miércoles, 16 de junio de 2021

FUEGO PERSA (cont.)

    A medida que se va acercando a los momentos más delicados y decisivos de las guerras Médicas, el ensayo , a mitad de camino entre la crónica periodística y la pura literatura, se va volviendo más interesante, verosímil y sorprendente.

    Al desconocer muchos de los datos que nos presenta Holland, que los presenta a suvez pero de forma recreada y novelada, parecen a los ojos del lector como insólitos, novedosos, sorprendentes, realmente desveladores.

Son casos y episodios como los siguientes:

- la veracidad de los acontecimientos, especialmente bélicos: el .... del hedor, los cadáveres, las tripas, cual un Homero relatando las batallas. Otro dato, el calor. Algunas batallas, las Termópilas, por ejemplo, ocurren en verano, en agosto. Holland llega a los detalles que el fuerte calor implica en los soldados, los hoplitas, el peso de las lanzas, ...;

- la batalla de Salamina y el juego de espionaje y contraespionaje entre los dos bandos, principalmente por la parte persa, que tenía constituido un enorme, eficaz y bien organizado sistema de espionaje

- que esto es otra de las realidades patentes y manifiestas, y tristes, los espías, los quintacolumnistas, en Grecia; 

- las fake news que, no se inventaron ahora, ya en la guerras Médicas, y de siempre, el uso de la difusión de falsos rumores por la evidente interés de causar errores, fugas,

- lo sobornos era también una práctica, y muy usual , de los persas

- los quintacolumnistas de las polis griega, especialmente, claro, de las élites, como los Alcmeónidas. En todo momento hay una presión y una intriga, y un juego interesado y a propósito, para hacerse con el favor de las élites ( se dice lo mismo, a lo que parece, de Demóstenes, el líder de la resistencia helena frente al déspota Filipo);

CON RELACIÓN A SALAMINA. 



- la increíble realidad de que incluso ante el temor y el terror que de la invasión persa, en Grecia, en Atenas y Esparta, no se pusieran de acuerdo.

- incluso en Atenas, el plan de Temístocles de crear una flota, de cualquier forma, con gente inexperta, chocó con la cortedad de vista, la envidia, etc., de los otros. Ni siquiera en aquellos momentos tan arriesgados, no hubo unión. Se le regatearon la cantidad de barcos, el número, de 200 que pedía  a 100 que finalmente se hicieron;

- la interpretación de las palabras del oráculo en vísperas de Salamina, la sabida "muralla de madera". Unos interpretan, y con insistencia, en defender los muros de estacas de la Acrópolis, otros, , como Temístocles y los de su bando, en el sentido de la flota naval;

el oráculo de Delfos

- al hilo de los oráculos, el otro, en vísperas de las Termópilas, "uno de los reyes morirá"... Pero, una cuestión, ¿cómo es que estos oráculos coincidían en parte con lo que luego ocurriría? Claro que, es cierto, estamos en el campo resbaladizo del mundo oracular, sus interese, los casos en que parecen acertar, y los innúmeros en que no, y que no se citan.

- la batalla y la confusión y los azares, los espías uy contraespías, el papel de Temístocles y su ayo Sicino, en la batalla de Salamina. El hecho,, como se recalca desde el principio, que estaba en juego no sólo de Grecia sino de Occidente y, más importante, de la cultura y la sociedad y los valores occidentales..., es decir, el hecho de que aún no se sepa bien y con claridad algunos aspectos, claves, bien es cierto, de lo que pasó ciertamente entonces. ¿Cómo los persas se introdujeron en aquella ratonera que, a todas luces, sabían que no era lo que les convenía? ¿Cómo empezó la batalla?

- otra cosa, y no es, ..., como se ve en 300, las ejecuciones de  almirantes por parte del rey persa. Evidentemente este no se iba a responsabilizar de la derrota, y por ello las ejecuciones

- Holland y otros con él llega a la conclusión de que la orden de atacar vino por parte del propio rey, al autor, y a otros, no le cabe otra deducción.

- es también muy gráfica como Jerjes planta su trono, como en una altura privilegiada, en lo altura de la montañita a la entrada del estrecho, para divisar con claridad, con mayor de la que tenía su flota, lo que sucedía en aquellas aguas.

PLATEA

- luego, la batalla de Platea, perfectamente narrada, donde la decisión y la formación de los guerreros espartanos salvó la bata lla y al mundo, también.

DESPUÉS DE PLATEA, VUELVEN LAS DISCORDIAS

- luego, como al poco de estas victorias, los griegos, atenienses y espartanos, volvieron a las mismas, a su pequeño mundo de envidias, celos, intereses, y tal vez instigados por los propios persas.

- cómo Temístocles, el héroe de Salamina, fue derrotado, no salió elegido en las siguientes elecciones en Atenas, increíble;

busto atribuido a Temístocles

- y cómo, al final de sus días, acabó en la corte persa, trabajando para  el imperio persa, en una clara simbolismo del mundo griego, su envidia institucionalizada, la enemistades de fuerzas, el papel de Persia siempre presente, lo de que nadie es profeta, el mecanismo del ostracismo, el temor de los atenienses al despotismo y la monarquía, que a saber de dónde venía, pies en Roma se ve más o menos claro

- como el otro héroe, en este caso espartano, el rey Pausanias, muere también, por inanición, en el templo de Esparta;

- la figura del que no luchó en las Termópilas, su vida en Esparta rechazado por todos, y luego el primero que se arroja en Platea contra las lanzas persas;

- la caballería persa

MARATÓN POR LAS TERMÓPILAS EN EL IMAGINARIO HELENO. PERICLES Y ATENAS.

- luego, las maniobras, al poco de terminar los enfrentamientos, cuando Pericles empieza a apuntar como nuevo líder, para desbancar del imaginario heleno la batalla de las Termópilas como la verdadera simbólica y testimonial batalla de las guerras, para sustituirla por Maratón.

túmulo de Maratón

- Pues, como dice Holland, las Termópilas , más que Salamina, Platea o Maratón, había quedado en el imaginario colectivo como la auténtico símbolo de la lucha y resistencia griega frente al invasor. Pero, claro, era una victoria espartana. Así pies, cuando Atenas empieza a atisbar como la nueva potencia emergente, reutiliza la memoria de las guerras, y en lugar de las Termópilas, elige y erige Maratón como la victoria emblemática, además de ateniense, de los enfrentamientos entre Asia y Europa.

las Termópilas

- Jerjes con su prepotencia, aunque en realidad era también, y más, la propaganda, con lo de Atos, su prepotencia calculada para intimidar a los griegos;

- luego, lo de Esquilo, la interpretación que hace, y es bastante verdad, evidentemente una obra de teatro, una dramatización para los propios griegos y atenienses, pero, claro, no para una visión global de lo que ocurrió desde el punto de vista global

- la reivindicación de Heródoto como la principal fuente de información, y veraz, además. De ahí que el relato de Holland tenga como referencia y como modelo al propio historiador griego. Y, como aquel, ha tratado de hacer una obra entretenida, amena, sorprendente (claro que para los expertos muchas de las informaciones no les llamaran la sorpresa), con que ha relatado estos episodios bélicos tan incluso vitales para la historia no de Grecia sino de todo Occidente.

- en verdad que ha hecho una excelente obra, tanto desde el punto de vista académico como divulgativo. La obra tiene rigor, detallismo sobre los dabtes y discusiones, las batallas, los personajes que intervienen, ... Excelentes los detalles verídicos reales de las guerras y las batallas, como el hedor, el calor, las ejecuciones sumarias de Jerjes..

- además, el papel no sólo simbólico sino fundamental, imbricado como relato fundamental el papel de la religión, de Ahura Mazda, sus relatos de Verdad y Mentira, y como, como ya había descubierto e inició con ello lo que toda los poderes al menos de occidente la vinculación entre poder y religión, cómo lo intrroduce en la obra con mucho fundamento.

- También es de mencionar la figura por encima de todos los avatares humanos, persas y helenos, el papel reivindicado de Némesis, como ya interpretara en clave religiosa todos estos sucesos el propio Heródoto.

ATENAS EN T. HOLLAND Y L. CANFORA.

En verdad que al terminar de leer el libro, como que uno ha visto de una visión de pájaro todas las vicisitudes y acontecimientos por los que pasaron esa minúscula nación de pequeñas polis en guerra entre ellas continuamente.

    Como diría Bowra en La Atenas de Pericles, hay al final un cierto sentido de orgullo , no sabe uno como llamarlo, si patrio, nacional o universal, por la forma en que enfrentaron este suceso bélico y cultural, situado en la encrucijada de la civilización, tal como la entendemos ahora.

L. Canfora
    En cambio, la obra de Canfora, con el mismo estilo didáctico, capaz de llegar a muchos lectores, tanto o más perspicaz que Holland, imbuido en su sapiencia y conocimiento hasta extremos inverosímiles de las fuentes originales, los textos, su transmisión e inextricables avatares habidos en ella, necesarios todo ello de expurgar de un manera tan fantástica como a veces aparentemente fantasiosa para desvelar algo inesperado, esto es, sin embargo Canfora, atrayéndonos casi de la misma manera, nos muestra el declive , la pena, el dolor de Atenas y Grecia en las décadas siguientes a esta magnífica victoria.

    Que, por otra parte, ya Holland y toda la historiografía de siempre ha revelado. Así en las últimas páginas , cuando sin saborear y aprovechar las rentas y experiencias que aquellas victorias sobre los medos había supuesto, los griegos, atenienses y espartanos, Atenas especialmente, vienen a querer sustituir el poderío y sometimiento que ejercían los persas ahora en favor suyo, en lo que se llamó la Liga Ático-Délica.

    Y, como ya en Tucídides, según afirma en sus primeras líneas, la lucha por la hegemonía entre las dos principales poleis acabó por desembocar en la ruinosa guerra civil. Que ellos consideraban la más importante de todas, pero que, en sentido estricto, abarcaba al mundo griego, aunque , clñro, también en sus expansiones mediterráneas y jónicas que eran ya muy amplias.

    Habrá que esperar a Filipo y Alejandro, a la sazón emboscados y preparándose para constituirse en el poder autocrático sobre la dividida Grecia, para que haya una unidad, aunque distinta de la que se podría haber esperado en el siglo V a.C.

    De todas formas, contrasta estas dos obras, la de Holland, henchido, con todas sus luces y sombras, de orgullo heleno, bien relatada pues comienza con la gestación del poderío y magnificencia del imperio persa en sus orígenes , con Ciro, y luego sus sucesores. Y como ante este imperio mundial, se alza una serie de polis minúsculas, enzarzadas en continuas disputas pero, y quizás por ello, con un sentido genuino de libertad, amén de su posición geográfica, en los extremos del imperio persa.

    Decíamos que contrasta muchísimo esa crónica épica, relatada una vez más, y con tintes heroicos y valerosos, actualizados a una lectura contemporánea, con la visión desmitificadora, centrada en el mundo griego del siglo IV a.C., con Macedonia ejerciendo casi el lugar de los persas, en ese triángulo de intereses tóxicos y dañinos entre Esparta, Atenas y Macedonia.

    La visión de los últimos años de la guerra del Peloponeso, a la que sigue la tiranía y luego el restablecimiento de una democracia con muchos peros, vindicativa, choca en gran parte, aunque no toda (en Holland vemos también las riñas extremas entre las facciones de Temístocles y Arístides, las presiones de los persas, las élites quintacolumnistas en la propia ciudad, ..., que luego también veremos, y con más enjundia, en Canfora), no toda, decíamos, que la que presenta Canfora.

 

 

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