Estos días, precisamente de lluvia, rara lluvia por estos lares, acometimos una nueva lectura del comisario Plinio.
Sus novelas, ésta en particular, Una semana de lluvia,
nos pareció aún más, conforman un relato social y sociológico del proceso de
cambio social en la España de los años sesenta.
Las radicales transformaciones sociales que se producen en España,
y en la España rural y municipal, la de los pueblos y su vida, se reflejan con
un aire de melancolía e inevitabilidad que el escritor pinta y describe
extraordinariamente bien.
Es verdad que se nutre de unos personajes, pensemos en Braulio el filósofo, que se salen de lo que uno esperaría encontrar en esos ambientes.
Igualmente, las meditaciones, conversaciones y monólogos mentales
que van y vienen a la mente de este comisario flemático y estoico, también
se sale de lo que uno esperaría de un número de la policía municipal.
Es claro que con ellos el autor eleva el retrato social de esa
España, le da un enfoque personal y humano, sentimental y emotivo, que
contribuye a aproximar al lector al relato.
No es nada complaciente, desde luego, con la variedad de la
naturaleza humana, tema regular siempre presente en los casos y en las
conversaciones entre el comisario y su colega de pesquisas, el veterinario don
Lotario.
El argumento o la sencilla trama sobre la que gira el relato, que
se pierde en el retrato del pueblo, sus gentes y su anécdotas y curiosidades
más sorprendentes, se trata de un caso de honra, aquella honra del teatro de
los Siglos de Oro, y que de una u otra forma, convive en la España de aquellos
años casi inserta en la vida social del lugar.
MTV: lluvia, tormenta, … La tormenta (W.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario