Recién acabado de leer esta que parece ser la última novela de John Le Carré, resulta que el Canarias acaba de ganar por segunda vez y tras un disputadísimo encuentro, la Copa de Europa, o como quiera que se llame, que ya no sé, de todas las que hay.
Pero, volviendo a Le Carré y el que parece fue su último libro, Un hombre decente, sigue en su línea de tramas tan sutiles y al tiempo enrevesadas que los hacen a uno quedarse inmersos en ellas, en espera que el autor lo saque , lo lleve y lo traiga por donde él quiera.
Como es habitual en sus otras novelas, los personajes princioales, el protagonista, son víctimas importentes de los manejods turbuios e interesadsos de los servicvcios de inteligencias, de grandes compañías farmacéúticas, etc. En este acaso ocurre lo mismo.
Sus novelas siempre tienen un cierto aire de tragedia clásica Sus personajes muchas veces están condicionados por su propia trayectoria vital, o por lo que se han convertido su trabjo secreto. Y están normalmente inermes anteesis poderes sureriores bajo los que viven o trabajan.
En general, este ambiente trágico también se refleja en los finales de muchas de ellas, donde el drama se consuma porque los protagonistas no pueden reencontrar la salvación, el camino a caso, y queda uno como al final de una tragedia clásica, con el héroe destrozado por siu vida y los acontecimientos.
Sin embargo, en otras (Single and Single, ...) la historia acaba de forma digamos positiva. Como en esta su última novela, al parecer escrita mientras sufría una enfermedad incurable.
Tiene Un hombre decente todos los elementos de sus novelas clásicas de espionaje. Ubicada en Inglaterra en el Servivio de Inteligencia, uno de sus múltiples subsecciones, encargada una de ellas de los asuntos rusos, la trama se desarrolla de forma aparentemente normal. De esa normalidad que luego implica multitud de detalles que se recompondrán en su momento y tendrán sentido.
De todas formas, en esta novela no va a alcanzar la tensión y sospechas y trama que en otras. El protagonisata, cierto Nat, asiste a su club regularmente y allí hace partidas de badmington en las que es un campeón de aficionados desde hace años. Esta felizmente casado con una abogada de derechos civiles, Prue, que es discretamente su compañera hasta lo absolutamente indispensable.
Como en todas sus historias, en todas ellas hay una historia de amor,. Precisamente una de las escenas emotivas de la novela es un diálogo en que su esposa le hace una declaración de amor bastante lograda, breve y emotiva.
Como decíamos, teniendo todos los entramados de sus habituales historias, sin embargo la novela va alcanzando su clímax hacia el final. Inesperadamente, la novela avanza hacia una trama que se dirige hacia un desenlace feliz. Los inocentes víctimas de los inhumanos servicios secretos, Bet, personaje un tanto igenuo él, aunque el autor lo utilice para reflejar el estado de opinión de buena parte de la ciudadnía occidental; y Francesca, prometedora investigadora la qyue le cortan su proyección por oscuras intrigas, se casan finalmemte y, según terminan la boda civil, escapan lejos de ese opresivo mundo del espionaje que les esperaba hacia una vida nueva.
Quien ha organizado esa rebelión interna contra su propio servicio de inteligencia, corrupto, cínico y cruel, Net, y su esposa Prue, se alejan también y escapan para siempre de ese mundo cerrado, tóxico e inhumano.
Parece que el autor quiso darle a su última novela un final abierto, optimista y feliz. Aunque ese ambiente de tragedia griega de sus novelas más clásicas, desolador e inapelable, haga que parezca inferior por eso mismo, sin embargo, por una vez todo resulta fácil y con final feliz. Quizás con este final quiso regalar a sus lectores una lectura más agradable y positiva.
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