sábado, 9 de julio de 2022

LA CLAVE ESTÁ EN EL JUEGO DE PIES: MILLION DOLLAR BABY.

 LA CLAVE ESTÁ EN EL JUEGO DE PIES: MILLION DOLLAR BABY.

Reparto: 
Clint Eastwood como Frankie Dunn, un veterano entrenador de boxeo.
Hilary Swank como Maggie Fitzgerald, una mujer que quiere cumplir su sueño de ser boxeadora profesional. Es la protagonista de la historia.
Morgan Freeman como Eddie "Scrap-Iron" Dupris, un viejo amigo de Frankie y antiguo boxeador. Está ciego de un ojo.


Million Dollar Baby fue una película aclamada en su tiempo. Recibió varios premiso en los certámenes cinematográficos a los que se presentó.
Se trataba la obra de un director y actor de cine ya consolidado a estas alturas de su vida y producción cinematográfica, Clint Eastwood.

Bajo la aparente cubierta de una película de género, del boxeístico, se encuentra una historia muy humana de la relación entre una aprendiz de boxeadora, mujer, una novedad, y su airado y reticente y áspero entrenador de boxeo, Clint Eastwood.

Lo que al principio es una negativa por su parte a hacerse cargo de la joven, se convierte después en una relación afectuosa entre ambos.

Para el caso que nos ocupa, y siempre teniendo en cuenta la deformación a que sometemos todos estos ejemplos, vamos a comentar una escena. Frankie- Eastwood, una vez acepta en contra de lo que piensa, a entrenar a Hillary-Maggie, le enseña unos, más bien el primer y básico consejos. Ella debe saber para, como si dijéramos, empezar con “buen pie” su carrera boxeística.

          Y ¿qué elemento corporal aparece entonces? Contra lo que un profano pudiera suponer, lo primero de lo que le habla Frankie-Eastwood no es de los brazos, las manos y los puños, no precisamente, le habla del juego de pies.

 La escena es en el gimnasio. ante un punching ball ante el que Maggie se entrena afanosamente, pero sin saber ni tener constancia del juego de pies.

De repente, es como si se le abriera una verdad insospechada que latía y estaba en su mismo cuerpo, su base podal. En las siguientes escenas vemos como ella practica incesamente, en el gimnasio, en el trabajo, con sus pies. Izquierda, derecha, izquierda.

Ya tenemos a otro héroe, heroína en este caso, monosándalos.

Bueno, en verdad, todos los boxeadores lo serían, desde luego.

Nos fijaremos en este caso de Maggie por ser la protagonista ejemplar en la ficción del film.

La escena, como decimos, transcurre en el gimnasio de Frankie. Es bastante tarde, ya hace tiempo que cerró, están todas las luces apagadas. Frankie y Freeman están hablando en la pequeña habitación que Freeman tienen en el mismo gimnasio. Vive allí, es su vida. De repente se oyes unos golpes. Es Maggie. Por su cuenta ha llegado tan tarde y anda dando puñetazos al punching. Es su cumpleaños. Frankie se acerca a hablar con ella.

Toda la conversación se produce en ese ambiente oscuro, solo iluminado por una fuerte luz blanca en el rincón donde está colgando el punching.

En verdad que podríamos estar miles de años atrás, en las entrañas de una cueva y ante un rito mistérico.

Es entonces cuando, no sabe bien por qué, Frankie acepta a entrenar a Maggie. Hasta ahora la ha estado rechazando y pidiéndole de una u otra forma que se fuera. Maggie no cabe en sí de su gozo. Emocionada, atiende a las primeras palabras de Frankie, con el que se ha comprometido como entrenador a partir de ahora.

Frankie, ya puesto en su papel de entrenador, le da lo que diríamos su primera lección a su pupila.


- Bien, una de las cosas en que me he fijado es que nunca mueves los pies. Te quedas quieta, sin moverte. Tienes que mover los pies, es una de las mejores cosas que podré enseñarte. Así que esto es lo que se hace.

La cámara  enfoca de espaldas a Frankie ante el putching, mientras Maggie lo mira atenta.

- Ponte así, dobla un poco las rodillas.

Maggie obedece.

- Ponte en postura atlética, como si fueras a pegarle a laguien.

Y ella se dispone con los puños en posición de ataque.

- ¿Moverlos cómo, jefe?, inquiere ansiosa por aprender Maggie.

- Dale al putching.

Maggie le da un golpetazo fuerte, y le sonríe segura de sí, de lo fuerte que le ha pegado.

- ¡Paara!

- ¿Qué he hecho mal?

Frankie para el punching, todavía vibrante.

- Vale, has hecho mal dos cosas. Una, has hecho una pregunta; dos, has hecho otra pregunta.

Toda la escena transcurre en un rincón del gimnasio. Ya es muy tarde, el gimnasio hace tiempo que cerró, no hay nadie salvo ellos. Las luces están todas apagadas, excepto el rincón en que elos está llevando la conversación y la lección.

- Bien, lo que quiero que hagas no es una cuestión de darle fuerte, sino de lo bien que le des. Así que, observa. Cuenta conmigo, si quieres. Y a la de uno le doy de lleno al putching.

Frankie lanza tranquilo y seguro un puñetazo contra el putching

- ¿Puedes enseñármelo otra vez?

- Sólo di uno, por favor, responde cansino Frankie ante la ansiedad de ella.

- Uno.

- Vale, sí, sólo di uno, muy bien.

Y sigue diciendo:

- Ahora cambia al pie derecho. ¿Ves? Mi peso se desplaza al pie derecho. Ahora le pego con el dorso de la mano (Frankie pega ahora con la mano izquierda) como si estuviera rompiendo hielo. Luego me desplazo y cambio al pie izquierdo y golpeo con la mano derecha…, y cambio al pie derecho y le doy con el puño izquierdo otra vez. Derecha derecha, izquierda izquierda.

Frankie sigue golpeteando rítmica y contundemente el punching.

Suena la música de nuevo, el tema principal, hasta ahora ha habido un silencio absoluto de fondo. Indica que ha concluido la leccción, esta primera lección.

Maggie baja los ojos entonces y ya no mira al punching ni  a los brazos y los golpes. Ahora está fijándose en el balanceo y el juego de pies de Frankie.

Luego, hay una elipsis, y se ven los pies de ella, desnudos, moviéndose al ritmo alternado que le ha enseñado Frankie.

Y ya a todas horas, en el trabajo, mientras sirve las mesas, la cámara enfoca a sus pies, alternando rítmicamente su posición.


Les enseñas cómo deben colocar las piernas debajo de los hombros”, dice la voz en off de Freeman, mientras vemos a Frankie trabajándole los pies a Maggie en el cuadrilátero.

La voz en off continua mientras se ve las imágenes de Frankie y Maggie entrenan, el esfuerzo de ella, los consejos de él. La voz repite la idea de la entrega total del deportista a la tarea a la que se ha comprometido.

Pero, a pesar de esto, no olvidemos que esta primera lección en verdad es como si le estuviera enseñando la fuerza, el valor oculto de las personas, de todas, ubicada en los elementos podológicos que las sostienen, normalmente ignoradas, desapercibidas, y no puestas en juego.





 


 


 

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