viernes, 22 de marzo de 2013

Django desencadenado: el mundo de los infiernos.


            
             El descenso a los infiernos, tema épico también, que sale en la Odisea, aquí lo podemos ver desde el comienzo de esta película. Una hilera de esclavos negros encadenados arrastran miserablemente los pies por un paraje desértico y solitario. Los vigilan unos guardianes hoscos, de mirada turbia y fieros. A continuación, los vemos atravesar un bosque en medio de la noche, a la sola luz de unas candelas y un débil resplandor lunar. La escena es fantasmagórica, más propia del inframundo que del mundo de los vivos. Es el infierno en vida. Los esclavos parecen aún más miserables que en la escena anterior, los guardianes, más tenebrosas y terribles.
-                   La liberación de Django y de los titanes: como en la mitología clásica, y como en tantas otras historias después, sean del género que sean, hasta este mundo torturado y tenebroso, llega un personaje singular, en este caso un caza recompensas oculto tras el disfraz de un doctor culto y erudito, de elegantes maneras en el decir y en el hablar, que detiene la procesión de convictos. Como en el relato de la Titanomaquia (y tantos otros), el doctor en cuestión necesita rescatar a uno de los miserables esclavos para que le identifique a unos forajidos que anda buscando. Él es un caza recompensas y se gana la vida capturando y entregando, vivos o muertos, no se cansará de recalcar a lo largo de toda la película,  a estos forajidos. Es como si el hacer las cosas así, en ese aparente mundo legal, lo liberara de toda posible crítica legal y sobre todo, moral. Pues bien, en busca de este esclavo ha llegado a esto que decimos paraje infernal. Pregunta en voz alta por el esclavo en cuestión, y una voz, oculta entre la hilera y sin identificar, responde que ahí está el que busca. El doctor caza recompensas vuelve a preguntar, nadie le contesta ahora, se adelanta, pasa por delante de de cada uno de los de la hilera hasta que se detiene en uno. Lo ha encontrado, finalmente. A continuación viene un tiroteo, de resultas del cual mueren los carceleros y los esclavos son liberados.
-                   Igual que en la Titanomaquia, Zeus tiene que liberar a los Hecatonquiros y a los Cíclopes, encadenados en el Tártaro, para alcanzar la victoria sobre sus tíos los Titanes. Es la profecía de Gea. Así, el dr. Schultz, el elegante caza recompensas, debe bajar a los infiernos, a ese bgosque nocturno por donde se caminan los esclavos, y liberar a uno de ellos, un Titán por toda la rabia contenida y acumulada por vejaciones y humillaciones recibidas en él por su raza y sus amores.

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