lunes, 25 de diciembre de 2023

EL REY DARÍO EN LA DERROTA (1414-1454):

 EL REY DARÍO EN LA DERROTA (1414-1454): 

DARÍO PREFIERE MORIR ANTES QUE HUIR.


El poema dedica a toda esta parte final, la de la derrota de Darío, cuarenta estrofas, de la 1414 a la 1454, una tercera parte del total dedicado a toda la batalla. 

Es bastante considerable y, como hemos visto, excede con mucho o, mejor, no tiene nada que ver con lo que le dedicaron y siguen recreando, en general, las otras versiones de Gaugamela.

Es claro que el autor ha compuesto aquí en este episodio de la derrota una pequeña pieza teatral, y no ha querido, como en la visión mayoritaria, pintar y describir una rápida y acobardada huida del rey persa que lo dejara en evidencia. Antes al contrario, en línea con Curcio y con Chatillon, ennoblece la figura del persa dedicándole en extenso esta alargada derrota y huída.


SUBDIVISIÓN DEL EPISODIO DE LA DERROTA:

En la edición digital de Titivillus, 2023, todo el roman tiene unos subepígrafes para orientar la lectura. También toda esta parte final se subdividen en subepígrafes, que el editor ha encabezado de la siguiente manera, y que aprovechamos para dar una guía orientativa:


  • La batalla por la tarde, 1414,

  • Desaliento de Darío, 1415-19,

  • La huída de Darío, 1420-24,

  • Terminación de la batalla, 1425-32, 

  • Darío  huido …, 1433-41, y

  • Darío anima con dignidad …, 1442-54.


A continuación, veremos de momento los tres primeros, que afectan a lo que estamos comparando, la derrota y huida de Darío.

El roman se extiende además más allá de la fuga del rey, pues relata un ataque posterior a la huida del rey, 1425-32, por un lado, y por otro, describe la reconstrucción del maltrecho ejército por parte de Darío en la huida, y la dignidad con que afronta todos estos momentos.

Y les dedica a estos episodios post batalla un buen número de estrofas. es clara la intención, por si todavía no había quedado claro, de rehabilitar y la figura del rey, aunque el darío del texto es un caballero medieval con un sentido del honor y del deber muy elevado.


  • “LA BATALLA POR LA TARDE”, 1414.


1414

Era más de hora nona el tiempo ya pasado,

cerca era de vísperas, el sol ya sepultado,

de muertos todo el campo estaba bien cuajado,

don Alejandro mismo casi estaba cansado.


Según narra el poema, después de la elipsis de la larga batalla que dura todo el día, la acción llega ya a la tarde, con los ejércitos fatigados del tanto batallar. Parece entonces atisbarse el desenlace final de la batalla, penoso para el Gran Rey, pues el ejército persa se encuentra descalabrado.


  • “DESALIENTO DE DARÍO”, 1415-19.

Darío se percata de la situación, y ve desolado como sus fuerzas han ido cayendo en el combate.


1415 

Los de Darío estaban ya muy disminuidos,

unos yacían muertos, otros eran huidos;

todas las pleitesías, todos los señoríos,

estaban a los pies de sus guardias caídos.

Los poderes de Dario eran fuert enralidos,

los unos eran muertos e los otros f[o]ídos;

todas las pleitesías e todos los roídos

eran sobre las guardas de su cuerpo caídos.


Es entonces, prolongada la acción durante todo el día, y no un momento táctico y como un relámpago, el del golpe estratégico de los hetairoi y, en su caso, incluido el literario lanzamiento de xystón, es entonces y ahora, al final de un larga batalla, cuando Darío, oteando el escenario bélico, se da perfecta cuenta y se hace consciente de que la derrota es patente y manifiesta.


El rey peRsa, sin jabalinas por medio, vistos los resultados, se plantea realmente ahora la huida. Para ello, el autor, como decimos, elabora la escena del rey como una figura digna y caballerosa, no como el huidizo rey persa del mosaico y de otros textos.

El roman encuentra unas imágenes adecuadas y proporcionadas a la digna altura de un rey digno de merecimiento y del modelo caballeresco de la época en el que se mira la aristocracia guerrera de la sociedad.


En esas dudas que le asaltan en el momento de ser consciente de su derrota, como un meritorio héroe épico, Darío prefiere gallardamente morir que ver tantas desgracias de los suyos a su alrededor.


1416 

Veía claramente lo que había de ser;

veía que a la muerte no podía empecer,

prefería estar muerto o estar por nacer

que tantas y tan grandes desgracias allí ver.


Ya lo veyé por ojo cóm avié a seer,

veyé que de la muerte non podié estorcer;

querrié más seer muerto o estar por nacer

antes que tantas vezes aontado seer.


Sigue ensalzando el poeta la figura de Darío como personaje heroico, un guerrero caballeresco medieval, en contra de las versiones y recreaciones tradicionales de la batalla de Gaugamela, que lo minusvaloran o lo ponen como modelo de temor y cobardía. 

Es, ya decimos, por tanto, la versión latina de Curcio, que fue adoptada también por G. de Chatillon, que es la fuente principal del poema español. La misma versión rehabilitadora, mucho más ampliada, desarrollada y promocionada que la del latino, claro, como hemos comentado antes.


1418

Estaba decidido a luchar y morir,

sus gentes eran muertas, no quería él vivir;

cuando vio que su reino mal empezaba a ir,

del campo de batalla no quería huir.


Pero avi[é] asmado de lidiando morir;

sus gentes eran muertas, él non querié bevir;

deque avié su regno todo a mal a ir,

él non querié del campo con la alma f[o]ír.


Como en Curcio, o Chatillon, y a diferencia de la imagen tradicional que nos ha quedado y sigue propagándose en la cultura popular los propios films,  no es Darío quien emprende la huida y desarbola a todo su ejército. 



Después de los múltiples lanzamientos de jabalina, de tantas en la brega, todos contra todos, una viene a dar en el auriga, y se propaga el rumor de que ha sido Darío el que ha muerto en la batalla. A partir de entonces, algunos bandos y partes del ejército, no el propio Darío, estos grupos del ejército son los que emprenden en desbandada la huída de la batalla.


… Refiérese que habiendo sacado aquel príncipe su cimitarra, estuvo en duda si evitaría la ignominia de la fuga con una honrosa muerte, y … tuvo por indigna acción …; … mientras fluctuaba entre la esperanza y la desesperación empezaron los persas a retroceder poco a poco y a desamparar sus filas… (Curcio)


Lo mismo va a hacer el autor del poema con Darío, quien ve como algunas de sus tropas empiezan a huir.


1419 

Así andaba Darío sus cuitas discurriendo;

sus haces poco a poco se iban retrayendo,

volvieron las espaldas, se fueron desuniendo,

camino de sus casas iban todos corriendo.


Assi andaua Dario su cuyta comediendo

fueron-se-l[e] las azes poc' a poco mouiendo

fueron cuestas tornando fueron-se desordiendo

fueron contra sus casas las cabeças corriendo


Este momento de duda, por tanto, parece extraído del texto de Curcio también, pues en éste vemos al Darío meditabundo ante la derrota inminente, pero que no huye a las primeras de cambio.


De hecho, en el momento de la huida muestra el autor latino la honra del rey. Parece seguir a Curcio cuando el rey se muestra queriendo seguir al frente del ejército, a pesar de la inferioridad, pero se encuentra con que ya ha perdido a sus capitanes y guerreros en el curso de los acontecimientos.


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