viernes, 22 de diciembre de 2023

GAUGAMELA: UN BATALLA ÉPICO-CABALLERESCA MEDIEVAL.

RECAPITULANDO: LO NARRADO HASTA AHORA HA SIDO LA CARGA DE LOS COMPAÑEROS, CONVERTIDA EN UNA SERIE DE DUELOS CABALLERESCO SINGULARES.

LA JABALINA … NO APARECE.



Se podría entender, que lo que se supone fue la carga de la caballería, de los Compañeros, mediada la batalla, la verídica e histórica, es lo que nos ha narrado hasta entonces el poema, con todo detalle, pero descrita como un encontronazo épico-caballeresco medieval.

De los otros momentos de la batalla prescinde el autor, incluido el espectacular de los carros falcados, concentrado solamente en el ataque de los Compañeros. 

Se ha focalizado en el momento en que los macedonios encaran frente por frente a Darío en el centro persa. Se supone que es aquel momento de la batalla en el que la caballería ha dado el golpe táctico, ha girado en su cabalgada a la derecha, y ha ido contra el centro persa.

Sin embargo, lo que en las otras narraciones y los historiadores, era un acción rápida, estratégica y definitiva, que se resolvía en poco tiempo y a consecuencia de la cual Darío huía de seguido, en el Libro de A. se ha extendido ha durado una larga extensión de estrofas y unas exhibiciones épicas de las habilidades guerreras de sus caballerosos héroes helenos.


El enfrentamiento del Gran Rey, por tanto, se ha producido a raíz de dos avistamientos o vislumbres, no uno solo, como dicen las fuentes, a continuación de los cuales se ha entablado batalla en su entorno.

Uno, el de Alejandro, que enseguida se enreda en una serie de combates singulares y no alcanza a Darío. 

Y otro, con algún detalle histórico más puesto de relieve, el de Nicanor, que vislumbra al persa, pero, además, es el que se percata de la brecha en la formación enemiga, y allí con sus gentes va directo a por el rey.

Sin embargo, ni uno ni otro, como decimos, llegarán a enfrentarse tampoco con Darío, pues se verán mezclados en los lances de la batalla, como si carga  verídica de los hetairoi.


La batalla de Gaugamela, en el 331 a.C., concentrada en la carga de los Compañeros que nos ha descrito hasta ahora, nos la describe el autor como si fuera una lucha caballeresca medieval y con los rasgos propios de ese género. 

Ha desarrollado, como dijimos, ese acto de la carga, convirtiéndolo en una serie de combates singulares y caballerosos, muy logrados y de interés, por otro lado.

En los otros textos y obras, esta carga en absoluto está singularizada. En la de los historiadores, desde luego no; sólo Hammond habla de lances singulares de Alejandro en Issos; en Ps. Calístenes y otros, tampoco. En el film de Stone y la novela de Manfredi si se detalla algo más estos otros protagonistas.


Bodley 264 Romance of Alexander


Sin lugar a dudas, quien desarrolla, amplifica y magnifica con brillo esta carga, la singulariza, la convierte en un logrado fragmento de épica caballeresca, es el autor del Libro de Alexandre. Para solaz, digamos, de la aristocracia feudal e infanzones medievales, o del gusto de las dueñas de la época, para este público caballeresco medieval en el que se inscribe la obra y a la que debe cuidar. Ya sabemos que sigue a su referente, G. de Chatillon, y, en general, forma parte de los patrones épicos de los romances caballerescos de la Edad Media, y de la materia de Alejandro.


LA JABALINA CONTRA DARÍO: 

Por otra parte, con relación al episodio en concreto de la jabalina contra Darío, ése que venimos rastreando en todas estas obras, sería en estos momentos, en cualquiera de estos lances, y si el autor hubiera querido, sería en esta narración cuando se produciría, o al final de esta sucesión de combates, cuando ocurriría el supuesto lanzamiento de la jabalina contra el Gran Rey. 

Pero no hace aparición.



Lo llamativo del poema es que el poeta nos cuenta, sin embargo, en los combates previos, que no solo Alejandro, sino el excelente Nicanor, arrojan cada uno sus jabalinas contra aquellos persas contra los que combaten.

Pero nunca va a suceder esto contra Darío.


Quizás, si lo hiciera, tendría que relatar a continuación la huida en carro del rey persa, y el autor quiera evitar este rápido desenlace, pues de seguido el Gran Rey haría girar su carro. Tal vez, pues, quiera evitar este rápido desenlace para recrearse en una visión demorada y llena de patetismo del rey persa. Éste aparecerá luego, digno en su derrota, a la que dedicará un buen número de estrofas finales.


En verdad, es claro que este episodio de la jabalina no aparece en el romance. Ni Darío, ni su auriga,  como en otros textos o los films, son alanceados de ningún modo, ni el lanzamiento del xyston es el momento del desbarate y la huida de los persas.

Como en Arriano y en Plutarco, por citar a las fuentes digamos más válidas, o como otros, como en Ps. Calístenes, este episodio no aparece ni por asomo, cosa que sabemos más verosímil, por otro lado, pero menos literaria.

Y lo mismo en el romance.


Es con Curcio, ya visto, que habla de una jabalina anónima, y luego ya atribuida la autoría de la misma al propio Alejandro, con Diodoro, y así hasta llegar al mosaico y hay con los films, es en estas y otras recreaciones donde aparece el bravo Alejandro lanzando su jabalina contra Darío.


una lanza en medio de tanta espada,


https://digital.bodleian.ox.ac.uk/objects/ae9f6cca-ae5c-4149-8fe4-95e6eca1f73c/surfaces/c8ce940a-fe02-4feb-8011-5145aa7f59b3/


LA CARGA DE LOS HETAIROI SE CONFUNDE, SI ACASO, CON LA BATALLA EN SU TOTALIDAD.

El roman de Alexandre, por tanto, no recoge este hipotético episodio del lanzamiento. 

Y sí, ha descrito la carga, aunque casi que confundida e identificada con la batalla entera, pues es en la que se centra en exclusiva el poeta. Y, ya decimos, lo que en otros es un ataque puntual y táctico de los hetairoi, el poeta lo convierte en una prolongada serie de combates singulares.

La carga de los hetairoi, el momento decisivo de la batalla, gracias a la amplificación que hace el autor, se convierte en la batalla misma y se prolonga por un largo espacio de tiempo.


Retomando el hilo, una vez que acaba el relato de la batalla a lo largo del día, el poeta detiene el relato de más episodios, como hemos visto antes, y cesa en su relato épico.

1413 

… 

no usemos de demoras en esta hora primera,

vayamos al final do la ganancia espera…

 

Hace entonces una elipsis, como hemos dicho, durante el cual se supone siguen sucediéndose los acontecimientos de la batalla. 

Y, pasado un tiempo, casi todo el día, vuelve a la narración, pero ya cuando es llegada la tarde. Entonces el desenlace parece ya próximo, y la suerte de las armas se ve claro que le va a ser adversa al ejército persa. 


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