miércoles, 13 de julio de 2022

"ÉSE ES MI BISTEC, VALANCE" (PIE, CONT.)

Y seguimos con el ciclo de cine los lunes de la 1 en RTVE.


Efectivamente, el ciclo no es del western, es del western de Jonn Ford y John Wayne.
Anoche tocaba la penúltima de la serie, El hombre que mató a Liberty Valance (The man who shot Liberty Valance), 1962, título que es toda una declaración.

En principio, ahora nos viene a la cabeza, podría ser como la novela breve Crónica de una muerte anunciada.

En verdad que el título ya desvela, cosa curiosa y digna de anotar, el desenlace del film.
REPARTO:
John Wayne:          Tom Doniphon
James Stewart:      Ransom Stoddard
Vera Miles:             Hallie Stoddard
Lee Marvin:            Liberty Valance
Edmond O´Brien    director del periódico

Sin embargo, y como se verá en el transcurso de la película, el asunto de quién mató a Valance-Marvin no está tan claro como en principio parece.
No es tanto el que se anuncie la muerte cierta de alguien, Valance en este caso, como de la autoría de quién o quiénes lo hicieron.

En esto el film enlaza en directo con la dimensión literaria o del relato de ese título precisamente.
Es decir, en la obra hay siempre dos niveles, al menos: uno, el de la historia contada en flash-back por Ransom-Stewart, el flamante senador, se supone que la historia real; y dos, el del relato que acompaña a los hechos que suceden.

De ahí que la figura del periódico, su director de entonces, y los nuevos periodistas de ahora, a los que cuenta la historia Ransom-Stewart, está presente y plantee la cuestión de la historia y su relato oficial, el transmitido, el noticioso informativo.

Esto daría para mucho, pero está hábilmente introducido en el film.

En esta película, un clásico del western, esta vez sí que sí crepuscular  antes de los que vinieron después, nos hemos fijado en dos cosas:

1. el relato en flash-back de la historia de Shinbone y, en concreto, la "colera", digamos, de Ton Doniphan, y
2. el famoso episodio, una zancadilla, que desencadena, parece que sí, el desarrollo del film: "Ése es mi bistec, Valance".

ADDENDA: también habría que añadir el motivo de "el relato dentro del relato", una variante de "el libro dentro del libro". 
Es decir, una de las cosas que enmarcan y dan cuerpo y aire de relato de remembranza es que la historia que se cuenta se va convirtiendo, al mismo tiempo, en relato oral que se transmite, historia o noticia que se escribe en el periódico, es decir, en materia literaria. 
El papel de la prensa, representado en la figura del director del periódico, algo amigo del vino, enmarca la historia, convierte los acontecimientos en historia literaria o relato local.
De ahí que hablemos de "el relato dentro del relato".

Y, también, de cómo la materia literaria se va construyendo al mismo tiempo que suceden los hechos reales. Los personajes reales se van convirtiendo, por la prensa, la literatura, que los recrea al tiempo, en personajes de ficción.

Este recurso o fenómeno es recurrente. Ocurre lo mismo desde La Odisea, Odiseo-Ulises ya se ha convertido en un personaje literario cuando en la corte de los feacios. Femio, el aedo de la corte, relata uno de los episodios de Troya en los que el propio Odiseo, sin que lo sepan los asistentes, es protagonista del mismo.
En La Eneida, lo mismo, Eneas se convierte en un personaje sobre sí mismo.
El Cid se convierte en leyenda mientras sigue batallando. Sus acciones se relatan y convierten en legendarias estando el propio Cid en vida.
Lope de Vega lo utiliza y muestra este fenómeno en alguna de sus obras teatrales.


La famosa escena de la película, una de ellas, es conocida como "Ése es mi bistec, Valance".


Anoche, cuando la estuvimos viendo, a salto de mata, eso sí, recordábamos es claro la escena en la casa de comidas.

Liberty Valance, un miserable y violento rufián, llega esa noche al pueblo.
Por todo el pueblo se corre el rumor de que va a llegar o llegado.
El asustadizo sheriff abandona la cena opípara cuando lo ve entrar.
La ley ha desaparecido.
Valance entra con un par de facinerosos, y se hace un sitio en el comedor ya completo, intimidando a los que ocupaban una de las mesas.

Allí se sienta, no sin antes beber a morro de una botella de whisky. Mira amenazadoramente a todo el salón.
Ransom-Stewart, en la cocina, aún no se ha enterado de su llegada.
Casualmente, en ese momento le piden que ayude a repartir las comandas, pues hasta ahora solo se encargaba de lavar los platos en un barreño y de forma bastante torpe.
Sin dudar, acepta y ha de llevar precisamente la comanda de Tom Doniphan. 

Éste había llegado un poco antes, es día de fiesta, le ha traído un cactus en flor a Hallie-Miles.
Entra por la puerta de la cocina directamente a saludarla y a sus padres.
Se sorprende un poco al ver como abraza con cierto afecto Ransom a Hallie. 
Le acaba de decir, cosa que a la joven le ha hecho una ilusión inusitada, le ha prometido que la ensañará a leer.
No importa que sea algo mayor.
La madre, privada, ya se le atisba los deseos de que Ransom-Stewart, y no otro del pueblo, sea el futuro novio.
Pero Doniphan, ingenuo, está en su mundo y sólo tiene ojos para Miles. No se decide todavía a confesarle sus sentimientos.

Doniphan encarga un bistec con patatas, sale y se sienta en la parte de atrás del comedor, justo con el periodista, al que le confiesa sus sentimientos. Cuando este va a anotarlo para publicarlo, Tom lo detiene, todavía no, todavía no, no vaya tan deprisa.

Ransom, pues, sale de la cocina con la comanda, un bistec con patatas, de Doniphan.


Valance lo reconoce.
Hay un cara a cara provocador de Valance con él.


Valance le suelta unas bravatas.
Ransom sigue adelante con las manos ocupadas por los platos.
Justoal pasar al lado de la silla del matón, éste le suelta una zancadilla.


Ransom cae aparatosamente al suelo, con los platos rebotando por el suelo.
La imagen no puede ser más humillante.

Aún en el suelo el abogado, vemos entrar en el plano a Doniphan-Wayne, harto del rufián, dispuesto a lo que sea.
"Ése es mi bistec, Valance!", exclama con la mano apoyada en su revolver y aire retador.



LA ZANCADILLA.
Continuamente repetimos lo mismo.
Es claro que la zancadilla y la caída de Stewart en la escena es eso, y sólo eso.
Si queremos empatarlo con esta serie de secuencias, escenas, etc., donde el pie, los pies, remarcan recargan una escena, a un personaje, pues bien.
Se puede o no aceptar. Suena ridículo, en verdad.
En fin.

Aclarado esto, hemos decidido añadirlo a la lista de personajes marcados con el pie.
Lo de la anomalía deambulatoria, sin el sentido religioso, claro.
Es claro que la tal escena acontece a raíz de una zancadilla, un tropezón y una caída.
Todo ello relacionado con la anomalía deambulatoria.
Digamos que esa zancadilla acelera las cosas.
Hasta el momento, la situación era la que era, todos saben quién es Valance y de lo que es capaz.
Nadie se quiere enfrentar a él.
Ni el sheriff, un remedo de tal.
A raíz de la caída, Doniphan se enfrenta directamente a Valance.
La ley, Ransom-Stewart, aunque perseverante y resistente, está caída y derrotada.

                                                 

SIMBOLISMO

La zancadilla travesera refleja y delata la ruindad y maldad de Valance-Marvin, unido a la risotada suya y sus secuaces. 

Es un ser criminal, traicionero, violento.
Todo eso lo refuerza la zancadilla.
El tropezón de Ransom refleja, en principio, su debilidad e inferioridad.
Es claro que ha llegado a aquel pueblo del Far West donde las cosas distan mucho de ser lo que ha estudiado.
Refleja su derrota, inferioridad, debilidad, de él y de lo que representa, el mundo de la ley, aún en calzoncillos.

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