jueves, 15 de agosto de 2024
domingo, 11 de agosto de 2024
lunes, 5 de agosto de 2024
FINAL EN ABRUPTO DE GAUGAMELA: ALEJANDRO, DE HAEFS, 1993 (y 4).
LA PERSECUCIÓN. PARMENIO.
Haefs da detalles realistas que contrastan con las versiones más novelescas y espectaculares de la batalla. En el caso de la persecución relata que ésta no se produce inmediatamente, pues era evidente que no había oportunidad en ese momento, el combate seguía en activo, pues la mayoría de los persas no conocían el abandono del Gran Rey.
Los hetairoI, con Alejandro a la cabeza, no persiguieron al fugitivo Darío; la situación era todavía demasiado confusa para ello…
En eso, apareció el mensajero de Parmenión pidiendo ayuda urgente, puesto que la falange estaba a punto de derrumbarse.
La documentada y al tiempo crítica narración de Haefs se muestra patente en la ya asentada atribución a Parmenio del fracaso en la persecución. De una forma palmaria y totalmente lógica, la descarta por imposible. En esto coincide con la crítica académica y los historiadores, que rechazan esta culpabilización del viejo general. menciona incluso la fuente de tal atribución, Calístenes.
Calístenes escribió más tarde que Alejandro lo estuvo persiguiendo y que mucho se enfadó por haber sido retenido luego por Parmenión. Pero ¿cómo podía un mensajero alcanzar a galope al rey, que también iba a galope, y hacerlo en medio de racimos de persas empeñados en huir y a tiempo para que pudiera acudir en ayuda del estratega?
Y con esta persecución que, por otra parte, sí que se produjo, aunque al parecer no con Alejandro al frente, es decir, con esta definitoria crítica de las fuentes, concluye bruscamente la batalla y el relato.
A continuación, un doble espacio deja lugar a un nuevo párrafo donde Ptolomeo, un mes después y ya en Babilonia, aún seguía oyendo los gritos y sufrimientos de aquel terrible combate, y que no se podía quitar de la cabeza.
Relato no breve pero condensado, más bien sobrio en su desarrollo, pues, éste que nos presenta G. Haefs sobre Gaugamela en su Alejandro. Ha preferido seguir a Arriano como guía, antes que a los más literarios Curcio o Dioniso, y sus escenas, aún manteniendo la tensión, no buscan la emoción y evitan la espectacularidad y las imágenes impactantes.
Por otra parte, pone en boca del narrador, haciendo cómplice al público, de las otras versiones de los hechos ocurridos, y rebate casi de forma intertextual aquellas opiniones que le parecen erróneas. El caso más evidente es el de Parmenio,totalmente rehabilitado.
EL INFORME DE PTOLOMEO DE GAUGAMELA EN G. HAEFS (3).
EL ATAQUE AL CAMPAMENTO DE LOS BAGAJES.
Haefs cita este movimiento táctico de la caballería de maceo, pero elimina el ataque y se olvida del episodio del rescate de la familia real en el campamento. Según narra, antes de llegar al campamento macedonio, la caballería de Maceo es rechazada por esa engañosa y audaz falange macedonio, la que se desdoblaba para encarar al enemigo que la envolviera por su retaguardia.
El flanco derecho de los persas, a las órdenes de Maceo, avanzó con el fin de envolver el ala de Parmenión, pero allí estaban las tropas ligeras que formaban una especie de gancho y que pararon el primer choque. Las unidades persas se abrieron paso por entre la falange, rompieron incluso la segunda línea, llegaron al campamento de los carros y fueron cercadas y aniquiladas por los mercenarios.
Desde luego, en el papel de esta falange desdoblada por la retaguardia, Haefs demuestra estar documentado y seguir los trabajos de los académicos en cuanto a su valor estratégico.
En verdad que en el relato queda en nada este acto bélico que,ya decimos, contiene sus episodios noticiosos también.
LA BRECHA, LA OTRA AUDACIA DE ALEJANDRO.
Se centra Haefs, pues, en el golpe de mano estratégico sobre la brecha creada en torno al centro de Darío, que es lo que decide la batalla. Lo relata con detenimiento y claridad. describe el papel importante de los hipaspistas, tropas de infantería camufladas por el polvo y que acompañaban a la caballería, sin que los persas lo advirtiesen. Recuerda Alejandro iba al frente y que su formación era en cuña.
… los hipaspistas siguieron a la caballería de hetairoi, que formaban una cuña a las órdenes del rey. Galoparon para adentrarse en la brecha que se había producido por el amplio avance de los hombres de Beso.
Y … la segunda audacia de Alejandro, la decisiva y también la más arriesgada, …
Mediante las flechas y las lanzas, hizo que el ataque de los jinetes acorazados se desplazara un poco hacia un lado y envió a su encuentro a los jinetes mercenarios, … Éstos fueron dispersados y repelidos; en ese momento aparecieron, …, los peonios; y cuando éstos ya no podían sostenerse, otro grupo de jinetes … se sumaron los arqueros y lanceros … Entonces se produjo una brecha en el sitio donde el flanco izquierdo de los persas tocaba el centro comandado por Darío.
EL ICÓNICO CARA A CARA DE ALEJANDRO Y DARÍO.
En este punto, el autor reproduce la estampa que ya ha pasado a la historia, una vez reflejada en el mosaico de Issos. Un Alejandro envalentonado que se enfrenta a un acobardado y aterrorizado Darío, quien no se esperaba encontrarse tan bruscamente a la caballería junto a su carro.
Por un momento, Ptolomeo creyó divisar, en medio de la locura y del griterío, el rostro del Gran Rey desencajado por el miedo, ver cómo la cara petrificada de su alteza real se descomponía en un gesto de asombro, estupor, susto y finalmente de terror. Porque sus inmortales morían aplastados por la cuña de la caballería de hetairoi.
HAEFS OLVIDA LA JABALINA
Con el apoyo de Ptolomeo, que hace las veces de narrador en primera persona en el inmediato fragor de la batalla, el momento épico y espectacular de la jabalina se evita y no se relata.
En esto se ve quizás la mayor fidelidad del novelista a las fuentes, a Arriano concretamente, y que atribuye el acto de la jabalina a un recurso más literario que histórico.
Recurre, como decimos al general Ptolomeo, narrador desde dentro de la batalla, para hacer evidente esta omisión.
Era como si los ojos de Alejandro combatieran con los de Darío, el cual estaba de pie y casi al alcance de la mano en su carro de combate dorado.
Aquí parece recurrir a unos primeros planos muy gráficos, recuerdo del mosaico y que se reproduce en los films. Darío se muestra desarmado, no como en otros autores, y la mención al dorado de su carro parece desmerecer su condición guerrera y de líder.
LA HUÍDA DEL GRAN REY.
Darío, temeroso, viendo desbaratado parte del ejército, y temiendo ser capturado, huye con parte de su guardia personal. Alejandro sale tras él.
Luego, los jinetes persas volvieron a formar una barrera entre ellos; y cuando Ptolomeo … volvió a alzar la vista, Darío dio media vuelta con el carro y emprendió la fuga.
Sigue Haefs, como decimos, a Arriano, y no se para en detenerse a relatar las condiciones reales, entre comillas que pudieron darse en ese momento.
Ya se ha comentado que la huida no fue tal, desde el punto de vista de los historiadores propersas, que se trató de un movimiento táctico, ec. nada de esto le parece digno de relato a Haefs. Toma la versión de Arriano, según parece, y nos muestra la estampa de un Dario asustado y cobarde que huye sin dignidad.
Cierto es que, al mismo tiempo, renuncia a mostrarnos a un Alejandro exultante y pletórico que arroja la épica jabalina.
GAUGAMELA EN LA NOVELA DE G. HAEFS (1993), (2).
REHABILITACIÓN DE PARMENIO.
Haefs no presenta a Parmenio como una figura negativa y contrapuesta, ha tenido que adoptar una postura contenida, al tiempo que admira en cierto modo las astucias del rey. Hace figurar a Parmenio junto con Alejandro, como estrategas ambos de las acciones del ejército. Es ya un tópico histórico-literario su papel de antagonista en las decisiones que tomaba el rey.
Era imposible evitar la tenaza de los flancos persas, o sea que era igual si los macedonios atacaban o se limitaban a defenderse.
Alejandro y Parmenión lo habían pensado todo.
Hace una descripción de la estrategia que se va a desarrollar por parte de los persas, basadas sobre todo en el decisivo rol de la caballería y los carros. Al mismo tiempo que muestra las tácticas a oponer por parte de los macedonios. detalla también más precisamente los batallones del ejército.
Sabían de entrada que los persas pondrían su ingente cantidad de jinetes en la primera fila… para atacar apoyados por los carros de combate y por los elefantes.
LA DOBLE FALANGE, AUDACIA DE ALEJANDRO.
Haefs, bien documentado, es de los pocos que habla de la formación especial que empleó Alejandro detrás de la falange. Los historiadores hablan de estas unidades como de un gran éxito táctico del rey, además de las otras decisiones estratégicas que ya se desarrollaban habitualmente.
Aquí se produjo la primera de las dos audaces jugadas de Alejandro, … detrás de la falange había otra, … Ellos protegían la barrera de carros; y cuando la tenaza del flanco persa se cerrara en torno a la falange aparentemente dividida, esta segunda falange se encargaría de cercar a los persas.
Aprovecha la figura del general y compañero Ptolomeo, narrador en primera persona de la novela, para poner en su boca los pensamientos del rey Darío, y así revelar la parte persa. Su temor absoluto era la principal arma ofensiva de los macedonios, la caballería pesada de los Compañeros.
El Gran Rey sabía que la caballería de hetairoi(hetairas) era lo mejor de lo mejor, que era la cuña de ataque que había decidido las dos grandes batallas,
ALEJANDRO Y LOS COMPAÑEROS SE DESPLAZAN HACIA LA DERECHA.
A continuación, Alejandro empieza a mover su caballería y se desplaza hacia la derecha del ejército persa, con el que se inician los movimientos de los macedonios antes de trabar combate.:
Esta feroz arma de ataque …, se había desplazado hacia la derecha (o hacia la izquierda, visto desde la posición de Darío) y, contrariamente a lo esperado, no estaba en condiciones de atacar enseguida a los inmortales en torno al Gran Rey, …
LOS CARROS CON GUADAÑAS, LA GRAN AMENAZA PERSA. LOS ELEFANTES.
Ya desde el primer momento previo a la batalla, el autor nos avisa de que los persas habían elegido esa llanura para el enfrentamiento, y que habían alisado el terreno para el desenvolvimiento de los carros.
Los persas acamparon entre las colinas al noreste de la llanura. Ellos habían escogido esa llanura como campo de batalla y habían aplanado el terreno, lo habían peinado a fondo para eliminar cualquier tipo de obstáculo… para sus carros de combate, para sus elefantes, para los miles de jinetes.
Al demoedor y terrible ataque de los carros, Haefs, ya nos lo había advertido, no le dedica casi nada. En un estilo conciso y breve, describe su aparición, los pasillos que se abren en la falange y luego su aniquilamiento. A diferencia de Manfredi, que reconoce su impacto, o de Nicastros, que claramente lo considera exitoso. Nos relata en un breve párrafo la exitosa estrategia de los macedonios, y no se demora más en el episodio.
la estrategia macedonia frente a los carros tiene éxito.
Los carros de combate se abalanzaron sobre la falange, en la cual de pronto se abrieron calles; los conductores de los carros fueron arrancados a flechazos de sus coches, los lanceros mataron a los caballos, los carros volcaron o se precipitaron sin conductor y fuera de combate ya por la llanura.
Recuerda casi al film de Rossen, que también resuelve el episodio de forma expeditiva, sin mayor detalle. Ciertamente, tampoco recurre al espectáculo dantesco y gore que otros que se regodean en el efecto demoledor de las cuchillas sobre los cuerpos de las infantería.
Otra cosa que añade Haefs es el ataque subsiguiente de los elefantes, los temibles animales que apenas aparecen en los relatos, y desde luego, no en los dos films de Hollywood.
Pero, al igual que con los carros, el autor se centra exclusivamente en la exitosa estrategia de los macedonios para hacer su ataque otra intentona fracasada.
Los elefantes, ... fueron copados por la falange, concretamente por los hombres armados con tridentes, que se metieron bajo los animales y les abrieron las panzas y les partieron los tendones de las patas.
GAUGAMELA EN ALEJANDRO, EL CONQUISTADOR DE UN IMPERIO (1993), DE G. HAEFS, (1).
G. HAEFS, ALEJANDRO, EL CONQUISTADOR DE UN IMPERIO (1993), EN LA ESTELA DE F. ARRIANO.
El prolífico y reconocido escritor europeo. G. Haefs, nacido en 1950 y especializado en novelas históricas, especialmente ambientadas en la Antigüedad, y obras policíacas también, también dedicó parte de su tiempo a narrar la vida y hazañas del rey macedonio Alejandro. Se publicó en dos tomos sucesivos a principios de los noventa. Se trata de Alejandro, el unificador de Grecia, la Hélade, 1992, y Alejandro, el conquistador de un imperio, 1993. En España se han publicado igualmente por separado, o en un solo tomo.
En líneas generales, y por lo que se refiere concretamente a la batalla de Gaugamela, sobre la que hacemos este pequeño comentario, no hace del relato del tal enfrentamiento una gran página épica. Es más, renuncia incluso a desarrollar episodios con tantas posibilidades como el ataque de los carros con guadañas o, ya es toda una señal, omite y no dice nada de la épica y literaria jabalina que supuestamente Alejandro arrojó sobre el rey Darío.
En los párrafos que introducen la narración del encontronazo, Ptolomeo, el narrador, expresa y se justifica, de forma retórica y hábil. la imposibilidad de contar de cualquier manera la magnitud de aquel acontecimiento.
Utiliza varias interrogaciones retóricas donde señala, por un lado, la admiración por las dotes estratégicas de Alejandro, y por otro, el horror y el sufrimiento que allí vivió y sufrió.
El impacto resultó tan fuerte, que no encuentra ánimos para narrarlo, Ptolomeo intentó en varias ocasiones describir estas experiencias indescriptibles; … Y desiste, no logra redactar lo que pretendía, y termina por decir que finalmente se rindió, rechinando los dientes, …
Ante tal sentimiento, lo que nos va a relatar entonces lo hará de una forma más fría, como una especie de informe militar, seco y austero, y no con la prosa que aquel combate requería, (Ptolomeo) se conformó con una enumeración fría y retrospectiva de las diversas fases.
Es
La batalla no merece un capítulo propio, y está incluida en un más amplio capítulo.
Esto sí, ofrece, a cambio de este enfoque menos grandilocuente, una visión más pegada a los supuestos acontecimientos. Parece claro que sigue como fuente principal, creemos, a Arriano, el más fiable de las fuentes clásicas, al tiempo que el menos novelesco. En consecuencia, su relato evita los lances y episodios espectaculares, y mantiene una línea más sobria.
Precisamente por este mayor rigor, es de los pocos que menciona una de las tácticas estratégicas exitosas de Alejandro, la falange desdoblada que ubica tras cada formación, para evitar ser atenazada por la parte trasera. Esta novedosa táctica resultará muy útil, es citada por los especialistas como un gran recurso táctico y que muestra la capacidad estratégica de Alejandro por la que ha pasado a la historia.
Además de la narración de los acontecimientos bélicos, Haefs se permite reflexionar y discutir ante el público lector las otras versiones que se dan sobre hechos ya aceptados como verdaderos por la tradición de siglos. La narración va acompañada por una reflexión de aquellos hechos no aclarados o falsamente aceptados de lo ocurrido
Entre otros, el más evidente es el que exculpa al general Parmenio de la responsabilidad de la persecución de Darío. Los estudiosos y académicos ya han demostrado desde hace tiempo que el general no tuvo nada que ver con esto.
Es otro rasgo muy destacado y característico del autor en la novela.
LA NARRACIÓN DE LA BATALLA.
Como ya dijimos, Haefs no va a hacer de Gaugamela un despliegue narrativo en extenso ni mucho menos, aprovechando los movimientos, las noticias y anécdotas, no tantas como se cree, de todas formas, que se tienen en torno a ella. Sigue la descripción que proporciona el militar e historiador Arriano, quien es sucinto y tampoco se explaya, desarrolla un poco más los detalles, y resuelve el enfrentamiento en apenas unas pocas páginas para lo que se podía esperar. Da la impresión de que no tuvo intención de sacarle mayor partido a tan magna confrontación.
Terminada todo ese largo e impactante prólogo, donde expone la incapacidad para expresar con palabras la magnitud de tal ocasión, empieza a relatarnos el desarrollo de los acontecimientos.
LA NOCHE PREVIA.
Los macedonios, acampados en unas colinas sobre la llanura, ven que los persas han ocupado otras alturas en la zona casi opuesta. Explica entonces la operación de aplanamiento del terreno para los carros que había hecho con antelación.
Los persas acamparon entre las colinas al noreste de la llanura. Ellos habían escogido esa llanura como campo de batalla y habían aplanado el terreno, lo habían peinado a fondo para eliminar cualquier tipo de obstáculo… para sus carros de combate, para sus elefantes, para los miles de jinetes.
En esta noche previa, y tal como dicen los estudiosos, el campamento persa se mantuvo en vilo toda la noche, temiendo un ataque de los macedonios, que no se produjo.
… Alejandro ordenó montar el campamento… y encender innumerables fuegos … A primera hora de la noche hizo que se adelantaran los carros con las armas … Los hombres … comentaron la posibilidad de un ataque nocturno, … Allí cundió el pánico; probablemente, en esa noche no durmió ningún persa… Sí durmieron, en cambio, los macedonios,
La anécdota de que Alejandro se queda dormido la mañana de la batalla también la narra el autor, de forma anecdótica,
Hasta Alejandro dormía; por la mañana hubo que sacudirlo para que despertase.
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