domingo, 9 de octubre de 2022

FIN DE FIESTA DIONISÍACO A LA VERA DE ADRIANO (VACACIONES, 12).

12. FIN DE FIESTA DIONISÍACO A LA VERA DE ADRIANO.

                 Mágico y desvelador Tíber: las aguas del río los devuelven a la realidad

            Después de pasar un buen rato divirtiéndose en el baile y confesándose tímidamente su mutuo atractivo, la fiesta acaba en pelea. Los agentes del servicio secreto, no tan secretos, de la princesa irrumpen en el baile y tratan de llevársela de allí de cualquier forma.

Bradley-Peck, acosado por el servicio secreto y la tangana que se ha formado, acaba cayendo a las aguas del río Tíber, que lo acoge en su manso recorrido.

La princesa, cuando se percata, no lo duda y se zambulle tras él, creyéndolo en apuros y para seguirlo. Juntos inician una empapada nadada hasta la orilla segura, lejos del tumulto de la barcaza, que sigue con encarnizada insistencia.

El agua ha empapado sus rostros, una sonrisa aflora en los semblantes de los dos, recordando la situación vivida.

Pero al mismo tiempo, el agua, los líquidos, tienen ese valor simbólico muchas veces, obra el efecto de despertarlos a una nueva realidad, como si fuera un bautizo iniciático.

Hay unas escenas amorosas.

Pero, al poco, la princesa, es ella la que insiste, la princesa le pide que la acompañe al palacio, su residencia, a donde tiene que reintegrarse.

Como ya había dicho antes, la historia ha resultado ser como el cuento de la cenicienta, sólo que aquí el príncipe queda sin la princesa.

Ella debe reintegrarse a su mundo, que la apremia, y él, pues no se sabe, queda meditabundo e irresoluto.

La princesa le advierte de que cuando doble la esquina rumbo a su palacio, no se le ocurra seguirla.

Todo, en verdad, parece relatado como un cuento mágico.

De hecho, así podría parecer. En la recepción final a los periodistas, recepción en la que la princesa se salta el final del protocolo, y saluda uno a uno, incluido a un gris y enjuto reportero algo calvo del ABC español, Irving le entrega las fotos que como paparazzi le había “robado” sin que Anna lo supiera en la escapada. Podría ser el testimonio de ese sueño soporífero y onírico en el que Anna cayó, y del que solo quedan esas imágenes como testigo.

¿Imágenes-testigo de algo que sucedió realmente, o imágenes del país de los sueños, de ese cuento dentro de otro cuento que es el propio film?

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