La miasma en el El hombre tranquilo.
John Wayne (Sean Thornton) es un exboxeador nrtemaericano con raíces familiares en Irlanda. Por un accidente fortuito en el ring, muere su contrincante y él, apesadumbrado, decide retirarse del boxeo, y se traslada a Irlanda, al pueblo de sus raíces, Innisfree, con la intención de olvidar aquel episodio, y calmar su sentimiento de culpabilidad.
Al tiempo, se enamora de una bella joven del lugar, Maureen O´Hara, (Mary Kate Danaher), quien tiene como hermano a un capitoste del pueblo, pendenciero y orgulloso, Will Danaher (Victor McLaglen) .
El momento, breve, en el que se muestra el suceso en el ring, sucede ya avanzada la película. Las imágenes, en flashback, son elocuentes. Este flash back que muestra al público, y explica también, las reticencias de Wayne a pelear se de nuevo con nadie.
¿Cuándo le viene a la cabeza este fatídico recuerdo? Pues sucede cuando el que va a ser aguerrido cuñado lo zumba al sentirse engañado por una supuesto enlace con la viuda rica del pueblo, de la que andaba detrás.
Wayne-Thornton queda inconsciente por un lapso de tiempo indeterminado.
Mientras yace tendido en el suelo, la mente, como si actuara automáticamente, atrae la mirada del film, y se reproduce la secuencia del pasado en la que Wayne-Thornton tienen el fatídico combate para su oponente.
La expresión de dolor y pasmo de su rostro, los gestos de consuelo imposible de sus entrenadores no logran evitar lo que se barrunta que va a ocurrir. Esto es, Wayne abandonará para siempre el boxeo y jura no volver a utilizar los puños contra nadie.
Como decíamos al principio con relación a la miasma clásica, una de las frecuentes soluciones era el destierro del personaje, y la impureza que recae sobre él y los que le rodeaban.
Aquí en el film se confirma lo del destierro. Wayne-Thornton llega a Innisfree como un perfecto desconocido, poco a poco se van dando a conocer, algunos ya lo vinculan a su familia originaria, y alguien de repente le recuerda su historia pasada como boxeador.
El personaje se siente impuro, ha abandonado el boxeo, y en el pueblo irlandés, donde pasa su destierro por no se sabe cuánto tiempo, se ve inmerso en la vida y modos de esa peculiar comunidad.
Allí, como dijimos, se enamorará de una pelirroja de carácter, M. Ohara. Y, por asunto del orgullo personal que rige en esa comunidades tradicionales, en este caso representado en la dote de ella, una cantidad de dinero, dote que su hermano se ha negado a dar, Wayne tendrá que recurrir a lo se había jurado que no volvería a hacer, pelear con los puños contra su cabezota cuñado.
Bien mirado, incluso esta solución
final a la que llega, la de pelea con su cuñado, vienen a ser, aunque esto no
parece mostrarlo el film, parece ser la experiencia catártica definitiva
que liberase a Wayne-Thorton de su impureza.
Si se quisiera seguir con el
paralelo, la impureza de Wayne-Thorton contagia, en parte, a la comunidad. Su
negativa a recuperar la dote hace que Mary Kate le pierda el respeto; además, a
ojos de una comunidad tan tradicional como ese pueblo, no pelear es signo de
cobardía.
Cosas estas a las que el
protagonista no les da importancia al principio. pero, en vista de cómo se van
tornando las cosas, tendrá que aceptarlas como tal y volver a luchar
Hay, por tanto, un estado de inestabilidad en la comunidad en parte derivado de la historia
personal que arrastra el exboxeador.
Es decir, vemos en la figura de Wayne como se efectúa el destierro, pero la impureza o contaminación no se produce en la comunidad. Innisfree, por otra parte, es una comunidad idealizada y muy peculiar. Bajo el manto de su ritos y costumbres tradicionales, su coro de aficionados a la cerveza y el whiskey, las competiciones tradicionales, las carreras, el espíritu agonístico y pendenciero como se viven estos encuentros, que animan a toda la población, los habitantes de allí viven en un estado de peculiar felicidad, adaptados a su mundo. Allí no cabe la miasma de Wayne. Es más, este peculiar lugar obrará sobre el exboxeador casi de manera catártica.
Wayne no recordará nada de su episodio fatídico, pues se ve inmerso en el modo de vida que allí se vive, de un hedonismo tradicional y aceptado.
Pero el puñetazo de su cuñado le reaviva de golpe su impureza.
Volverá a usar los puños, pero por última vez. Además, la otra trama del film, la historia amorosa y la riña de amantes entre Wayne y O´Hara, por los modos de pensar tan diferentes, él procedente de una sociedad urbana, ella tada a sus vínculos y costumbres tradicionales, y al orgullo personal, es la que va marcando el ritmo de este film, una sencilla comedia narrada con un ritmo cadencioso y que nos lleva de sonrisa en sonrisa.
Tiene cierto parecido con la película que rodará en 1963, La taberna del irlandés, en ese estilo tan aparentemente simple con el que relata una historia con aires de suave comedia, en la que intervienen toda la comunidad. En El hombre tranquilo es Innisfree y todo el pueblo, en La taberna, los habitantes exóticos de aquella paradisíaca isla del Pacífico. En los dos casos, es toda la comunidad la que actúa como el coro de una obra clásica.
No hay, por tanto, lugar para la impureza o contaminación del protagonista culpable. Sí, en cambio, la función del destierro. Y no, claro, con tintes religiosos o sacro-legales, como en el mundo clásico, aquí se emplea como una recurso narrativo para caracterizar al personaje en cuestión y dar coherencia al film.
No hay comentarios:
Publicar un comentario