G. HAEFS, ALEJANDRO, EL CONQUISTADOR DE UN IMPERIO (1993), EN LA ESTELA DE F. ARRIANO.
El prolífico y reconocido escritor europeo. G. Haefs, nacido en 1950 y especializado en novelas históricas, especialmente ambientadas en la Antigüedad, y obras policíacas también, también dedicó parte de su tiempo a narrar la vida y hazañas del rey macedonio Alejandro. Se publicó en dos tomos sucesivos a principios de los noventa. Se trata de Alejandro, el unificador de Grecia, la Hélade, 1992, y Alejandro, el conquistador de un imperio, 1993. En España se han publicado igualmente por separado, o en un solo tomo.
En líneas generales, y por lo que se refiere concretamente a la batalla de Gaugamela, sobre la que hacemos este pequeño comentario, no hace del relato del tal enfrentamiento una gran página épica. Es más, renuncia incluso a desarrollar episodios con tantas posibilidades como el ataque de los carros con guadañas o, ya es toda una señal, omite y no dice nada de la épica y literaria jabalina que supuestamente Alejandro arrojó sobre el rey Darío.
En los párrafos que introducen la narración del encontronazo, Ptolomeo, el narrador, expresa y se justifica, de forma retórica y hábil. la imposibilidad de contar de cualquier manera la magnitud de aquel acontecimiento.
Utiliza varias interrogaciones retóricas donde señala, por un lado, la admiración por las dotes estratégicas de Alejandro, y por otro, el horror y el sufrimiento que allí vivió y sufrió.
El impacto resultó tan fuerte, que no encuentra ánimos para narrarlo, Ptolomeo intentó en varias ocasiones describir estas experiencias indescriptibles; … Y desiste, no logra redactar lo que pretendía, y termina por decir que finalmente se rindió, rechinando los dientes, …
Ante tal sentimiento, lo que nos va a relatar entonces lo hará de una forma más fría, como una especie de informe militar, seco y austero, y no con la prosa que aquel combate requería, (Ptolomeo) se conformó con una enumeración fría y retrospectiva de las diversas fases.
Es
La batalla no merece un capítulo propio, y está incluida en un más amplio capítulo.
Esto sí, ofrece, a cambio de este enfoque menos grandilocuente, una visión más pegada a los supuestos acontecimientos. Parece claro que sigue como fuente principal, creemos, a Arriano, el más fiable de las fuentes clásicas, al tiempo que el menos novelesco. En consecuencia, su relato evita los lances y episodios espectaculares, y mantiene una línea más sobria.
Precisamente por este mayor rigor, es de los pocos que menciona una de las tácticas estratégicas exitosas de Alejandro, la falange desdoblada que ubica tras cada formación, para evitar ser atenazada por la parte trasera. Esta novedosa táctica resultará muy útil, es citada por los especialistas como un gran recurso táctico y que muestra la capacidad estratégica de Alejandro por la que ha pasado a la historia.
Además de la narración de los acontecimientos bélicos, Haefs se permite reflexionar y discutir ante el público lector las otras versiones que se dan sobre hechos ya aceptados como verdaderos por la tradición de siglos. La narración va acompañada por una reflexión de aquellos hechos no aclarados o falsamente aceptados de lo ocurrido
Entre otros, el más evidente es el que exculpa al general Parmenio de la responsabilidad de la persecución de Darío. Los estudiosos y académicos ya han demostrado desde hace tiempo que el general no tuvo nada que ver con esto.
Es otro rasgo muy destacado y característico del autor en la novela.
LA NARRACIÓN DE LA BATALLA.
Como ya dijimos, Haefs no va a hacer de Gaugamela un despliegue narrativo en extenso ni mucho menos, aprovechando los movimientos, las noticias y anécdotas, no tantas como se cree, de todas formas, que se tienen en torno a ella. Sigue la descripción que proporciona el militar e historiador Arriano, quien es sucinto y tampoco se explaya, desarrolla un poco más los detalles, y resuelve el enfrentamiento en apenas unas pocas páginas para lo que se podía esperar. Da la impresión de que no tuvo intención de sacarle mayor partido a tan magna confrontación.
Terminada todo ese largo e impactante prólogo, donde expone la incapacidad para expresar con palabras la magnitud de tal ocasión, empieza a relatarnos el desarrollo de los acontecimientos.
LA NOCHE PREVIA.
Los macedonios, acampados en unas colinas sobre la llanura, ven que los persas han ocupado otras alturas en la zona casi opuesta. Explica entonces la operación de aplanamiento del terreno para los carros que había hecho con antelación.
Los persas acamparon entre las colinas al noreste de la llanura. Ellos habían escogido esa llanura como campo de batalla y habían aplanado el terreno, lo habían peinado a fondo para eliminar cualquier tipo de obstáculo… para sus carros de combate, para sus elefantes, para los miles de jinetes.
En esta noche previa, y tal como dicen los estudiosos, el campamento persa se mantuvo en vilo toda la noche, temiendo un ataque de los macedonios, que no se produjo.
… Alejandro ordenó montar el campamento… y encender innumerables fuegos … A primera hora de la noche hizo que se adelantaran los carros con las armas … Los hombres … comentaron la posibilidad de un ataque nocturno, … Allí cundió el pánico; probablemente, en esa noche no durmió ningún persa… Sí durmieron, en cambio, los macedonios,
La anécdota de que Alejandro se queda dormido la mañana de la batalla también la narra el autor, de forma anecdótica,
Hasta Alejandro dormía; por la mañana hubo que sacudirlo para que despertase.
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