, es decir, la noche negra nos envuelve con su CÓNCAVA sombra.
Pero, claro, ya ha traducido CIRCUMVOLAT por envolver, y sería redundante repetirlo. Ya no cabría pues aquel ENVOLVENTE que el estudiante Reverte, con muy buen tino, había finalmente aplicado al adjetivo CAVA, la noche negra nos rodea con su envolvente sombra.
En fin, de un modo u otro, el sentido de envolvimiento o acogida queda reflejada en las dos traducciones, aunque con respecto al adjetivo en cuestión, cava, se haya cambiado su valor en todos estos años desde que tuvo su primer encuentro en el Preu de aquellos años.
Fin del tiquismiquis sobre la traducción de cava.
El párrafo de Íñigo, donde dice lo que estamos comentando, es asi
... la oscuridad que nos envolvía DE MODO SEMEJANTE a otro pasaje (pues acaba de referirse al episodio de talassa de los infantes griegos en la Anabasis de Jenofonte), este del romano Virgilio, que el dómine Pérez - cuánto tiempo transcurrido desde entonces!- me había hecho traducir palabra por palabra: NOX ATRA cava CIRCUMVOLAT umbra. La noche negra nos ENVUELVE con su cóncava sombra.
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