lunes, 30 de septiembre de 2024

SAFO en A THOUSAND YEARS, by Christina Perri: SINTOMATOLOGÍA DEL AMOR.

                     

Mil Años
A Thousand Years

El día que nos conocimos
The day we met

Congelada, no respiré
Frozen, I held my breath

Desde el principio
Right from the start

Sabía que había encontrado un hogar
I knew that I'd found a home 

Por que mi corazón corre rápidamente
for my heart beats fast

Colores y promesas
Colors and promises

¿Cómo ser valiente?
How to be brave?

Cómo puedo amar cuando tengo miedo de caer
How can I love when I'm afraid to fall

Pero viendo que estás solo
But watching you stand alone?

Todas mis dudas desaparecen de repente, de alguna manera
All of my doubt suddenly goes away somehow ...





Poema 31

ϕαίνεταί μοι κῆνος ἴσος θέοισιν
ἔμμεν' ὤνηρ, ὄττις ἐνάντιός τοι
ἰσδάνει καὶ πλάσιον ἆδυ ϕωνείσας ὐπακούει
καὶ γελαίσας ἰμέροεν, τό μ' ἦ μὰν
καρδίαν ἐν στήθεσιν ἐπτόαισεν,
ὠς γὰρ ἔς σ' ἴδω βρόχε' ὤς με ϕώναισ' οὐδ' ἒν ἔτ' εἴκει,
ἀλλ' ἄκαν μὲν γλῶσσα †ἔαγε λέπτον
δ' αὔτικα χρῶι πῦρ ὐπαδεδρόμηκεν,
ὀππάτεσσι δ' οὐδ' ἒν ὄρημμ', ἐπιρρόμβεισι δ' ἄκουαι,
 †έκαδε μ' ἴδρως ψῦχρος κακχέεται† τρόμος δὲ
παῖσαν ἄγρει, χλωροτέρα δὲ ποίας
ἔμμι, τεθνάκην δ' ὀλίγω 'πιδεύης
ϕαίνομ' ἔμ' αὔται·
ἀλλὰ πὰν τόλματον ἐπεὶ †καὶ πένητα†



Me parece igual a los dioses
el hombre ese que frente a ti ahora
se sienta, y a tu lado te escucha mientras
dulcemente le hablas, 
y sonríes amablemente. Esto ha hecho
trastornarse a mi alma dentro de mi pecho,
pues apenas te miro un instante y ya no puedo
articular ni una sola palabra.
En silencio se me queda rota la lengua
y al punto un sutil fuego me corre bajo la piel,
por mis ojos ya nada veo, y me zumban
los oídos,
me invade un sudor frío, entera
soy presa de un escalofrío, y más pálida que la hierba
me quedo, y al borde de la muerte
me parece que estoy.
Pero todo hay que afrontar incluso la pobreza. 



martes, 24 de septiembre de 2024

Una vívida Gaugamela en la novela de Ch. Cameron, El dios de la guerra. (1)

Una vívida Gaugamela en la novela de Ch. Cameron, El dios de la guerra. (1)

 

INTRODUCCIÓN

Con el título que da C. Cameron a su novela, El Dios de la guerra, podemos suponer la perspectiva más bien bélica con la que se va a retratar al personaje de Alejandro Magno y el énfasis que le va a dar a los aspectos militares sobre los otros. Además, nos lo va a presentar, como fue en realidad la compleja personalidad del rey, en los dos aspectos, el divino y excelso, pero también el sombrío y oscuro, que caracterizaron la compleja vida y personalidad del rey macedonio, ser que ha entrado de pleno en la vida legendaria.

 

Siguiendo el recurso de muchas novelas histórica, Yo, Claudio, sin ir más lejos, y, en el personaje que nos ocupa, sobre la materia de Alejandro Magno, el autor nos presenta a un narrador en primera persona, nada menos que su hetairos y Compañero de batalla, el general, y posterior diádoco διάδοχοs, amén de faraón de Egipto y fundador de la dinastía Ptolemaica, Ptolomeo (pero Tolomeo, así lo transcriben en la novela, sin la P- inicial). Ha pasado a la historia como Ptolomeo I Sóter, Πτολεμαίος Σωτήρ, «El Salvador»; entre 367 a. C.- 282 a. C.

En esto coincide con el Ptolomeo narrador de la novela de S. Pressfield y, desde luego, en la figura de Anthony Hopkins, en el excelente film de O. Stone.

La novela narra la vida y hazañas de Alejandro, sus campañas militares, fundaciones y su mirada visionaria, haciendo énfasis en sus éxitos militares, de ahí el título El dios de la guerra.

Sin demorarnos más, nos referiremos al relato de Gaugamela que encontramos en sus páginas. Tolomeo nos relata con verosimilitud, pues vivió en primera fila la vida y campañas del rey, los acontecimientos y el desarrollo de la batalla como un milites más, que debe luchar por su vida pues aparece inmerso en la refriega directa del encontronazo bélico. 

No hay ni recurre a emisarios y mensajeros, como en otras novelas, y como se sabe que existían, que pasaran información de lo que ocurría en otros lugares.

Reconoce, pues, dentro irremediablemente en el infierno caótico del combate, y lo hace a cada momento, refiere que no alcanza a ver lo que ocurre más allá del lugar donde se encuentra.

Para suplir esta limitación, Tolomeo recurre a diversos recursos para contarnos lo que ocurre en otros lugares, si fuera el águila de Zeus o un dron, actualmente, capaz de ver lo que estaba sucediendo en uno u otro lugar de la batalla. 

 

 

El águila sobrevuela las formaciones, en el film de O. Stone

 

Esto lo puede hacer porque, desde el comienzo de la novela, nos encontramos a un entrado en años Ptolomeo recordando y contando, en unas memorias  retrospectivas que dicta al tiempo de la novela, lo que ocurrió en sus años junto a Alejandro y, en concreto, en lo que ocurrió allí, en Gaugamela,y ya cuenta con el conocimiento global. 

Pero, al mismo tiempo, como decimos, nos relata el encuentro bélico en una primera persona de un Tolomeo guerrero y militar, inmerso plenamente en la batalla, de forma directa, al instante y vibrante.

En relación a Alejandro, su Compañero, amigo y líder, su admiración, no exenta de crítica, lo hace equiparar, por la fuerza y arrojo que emana, con un dios, con el dios de la guerra por antonomasia, el furibundo Ares. Tal es como se muestra el rey en batalla. De ahí el título de la novela, y el retrato belicista del rey. Hijo de Zeus no era, era una divinidad, Ares, piensa Tolomeo que en verdad así fue Alejandro, admirado.

Sin embargo, y como luego veremos, el protagonismo y el éxito de la batalla no recaerá precisamente en el rey. Otro militar, el hetairos y Compañero Nicanor, en esto semeja a El Libro de Alexandre, le robará el protagonismo al encabezar éste la carga definitiva contra Darío.

Pero hasta aquí llega su fugaz papel. A continuación, y como lo ha venido haciendo casi desde el principio, las acciones bélicas y heroicas las protagonizará el propio narrador de la novela, Tolomeo. Él mismo, ebrio por el combate y la lucha, sin darse cuenta avanza entre la soldadesca hasta toparse sorpresivamente junto al carro real del rey Darío.

Al tiempo que protagoniza la narración, nos cuenta las andanzas del rey macedonio en la batalla. Y, por último, es fiel testigo de la decisiva irrupción del rey y su caballería, en persecución de un rey Darío que ya había huido momentos antes de que se produjera el enfrentamiento real entre ambos.

Resalta, especialmente, la detallada y documentada descripción del despliegue hacia la derecha de Alejandro y su caballería, y la decisiva carga contra Darío. En esto entra con mucho en un relato mucho más desarrollado de lo que se suele narrar en las otras novelas. Hemos de suponer en este autor conocimientos profesionales militares para alcanzar ese grado de verosimilitud y realismo.