sábado, 22 de febrero de 2020

¿MUJERES O DIOSAS? CLÁSICAS TERTULIAS EN LA LAGUNA DE NUEVO

       Comienza este año, un poco tarde, si uno lo enfoca desde lo que es el curso académico, las Clásicas Tertulias en su séptima edición. Ya la presentadora en esta ocasión del acto se encargó de recordarnos el paso del tiempo y el cierto vínculo creado entre ponentes y público en estos cuantos años ya de tiempo.

       Aunque en esta ocasión, de público andábamos algo esasos. Yo mismo no sabía si iba a llegar, repochado como andaba un viernes pre semana de Carnavales holgando a mis anchas impunemente por los sofás de la casa.

   - F., ¿Vas a ir hoy a la charla? vi que me llegaba un whatsapp a media tarde.
   - Pss, no sé, si logro incorporarme del sofá, tal vez, respondí con cierta desconfianza en lo que iba a hacer.

       El caso es que, no sé ni cómo, allí estaba, en el convento de Santo Domingo, a eso de las ocho y media.
   - ¿Empezamos ya? Dijo el ponente, ¿o dejamos unos minutos de cortesía, tres o cinco, a ver si viene alguien más? ¿Están pendientes de algún conocido que fuera a venir? repitió con cierta esperanza descreída.
       Porque, como decía, éramos pocos, bien pocos. Quizás que hoy comenzaba la primera noche de carnaval, quizá el personal que aprovechaba las vacaciones para perderse, lo cierto era que allí estábamos en capilla..., nunca mejor dicho tratándose de un santo convento.
       No pasó en balde la reflexión primera que hizo Francisco Santana el ponente al arrancar su charla, después de las habituales presentaciones, la exposición de su excelente currículo y algún detalle característico del conferenciante, su feliz sentido del humor, pues no en vano formó entre otros el dúo Piedra Pómez, de gratísimo recuerdo entre nuestras vivencias televisivas.
    - La próxima vez, tráiganse un amigo o amiga, ya ven lo escasos que estamos. Y hoy, precisamente, que me comentaba un colega la desaparición del itinerario de Humanidades en un IES de Tenerife, con el consabido motivo de que no hay alumnos, no se puede sacar la optativa, por lo tanto se pierde, y así uno tras otro. ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que un político se interese de verdad por la educación? acabó concluyendo Santana.

Y, bueno, a lo que vamos, la charla de esta noche, cuyo título es ¿Mujeres o diosas?  Desde el comienzo empezó a hacer gala de su consabido humor y su divertida afición a los juegos de palabras irónicos y agudos, con los que nos regaló y salpicó toda su jugosa charla, que no por menos conocida, dejó de agradar al respetable, amén de sacar de vez en cuando algún que otro dato para nosotros novedoso, igual para la mayoría no.

Alguno juegos de palabras que amenizaron la charla.

- ¡Bien!, empezó diciendo, el título de la charla de esta noche es ¿Mujeres o diosas?, ¡eh! no confundir con mujeres odiosas, no vayamos a tener un problemas nada más empezar. El título, bien separado, es mujeres o diosas, en el sentido de que , (y como concluyó la charla citando a Protágoras al final, el hombre es la medida de todas las cosas), las diosas en cierto modo son reflejo de las mujeres reales, verdaderas, de la antigua Grecia, tanto en su vida material como en sus anhelos y deseos normalmente nunca realizados.
- la zoofilia de Zeus no tiene parangón con nada, a lo más, la paloma que aparecen en la religión católica junto a la dueña, pero que no hay nada más, ni se relatan detalles como si le gustaban a los antiguos
- los Cíclopes le dan a Hades el caso de la invisibilidad, no confundir con el de la imbecibilidad.
- Bueno, Afrodita tenía sus templos dedicados al amor, y es cierto que en muchos de ellos se honraba a la diosa de esa manera. Ahora, en nuestra cultura, D. es amor, dicen, y aquí estamos pasándolas canutas, ¡jeje!
- mi próxima charla será sobre los griegos analfabetos, es decir, los griegos micénicos
- Otra será sobre Heracles, personaje pluriempleado, ¡estaba en no se sabe cuántos trabajos!

LA LISTA DE HISTORIA AMOROSAS DE LAS DIOSAS: 
La lista de historia amorosas en las que participan las diosas no son ni mucho menos comparables a las de sus colegas divinos varones, pero reunidas y seleccionadas tal como las contó F. Santana, ofrecen un muestrario extraordinariamente diverso, amenos, rico en manifestaciones, y ofrece un punto en el que confluyen arte, cultura, religión, sociedad, la igualdad de los sexos, amén de mostrarnos unas historias para nosotros llenas de encanto y sorpresa, más si cabe aún en el mundo superhipercomunicado que tenemos, donde la sorpresa y la admiración ha dejado ya casi de serla de tan presente que la tenemos a cada minuto de nuestro hiperconectado mundo.

       Las historias fueron las siguiente:
- Ifis y Yante, en primer lugar;
- Calisto, la bellísima, la hermosísima, en estos dos casos, comentó, lo curioso que es las relaciones homoeróticas en el inicio sexual de los jóvenes.
- Afrodita, la diosa por excelencia, regalo (dite, de didomi) de la espuma (afro), según Hesíodo, o hija de Zeus y Dione, en a versión de Homero. Paradójicamente, va a ser la esposa de Hefesto, el más feo del Olimpo. No se sabe muy bien si fue en compensación del maltrato del dios herrero por su madre, Hera, que lo arroja, ella o quién fuera, tampoco se llega a aclarar bien, del Olimpo. También, al hilo, los dos Eros, el Eros primigenio de Hesíodo y la cosmogonía inicial, y el otro Eros, el Cupido, de las alitas y las flechas, hijo de los amores entre la diosa y su amante Ares.
- Atenea, la diosa parthenos, virgen, también tuvo su truculenta historia amorosa. Llamativo es que no quisiera relaciones carnales, pero sí ser admirada por los hombres. Su hijo, entre comillas, concebido del semen del calentón que le da Hefesto cuando la diosa lo visita en su fragua para que le hagan una armadura nueva, será un ser híbrido, de cuerpo serpentino, inventor, por necesidad, de la rueda, llamado Erictonio, del que cuidará siempre la diosa.
De Atenea, claro, se nos habla antes de Metis, su madre. Huyendo de Zeus, adoptando múltiples transformaciones para evitarlo, finalmente cae en su trampa, ¿a qué no eres capaz de convertirte en mosca? Lo hizo y entonces el divino se la tragó. No se especifica, dice entre sonrisas el ponente, si la unión carnal fue antes o de después de que su prima tuviera su mosquífera metamorfosis.
- Otro episodio amoroso, o las actividades amorosas de la siguiente diosa son las de Ártemis-Diana, ojo, este último nombre también de raíz griega, emparentado con Zeus Dione, significando la brillante, la luminosa, de su raíz. Entre otras cosas, es una diosa vengativa frente a su intimidad, y sus iras las sufren Gigantes, Acteón, los hijos de Níobe. Aunque casi siempre figura como una potnia theron.
- Hera, la legítima indignada. Vinculada con la vaca, epíteto boopis, de mirada de vaca. ¿Tiene alguna relación con Hathor, la madre-vaca egipcia?, dijo alguien del público al final.  Sí, desde luego. Está además la anécdota de Cicerón, cuando llama a Clodia-Lesbia boopis, de mirada de vaca, por sus sabidas relaciones incestuosas con su hermano Clodio Pulcher.
Y, al hilo de la vaca, la o las cabras, su presencia continua en la mitología, su vinculación con la vida material de las islas, ¡ojo!, de las islas, no tanto con el continente, más que con la vaca, animal más difícil de abastecer y cuidar. Y como ocurre también aquí con nuestras islas, Puerto Cabras, Capraria, ..
Curioso que siendo Hera la esposa legítima, sin embargo, no tiene los vínculos maternales, más bien al contrario, recuérdese la persecución y el odio a Heracles, su “gloria” (más bien parece la madrasta de los cuentos infantiles).
- Como si lo tiene ese instinto Deméter, quien busca desesperada a su perdida hija Kore, la muchacha. Parece ser que era la más bella, la más hermosa de las diosas, por lo que su madre siempre procuraba mantenerla oculta para no despertar las apetencias eróticas de sus hermanos y colegas divinos. Casi como el episodio de Blancanieves y otros relatos, es curioso. Para pasar desapercibida, hacía que sus pisadas fueran tan leves y suaves que pasaran inadvertidas por todos, excepto por Hades, quien con la ayuda de la flor del jacinto, la delató y permitió que el dios del inframundo subiera de su morada, agrietara la tierra que ella pisaba y la raptara, llevándosela a sus moradas subterráneas.

       Un repaso, por lo tanto, humanístico, artístico, cultural, religioso y un largo etcétera de realidades vinculadas entre sí, a partir del hilo que proporcionaba la vida amorosa, también interesante, de las diosas del panteón olímpico con la que nos regalo esa tarde el ponente A. Santana

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