EL CONDE ALMÁSY (EL PACIENTE
INGLÉS).
El
Paciente Inglés fue una película revelación en la entrega de los
Premios Oscar del año…, ganadora de nueve de ellos.
Está basada en
una novela del escritor canadiense Michael Ondaatje.
La trama se
sitúa en Italia, en el centro, en una villa renacentista abandonada, a punto de
finalizar la II Guerra Mundial. En ella se albergan dos personajes, una
enfermera, Hana, y un misterioso y desconocido enfermo, al que llaman el
Inglés, que está viviendo los últimos días de su vida. Su cuerpo está
totalmente quemado, y yace tumbado en una cama bajo los cuidados de Hana.
Durante el tiempo en el que están juntos, se les unirá otro personaje, llamado Caravaggio,
y otro, un zapador indio del ejército británico.
El enfermo
inglés lleva como libro de cabecera y del que no se aparta nunca las Historias,
de Heródoto. En su convalecencia terminal se irá desvelando su verdadera
personalidad, y su trágica historia de amor, exploraciones y espionajes en el
trasfondo de la II Guerra Mundial en el norte de África. El libro al parecer ha
sido su guía para moverse en el desierto de Libia en esos años de entreguerras,
en los que se dedica con otros personajes a explorar y cartografiar esa parte
del desierto, en busca de restos arqueológicos, de la misteriosa ciudad de Zerzura
y grutas de pinturas rupestres, como la de “los nadadores”, que retratan
figuras huanas de nadadores y descubren que el inmenso desierto fue no hace
mucho un ingente mar.
Será
Caravaggio, a mitad de la novela, quien le advierta a Hanna de que el enfermo
al que ella llama el inglés no es tal, a pesar de su perfecta pronunciación,
sino casi con seguridad un explorador húngaro, el conde Ladislao Almásy, quien trabajó
como espía de los alemanes en esa parte del norte de África una vez empezada la
II Guerra mundial.
¿CUÁL ES LA
SEÑAL DE RECONOCIMIENTO?
Al parecer, un
día en el que Caravaggio le dio la dosis necesaria de morfina al enfermo y se
excedió en la dosis, la charla d de éste giraba cada vez menos de Inglaterra. E
hecho, unas palabras que repetía en aquella ocasión eran tres, Cicerón,
Zerzura y Dalila.
“¿Y
qué?” (preguntó Hana).
“Cicerón era el nombre en clave de un espía. Los
británicos lo descubrieron. Un agente doble y después triple que se escapó.
Zerzura es más complicado.” (Respondió Caravaggio)
“Sé que lo es. LO ha mencionado. También habla de
jardines.”
“Pero ahora, más que nada, del desierto. El jardín inglés
sale a relucir cada vez menos. Ese hombre se está muriendo. Creo que ahí arriba
tienes al guía de espías Almásy”
…
“Sé que
quieres a ese hombre, pero no es inglés. Al principio de la guerra, yo trabajé
en El Cairo: el Eje de Trípoli. El espía Rebecca de Rommel…”.
¿Qué quieres decir con ”el espía Rebecca”?”.
“En 1942,
antes de la batala del Alemein, los alemanes enviaron a un espía llamado Eppler
a El Cairo. Utilizaban un ejemplar de la novela Rebecca de Daphne du Murier
como libro de claves para enviar mensajes a Rommel sobre el movimiento de
tropas…”.
…
“Sigo sin
creerlo, David”.
“El hombre
que ayudó a atrapar a Eppler en El Cairo llevaba el nombre de Sansón”.
“Dalila”
“Exactamente”.
“Tal vez
sea Sansón”,
…
En
este fragmento es cuando se dan las pistas o señales de reconocimiento del
paciente terminal inglés, que puede no resultar siendo inglés y con una misteriosa
historia detrás suyo.
ALGUNOS MTV.
- la bella y la bestia, en
este caso, Hana y el enfermo terminal Almásy.
-
el libro dentro del libro:
la novela, y la película, está repleta y saturada de referencias y de libros
que , a su vez, son leídos por el personaje de Hana al paciente. Se podría
hacer una lista de los libros que allí aparece, como
El último mohicano,
Kim, …
Al tiempo, hay
algunos comentarios de estética y recepción literaria que se hacen al tiempo de
su lectura.
De hecho,
encuentran una biblioteca deshecha y por los suelos en esa villa renacentista.
Incluso,
llamativo, Hana utiliza varios volúmenes para apuntalar los peldaños de la gran
escalera.
Un caso aparte
es, desde luego, las Historias de Heródoto. Forma parte del
bagaje inseparable de Almásy, le ha acompañado como libro de referencia en sus
exploraciones por el desierto y, además, va acompañado de anotaciones, dibujos
personales con el que casi se convierte en un diario personal.
Otro libro y
otro uso, curioso el título: Rebecca, de Daphne du Maurier. Se
convierte en el libro de claves del ejército alemán en el norte de África, nada
menos.
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