El escritor J.M. Guelbenzu creó en sus ratos e intervalos entre otras obras, una serie de novelas de trama policíaca protagonizadas por una mujer, la juez Mariana de Marco.
Precisamente el autor ha señalado hace unos meses que
con la publicación de la décima novela de la serie, pone fin a la serie, Asesinato
en el Botánico. Ya lo había anunciado desde el inicio, y, dice, es un homenaje
a la pareja escandinava y renovadores del género Maj Sjöwall y Per Wahlöö.
La trama se desarrolla a lo
largo de la novela, en medio de algunas que otras veleidades debidas a las
situaciones personales de sus personajes.
La resolución, sin embargo,
llega de forma inesperada, una intuición, tan frecuente en el género policíaco,
que termina por dar solución al tal enigma sostenido en toda la obra
La resolución, decimos, vienen
de la mano y recurre al motivo del, vamos a llamarlo así, al motivo del retorno.
En griego, nostos.
Este motivo es claro en
situación bélicas, de las que se hace eco la literatura.
El retorno más célebre es el
de Odiseo. Es todo un subgénero literario, los nostoi, dentro
de la literatura épica griega.
Con el tiempo, se ve que es un
asunto que aparece aquí y allá. Así, en l mundo del cine se llevaron en los ochenta
del mismo asunto, la francesa El retorno de Martin du Guerre, ambientada
en el turbulento siglo XVI en Francia y, posteriormente, su remake americano, trasladada
en la Guerra Civil, Sommersby.
En esa novela de la jueza de Narco vamos a encontrar el mismo recurso, esta vez en clave policíaca, y con un sentido totalmente diferente, en clave de serie negra, aunque es claro que sigue el motivo o recurso narrativo.
Si alguien no ha leído la novela,
mejor que no siga, pues vamos a contar que, al final, el criminal es el
mayordomo.
Decíamos, pues, que la versión
del asunto del "retorno" se presenta en la novela en clave negra.
El asunto es el siguiente: un
anciano, en posesión de una lograda fortuna, muere en lo que parece un
accidente o un suicidio. En la última parte de su vida, había convivido con
cierto sobrino suyo, venido de Alemania, adonde emigró su hermano, que allí
falleció. En un principio, no hay más sospechas y la muerte parece clara y
explicable.
Hacia el final, como suele
estar medido, es donde la novela da un giro. El retorno de este sobrino, supuesto
sobrino, que viene del extranjero para tener una pequeña renta de la familia y
ayudar a su tío, pues andaba errado en la vida, no va a ser tal.
En verdad, ha habido una suplantación
de la personalidad. En este caso, no ha habido una señal de reconocimiento. O
quizás sí, la información familiar del supuesto sobrino le habría sido facilitada
por el auténtico en el tiempo que se conocieron. No hay una señal de
anagnórisis clara en este sentido, se parece a Martin du Guerre-Sommersby.
El asunto, en general, es
igual, solo que en clave criminal. El suplantador que regresa lo hace con la
intención de apoderarse de la pequeña fortuna familiar. No tienen escrúpulos
morales para hacerse con éste del modo que fuese, si es que no había cometido
alguna fechoría anteriormente. Por lo tanto, el tema del retorno es aprovechado
aquí en la novela policíaca, lo emplea el criminal que suplanta la personalidad
del verdadero pariente y lo suplanta. Con la motivación del retorno o regreso,
el delincuente aprovechará entonces para cometer, seguir cometiendo sus fechorías,
bajo la insospechada apariencia de quien retorna a su lugar de origen.
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