Así pues, llega el enfrentamiento. Diomedes, a pesar de que su compañero se lo dice, que monte en el carro, prefiere luchar a pie, nunca le gustó combatir sobre el carro. Los troyanos se acercan.
reconstrucción de un combate de época micénica, como en Troya,
tomado en Il carro da guerra in epoca micena e nell’epopea di Omero.
El arquero troyano, frente a Diomedes, le advierte de que lo va a atacar con lanza, pues la flecha de antes no lo había herido.
Pándaro arroja la lanza. En este caso, es desde el carro, y no al revés y como en otros relatos, es desde el carro desde donde se lanza la jabalina.
ἦ ῥα καὶ ἀμπεπαλὼν προί̈ει δολιχόσκιον ἔγχος 280
καὶ βάλε Τυδεί̈δαο κατ' ἀσπίδα: τῆς δὲ διὰ πρὸ
αἰχμὴ χαλκείη πταμένη θώρηκι πελάσθη:
Así dijo, blandió y arrojó la larguísima lanza 280
y el escudo tocó del Tidida, y la punta de bronce
consiguió atravesarlo y llegó cerca de la coraza.
Llega, pues, a su objetivo, a Diomedes, pero aunque cree que ha podido herirlo, este le responde orgulloso de que no ha sido así.
Diomedes, subido en carro y acompañado de Atenea, atacan al dios Ares (Flaxman).
Y, a continuación, ahora sí, desde tierra y contra el guerrero en carro, Diomedes arroja su lanza contra Pándaro, auxiliado y dirigida el arma por la diosa Atenea.
Y le alcanza de pleno, y la descripción, como ya sabemos y es característica de Homero, es crudísima y horripilante.
ὣς φάμενος προέηκε: βέλος δ' ἴθυνεν Ἀθήνη 290
ῥῖνα παρ' ὀφθαλμόν, λευκοὺς δ' ἐπέρησεν ὀδόντας.
τοῦ δ' ἀπὸ μὲν γλῶσσαν πρυμνὴν τάμε χαλκὸς ἀτειρής,
αἰχμὴ δ' ἐξελύθη παρὰ νείατον ἀνθερεῶνα:
Así dijo, y la lanza arrojó, la cual Palas Atena 290
dirigió a la nariz, junto al ojo, quebró los blanquísimos
dientes y el duro bronce cortó la raíz de la lengua
y en la concavidad de la barba mostróse la punta.
En este caso, el auriga es Eneas. Suponemos que un héroe troyano no iba a caer de forma no tan gloriosa, en el caso de que se hubiera desviado la lanza y lo alcanzara a él.
sello encontrado en Micenas, con un carro de guerra micénico, y un arquero.
El arquero y guerrero Pándaro, como en otras muchas veces es el auriga, es quien cae estrepitosamente al polvo.
Es otro momento espectacular, al que el poeta le dedica unos versos que tensan la atención. Uno vislumbra la imagen, y oye el estampido de las esplendorosas armas contra la tierra. Los caballos se paralizan. La muerte es instantánea.
ἤριπε δ' ἐξ ὀχέων, ἀράβησε δὲ τεύχε' ἐπ' αὐτῷ
αἰόλα παμφανόωντα, παρέτρεσσαν δέ οἱ ἵπποι 295
ὠκύποδες: τοῦ δ' αὖθι λύθη ψυχή τε μένος τε.
De su carro cayó y resonaron sus armas lucientes
y labradas, y los dos corceles de cascos veloces
se asustaron; y allí terminó su valor y su vida.
Eneas, alcanzado su compañero Pándaro y caído de forma fulminante, lo que hace de inmediato es proteger su cuerpo, para que no sea despojado por los guerreros micénicos.
Αἰνείας δ' ἀπόρουσε σὺν ἀσπίδι δουρί τε μακρῷ 297
δείσας μή πώς οἱ ἐρυσαίατο νεκρὸν Ἀχαιοί.
ἀμφὶ δ' ἄρ' αὐτῷ βαῖνε λέων ὣς ἀλκὶ πεποιθώς,
…
Saltó Eneas del carro, llevando el escudo y la lanza. 297
Tuvo miedo de que los aqueos lleváranse al muerto
y se puso a su lado cual león que confía en sus fuerzas,
…
La escena aún continúa, pues el Tidida, a su vez, lanza un pedrusco contra el troyano, la diosa Afrodita, que lo ve herido, corre a rescatarlo, y finalmente Esténelo, tal como le habían dicho, se apodera de los caballos de Tros.
En cuanto al episodio del combate a carro y la suerte del auriga, podemos decir, pues, que en este caso, no hay lugar para la suerte funesta del auriga, ni tienen intervención ninguna. Además, se trata de uno de los mejores guerreros troyanos, y siu papel de auriga, aunque no tenga que ver, es en esta ocasión circunstancial, pues lo han decidido previamente y pudiera haberle tocado al otro.