domingo, 6 de julio de 2025

LA SUERTE DEL AURIGA (COMBATES EN CARRO Y CON AURIGAS EN LA ILÍADA ) (Y 3)

 Así pues, llega el enfrentamiento. Diomedes, a pesar de que su compañero se lo dice, que monte en el carro, prefiere luchar a pie, nunca le gustó combatir sobre el carro. Los troyanos se acercan.


reconstrucción de un combate de época micénica, como en Troya, 

tomado en Il carro da guerra in epoca micena e nell’epopea di Omero.


El arquero troyano, frente a Diomedes, le advierte de que lo va a atacar con lanza, pues la flecha de antes no lo había herido.

Pándaro arroja la lanza. En este caso, es desde el carro, y no al revés y como en otros relatos, es desde el carro desde donde se lanza la jabalina. 


ἦ ῥα καὶ ἀμπεπαλὼν προί̈ει δολιχόσκιον ἔγχος 280

καὶ βάλε Τυδεί̈δαο κατ' ἀσπίδα: τῆς δὲ διὰ πρὸ

αἰχμὴ χαλκείη πταμένη θώρηκι πελάσθη:


Así dijo, blandió y arrojó la larguísima lanza 280

y el escudo tocó del Tidida, y la punta de bronce

consiguió atravesarlo y llegó cerca de la coraza.


Llega, pues, a su objetivo, a Diomedes, pero aunque cree que ha podido herirlo, este le responde orgulloso de que no ha sido así. 


Diomedes, subido en carro y acompañado de Atenea, atacan al dios Ares (Flaxman).


Y, a continuación, ahora sí, desde tierra y contra el guerrero en carro, Diomedes arroja su lanza contra Pándaro, auxiliado y dirigida el arma por la diosa Atenea.

Y le alcanza de pleno, y la descripción, como ya sabemos y es característica de  Homero, es crudísima y horripilante.


ὣς φάμενος προέηκε: βέλος δ' ἴθυνεν Ἀθήνη 290

ῥῖνα παρ' ὀφθαλμόν, λευκοὺς δ' ἐπέρησεν ὀδόντας.

τοῦ δ' ἀπὸ μὲν γλῶσσαν πρυμνὴν τάμε χαλκὸς ἀτειρής,

αἰχμὴ δ' ἐξελύθη παρὰ νείατον ἀνθερεῶνα:


Así dijo, y la lanza arrojó, la cual Palas Atena 290

dirigió a la nariz, junto al ojo, quebró los blanquísimos

dientes y el duro bronce cortó la raíz de la lengua

y en la concavidad de la barba mostróse la punta.


En este caso, el auriga es Eneas. Suponemos que un héroe troyano no iba a caer de forma no tan gloriosa, en el caso de que se hubiera desviado la lanza y lo alcanzara a él.

sello encontrado en Micenas, con un carro de guerra micénico, y un arquero.


El arquero y guerrero Pándaro, como en otras muchas veces es el auriga, es quien cae estrepitosamente al polvo. 

Es otro momento espectacular, al que el poeta le dedica unos versos que tensan la atención. Uno vislumbra la imagen, y oye el estampido de las esplendorosas armas contra la tierra. Los caballos se paralizan. La muerte es instantánea.


ἤριπε δ' ἐξ ὀχέων, ἀράβησε δὲ τεύχε' ἐπ' αὐτῷ

αἰόλα παμφανόωντα, παρέτρεσσαν δέ οἱ ἵπποι 295

ὠκύποδες: τοῦ δ' αὖθι λύθη ψυχή τε μένος τε.


De su carro cayó y resonaron sus armas lucientes

y labradas, y los dos corceles de cascos veloces

se asustaron; y allí terminó su valor y su vida.

Eneas, alcanzado su compañero Pándaro y caído de forma fulminante, lo que hace de inmediato es proteger su cuerpo, para que no sea despojado por los guerreros micénicos.


Αἰνείας δ' ἀπόρουσε σὺν ἀσπίδι δουρί τε μακρῷ 297

δείσας μή πώς οἱ ἐρυσαίατο νεκρὸν Ἀχαιοί.

ἀμφὶ δ' ἄρ' αὐτῷ βαῖνε λέων ὣς ἀλκὶ πεποιθώς,

Saltó Eneas del carro, llevando el escudo y la lanza. 297

Tuvo miedo de que los aqueos lleváranse al muerto

y se puso a su lado cual león que confía en sus fuerzas,


La escena aún continúa, pues el Tidida, a su vez, lanza un pedrusco contra el troyano, la diosa Afrodita, que lo ve herido, corre a rescatarlo, y finalmente Esténelo, tal como le habían dicho, se apodera de los caballos de Tros.


En cuanto al episodio del combate a carro y la suerte del auriga, podemos decir, pues, que en este caso, no hay lugar para la suerte funesta del auriga, ni tienen intervención ninguna. Además, se trata de uno de los mejores guerreros troyanos, y siu papel de auriga, aunque no tenga que ver, es en esta ocasión circunstancial, pues lo han decidido previamente y pudiera haberle tocado al otro.

LA SUERTE DEL AURIGA (COMBATES EN CARRO Y CON AURIGAS EN LA ILÍADA ) (2)

 Pándaro, más prudente, le dice que es mejor que lleve las riendas Eneas, al que conocen sus caballos, y añade también que es mejor en caso de que los ahuyenta, comentario poco glorioso en verdad por su parte, el tal guerrero Diomedes. Y barrunta, además, como luego sucede, que es otra de las características de la épica homérica, la de las muertes previstas y anunciadas, la posibilidad de una desenlace funesto para ello. 

Y así, Eneas de auriga y Pándaro el de Licaón como guerrero, queda establecido.


Αἰνεία σὺ μὲν αὐτὸς ἔχ' ἡνία καὶ τεὼ ἵππω: 230

μᾶλλον ὑφ' ἡνιόχῳ εἰωθότι καμπύλον ἅρμα

οἴσετον, εἴ περ ἂν αὖτε φεβώμεθα Τυδέος υἱόν:

μὴ τὼ μὲν δείσαντε ματήσετον, οὐδ' ἐθέλητον

ἐκφερέμεν πολέμοιο τεὸν φθόγγον ποθέοντε,

νῶϊ δ' ἐπαί̈ξας μεγαθύμου Τυδέος υἱὸς 235

αὐτώ τε κτείνῃ καὶ ἐλάσσῃ μώνυχας ἵππους.


Toma, Eneas, las riendas y guía también los corceles, 230

pues del carro mejor tirarán si la voz que conocen

los ordena, si llega a ponernos en fuga el Tidida,

no sea que por temor se desboquen y entonces no quieran,

porque echaran de menos tu voz, de la liza sacarnos 

y el Tidida magnánimo acuda a luchar con nosotros

y nos mate y se lleve a los potros de cascos macizos.


reconstrucción de un carro de combate micénico, con dos guerreros.


Como se ve, el auriga no tiene por qué ser, ni mucho menos, un guerrero menor, un simple conductor o un soldado anónimo. Sin ir más lejos, el auriga en este caso es Eneas, uno de los principales héroes troyanos.

Ni su destino, por tanto, ha de ser el funesto, en comparación con el del guerrero al que acompaña.

En este caso, como veremos a continuación, es el mismo guerrero el que cae por la jabalina de su oponente, y el auriga, Eneas en este caso, resulta sin heridas.

Por parte de los troyanos, ocurre algo parecido a lo anterior con los aqueos, lo primero es identificar a los adversarios en liza, lo que da ocasión a l poeta a ensalzar los méritos de ellos. Subidos los dos guerreros en el carro, Esténelo le avisa al bravo Diomedes quiénes son los oponentes, identificando sus linajes:


Τυδεί̈δη ∆ιόμηδες ἐμῷ κεχαρισμένε θυμῷ,

ἄνδρ' ὁρόω κρατερὼ ἐπὶ σοὶ μεμαῶτε μάχεσθαι

ἶν' ἀπέλεθρον ἔχοντας: ὃ μὲν τόξων ἐὺ̈ εἰδὼς 245

Πάνδαρος, υἱὸς δ' αὖτε Λυκάονος εὔχεται εἶναι:

Αἰνείας δ' υἱὸς μὲν ἀμύμονος Ἀγχίσαο

εὔχεται ἐκγεγάμεν, μήτηρ δέ οἵ ἐστ' Ἀφροδίτη.


—¡Oh, Diomedes Tidida, de mi corazón tan amado!

Veo que dos robustos varones de fuerzas muy grandes

a ti acuden: es Pándaro uno, un arquero muy hábil,

y se jacta de ser hijo de Licaón, y a su lado

viene Eneas, que jáctase de que el magnánimo Anquises

lo engendró, y de tener como madre a la diosa Afrodita.


Esténelo, algo atemorizado, le pide al Tidida que se retiren, a lo que el guerrero orgulloso se niega. Es más, bajará el mismo del carro para enfrentarse a ellos pie a tierra, y que Esténelo aguarde al fina del combate sujetando los caballos..


ὀκνείω δ' ἵππων ἐπιβαινέμεν, ἀλλὰ καὶ αὔτως 255

ἀντίον εἶμ' αὐτῶν: τρεῖν μ' οὐκ ἐᾷ Παλλὰς Ἀθήνη.


Y desdeño luchar desde el carro; yo iré a hacerles frente 255

así mismo, pues Palas Atena el temor me prohíbe.


Además, en este mundo de la Ilíada donde se mezclan dioses y hombres, por un lado, y los caballos, por su parte, son un bien preciado, Diomedes le encarga una tal misión a su conmilitón, algo mercantilista en tal situación heroica. O precisamente por ello. Si vence en el combate, lo primero que ha de hacer es apoderarse de los caballos de Eneas.

¿Por qué? Aquí Homero aprovecha para ampliar el relato con los datos del mito olímpico. Pues esos caballos del carro troyano son de la misma raza que los de Zeus, entregados por el longividente dios a Tros, héroe epónimo de Troya y padre de, entre otros, el copero Ganímedes. Son en pago, precisamente, por su conocido rapto.

τῆς γάρ τοι γενεῆς ἧς Τρωί̈ περ εὐρύοπα Ζεὺς 265

δῶχ' υἷος ποινὴν Γανυμήδεος, οὕνεκ' ἄριστοι

ἵππων ὅσσοι ἔασιν ὑπ' ἠῶ τ' ἠέλιόν τε,

De su raza son los que dio a Tros Zeus el longividente

por rescate de su Ganimedes, y son los mejores

de los que se han criado en la tierra, del alba a poniente.


LA SUERTE DEL AURIGA (COMBATES EN CARRO Y CON AURIGAS EN LA ILÍADA ) (1)

 COMBATES EN CARRO Y CON AURIGAS EN LA ILÍADA.

(la funesta suerte del auriga)


Diomedes, subido en carro y acompañado de Atenea, atacan al dios Ares (Flaxman).


COMBATE DE DIOMEDES Y ESTÉNELO, FRENTE A PÁNDARO Y ENEAS.

LUCHA DE DIOMEDES, A PIE, CONTRA PÁNDARO Y ENEAS, EN CARRO. ENEAS DE AURIGA. SUERTE FUNESTA DE PÁNDARO, HERIDO DE LANZA.

Nos encontramos en el canto V de la Ilíada, en plena, salvaje y, aristocrática también, cruenta batalla. Un aqueo, Diomedes, acompañado de Esténelo, lucha a pie contra los troyanos Eneas y Pándaro, que lo hacen subidos a un carro. 

La situación es que Diomedes, uno de los mejores guerreros aqueos, preso de un furor y ardor guerrero, avanzada la batalla y protegido por algún dios, está causando estragos entre las filas y los combatientes troyanos. 


El troyano Eneas, que lo ve, sin saber todavía de quién se trata, decide frenarlo, y busca a Pándaro, el mejor arquero de Licia, para frenarlo de alguna manera. 

Pero, por raro que parezca, lo primero es identificar a ese aqueo que asola las filas de guerreros troyanos. Así, es Pándaro quien lo identifica:


Αἰνεία Τρώων βουληφόρε χαλκοχιτώνων 180

Τυδεί̈δῃ μιν ἔγωγε δαί̈φρονι πάντα ἐί̈σκω,

ἀσπίδι γιγνώσκων αὐλώπιδί τε τρυφαλείῃ,

ἵππους τ' εἰσορόων: …


—¡Consejero troyano de veste de bronce, oh Eneas! 180

Totalmente ese hombre parece el valiente Tidida.

Reconozco su escudo y su casco de larga cimera

y también los corceles…

(Traducción de FERNANDO GUTIÉRREZ)


Éste le dice, pues, que en verdad se trata de Diomedes, y que ya lo ha intentado herir sin éxito, pues algún dios lo protege.


οὐχ ὅ γ' ἄνευθε θεοῦ τάδε μαίνεται, ἀλλά τις ἄγχι 185

ἕστηκ' ἀθανάτων νεφέλῃ εἰλυμένος ὤμους,

ὃς τούτου βέλος ὠκὺ κιχήμενον ἔτραπεν ἄλλῃ.


y no sin el apoyo de un dios con tal furia se mueve 185

con los hombros cubiertos de nubes; será el dios quien haga

desviar las veloces saetas en cuanto a él se vuelen.


Eneas, a pesar de todo, y ante las dudas del arquero, le dice que suba al carro para ir contra el aqueo.


μὴ δ' οὕτως ἀγόρευε: πάρος δ' οὐκ ἔσσεται ἄλλως,

πρίν γ' ἐπὶ νὼ τῷδ' ἀνδρὶ σὺν ἵπποισιν καὶ ὄχεσφιν

ἀντιβίην ἐλθόντε σὺν ἔντεσι πειρηθῆναι. 220

ἀλλ' ἄγ' ἐμῶν ὀχέων ἐπιβήσεο, …


 —No hables de esta manera. No habrán de cambiarse las cosas

hasta que en nuestro carro con nuestros caballos, montados,

no probemos la suerte los dos atacando a ese hombre. 220

Sube, pues, a mi carro…


Antes de ponerse en marcha, decisión peligrosa, visto lo visto, Eneas le pregunta quién de los dos hará de auriga.


ἀλλ' ἄγε νῦν μάστιγα καὶ ἡνία σιγαλόεντα 226

δέξαι, ἐγὼ δ' ἵππων ἀποβήσομαι ὄφρα μάχωμαι:

ἠὲ σὺ τόνδε δέδεξο, μελήσουσιν δ' ἐμοὶ ἵπποι.

Toma el látigo ahora y las riendas lustrosas empuña,

porque yo bajaré, para entrar en combate, del carro,

o bien lucha si quieres y yo cuidaré los caballos.

     

carros de época micénica, tomado de aquí.


LA SUERTE DEL AURIGA (COMBATES EN CARRO Y CON AURIGAS EN LA ILÍADA ) (Y 3)

  Así pues, llega el enfrentamiento. Diomedes, a pesar de que su compañero se lo dice, que monte en el carro, prefiere luchar a pie, nunca l...