THORTON-MACDONALD vs. AQUILES-PRÍAMO.
En la escena de El Dorado,
hay que ver algunas cosas:
- Cole Thorton evidentemente no es un Aquiles ni en planta ni en
gesto ni, sobre todo, en edad. El pistolero está a punto casi de iniciar
su momento crepuscular. Aunque sigue ostentando la aureola, por la que compite
el otro pistolero McLeod, la fama de ser el más rápido a ese lado del mundo.
- Esa edad ya madura hace que la conversación en torno al cadáver
sea más parecida a la de dos adultos, padre uno de ellos, el otro con
edad para serlo, hablando del hijo caído prematuramente. Hijo, víctima
inocente que, evidentemente, no es un guerrero en plenitud como lo sería
Héctor.
- otra vez volvemos a
encontrar ese fondo antibélico, no violento o también, relacionado
con esto, ese código de honor que sobrevuela todo el film, en el
episodio. Thorton le dice, con enfado, que ha enviado a un joven a hacer
el trabajo de un adulto. El joven se durmió en la vigilia.
- Es más, más que un reconocimiento mutuo como entre enemigos,
entre un Príamo padre y un Aquiles adulto, hay un enfado de Thorton hacia el
padre, enfado por no haber respetado implícitas y obvias reglas en el
código belicista y pistolero.
- Thorton, en verdad,
está airado y, al mismo tiempo, dolorido, se siente culpable de la
muerte del chico.
Príamo
y Aquiles.
El enfado y la ira de
Thorton tienen también su equivalente en Aquiles, cuando le dice a Príamo, en
varias ocasiones, que no lo irrite, que no enfurezca, cuando el anciano
pronuncia algo que no le molesta.
—¡No me
irrites ya más! Ya tenía dispuesto, ¡oh anciano!,
darte a
Héctor, pues Zeus me envió, mensajera, a la madre
que me
dio a luz y que del Anciano del Mar es la hija.
Es decir, como vemos, no es un episodio en el que los dos afectados
estén en un plano paralelo al de la obra homérica. Thorton y Macdonald son
diferentes a Príamo y Aquiles (ya se sabe el pecado en el que uno está cayendo).
Son casi de la misma edad, ya adultos y curtidos por la vida, los dos ante la
muerte fatídica de un joven empezando a vivir.
MacDonald acepta, a
pesar de la ira contenida del resto de su familia, las razones de
Thorton, acepta su versión de los hechos y, sobre todo, el hecho mismo de que
se haya hecho cargo del cuerpo de su hijo.
Una de las preguntas
que le hace solamente la podía haber respondido si Luke se lo hubiera dicho al
pistolero.
Es un diálogo seco y
cortado, sin ninguna finura, lógico por otra parte.
MacDonald, como hace Aquiles
con Príamo frente a los demás aqueos que lo pudieran encontrar, tiene que proteger
a Thorton de la violencia contenida de su familia.
Aquiles le dice a
Príamo que duerma fuera de la tienda por esa noche, no sea que lo viera a alguno
de los aqueos e informara al rey Agamenón.
De la misma manera,
Macdonald da la orden de no hacer nada hasta que él lo diga. Todos le obedecen contenidos,
excepto su indignada hija Josey.
Es claro que la imagen,
aparte del texto, aporta y añade más información de la puramente oral.
Por ejemplo, es
llamativa cómo algunos, en realidad las mujeres de la familia, se
apresuran a recoger el cuerpo de Luke, para llevarlo a casa a continuación y
cuidarlo.
Los lloros, lamentos
y pesares se eliden y sobrentienden. Se suponen que suceden en el interior de
la casa
En la Ilíada,
Aquiles ordena también a sus esclavas que cuiden y laven el cadáver de
Héctor, para que Príamo lo pueda llevar de nuevo a Troya.
A sus siervas
llamó para que lo lavaran y ungieran,
apartado
de Príamo para que así no lo viese
y
afligiérase al verlo …
δμῳὰς δ' ἐκκαλέσας λοῦσαι κέλετ' ἀμφί
τ' ἀλεῖψαι
νόσφιν
ἀειράσας, ὡς μὴ Πρίαμος ἴδοι υἱόν,…
Rescate
de Héctor por parte de Príamo.
Pero el film no
dejará tiempo a ello. En la siguiente escena, las ansias desatadas de venganza
se dirigirán en dura réplica contra Thorton. Una emboscada, tramada por la hija
Josey, en el cruce de un riachuelo, por poco no acaba con él.
Las reflexiones
y el ambiente señorial y honorable que encontramos en el poema homérico sobre
la muerte, la cierta reconciliación entre el aqueo y el troyano, la comida
participativa, la pactada hospitalidad por una noche entre enemigos irreconciliables
es caso que no toca en este film. El Dorado es un humilde pero logrado
remedo de aquel episodio épico.
RECONOCIMIENTO FINAL ENTRE ENEMIGOS.
El encuentro entre
Príamo y Aquiles termina con una suerte de pacto de honor. Aquiles acepta
esperar unos días, nueve, para que Príamo realice los funerales.
(Aquiles)
¿Cuántos días para hacerle a Héctor divino las honras
necesitas,
que me estaré quieto y conmigo el ejército?
Y
repúsole así el viejo Príamo igual que los dioses:
—Si
deseas que las honras de Héctor divino celebre, 660
haz lo
que he de decirte, ¡oh Aquiles!, y estaré contento.
…
Y el de
los pies ligeros, Aquiles divino, repuso:
—Viejo
Príamo, todo se hará como tú lo deseas;
pararé
la batalla
ese tiempo que tú me has pedido. 670
Dijo
así, y estrechó la muñeca derecha del viejo
para
que no sintiera en su alma ningunos temores.
En el film, MacDonald
y Thorton terminan la conversación con un cierto acuerdo. Macdonald acepta lo
que Thorton ha dicho sobre el terrible fin de su hijo; a cambio, éste podrá
salir del rancho sin que sea agredido, sano y salvo.
MACD.- No. I guess
you're telling the truth. If you weren't you'd never have brought him
here. I thank you for that.