lunes, 6 de junio de 2022

AMORES Y TEMPESTADES (cont.) Henry Confesses His Love For Mary | Downton Abbey

Episodio 6. Temporada 6 6

Los Crawley deciden abrir al público durante unas horas Downtown Abbey como acto benéfico para recaudar fondos para el hospital.

 06/06/2022

    Como casi siempre de chiripa, andaba uno medio dormido en la sobremesa, y para cuando me medio espabilé, dejé puesta la uno, donde ponían desde hace un tiempo, Downtown Abbey, la clásica serie británica, ambientada en la alta sociedad inglesa de principios del siglo XX. Los diálogos, y todo, son muy británicos ellos, la flema, la discreción, el control de las emociones, es como una segunda piel. 

Un poco más allá de la mitad del capítulo, se produce la escena de la declaración de amor entre Lady Mary Crawley (Michelle Dockery), bella aristócrata, y Henry Talbot (Matthew Goode), joven apuesto pero sin el pedigrí social de la joven. El círculo de amigos mutuos acude a cenar a un restaurante elegantísimo.

Al terminar, parece haber un juego a ver quién acompaña a Lady Mary. Henry es quien con acierto consigue salir con ella a dar un paseo al anochecer, antes de volverse a casa.
    Así, juntos se les ve paseando bajo la noche por las empedradas calles empedradas de un Londres algo desangelado, iluminado por modestas farolas de una artificiosa luz. 
Hablan durante un rato, a Henry le gusta los coches, el marido de Lady Mary falleció en un accidente. Él la invita a unas carreras de coches próximamente. En eso, un chaparrón repentino (tan súbito que casi parece que arrojan un cubo de lluvia desde los laterales) los sorprende. En seguida correen entre risas a buscar refugio, 
y se guarecen rápidamente en la gruta-spelunca de Dido y Eneas, en una especie de pasadizo angosto y solitario, con entrada de bóveda, desde el que se ve la calle lluviosa.


En ese momento se miran, hay un instante en que se corta el aire, y Henry le da un beso apasionado.
Lady Mary, como es norma en el estilo de la serie, queda gratamente impresionada, pero en seguida verbaliza con sutileza lo que acaba de ocurrir. Es evidente, claro, que se siente atraída por el joven y se siente halagada, pero no responde con la misma pasión.

Como vemos, encontramos aquí una nueva variante del tema enamoramientos, tempestades y elipsis. Aquí es el inicio, el posible inicio de la relación, pues es claro que el asunto se va a demorar, no se sabe la respuesta de ella.

Por relacionarlo con el tema de “enamoramientos y tempestades”, podemos encontrar de nuevo este asunto temático con la escena entre Henry y Mary en este capítulo 6 de Downtown Abbey.

No hay elipsis los personajes, sobre todo ella, siguen hablando intentando que la pasión se racionalice y se calmen los sentimientos. Dejan para un siguiente encuentro el rumbo futuro que ha de tomar su posible relación.

- ¡Cielos, señor Talbot! ¿Esto es parte de su plan para convencerme? - pregunta retórica de ella después del apasionado beso. Talbot se sonríe ante la flemática salida de Mary.
- Mira, no tienes por qué venir -responde más tranquilo él-. Hay esposas de pilotos que no van …
- ¿Esposas?, exclama ella, sonriente ante el lapsus que acaba de tener Talbot.
Él se ríe al darse cuenta.
- ¡Jaja! Sólo quería decir que, hagamos lo que hagamos, no es parte de un plan.
- Pero -insiste ella halagada- ¿te gustaría que fuera a verte?
- Sí -responde Talbot-. Pero para estar cerca de ti.
- Henry - responde ella, ahora algo preocupada-, para serte sincera, esto va más deprisa de lo que imaginaba.
- Escucha… Sé que no soy lo que tú buscas… Pero eres la mujer de la que me estoy enamorando… -le confiesa sin poderlo evitar Henry- ¡Cielos! Lo he estropeado, ¿verdad?
- No -responde ella entre halagada y sutil-. Como argumento, resulta de lo más convincente.
- Gracias - responde algo resignado Henry.
Parece que el intenso momento ha cedido a una pausa. Juntos se giran y miran de nuevo a la calle. Mary con deseos de dejar el asunto por el momento, dice
- ¡No parece que vaya a dejar de llover!
- ¡No!
- ¿Echamos a correr?, propone divertida ella.
- Bueno, tú mandas.
Ella se sonríe, le gusta lo que le ha dicho, se cubre la cabeza con el tul y entre risas y carreras salen de aquel túnel y se meten en la calle que aún sigue barrida por el agua.

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