domingo, 5 de junio de 2022

LOS DURRELL EN CORFÚ... Y PANDORA (cont.)

LOS DURRELL, EPISODIO 6, TEMPORADA 1.

 Louise Durrell abre la gaveta en la casa

                                                                                          Pandora destapa la caja prohibida

No parecía raro el que uno, mientras veía el sexto capítulo de los Durrell, le viniera a la mente las imágenes, vistas en ocasiones, en cuadros y pinturas, del mito de Pandora.

La situación es la siguiente, aproximadamente:

Louise Durrell lleva ya bastantes años en soledad y echa de menos una compañía masculina a su lado. En esto encuentro a un rústico vecino, sueco, un tal Sven, con el que llega a intimar. Todo parece encaminado, después de un tiempo de dudas e indecisiones. Una de los días en los que ambos pasan la tarde en la casona de Sven, Louise se queda unos instantes sola en el salón, pues el sueco ha salido un instante En ese momento, su curiosidad innata, al decir de la tradición griega y actual todavía, la impulsa a curiosear por los muebles y estantes del salón. Y es en ese "instante Pandora", podríamos decir, en el que la historia da un vuelco…
Describimos la misma escena de nuevo:
Una tarde Louise y Sven pasan la tarde juntos en la choza-casona de Sven. La mujer se aburre enormemente mientras el sueco toca sin parar su inseparable acordeón, sin darse cuenta del tostón que éste supone para la Durrell.
Louise aprovecha que una oveja se ha metido en el salón en elque se encuentran para rogarle a Sven que se la lleve de allí. El sueco obedece con parsimonia, se quita el acordeón y arrastra a la oveja fuera de la casa, hacia el corral. Desde la sala Louise lo va viendo maniobrar.
Ella, con ese carácter femenino de arrojo e impulsividad, coge un cuchillo de cocina que está sobre la mesa, se levanta, se dirige donde Sven ha apoyado el instrumento y lo acuchilla sin piedad ni compasión de ningún tipo.

Se podría decir que este ajusticimiento del inocente acordeón es una premonición o adelanto, en clave simbólica, de la ruptura que se va a producir después, a lo largo del episodio.

Mientras Sven sigue en el corral, Louise, siguiendo el patrón tópico de la mujer, se dedidica a curiosear por la habitación.

Posa la mano en unos libros, sin decidirse a abrir ninguno.

Al lado de esa repisa se encuentra un mueble aparador. Algo indecisa por la indiscreción que va a cometer, la curiosidad obliga, coge el pomo de una gaveta e intenta abrirla.

La gaveta se abre al exterior sin esfuerzo y Louise curiosea lo que hay dentro, sin que nada le llame la atención mínimamente.

Pero, no contenta, como creyéramos, con esta inspección ocular e indiscreta aprovechando la salida de Sven, se dirige a la otra gaveta con la misma intención.

Sin embargo, al primer tirón, ésta se resiste y no cede. Está cerrada con llave, evidentemente. Y esto probablemente azuce más el atrevimiento y la curiosidad por su interior.

Mira en entonces por encima de la consola-aparador, y ve lo que estaba buscando: una caja pequeña y cuadrada.


La manipula y al abrirla, descubre un llavín en su interior. Ya lo tiene. Y Sven entretenido con los animales.

Inserta entonces la llave en la cerradura y abre la segunda gaveta o cajón. Rebusca, hay varias cosas, pero se fija en un sobre con algo dentro.


PANDORA ... EN CORFÚ.

Este episodio, que le vamos a hacer, junto con las imágenes que uno ha visto, nos devolvieron por unos breves momentos al conocido mito de Pandora y los males del mundo.

Pandora, la primera mujer creada por los dioses, es enviada como castigo a los hombres, que entonces solamente eran varones. Una vez en casa de Epimeteo, el semidiós a quien se la entregan, comete por su curiosidad, la inveterada y asignada cualidad de éstas, la curiosidad hace que una vez sola en el hogar, abre un pithos, ánfora, caja o lo que pudiera ser.
Es claro que el texto original dice pithos, pero la expresión caja ha pasado al léxico común.
Salen entonces todos los males, excepto la Esperanza, que cuenta el relato mítico.

Este fragmento del cuadro del pintor prerrafaelita Waterhouse (s. XIX) parece coincidir y repetir e inspirar, es un decir, las escenas de Louise en la casa de su pretendiente. La curiosa Pandora no puede resistir la curiosidad, lo mismo que Louise, y finalmente, destapa la caja o depósito que le habían advertido expresamente que no tocara. Los parecidos entre los actos de Pandora y Louise son más o menos visibles.

Es claro que el mismo simbolismo de la expresión “abrir la caja de Pandora” también es parejo, aunque en este caso no es la verdad mítico-cósmica de la existencia de la desgracia en el mundo, sino lo que afecta al liviano microcosmos de Louise Durrell y su felicidad.

A Louise Durrell, no en la dimensión cósmica y religiosa que le quiere dar Hesíodo, le ocurre lo mismo. Se queda sola por unos minutos, su talante despierto y vivaracho, su curiosidad femenina, la predispone a curiosear por el humilde hogar.

πρὶν μὲν γὰρ ζώεσκον ἐπὶ χθονὶ φῦλ᾽ ἀνθρώπων 90
νόσφιν ἄτερ τε κακῶν καὶ ἄτερ χαλεποῖο πόνοιο
νούσων τ᾽ ἀργαλέων, αἵ τ᾽ ἀνδράσι Κῆρας ἔδωκαν.
αἶψα γὰρ ἐν κακότητι βροτοὶ καταγηράσκουσιν.
ἀλλὰ γυνὴ χείρεσσι πίθου μέγα πῶμ᾽ ἀφελοῦσα
ἐσκέδασ᾽· ἀνθρώποισι δ᾽ ἐμήσατο κήδεα λυγρά. 95
μούνη δ᾽ αὐτόθι Ἐλπὶς ἐν ἀῤῥήκτοισι δόμοισιν
ἔνδον ἔμιμνε πίθου ὑπὸ χείλεσιν, οὐδὲ θύραζε
ἐξέπτη· πρόσθεν γὰρ ἐπέλλαβε πῶμα πίθοιο
αἰγιόχου βουλῇσι Διὸς νεφεληγερέταο.
 
Hesíodo, Trabajos y Días, 90 ss.

 Antes de aquel día, las generaciones de hombres vivían sobre la tierra exentas de males, y del rudo trabajo, y de las enfermedades crueles que acarrean la muerte a los hombres. Porque ahora los mortales envejecen entre miserias.

Y aquella mujer, levantando la tapa de un gran vaso que tenía en sus manos esparció sobre los hombres las miserias horribles. Únicamente la Esperanza quedó en el vaso, detenida en los bordes, y no echó a volar porque Pandora había vuelto a cerrar la tapa por orden de Zeus tempestuoso que amontona las nubes”.

Abre las gavetas de un mueble-consola, no un pithos o ánfora, o la “caja”, como Pandora. Y la historia de Louise Durrell da un giro, como la del mundo de los hombres cuando Pandora hizo algo parecido.

NOTA: ÁNFORA o CAJA: Ya es más o menos conocido (cf. Wikipedia) que la desgraciada caja de la joven no era una tal “caja”, πυξίς (pyxis), sino un ánfora o tinaja, πίθος (pithos), más lógico en la época de estos poemas. La confusión parece atribuible a Erasmo de Rotterdam, a una posible confusión con la historia de Eros y Psique. Desde entonces la expresión “caja de Pandora” se ha hecho habitual.




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