TROYA. LOS PUEBLOS DEL MAR. de JARRY Y CAMPANELLA
El cómic Troya. El pueblo del mar, de Jarry y Campanella, salió al público en 2015. Es una obra de bella factura y estilizados dibujos, que se incluye dentro de la llamada línea clara de la novela gráfica. Los autores son el guionista N. Jarry y el dibujante E. A. Campanella. Se trata de una obra visualmente muy atractiva y conseguida, a la que le acompaña un relato que tiene como base la leyenda de Troya y la mitología clásica, animado y atractivo.
Decimos que tienen como base a la mitología clásica, porque lo que ocurre en el cómic es un rehacer y una recreación, algo arbitraria, si se puede llamar así, de toda la colección de personajes, episodios y situaciones legendarias y míticas. Con todo este material, se consigue un aparente totum revolutum y se presenta aquella tradición clásica, bien alterada y recontada, de forma absolutamente libre y sin sujeción a cierta fidelidad de las fuentes.
En los comentarios que promocionan la obra, como el siguiente
“¿Qué sucedió realmente durante la Guerra de Troya? El joven guerrero Aquiles, enamorado de la hermosa Helena, planta cara a Menelao, el rey de Esparta, …”
con un joven Aquiles, en lugar de Paris, ¡¡enamorado de Helena!!, ya se puede apreciar el alto nivel de recreación y liberalidad que va a ofrecer el cómic.
(Luego, Helena y Paris acabarán en Troya, es verdad, aunque de una forma trastocada, Helena buscando consuelo en el troyano por el abandono malinterpretado de Aquiles, …. Tampoco se atreverían a tanto…)
Es decir, la leyenda troyana, literalmente, queda talmente alterada, con la serie de episodios y la trama ya conocidos, pero reconectados de otra manera y ofreciendo una versión diferente casi trastocada del todo.
Se presentan ahora, pues, de forma reinventada y libre de mayores ataduras, episodios clásicos de las leyendas clásicas.
Digamos que, a partir de este comienzo, tal va a ser el tono general del relato argumental, utilizar los recursos, motivos y situaciones ya presentes en la leyenda clásica, y reubicarlos y reordenarlos en otra trama argumental más o menos diferente de la versión original
Es más, teniendo a las fuentes en un marco general y a distancia, se reinventa una trama, con la que juega de forma libre el autor de la novela. Digamos que se han dejado llevar por su inventiva, empleando los materiales ya creados y existentes en la tradición clásica.
Tradición clásica que, por otro lado, aunque no lo parezca, se mantiene. Pues aparecen versiones de episodios legendarios que no son las más conocidas, pero al rastrearlas, se descubre que, en efecto, se trata de relatos míticos que no mayoritarios, forman parte de la multiforme leyenda clásica.
Con lo que se ve que la labor de documentación de los autores está comprobada y en ocasiones es muy completa. Lo que aparece en el cómic como concesiones a una libertad creativa sin cortapisas, encierra también una información y conocimiento de estos relatos muy completa, y nada dejado a la primera improvisación.
Es claro que, además de las nuevas adaptaciones, se seleccionan y se omiten unos u otros episodios. El juicio de Paris o los juramentos de Tindáreo, por citar algunos conectados con la pareja originariamente adúltera, Helena y Paris, o se omiten, como el Juicio, o se presentan transfigurados y con un leve detalle que enlaza con la versión original, si es que se puede considerar así los funerales de Tindáreo.
Habría que añadir, a pesar de lo dicho hasta ahora, que es una versión muy libre de la tradición pero de agradecer, realmente, pues todo esto es siempre preferible a su arrinconamiento definitivo. Al tiempo que muestra, como lo ha hecho en estos más de dos mil años de existencia, como la mitología clásica sigue siendo una fuente continua y permanente de inspiración literaria y artística, como es el caso del cómic, donde se funden estas dos ramas creativas..
Por otra parte, esta revisión y reutilización en un totum revolutum que se hace del ciclo Troyano en el cómic, tiene algo, de ahí también este otro atractivo, algo de puzzle y entretenimiento.
Es decir, el tiempo que tarda uno en ir recomponiendo las figuras y situaciones trastocadas que se presentan en la obra, como las piezas desordenadas al principio de un puzzle, para, de nuevo, irlas recomponiendo a su lugar más o menos original, ya se sabe de las muchas variantes de estas leyendas.
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