Da la impresión, al final de leer esta novela policíaca, Morir por morir, de Alexandra Marinina (2001), que hemos asistido a un pequeño manual de conducta humana en vivo, una especie de comedia humana. Parece ser una de las novela más sensibleras de la autora, en alguna ocasión vemos a su protagonista Anastasia llorar, sollozar de alegría, de rabia, de impotencia, ser consolada por sus allegados, ..
Evidentemente , hay una trama policíaca y detectivesca, siempre pasada por el tamiz de la mente analítica y fría de la criminalista matemática. Aparece esta trama envuelta en un asunto que hoy ya parece no atrae la atención, el de la posible influencia patológica de las antenas de cualquier tipo, antes eran las de telefonía móvil, en la novela de un arma secreta, sobre la poblaciones en las que se instalan.
La trama de la novela llega a derivar en unas consecuencias papables en las conductas de los habitantes sobre los que se asienta la influencia de estas ondas, produciendo un aumento de agresividad verbal y física entre sus habitantes. E, incluso, hacia descreidos personajes que caerán en su proias redes al querer comprobar por sí mismo la realidad de estos supuestos hechos.
Quizás nos puede parecer estas consecuencias algo distópicas y poco verosímiles. Igual ocurre también con la defensa idealista de la labor de las fuerzas de seguridad en la sociedad que alega Anastasia, confesión inserta en unas convicciones firmes que manifiesta de forma patente la analista por vez primera, que uno recursde, ante un descreido colega de espionaje.
Dejando al margen el que esta influencia tuviera una incidencia tan directa y peversa en las conductas de los indivduos, por lo que decimos, quizás poco verosímiles (o qquizás no ), todo lo demás en torno a la novela tienen astante interés.
Es decir, la trama de personajes, la propia Anastasia, su sempiterno novio Lisosska, que tienen un papel muy desdibujado en esta ocasión, y que es sustituído, en los afanes más personales por el juez colega de trabajo y también por el Buñuelo, su superior inmediato, que son los personajes habituales de sus novelas.
Además, aparece el mundo cientifico, que es descrito con bastante critica, y delatando la posible decrépita situación de la ciencia en Rusia.
Pero aparecen entre estos académicos personalidades particulares, como aquel personaje misántropo a más no poder, en un grado ya aversivo, que sólo busca soledad y aislamiento, tal es la situación a la que ha llegado.
Como ocurre en este género, se trata de dar explicaciones de conductas antisociales, llamésmoslas así. La falta de comprensión, la ausencia de empatía, la violencia, ... son unas veces provocadas por las maléficas ondas, otras, aquí es donde la autora muestra sus habilidades para pintar una variedad de tipos y conductas humanos, asentandas en las primeras experiencias familiares y de la infancia.
Con este personaje, Vadim, Marinina dibuja un perfil bastante humano y que nos acerca al personaje, metido en la parte de fontaneria de los servicios especiales. Y, al mismo tiempo en busca de un lugar en el mundo, más exactamente, de una redención a una vida personal solitaria y falsa. Curiosamente, padece de un síndrome tipicaficado medicamente, una especie de impotencia afectiva, que le impide tener relaciones personales satisfactorias con las mujeres. Convencido está de que son una tipo especial de mujeres con unas reglas tambien especiales que, además, las infringen cuando les apetece, sus relaciones han terminado por convertirse en una fracaso. Para cuando parece que por una vez ha encontrado algo en su vida, no sabemos por qué, pero una sombra se cierne sombre la mente del lector.
También aquella científica , también perdida en su soledad, aunque de otra manera, y enfrascada en una aventura amorosa en la que se autoengaña y queda entrampada.
Como se ve, hay varios tipos de soledad que van apareciendo en varios personajes de al novela, con los que contrasta las relaciones amistosas y hasta entrañables que mantien Anastasia con sus allegado y su superior, con su eternos aspirante a esposo. o, también, de la historia amorosa que nace entre otro de sus compañeros policiales, Misha, y una atractiva y sensual testigo del caso.
Otra cosa novedosa y que mantiene la intriga hasta el final es que oimos la voz, narrada en primera persona, del principal responsable de todo, el crebro gris de la trama, pero no sabemos quién puede ser hasta los últimos tramos
Como buena novela de intriga, y quizás también recordándonos a thriller policiales con trucos y giros sorprendentes en la trama (El silencio de los corderos, ...), la novela nos va proporcionando varios de ellos a lo largo de su lectura, lo que la hace más entretenida y amena. Y, como decíamos, en algíun momento recurre al género emotivo introduciendo algunas minihistoriaspersonales dentro de ella que la hacen más conmovible que las novelas habituales del género.
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