miércoles, 24 de julio de 2024

INCONQUISTABLES (4): MOCASINES Y DECLARACIONES DE AMOR.

 ABANDONO DE LA CABAÑA y CONTINUACIÓN DE LA HUIDA. EL MOCASÍN AGUJEREADO. DECLARACIÓN DE AMOR.

Pasado un tiempo de caminata por entre bosques de verdes y elevados árboles, Abby empieza a cojear y descubre que se le ha hecho un agujero en el mocasìn.Ya Holden la noche anterior casi lo había previsto mientras los examinaba.

Finalmente, se detiene imposibilitada, se sienta, se frota el pie desnudo y llama a Holden para mostrarle lo que le pasa a su mocasín. 

Abby:

Chris, necesito una herradura.

Holden:

Venango está tras esa loma.

Abby:

¡Ah, sí! Vamos.

Holden:

Antes tenemos que  arreglar el mocasín.

Abby:

¿Nos separaremos al llegar a Venango?

H:

Sí, claro.


Holden coge el mocasín, como si fuera el zapato perdido de Cenicienta, pero en versión de colonos del Oeste. Es decir, elemento del cuento popular introducido, como algunos otros, en el film. Examina el mocasìn casi con pena.

 

Para arreglar el roto, se desabrocha el cinturón y corta un buen trozo de la punta, mientras ella lo mira hacer.

Ya serìa exagerar mucho, probablemente, si se quisiera ver alguna alusión más allá de la simple reparación que está haciendo del zapato, pues todo esta escena del zapato está en el contexto de una declaración amorosa, largo tiempo esperada entre los dos.

Y la excusa del mocasín agujereado va a dar la oportunidad para ello.

Se descalza, pues, y ya puestos en este nivel simbólico, casi viene a significar semidesnudarse, en el sentido vital y hasta sensual, se podría decir.

  • Cuando lleguemos a Venango y descubran que eres una esclava, se armará un alboroto… Lo mejor será llamarte señora Holden

  • ¿Señora Holden?

  • Sólo en Venango, claro

  • Claro, suspira decepcionada Abby. A pesar de esto, se atreve a preguntarle ¿Sólo en Venango?

  • Si te parece que suena bien, puedes incluso conservarlo - dice galante. Póntelo, la anima Holden, y le da la zapatilla, ya arreglada, en ese preciso momento tan especial.

  • ¿Qué estás diciendo? ¿Que me case contigo?, interpreta ella, sorprendida y abrumada. Recoge algo alelada al mismo tiempo el mocasín, ya reparado, que le entrega Holden.

  • Si, afirma el militar. Y a continuación, le dice de nuevo, señalando al mocasín reparado, como la cosa más natural después de haberse declarado, ¡Póntelo!

Y entonces ella, anonadada y con la mirada perdida, no se lo termina de creer, y aún no se calza el botín.

  • Porque sientes lástima por mí, le dice recelosa, incrédula.

  • Lo único que siento es haber tardado tanto en encontrarte, le responde casi apasionado Holden.

Abby coge de nuevo el mocasín de piel, ya reparado, con la lengüeta del cinturón de Holden dentro, dispuesta a calzárselo. Pero no llega a hacerlo

Abby y la Afrodita y el sátiro, zapatilla en mano, una en acto amoroso, otra repeliendo al fauno.

Con el mocasín en la mano, como la Afrodita de la escultura, aunque en una situación diferente, abraza a Holden, siempre el objeto prieto  en la mano.

Pero, de pronto, esa declaración amorosa se interrumpe. Holden queda con la vista fija en el cielo.

  • ¿Qué ocurre? ¿Qué es lo que miras? acierta a decir preocupada Abby en ese momento tan decisivo

Y Holden, con la vista absorta en el cielo, susurra Buitres

Y con este plano del cielo plagado de buitres, anunciando malas nuevas cerca de Venango, el lugar al que se dirigen, acaba esta escena de huida y posterior y final declaración amorosa. 


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